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Tema: Hay “otro” bicentenario

  1. #221
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    martes, 24 de enero de 2012

    BOLÍVAR AMABA A LOS INGLESES










    Amigos invisibles. En verdad que las facetas de la vida de Simón Bolívar son inauditas, por acomodaticias. Ahora es cuando y debido al estudio pormenorizado que se hace, han salido a relucir tantas características de la vida del Libertador que permiten con tranquilidad estudiar sin tapujos la variación permanente de su vida, aunque por esos mismos canales se puede entender su personalidad dual, o sea lo que había detrás y el verdadero pensamiento de este adalid latinoamericano. De un principio debemos asentar que las familias Bolívar y Palacios, de las que desciende Don Simón, eran mantuanas, oligarcas, es decir ricas en poderío económico y social, del grupo escogido entre los que forman parte privilegiada del gobierno colonial, ya sea en forma directa o tras bambalinas, de donde siempre se mantenía como la nata sobre la leche en el poder, de aquí que la educación y el porvenir de Simón Bolívar a pesar de su terquedad, que la tuvo desde un principio, siempre miró en este ejercicio superior, hasta que ya fue hombre. Pero como la fiesta no estaba para bailar joropos ni la masa para bollos, después de los acontecimientos ocurridos en España por la invasión francesa de su territorio y el apresamiento de los monarcas Carlos IV y Fernando VII, el alerta naranja, expresada en términos actuales, vino a posarse sobre estas extensas regiones para defender los derechos conculcados tanto en la Península como en las Indias, y de allí que ojo avizor cada uno trató de buscar un refugio espiritual y de protección según su conveniencia.

















    Y como el problema era entre potencias europeas pero con proyección hacia América, bien pronto se dieron cuenta los mantuanos conservadores del estatus y otros dirigentes de Venezuela que como con Francia no podía existir algún arreglo, porque privaba en ella el espíritu de la guillotina que le cortara la cabeza al borbón Luis XVI y a su esposa María Antonieta de Austria, queriendo imponer otra república para destruir la monarquía y acabar con la decadente Corte de Madrid, el peligro era tan grande que a pesar del entreguismo en las fauces del león inglés prefirieron pactar con este enemigo potencial, que ya tenía por dos siglos colonias en América. Por esta circunstancia a los revoltosos de Caracas que el 19 de abril de 1810 con la tramoya de la defensa de los derechos de Fernando VII dan el primer golpe de estado en Venezuela y destituyen al Gobernador Vicente Emparan, haciéndole preso y pronto expulsándolo del país, una vez puestos en el ejercicio del poder ilegítimo deben pensar seriamente en acercarse a Londres en busca de protección y ayuda, porque sabían lo que les esperaba. Y es aquí precisamente cuando aparece la figura no tanto conocida en esos predios rebeldes de Simón Bolívar. En efecto, si bien este caraqueño conocía en síntesis lo que estaba pasando, sin embargo su posición era un tanto neutra porque no creía que con eliminar a los españoles del mando colonial y entregar el nuevo poder a un grupo heterogéneo ávido de provechos y de asumir posiciones en ascenso, se iba a remediar la difícil situación atravesada, puesto que para sus adentros tal cambio seguía en detrimento de los intereses clasistas, puesto que el levantamiento acaecido distaba lejos de su grupo y solo algunos connotados de esa banda estaban acordes de verdad con este movimiento usurpador. Pero cuando hubo la necesidad de enviar una pequeña delegación a Londres con el fin de la ayuda inicial, el prócer allegado y pariente Martín Tovar Ponte luego de mucha labia constructiva pudo convencer al señorito de Caracas para que fuera ante la Corte de San Jaime con un reducido séquito por él pagados en los gastos, para que abogara a favor de la colonia insurgida y deseosa de alguna libertad, pero en lo bisoño de su inicio no se dio cuenta o le tuvo poca importancia, que si bien tras corrales los ingleses luchaban contra los españoles por el dominio de los mares, de otra parte muy importante del juego y con las impertinencias del deseo libertario y no de defensa de los derechos reales, como inicialmente se esgrimió para lograr una entrevista secreta y nada oficial con el Ministro marqués de Wellesley, de inmediato con la prudencia diplomática necesaria el gobierno inglés desestimó cualquier ayuda hacia Caracas, archivando el episodio, pues Inglaterra era una monarquía y andaba cerca de España en la lucha contra Napoleón. De este chasco diplomático y a pesar de todos los parabienes esgrimidos por Bolívar a favor de la Casa reinante de Windsor, que nada pudieron hacer hacia su causa, sí comprendió de inmediato que Inglaterra era la única solución para poder libertar a la América hispana, por lo que a partir de tal viaje comienza a desarrollar una suerte de admiración exacerbada por lo inglés, que mantendrá hasta los últimos días, sin calcular, no digámoslo por ignorancia, que con esa posición para muchos entreguista, solo quiso cambiar de patrón colonial, lo que ya es mucho decir y da pie a bastantes interrogantes sobre su persona e ideas verdaderamente libertarias.














