Revista FUERZA NUEVA, nº 472, 24-Ene-1976
El Sáhara como síntoma
… Hemos visto más atrás como nuestro glorioso Ejército, obediente a las órdenes emanadas de Madrid, ha abandonado el que fue Sáhara español durante quinientos años. Nuestras tropas se hubieran marchado tranquilamente sin dolor, aunque con la inevitable tristeza, si ese territorio nacional se hubiera cedido a los indígenas, a los saharauis. El mundo respira otros climas que antaño y las Naciones Unidas y las grandes potencias espolean las independencias y descolonizaciones que no son sino nuevas esclavitudes y colonialismos más onerosos y terribles que los antiguos. No se puede ir contra corriente.
Pero el drama de nuestro Ejército, que es el drama de España, ha sido el hecho de desprenderse de un país africano, confiado a nuestra custodia y gobierno, para dárselo a gentes extrañas, a un rey que se ha manifestado enemigo nuestro, creándonos problemas, entre los cuales el último de la “marcha verde” fue un “casus belli” con el agravante de utilización de rehenes (elemento civil, incluidas mujeres) para la extorsión. Es decir, ha sido una claudicación.
Lo ha denunciado valientemente un ilustre general (bajo el seudónimo de Jerjes), haciendo historia de los hechos y señalando respecto al viaje de Antonio Carro a Agadir: “Se envía a otro ministro que, más que negociación, lo que hace es enterrar, claudicando ante Marruecos, la dignidad de España”. Para concluir: “La historia juzgará a este ministro, como la conciencia, el sentimiento de la dignidad y el honor de las Fuerzas Armadas españolas han juzgado esta claudicación, ya que lo que se ha pisoteado no es el honor del Ejército o de las Fuerzas Armadas, SINO EL DE ESPAÑA”.
Exacto. Pero, ¿por qué no se trata de enmendar ese desaguisado? ¿Por qué se ha seguido adelante por el nuevo Gobierno? Resulta inexplicable. Como deja perplejo esa queja, el pasado 15 de enero, del secretario general del Gobierno del Sáhara, coronel Rodríguez de Viguri, que ha resumido su indignación: “Estoy harto. Estamos hartos.” Luego de explicar que él y ochocientos compatriotas siguen allí prácticamente abandonados, pues no reciben ni correo… los vuelos de los aviones se hacen anormalmente y los últimos periódicos que recibieron son del día 2.
Cuesta trabajo creer esta dejadez. Difícilmente podrá encontrarse en nuestra historia un despego tal por un territorio que ha sido español y por unos hombres que allí nos representan todavía. Ya hubo un precedente similar en Cuba, cuando suscitó del coronel yanqui Roosevelt este comentario: “Los españoles son un pueblo de leones gobernado por unos políticos conejos”. Pero nuestros políticos de ahora no son los de entonces, se había superado aquel concepto político liberal y demócrata que tanto mal causó a España. ¿Qué ocurre entonces?
Porque como síntoma político, lo del Sáhara es sencillamente aterrador.
EL DIRECTOR
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