Sr Martin Ant:
En primer lugar la Doctrina social de la Iglesia ni es dogma de fe ni está tocada de la prerrogativa de infalibilidad papal, así que no viene a cuento urgir su cumplimiento bajo anatema como continuamente Vd parece dar a entender.

Pero ya que Vd parece fundamentar su odio al régimen franquista no tanto en los resultados sociales sino en un supuesto ataque a la religión católica y por razones católicas, debería darnos en buena lógica, las respuestas de aquellas autoridades religiosas (Papa y obispos españoles) a ese supuesto incumplimiento: ¿le excomulgaron? ¿criticaron a Franco, en público o en privado, en bloque o individualmente?
Pues si no es así, una de dos: o guárdese sus críticas "religiosas" al régimen de Franco o ponga a caer de un burro con mucho mayor motivo a los obispos españoles y a Pío XII y Juan XXIII, cómplices del franquismo contra la doctrina social de la Iglesia. (Claro, pero eso es inimaginable, porque no va a haber un tradicionalismo anti-Papal ni anti-episcopal; éstos tienen licencia para todo, así que, cobardemente, mejor echarle la culpa al muerto).

Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
brillantes plumas de Rafael Gambra, Eugenio Vegas Latapie, Germán Álvarez de Sotomayor, Marcel de Corte, Gustave Thibon, Gil de Mora, Vallet de Goytisolo y un largo etcétera defendían en las décadas de los ´60 y `70 en la revista católico-tradicional Verbo cuando criticaban, conforme a la doctrina social de la Iglesia, las medidas destructivas de la comunidad política española y del bien común

Pues que hubieran ido con el cuento a los obispos, o que hubieran puesto sus "brillantes plumas" en el recurso correspondiente contra Franco ante el Nuncio Papal.
Pero para los años 60 y 70, la doctrina social de los obispos en España estaba a años luz de aquellos postulados tradicionalistas.
Vd sabe de sobra que entonces el primer obstáculo para aquella pre-conciliar doctrina social de la Iglesia no era Franco sino los propios obispos españoles, imbuidos de progresismo hasta la médula, pero eso Vd nunca lo va a reconocer, le es mejor lamentarse con un muerto que atacar a culpables vivos: "A moro muerto, gran lanzada".