    Sería muy largo y tendido elaborar un artículo con infinidad de detalles concluyentes donde se demuestra este amor permanente, ardoroso, hacia lo inglés, que se podrá ver en el libro escrito por mi amigo Aarón D. Truman, pero sí voy a traer a colación muchos pasajes de esto que sostengo, y como para la muestra vale el botón, valga decir que en los años álgidos de la Guerra de Independencia y casi destruido como andaba Bolívar, porque el general Pablo Morillo había reconquistado buena parte del país, al Libertador solo se le ocurrió traer un contingente mercenario que se llamó pomposamente la Legión Británica, que en buena parte eran irlandeses, lo que dio mucho que desear en su comportamiento, aunque sí pudo sacar de esa menestra humana algunos buenos oficiales que le sirvieron como ayudantes, edecanes y para algunas misiones difíciles, como el paso de los Andes, la batalla de Carabobo y el sometimiento del general José María Córdoba, que terminó en su injusto asesinato. Así, por estas vías de su entrega hacia lo inglés de entonces siempre consideró que “Inglaterra tenía que ser el árbitro de los destinos de Suramérica”, por lo que en este apoyo sumiso el caraqueño escribe “liguémonos de cuerpo y alma a los ingleses… no podemos existir… sino con el beneplácito de Inglaterra”. Y para más ahondar en la cuestión espinosa escribe al general Santander en junio de 1824: “Nuestra América no puede subsistir, si no la toma bajo su protección la Inglaterra… si nos ligamos a la Inglaterra subsistiremos, y si no nos ligamos, nos perderemos infaliblemente”. Y ya en la conocida Carta de Jamaica, que redacta, sostiene que el gobierno a instalar debía ser (“podrá”) a imitación del inglés, y en su discurso ante el Congreso de Angostura, en 1819, con aquello que esgrime del presidente vitalicio, o rey sin corona, (luego escribirá Rafael Urdaneta a Sutherland, refiriéndole que “Bolívar tenía la intención de formar una monarquía, bajo la protección inglesa”) afirma: “Así, pues, os recomiendo, Representantes, el estudio de la Constitución Británica (“la más digna de servir de modelo”) que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los pueblos que la adoptan…”. Y sostiene “En nada alteraríamos nuestras Leyes fundamentales, si adoptásemos un Poder legislativo semejante al Parlamento Británico”, de donde el señor Hamilton recuerda al Duque de Essex que “la Constitución propuesta por el General Bolívar [está] formada sobre el modelo de la Gran Bretaña”, lo que me recuerda el modelo utilizado en la India, Canadá, Australia y otras colonias británicas, que en el delirio esgrime el caraqueño en abril de 1829, sosteniendo ideas de un protectorado británico, y así dice: “Albión es la dueña de las naciones”, por tanto bajo su sombra podremos crecer, hacernos hombres, instruirnos y fortalecernos”, porque la intención entonces era a cambio de ayuda entregar concesiones territoriales a dar en Centroamérica (Panamá o Nicaragua), saliendo así de un amo para caer en otro.






    En este tono del entreguismo o algo por el estilo el Libertador al argentino Bernardo Monteagudo en buenas paces escribe, en agosto de 1823: “Luego que la Inglaterra se ponga a la cabeza de esta Liga, seremos sus humildes servidores”, de donde por siempre calló lo relativo con la ocupación británica de la venezolana isla de Trinidad. ¿Porqué nunca habló de ello?. Es otra mancha que se debe analizar a la luz de estos descubrimientos, pues dentro de la alabanza a lo monárquico inglés don Simón sin aspavientos expresa: “No hay país más libre (?) que Inglaterra…. Inglaterra es la envidia de todos los países del mundo y el modelo que todos debiéramos imitar… y si viniera del Gabinete británico una propuesta para que se estableciese una monarquía o monarquías en el Nuevo Mundo, hallarán (en mí) firme y seguro apoyo… a sostener el soberano que Inglaterra propusiese…”. Por ello expresa Carlos Villanueva “Bolívar pensó en una monarquía criolla, disfrazada o declarada, bajo el protectorado de Inglaterra”. Y así el caraqueño demostraba el amor por Inglaterra, incluso antes y después que lord Arthur Welleshey en 1807 trajera un ejército inglés de ocupación hacia Puerto Cabello en Venezuela, pero que en el camino, con una contraorden sobrevenida los expedicionarios se desviaron hacia la sevillana Cádiz, por causa de la guerra sostenida con los intrusos franceses.









