HISTORIA DE LA REBELION POPULAR DE 1814 - Jose javier leon maracaibo venezuela
Cuando Bolívar ofreció Nicaragua a Inglaterra - El Nuevo Diario - Managua, Nicaragua
A cambio de fusiles, dinero y “hacer permanente el imperio”
Cuando Bolívar ofreció Nicaragua a Inglaterra
* Famosa carta de Jamaica del Libertador cobra actualidad con la visita y discursos del mayor representante de la República Bolivariana de Venezuela
* Aldo Díaz Lacayo, que reproduce la carta en una de sus obras, explica que la patria de Bolívar era América, y que el ofrecimiento de Panamá y Nicaragua al imperio inglés no empaña
Edwin Sánchez | esanchez@elnuevodiario.com.ni
Ahora que el nombre del Libertador Simón Bolívar empieza a sonar su música con más vehemencia, una carta suscrita por él desde Jamaica el 15 de mayo de 1815, seis años antes de la Independencia de Centroamérica y a 23 de la separación de la provincia de Nicaragua de la Federación, podría ser una desafinada nota: de su puño y letra revela sus intenciones de entregar nuestro territorio nada menos que a Inglaterra.
La idea que también podría llamarse “bolivariana” era que semejante potencia hiciera el soñado Canal por nuestro territorio a cambio de armas y hombres para su proyecto.
La Carta
En el prólogo del libro “El Congreso Anfictiónico, Visión Bolivariana de la América anteriormente Española. Panamá 22 de junio-15 de julio de 1826”, de Aldo Díaz Lacayo, el ex canciller Alejandro Montiel Argüello hace un señalamiento del texto encontrado por el autor, que con esa obra obtuvo el “Premio Nacional de Historia Tomás Ayón 2001”.
Si la Carta de Jamaica dice: “Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”, también la misiva, subraya el prologuista “insinúa la posibilidad de entregar las provincias de Panamá y Nicaragua a Inglaterra. A cambio Inglaterra daría armamentos militares, dinero y voluntarios que quisieran seguir las banderas americanas”.
Díaz Lacayo escribe: “Más aún, conforme a la visión global del Libertador acerca de la América anteriormente española, y también de acuerdo con su política de capitalizar las contradicciones de Inglaterra con las otras potencias europeas, incluyendo España --y posteriormente con los Estados Unidos…, tan tempranamente como el 15 de mayo de 1815, desde Jamaica y a través de Maxwell Hislop, ofreció al Reino Unido entregar al Gobierno británico tanto Tierra firme como Nicaragua a cambio de su apoyo a la revolución independentista, todavía cruentamente enfrentada con España”.
El texto que cita Díaz Lacayo de Bolívar a Hislop, señala en una de sus partes: “(…) El comercio británico ha perdido en Venezuela siete millones de pesos anuales, a que montaban sus producciones en los tiempos más calamitosos. Ahora parece que va a ser privada la Inglaterra del comercio de la Nueva Granada (Colombia-Sudamérica), que ella ha hecho exclusivamente, y cuya exportación es en oro y en sumas muy considerables (…) pero la pérdida incalculable que va a hacer la Gran Bretaña consiste en todo el continente meridional de la América, que, protegido por sus armas y comercio, extraería de su seno, en el corto espacio de diez años, más metales preciosos que los que circulan en el universo. Los montes de la Nueva Granada son de oro y de plata (…).
“Ventajas tan excesivas pueden ser obtenidas por los más débiles medios: 20 ó 30 mil fusiles; un millón de libras esterlinas; 15 ó 20 buques de guerra; municiones, algunos agentes y los voluntarios militares que quieran seguir las banderas americanas; he aquí cuanto se necesita para dar la libertad a la mitad del mundo y poner al universo en equilibrio.
