DOCUMENTO 3

Fuente: Archivo Fal Conde, Universidad de Navarra



Carta del Conde de Rodezno a Fal Conde, de 16 de Abril de 1937

[Escrito aparte, en la parte superior de la primera cara]: Llevada a San Juan de Luz el 28 de Abril y recogida allí por Tirso, que me la entrega en Lisboa el 1 de Mayo.




16 – Abril – 1937


Excmo. Sr. Don Manuel Fal Conde.

Mi querido amigo:

Desde que el 12 del pasado mes de Marzo visité al Generalísimo Franco, en unión de los compañeros de Junta Nacional, para hacer entrega de la carta que S. A. R. remitió [1], y desde que, coincidiendo con esto, manifesté a Don Javier mi propósito de retirarme de actuaciones que, dentro del marco de aquella Junta, juzgaba ineficaces, he pasado un mes en mi casa –y suya– de Cáceres. Hallándome en ella, me transmitió el Gobernador Civil de aquella provincia aviso del Jefe del Estado, para que concurriera a su despacho el pasado Lunes, a las cinco de la tarde. Al personarme en Salamanca, encontré que habían sido igualmente citados los Sres. Berasáin, Ulibarri y Florida, con los que asistí a la audiencia.

Como inmediatamente de celebraba, creíme obligado llamar al Sr. Valiente y darle cuenta de todo lo notificado, me creí relevado de la necesidad de la referencia, ya que me consta que Valiente le ha informado ampliamente. Sólo quiero decirle que de sus propósitos nos habló a título de notificación cortés, incluso amistosa y cariñosa, pero sin que en un solo momento apareciese como consulta, ni como a representantes de la Comunión.

Pero sí juzgo deber comunicarle que de aquellos propósitos hemos informado esta mañana a las entidades y personalidades más representativas de Navarra, en reunión celebrada en el Círculo. La honradez y buen sentido político de estas gentes se ha manifestado en una exacta y clara apreciación de las realidades, con todas las esperanzadas suposiciones de logro de incorporación de nuestros principios fundamentales, pero también con la quiebra sentimental que el designio no puede menos de infringir.

Pero unánimemente se ha estimado que la ruta definitiva a seguir no puede marcarla más que nuestro Supremo Jerarca. Sólo la interpretación que él dé, y el rumbo que señale, tendrá la garantía suficiente para acallar escrúpulos y descargar responsabilidades. Es la fuerza virtual, inigualada, del principio monárquico.

Lo único que me permito opinar es sobre la conveniencia de tener formado criterio y anticipado propósito –dentro de las hipótesis que sobre el intento cabe establecer– a fin de que los posibles acontecimientos no cojan, a los que sobre ellos tengan que decidir, en trance de comenzar a discernir y como a disentir después de producidos. A S. A. una comisión de aquí le visitará.

Y sea lo que Dios quiera. Bien me hago cargo de los sufrimientos morales y de la quiebra espiritual por que V. atraviesa. La diversidad de nuestros temperamentos, mayor, sin duda, que la de visión política, no excluye para mí, y seguro estoy de que para V. tampoco, la cordial compenetración en todo lo fundamental y, ni qué decir tiene, en los afectos. También yo estoy amargado. ¿Quién no sale dolorido de tanto circular por la vida?

Pero para V. y para mí no deja de haber consuelos tradicionalistas. ¿Qué tiene esto que, aun sin Rey, con el jefe sancionado y desterrado, y con hermanas pasiones encerradas, sigue rodando con gloria y se considera, llegado este momento, como entraña nacional? Pues tiene algo a lo que hemos contribuido cada cual en la proporción que sea, y que bien compensa los jirones sentimentales y materiales que hayamos podido dejar entre las zarzas del camino.

Fuerte abrazo de su amigo.

Rodezno.



[1] En realidad, la visita al General Franco de la Junta Nacional de Guerra de la Comunión Tradicionalista tuvo lugar el 10 de Marzo. En ella se le hizo entrega al General de una carta de Don Javier protestando por las medidas tomadas contra Fal Conde con ocasión de la creación de la Real Academia Militar de Requetés. Véase aquí para más información.