    Y volviendo sobre el tema colonial sostenido por Bolívar asentamos que en marzo de 1825, en una conversación mantenida con el inglés T. Mailing, éste le confirma sin rodeos: “… estoy dispuesto a ofrecer mi apoyo a cualquier soberano que nos dé Inglaterra”…”. Por ese estilo al Mariscal Antonio José de Sucre, en enero de 1826 el Libertador le asienta también “La alianza con la Gran Bretaña es una victoria en política más grande que la de Ayacucho, y si la realizamos… nuestra dicha es eterna. Es incalculable la cadena de bienes que va a caer sobre Colombia si nos ligamos a la Señora del Universo”. Y en el banquete que le ofrecen en 1827, en Caracas, admirándolos sobremanera “todos sus elogios fueron para Inglaterra”, e incluso hace saber al importante George Canning (éste había dicho “Hispanoamérica es libre… y será inglesa”) que como compensación que él reciba de ese imperio, Cuba y Puerto Rico caerían bajo el dominio británico. Y en el colmo de la zalamería dirá el 30 de abril del mismo año, que los ingleses “poseen el patrimonio de la libertad y de la gloria”. Pero eso sí, lo que para nada aborda el caraqueño sobre esta posible y triste relación que piensa entablar con Albión, es lo referido a su revolución industrial en boga, con el invento de la máquina de vapor, “lo que no toma en cuenta a lo largo de su gestión política para el desarrollo sustentable de su proyecto nacional”.













    No menos cierto es que Bolívar recibió veladamente y hasta por compras armas y bastimentos de aquel imperio opresor, que mira a la América como un negocio lucrativo de amplio espectro, sobretodo desde el siglo XVIII y en el contexto del imperio español que se derrumba, al tiempo que dentro del desastre fiscal en que se encuentra inmersa la república colombiana, el centro de la corrupción financiera de los préstamos que se reciben bajo la orden de Bolívar persisten radicados en Londres, lo que dará pie a un próximo artículo en que trataremos con pelos y señales tal suma de desastres bancarios, porque el desconocedor de finanzas que es Bolívar daba “facultades ilimitadas” en este sentido, por lo que el vivazo y “bon vivant” paisa Francisco Antonio Zea, con ese aval ilimitado del caraqueño hizo de las suyas en el aquel predio de la raponería y el descaro plutócrata. Valga recordar aquí lo que vino a ser el desastre de la Legión Británica, mercenarios traídos con paga y pertrechos, pero luego dejados a la bartola y a las anchas mientras unos murieron de enfermedades como la fiebre amarilla, el paludismo o las diarreas, otros saquearon sin detenerse como acaeció en Río Hacha, y del total de seis mil cien que vinieron en los viajes muchos eran aventureros borrachos, insurrectos, desertores, busca pleitos enfermizos e inadaptados de fortuna, con condenas en su país por servir a otros gobiernos sin permiso, por lo que Bolívar en el desencanto y el fracaso de los hechos, a pesar de la valentía del algunos, en julio de 1820 adolorido sobre ello escribe a Mariano Montilla: “…verdugos que si no los pagan no matan y que son como aquellas cortesanas que no se rinden sino después del cohecho”. Pero por encima de este amor desenfrenado y con la óptica que miraba el Libertador aquel futuro, desde luego triste para él porque murió abatido por el desengaño, no debemos olvidar que algunos jóvenes incursos en tal grupo llamado Británico, porque con él también vinieron soldados en el paro forzoso pero valerosos procedentes de Escocia, Gales, Hannover y otros lugares sin trabajo, y algunos jóvenes dinámicos y llenos del romanticismo de su tiempo al estilo Lord Byron que en grupo se unieron al Libertador y de los que saca provecho teniéndolos bien cerca de su actividad, sirviendo muchos en su Estado Mayor, o como Edecanes, que hasta coloca por encima de la oficialidad criolla, dados para algunos sus conocimientos y estudios, o bien su conducta guerrera, como acontece con el íntimo O’leary, O’Connor, Robertson, Devereaux, Peru de Lacroix, Boussingault, Mac Gregor, el infaltable para muchos Henry Wilson (de quien por cierto se dijo, infundadamente, que “era un espía español” infiltrado, a la orden del Duque de San Carlos), Belford Wilson, Sandes, Miller, Ferguson, el héroe Rooke, el recio Ferriar y tantos otros que dieron lustre a los salones bolivarianos con su prestancia, que en buena parte sustituyeron a los ayudantes del General caraqueño y que algunos inmolaron la vida al servicio patriota de ideales dispersos.