“La Costa-Firme se salvaría con seis u ocho mil fusiles, municiones correspondientes, 500 mil duros para pagar los primeros meses de la campaña. Con estos socorros pone a descubierto el resto de la América del Sur y al mismo tiempo se puede entregar al gobierno británico las provincias de Panamá y Nicaragua, para que forme de estos países, el centro del comercio del universo por medio de la apertura de canales, que, rompiendo los diques de una y otra mar, acerquen las distancias más remotas y hagan permanente el imperio de Inglaterra sobre el comercio”.¿Realismo político bolivariano?
En un comentario de Jorge Orlando Melo al libro de Bolívar y la revolución
de Germán Arciniegas, Editorial Planeta, Bogotá, 1984, hace referencia precisamente a este capítulo poco conocido del prócer:
“En general, la discusión sobre la posición de Bolívar hacia Inglaterra y hacia la monarquía o sus sugerencias de que Inglaterra se apropie de Panamá y Nicaragua, está marcada por una ausencia total de análisis del contexto histórico y por una falta de atención al momento concreto de cada formulación: los textos de 1815 a 1829 se presentan agrupados en forma atemporal, sin mostrar sus relaciones con las situaciones de momento y sin ver en qué medida podían responder a consideraciones de realismo político. Sólo se ve en los textos de Bolívar la admiración por Inglaterra, por sus instituciones aristocratizantes, pero no lo que podía justificar en 1825 ó 1826 buscar en ese país un dique a las posibilidades de reconquista española.
“Sin embargo, Arciniegas acaba reflejando, con signo inverso, la posición que critica. Es cierto que Bolívar tuvo una permanente actitud en favor de Inglaterra, y que los riesgos de anarquía, de caudillismo y de ascenso de la “pardocracia” tienen que ver con sus planes para lograr el protectorado de Inglaterra.
“Pero cuando un texto de Bolívar dice que “Inglaterra debería tomar necesariamente en sus manos el hilo de la balanza” en una liga americana de naciones independientes, se pasa a preguntar: “¿Cómo pudo Bolívar colocar de fondo al Congreso de Panamá la entrega de la Gran Colombia a Inglaterra?”, o cuando con base en algunos textos de Bolívar favorables al protectorado inglés y en los que sugiere colocar a Colombia bajo “los auspicios de una nación liberal que nos preste su conducción”, se concluye que a Bolívar “sólo le ilusiona la posibilidad de entregar a Inglaterra el gobierno de Colombia”, se están forzando los textos y el desborde retórico hace que el problema, en vez de aclararse, se confunda
“No empaña la gloria de Bolívar”
Indagamos con el propio Díaz Lacayo sobre su interpretación de este ofrecimiento sorprendente, proviniendo de un americanista como lo fue Bolívar. “Yo explico la razón y es muy sencilla: para Bolívar América era América, no era Colombia. Entonces, el apoyo inglés a la revolución de independencia era vital, había una contradicción, primero en relación con España y luego con EU, en cuanto a libertad de comercio, porque era controlado por España primero.
“Lo que hace Bolívar es proponerle a Inglaterra, la entrega de la Costa Caribe de Nicaragua, no sólo con propósitos comerciales, sino de cara al control del Mar Caribe. Se lo propone el canje, el control de la costa mosquitia a cambio de una cantidad de armas y apoyo logístico para la revolución o independencia, no porque quisiera entregar Centroamérica”.
Es una especie de acuerdo, de que se hicieran cargo del aspecto más bien comercial y yo diría del control del Mar Caribe.
No se debe olvidar que Inglaterra en el marco de la Santa Alianza, siempre tuvo contradicciones con miembros de esa Alianza (Austria, Prusia, Rusia). Esas contradicciones eran aprovechadas por Bolívar.
Éstos apoyan a España para que no perdiera sus posiciones en América.
¿No cree que empañe la figura y dimensión de Bolívar entregar Nicaragua?
No empaña, no incide, porque la Venezuela actual en particular y América del Sur en general no tiene interés geopolítico en Centroamérica, pero sí lo tenía Inglaterra. Ni la situación actual de América del Sur ni Venezuela considera a Centroamérica como distinta de América Latina. Para el sur, la inserción de Centroamérica en la unidad geopolítica es vital.