    En conclusión, vistas estas exposiciones sobre el cariño compulsivo que Simón Bolívar sentía por todo lo inglés y en especial sobre la política y el poderío militar de ese imperio que domina el siglo XIX y parte del siglo XX, hecho a punta de vivezas y hasta de genocidios y donde ante tantos intervinientes aquí señalados,
    como la propia palabra de Bolívar, que de manera escrita plasman la realidad de lo planteado, no debemos sino reiterar nuestro punto de vista en el sentido que el Libertador por intereses propios o de aquel Estado un tanto artificial que creara, porque pronto fue disuelto, de acuerdo con la documentación que en síntesis se aporta se extralimitó sin medir consecuencias, como era natural en su persona, puesto que analizados uno a uno el substrato contenido y la pasión con que lo expone para buscar los resultados, dentro del espíritu que tiene dominante deja muy en claro el comportamiento personal frente a ese enorme imperio absorbente que de haber caído en sus fauces hoy practicaríamos el apharteid dentro de un calvinismo a la manera anglicana y utilizáramos todos los sistemas que dicho imperio hizo uso en forma sibilina para con los subordinados. Que Dios nos ampare en estas cavilaciones que ahora se nos presentan. Por manera que, dejando a mis pacientes lectores para que piensen a las anchas o mejor mediten sobre lo expuesto de esta importante faceta del Libertador, para el buen desenlace de esta crónica afirmaremos una vez más que Bolívar amaba a los ingleses, pero supongo que nunca quiso nada con el británico doctor Jaime Thorne, que era el marido de su mujer Manuela.


    Publicado por Ramón Urdaneta en 9:42:00 a. m.










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    Venezuela y el Mundo: BOLÍVAR AMABA A LOS INGLESES.

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  2. #222
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    El Chileno: Por Los Cabos pasó un chileno que más bien era inglés.






    Antes de llegar a Los Cabos había oído sobre un hotel que tenía ciertas peculiaridades. Que operaba solo en el invierno, que tenía su pista de aterrizaje y que era una verdadera leyenda en la zona: El Chileno.

    Cuando tuve la oportunidad de entrar por primera vez, me pareció un lugar con fuerte carácter, con su estilo bien particular, todo de piedra y de madera que se notaba había sido labor intensa para levantarlo, y allí quedaba demostrado, en pie, luego de más de treinta años de operación.

    Hubo dos grandes detalles que noté, uno, la placa de cantera en donde anunciaba la inauguración por parte del Presidente Adolfo López Mateos en la gloriosa época de los sesentas, la otra, la espaciosa terraza para las cenas, prácticamente a la luz de las estrellas.

    Pero algo me dio vuelta una y otra y otra vez en la cabeza, su nombre, ¿Por qué chileno? ¿Qué relación pudo haber existido entre la península y Chile?

    Tuvieron que pasar algunos años y varios libros para saber la razón, el primero fue Fernando Jordán, en su Otro México, el que me dio a conocer el nombre de un chileno, que más bien fue inglés y que no pudo llegar a la Baja California pero dos de sus naves si. Lord Cochrane.






    Era la época en que México acababa de consumar su independencia, el país enorme y, casi desconocido, especialmente nuestra península, la llamada "Terra Ignota", ubicada a enorme distancia del centro de México se antojaba como objeto de codicia para los piratas del siglo XIX.

    Cochrane, sale de Inglaterra contratado para formar la Armada de la recién creada República de Chile, hay que recordar que los países latinoamericanos tienen su independencia de España casi a la par que México entre los años 1820 y 1822; para México esto representa un problema de soberanía ya que el noroeste estaba prácticamente deshabitado, especialmente la Baja California.

    Cochran al mando de la Naval Chilena inicia un recorrido hacia el norte, su interés era eliminar la presencia de la Naval Española, cosa que va sucediendo en las costas del Perú y Ecuador, a medida que sigue al norte, al llegar a Acapulco pide ser recibido por Agustín de Iturbide pero no le es posible, llega a sus oídos la noticia de la presencia de mas buques españoles y decide regresar a Chile, no sin antes pedir a dos de sus naves, el Independencia y el Araucano, a que sigan hacia el norte, a la Baja California. Ya que los insumos en Acapulco eran escasos pues la guerra de Independencia apenas había terminado.






    Conocedor de la historia, Cochrane sabía que en la Baja California, había asentamientos fundados por los jesuitas y allí se podrían abastecer, se enfila a Loreto llegando primero a las costas de San José del Cabo, en donde desembarca, el 17 de Febrero de 1822, es repudiado por uno de los varios héroes desconocidos, de los que no nos queda ni el recuerdo siquiera: Fernando de la Toba.

    Los enviados de Lord Cochrane hacen saqueos en la zona, siguen a Loreto en donde también los realizan y regresa a Chile, en donde es recibido como héroe.




    Cochrane tiene un gran valor para la historia de Chile, no así para la de México, en donde está casi desaparecido su nombre. En su diario Lord Cochrane anota, en enero de 1822, lo siguiente:

    “A la Independencia y Araucano las despaché a California para comprar provisiones, ordenándoles que nos siguiesen a Guayaquil. Nosotros proseguimos nuestro rumbo costa abajo, y al llegar a las inmediaciones de Tehuantepec nos acometió una borrasca de viento tal, que amagaba destruir la fragata.”
    Lord Cochran nacido en 1775, muere el 31 de octubre de 1860, a los tres años son publicadas sus memorias.


    Para leer las memorias de Lord Crochane da clic aquí:

    http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0014120.pdf

    Si quieres leer más acerca de la acción de Fernando de la Toba, da clic aquí:
    http://www.iih.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc05/543.html




    Esa incursión chilena no deja solo en México el nombre a una playa en Los Cabos, sino también inicia una rica influencia en la vida cotidiana, a través de la música y la danza de Guerrero y Oaxaca en la, ni mas, ni menos llamada Chilena que no es otra cosa mas que la adaptación a nuestro país de la “Cueca”, bailes tradicionales de Chile…

    ¿O quién no ha oído La Sanmarqueña? Esa es nuestra chilena mexicana mas conocida. Una parte mas de la historia de México, que simplemente, no hemos querido ver.



    Publicado por Benjamin Arredondo - 20:23




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    El Bable: El Chileno: Por Los Cabos pasó un chileno que más bien era inglés.
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  3. #223
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    Mexispano.
    ¡Gran aporte! Por la cultura hispana en común, México y Chile son sin duda naciones hermanas y muy cercanas; ambas son naciones hispanas con sus enormes similitudes y también con sus variadas diferencias.
    Su artículo nos parece estupendo, no sabíamos por ejemplo que en México existiera la chilena; y estamos ansiosos por profundizar eso en nuestra página de feisbuk
    La cultura mexicana también ha permeado en nuestro país, en el campo chileno, la música mejicana en general es la música de fondo; es también común escuchar a la gente de más edad hablar de grandes artistas mexicanos como Pedro Vargas; y el arte mexicano también ha estado presente en nuestro país, pues en Santiago, hay una plaza México, y un enorme mural de piedras dedicado a la amistad chileno-mexicana (sin contar los murales del centro chileno mexicano que está en Concepción)
    No obstante, para ser sinceros, nos apena que parte de ese vínculo tan bonito haya sido fruto del saqueo perpetrado por un inglés (con no muy buenos antecedentes), y en el contexto de las luchas que separaron nuestros pueblos; no obstante, la labor de unirnos más y más es una labor diaria, y artículos como el suyo son vigorizantes en esa labor, y apuntan al buen camino que los pueblos hispanos estamos tomando, en esa labor de apoyo y reconocimiento recíproco.
    Le mandamos nuestros más afectuosos y cordiales saludos desde Chile

    Aparte: Le dejamos un par de vídeos a modo de regalo:

    Última edición por Partido Realista; 24/03/2014 a las 22:13
    Mexispano dio el Víctor.

  4. #224
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Cita Iniciado por Partido Realista Ver mensaje
    Mexispano.
    ¡Gran aporte! Por la cultura hispana en común, México y Chile son sin duda naciones hermanas y muy cercanas; ambas son naciones hispanas con sus enormes similitudes y también con sus variadas diferencias.
    Su artículo nos parece estupendo, no sabíamos por ejemplo que en México existiera la chilena; y estamos ansiosos por profundizar eso en nuestra página de feisbuk

    Hombre, no me lo agradezca a mí, sino a las personas que investigan y ponen en la red estos datos tan interesantes. Yo solo cumplo con buscarlos y postearlos en este sitio para que la gente pueda ver la otra cara de la moneda.

    Por cierto, he puesto también en este hilo varias cosas sobre la guerra de independencia en su bella tierra, mucha de esa información recabada por sus propios compatriotas, claro está.

    Sobre los vínculos que nos unen, nada que objetar, fuimos parte de uno de los imperios más asombrosos de la historia y si queremos que la mal llamada Latinoamérica se unifique, debemos tomar como cimientos esos 300 imperiales años.

    Saludos






    Aprovecho para poner la otra parte del artículo sobre Cochrane en California.




    De cuando los piratas atacaron San José del Cabo





    Es indudable que una cosa te va llevando a la otra. Con esto lo que quiero decir es que, si te gustan las fotografías antiguas, lo más seguro es que tengas gran afición por la historia y si te gusta la historia, ella te va obligando a adentrarte en la genealogía y toda la trenza de ideas que se va generando te conduce a entender mejor lo que fue ese "pasado perfecto" del que menciono aquí, como sub título de El Bable. Ese encanto que algunas personas encuentran al buscar sus raíces, tratando de encontrar de dónde y cuándo llegaron sus más antiguos ascendentes, cosa que normalmente es complicadísima, en Baja California se vuelve algo accesible debido a que don Pablo L. Martínez se dio a la tarea de juntar en una sola obra el santo y la seña de todo aquel que vivió en la península a lo largo de los siglos XVIII y XIX.





    Quienes son originarios de alguna de las poblaciones de Baja California Sur y Baja California, que ya no lleva el nombre de Norte pero que normalmente se me hace imposible evitarlo para referirme a la parte norte de la península, esos que nacieron por acá, tienen la gran fortuna de contar con una de las mejores fuentes documentales que hay en México: La Guía Familiar de Baja California 1700-1900. Publicación que compila el arduo trabajo que don Pablo L. Martínez (1898-1970) realizó para rescatar además de la historia de todas las actas de nacimiento, defunción y matrimonio en cada una de las poblaciones de la península de Baja California.