Tenés que olvidarte de un sentimiento de soberanía local. Para Bolívar “mi patria es América”. No hacía distinciones de países, pero sabía que la crisis que se iba a plantear era la crisis de las fronteras, por eso inventa el principio del uti possidetis juris de 1810, para comprometer a cada nación a asumir como frontera lo que era delimitado en 1810. No se le escapa eso, pero decía: “Mi patria es América”, e hizo lo posible para hacer de América una sola región.
(Uti possidetis juris del latín “como poseías de acuerdo al derecho, poseerás”).¿No le resta gloria al prócer?
No le resta gloria para nada, al contrario, era parte de la visión global que tenía Bolívar en ese contexto y hay que analizarlo.
Este episodio nunca se conoció. Fui el primero en divulgarlo en Nicaragua.
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS: LA CONJURA DE SIBONEY
LA CONJURA DE SIBONEY
LA CONSPIRACIÓN MASÓNICA DE LOS INSURGENTES CUBANOS CONTRA ESPAÑA
Ambientada en el período de la Guerra Grande de Cuba (1868-1878), La conjura de Siboney narra las peripecias del teniente Castillo, destinado a aquella isla caribeña en 1874 para ponerse al frente de una sección de la Guardia Civil en Puerto Príncipe (hoy Camagüey). Con el telón de fondo de las intervenciones armadas en que toma parte contra las partidas de mambises y bandoleros, ante el lector se va presentando, con vivo realismo y un extraordinario manejo de la documentación, el ambiente que el joven oficial se encuentra a su llegada a Cuba, agotada por una larga guerra: las ciudades con decadente sabor colonial, la variopinta población, los combates en la manigua o la situación de un ejército aquejado de mil carencias y acosado por las enfermedades tropicales.
Más tarde, el protagonista es ascendido a capitán. Gracias al prestigio granjeado durante la campaña, es enviado en comisión de servicio a Sancti Spíritus al mando de un pequeño equipo de colaboradores. Allí investigarán una extraña trama que ha provocado el asesinato de varios hacendados cubanos que estaban dispuestos a terminar con el esclavismo concediendo la libertad a sus trabajadores negros. Las sociedades secretas de los ñáñigos, las logias masónicas que comenzaban a proliferar y los propios grupos insurgentes pasarán a estar en el punto de mira de los investigadores.
El lector de encontrará ahora frente al ambiente de opulencia todavía existente en las grandes haciendas del Valle de los Ingenios y el contraste con la dura vida que arrastran los esclavos de los bateyes; los contactos de los rebeldes en el exilio de Cayo Hueso y las remesas clandestinas de armas o las labores de espionaje en Nueva York. Pero también las controversias políticas de la época, en cierto modo reflejo de las de la Península, y la hipocresía de una sociedad en la que hay mucho de doble moral. Al margen de sus compañeros de armas, pocas personas se harán dignas de la confianza del capitán Castillo y sus hombres, que se enfrentan a una hermética organización, aunque más próxima a ellos de lo que imaginan. Sobre ella planeará la sombra de la trama cubana que participó en el asesinato del general Prim y que no descansará hasta cometer un nuevo magnicidio. Esto hará que al final se precipiten los acontecimientos, dando lugar a un desenlace tan trepidante como inesperado.
El autor de esta novela, D. Eduardo Martínez Viqueira, tiene sobrados méritos militares, así como diversas publicaciones, entre las que destaca otro libro en su haber: Recuerdos de Irak.
Título: LA CONJURA DE SIBONEY
Autor: Eduardo Martínez Viqueira
Editorial: De Librum Tremens Editores. Madrid, 2010. 483 págs.
ISBN: 978-84-15074-06-9
Información extraída del blog: LA CAZOLETA DEL ARCABUZ
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