    Don Pablo tuvo a bien rescatar del olvido los archivos parroquiales de los centros de población que había en la península cuando realizó esta acuciosa búsqueda, lo hizo desde Cabo San Lucas hasta Tijuana y logró darnos en un solo libro toda la genealogía documentada desde 1700 hasta 1900. Al consultar en ella las primeras familias que se establecieron en San José del Cabo encontramos algo que nos relata un episodio de cuando los piratas chilenos comandados por el inglés Cochrane, pretenden apoderarse de la Baja California. Si es la primera vez que oyes sobre este personaje, ahora entenderás el por qué una de las playas de Los Cabos lleva el nombre de "El Chileno".





    "Habiendo visitado el muy reverendo padre Pedro González a ésta Misión de San José y no habiendo hallado libro de matrimonios, por la incursión de los piratas, mandó Su Paternidad que se formara de nuevo, poniéndose en el principio de él, el presente decreto e insertando las partidas que con antelación de 5 meses ocurrieron. Y para la constancia y debida formalidad lo firmé como secretario de la visita juntamente con otro prelado.- Fray Pedro González; Fray José Durán, maestro de Visita."






    "Los piratas a que se refiere la nota anterior son los hombres de la armada de Lord Thomas de Cochrane, dos de cuyos barcos, el Araucano y el Yndependencia, bajo la bandera chilena, tomaron San José del Cabo bajo el pretexto de que la Baja California era todavía dominio español; y saquearon al pueblo, incluyendo la iglesia, en la que incineraron el archivo. Esto sucedió en febrero de 1822. De los registros que actualmente existen en la iglesia local se pudo obtener mucho y valioso material, aunque alguna parte de los asientos, mayor de la que fuera de desearse, está ilegible o faltan hojas o están rotas".
    (1)



    Fuente:

    Martínez, Pablo Leocadio. Guía Familiar de Baja California 1700-1900. Vital Statistics of Lower California. Editorial Baja California. México, 1965. (Reeditado por la SRE en 2000)


    Publicado por Benjamin Arredondo - 19:02










    Fuente:

    El Bable: De cuando los piratas atacaron San José del Cabo

  5. #225
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    Re: Hay “otro” bicentenario


    sábado, 4 de febrero de 2012



    PORQUÉ NO QUIEREN LOS PERUANOS A SIMÓN BOLÍVAR



    Amigos invisibles. El tema como verán es candente, pero el título aquí expuesto refleja con exactitud lo que ha pasado sobre la Historia de Bolívar ocurrida en el Perú, lo que llevara al dicho país a exhibir cierta actitud cada vez más antibolivariana, al extremo que dentro de una verificación de los hechos en la actualidad la mayoría de quienes transitan por el camino de su gloria son contrarios a las trémulos pasos llevados por el caraqueño durante su vivir en aquel importante y extenso país, que era un virreinato pujante antes de someterse bajo su difícil mando, y ya en este período como Presidente y Dictador del Perú fueron tantos los desatinos ocurridos como los desmanes pasados, que en el balance final de aquel embate autoritario por cierto convulsionado y lleno de rencores de ambos bandos, que finalmente dieron al traste con la buena idea inicial que se tenía sobre el caraqueño, al extremo que al término del duro mandato y cuando debió partir rumbo a Colombia su carisma, salvo en las ociosas mujeres y ciertos adulantes de oficio y beneficio, había descendido casi al extremo del suelo, por lo que salió del ámbito peruano y como se dice, sin pena ni gloria, sin plumas y cacareando, o con las tablas en la cabeza, para usar expresiones callejeras que pueden ser atinentes a este caso. Ya verán ustedes porqué así me refiero.











    Ingresemos en el tema por partes, para mejor entender la trama establecida con el antes de los acontecimientos, es decir, desde cuando Bolívar ya sintiéndose fuerte en la batalla por convenir con los españoles en Trujillo de Venezuela sobre la suerte de estos países en busca de bandera, y porque acaece la sortaria batalla de Carabobo donde se luce el general Páez y se le da fuerza legal a Colombia con la constitución de Cúcuta, que vino a ser el principio del fin de aquel país imaginario que nació y murió en brazos de Bolívar, una vez que todos estos antecedentes fueron llevados a buen puerto, por el ahora de aquel tiempo, al caraqueño triunfante se le presenta la disyuntiva de seguir avanzando para poder contener el león ibérico que bien vivo y despierto se hallaba al sur del Ecuador, por lo que de inmediato prepara un ejército para iniciar la llamada Campaña del Sur, con oficiales de su confianza como el futuro mariscal Sucre y la ausencia del general Rafael Urdaneta, destinado a otros fines por causa de su recurrente enfermedad renal. Así las cosas y dejando encargado al Vicepresidente de Colombia, general Santander, el caraqueño emprende el Camino del Sur que entre triunfos, riesgos y fracasos le llevarán por la monarquista Pasto y la grave situación que sobrevive en Bomboná, para amanecer en Quito, donde ya le ha limpiado el camino espinoso el inteligente general cumanés Sucre, que de allí en adelante se destaca como gran estratega de la guerra.





    Pero aquí en la mitad del mundo y al pié del Pichincha Bolívar por información retenida empieza a cavilar sobre el poderoso virreynato peruano, al que debe afrontar no solo con las armas sino con el pensamiento, puesto que todos los peruanos son fieles a su amo y señor el rey de España, y porque las diversas castas y clases sociales viven felices en un inmenso país que es frontera desde arriba de Guayaquil hasta bien hacia el sur de Chile y la inmensa mole andina que se llama el Alto Perú, donde el oro y la plata que dan felicidad y bienestar, corren por doquier, razón suficiente para que la figura de Bolívar y de los suyos, que iban a sembrar desasosiego en aquel país colonial de distinción, era desde luego muy mal vista. De aquí que el caraqueño ensimismado en su proyecto libertario al estilo maquiavélico prepara el desmembrar dicho extenso territorio para obtener tajadas de favor a su campo, que se agregarán al país del cual es Presidente, o sea a Colombia, de donde con vivezas políticas y diplomáticas hace que Guayas y Guayaquil, como otros lugares interioranos se pronuncien para unirse a Colombia, lo que se lleva a cabo mientras el desconcertado general San Martín queda estupefacto de los hechos, y ante la jugada inesperada que el caraqueño le ha hecho todo entristecido se regresa casi de inmediato para alejarse del lugar, de Chile, del Río de la Plata y para no volver nunca más. Con este juego engañoso, considerado sucio en el Perú, el general Bolívar se instala en Lima donde no es bien recibido entre adulantes, gente de doble faz y de muchos traidores a sus ideas, por lo que tiene que apretar la mano dura, dictatorial, en una sociedad difícil de entender, dado lo volátil y dual de sus gentes, donde se discrimina desde luego a un ejército colombiano de ocupación mas los excesos que comete, y cuando a su vez se preparan atentados contra su persona no querida, que casi llegan a tener éxito.















    Mientras en Lima y en las ciudades peruanas todo mundo no habla bien del Libertador [zambo y longaniza le llaman], por sus excesos, y porque quiere hacerse Rey, sucede la campaña de la Sierra donde se atrinchera a las anchas el ejército monárquico del virrey La Serna, por lo que se dan las batallas del lago de Junín y la inmortal de Ayacucho, que es obra del general Antonio José de Sucre, al tanto que Bolívar, con la derrota total de los españoles y la entrega de su ejército aligera los pasos para seguir al Cuzco, el gran santuario incaico, y de allí prosigue hacia el extenso y rico Alto Perú, a donde llega y por intermedio de lacayos y tinterillos con las ideas machacantes bolivarianas pronto se realiza la independencia de aquel nuevo país al que se llama Bolivia (o Bolívar) y se le instala una constitución vitalicia al estilo monárquico [“monarquía disfrazada de república” la llama Bartolomé Mitre] calcada en las ideas del caraqueño que sustentara desde Angostura, Cúcuta, ahora Bolivia, y que seguiría en su empeño monárquico solapado o más expuesto ahora en el disminuido Perú, y luego en Ocaña y en la de Bogotá, que ya fue en los preliminares de su muerte física. Vistos pues estos antecedentes sobre el paso de Bolívar en el Perú, nada de extraño tiene esa reacción antibolivariana de su pueblo y sus pensadores, lo que en los últimos tiempos se arreciara de acuerdo con lo que aquí dejaré escrito.











    En efecto, de regreso a Lima, donde las elites del país lo detestan por “usurpador extranjero” sostenido por 6.000 soldados colombianos de ocupación, el caraqueño decide clausurar el Congreso que le era adverso y ante tantos problemas en juego resuelve volver a Bogotá desplazando el poder central de Lima a esa ciudad colombiana y satelizando así a dicho país, porque por intruso nunca fue llamado a penetrar en el Perú, de donde va viajando lleno de antipatías y animadversiones, ocurrido ya el serio atentado contra su persona del 28 de julio de 1826, de donde concluyendo el historiador Eudoxio Ortega dice que a Bolívar se le odia por el absolutismo y ambición desmedidos, como por las “arbitrariedades, fusilamientos sin causa previa, deportaciones, expatriaciones, detenciones y procesos”. De su parte el economista e historiador Herbert Morote, lo tilda en calidad de “enemigo público Nº 1 del Perú”, pues “fue un hombre de derecha y no introdujo ninguna reforma social en el país… [mantiene] la discriminación hacia los indígenas… reimpone el tributo impositivo indígena y en cierta forma restablece la esclavitud africana, por necesaria, el mutilar nuestro territorio [incluso Jaén, Maynas y Tumbes iban a pasar a poder de Colombia, y Arica e Iquique, a favor de Bolivia”], instituyendo “el modelo militar ególatra” para perennizarse en el poder, al tiempo que Don Simón “cercenó al país más de 1.100.000 kilómetros cuadrados. En el terrible libelo probatorio Morote agrega el estado de represión y dictadura que mantiene el caraqueño, donde, según escribe, los soldados peruanos “huyen como gamos”, diciendo además al general Santander que “los quiteños y los peruanos son la misma cosa: viciosos hasta la infamia y bajos hasta el extremo… sin ningún principio moral que los guíe”. Para echarle más leña el fuego el crítico historiador añade el estado de presión que Bolívar mantuvo en el Perú, mandando a fusilar a sus opositores, hasta por sospechas infundadas, desconfiaba de todos y el ejército era manejado por colombianos. A Bartolomé Salom el caraqueño en febrero de 1824 le escribe “Esto está lleno de partidos y todo plagado de traidores…. empìezan a tenerme miedo… se compondrá todo esto con la receta de las onzas de plomo…”. A lo que se suma lo escrito por el americano Hiram Paulding sobre que Bolívar le expresó que los “peruanos eran unos cobardes y que, como pueblo, no tenían una sola virtud varonil”.











    A todo este criterio expuesto para que ustedes analicen con sensatez agregaremos que existe un libro del catedrático peruano Félix Calderón Urtecho, con prólogo del internacionalista Alfonso Benavides Correa, en 4 tomos, titulado “Las veleidades autocráticas de Bolívar”, donde se expone con detalles de la “usurpación de Guayaquil”, la “fanfarronada” del Congreso de Panamá, la creación personalista de Bolivia y “la guerra de los límites contra el Perú”, por lo que se dice que “Bolívar no amó al Perú” y dejó una secuela de problemas limítrofes que concluyeron en serias guerras fratricidas. Por su parte el analista peruano Herbert Mujica Rojas explica que en cuanto a su país el legado positivo de Bolívar es un mito, donde se desfigura la verdad histórica para “promover la fantasiosa irrealidad”, pues es un “antihéroe” que “deshizo con una mano lo que trabajosamente construyó con la otra”, con historias complacientes sobre aquel “que de libertador pasó a opresor y de redentor a tirano… de la dictadura perpetua…, [con] un inconsciente extraviado… [que] aceleraba su caída y con ella la de su obra”, por lo que los últimos 21 meses de Bolívar en el Perú fueron de una brutal represión, como asienta el señalado Morote.

    Ya sobre la onda de rechazo aquí transcrita agregaremos que el cónsul americano en Lima, William Tudor, sobre “la profunda hipocresía del general Bolívar” informa a su gobierno que “ha engañado hasta ahora a todo el mundo”, siendo “uno de los más rastreros [sic] usurpadores militares”, rodeado entonces de “una corte de alcahuetes”.

    Y para enero de 1829 sobre esta dirección de rechazo a su compostura diremos que el conocido pensador liberal, estadista, político liberal y filósofo francés Benjamín Constant (1767-1830), que hasta entonces apoyaba plenamente al Libertador Bolívar basado en los ideales que con anterioridad había expuesto, ahora se convierte en vocero de la oposición a sus dudosas gestiones, lo que escribe con señalamientos específicos en el “Courrier Français” de París, pues ante la nueva postura dictatorial del caraqueño asienta, casi como detractor de tales procederes: Que después de la liberación del Perú ahora no lo defiende [a Bolívar], porque ha creado instituciones desagradables, y a la coexistencia que se supone debe haber la considera [nido de] conspiraciones, además rehúsa el perdón, hace correr la sangre en esa tierra, que no es la suya, y da una constitución muy defectuosa, ausente de libertad, y que además ahora quiere ser el amo del poder, aspirando a la tiranía. De donde se infiere y constata que el pensador francés le atacaba “cruelmente” desde París por la usurpación del mando, el camino fatal a coronarse de monarca “y la conducta suya en el Perú y Colombia”. Esto escrito en París y por un filósofo social como Constant es muy significativo, y entonces ni la intercesión a favor suyo por parte del bondadoso malinés Abate De Pradt pudo hacerle cambiar de idea. De aquí que por todos estos considerandos expuestos y otros omitidos por falta de espacio hoy en día la plaza Bolívar [en verdad, de la Inquisición] no significa mucho en la capital limeña, y menos su hermosa estatua, que luce olvidada, y algunos nacionalistas a ultranza opinan debe retirarse para colocarla en un museo.







    Sea oportuno señalar aquí dentro de este debate abierto que el doctor Pedro González Trevijano, reconocido profesor de Derecho Constitucional y rector de la Universidad Rey Juan Carlos 1º, de Madrid, en su reciente estudio “Dragones de la Política” (Círculo de Escritores, Barcelona, España, año 2010), con prólogo del laureado escritor peruano y Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa [cuestionador infatigable de las dictaduras latinoamericanas, con libros tan importantes en este sentido como “Pantaleón y las visitadoras” y “La fiesta del chivo”], tal catedrático afirma de Simón Bolívar que fue un “hombre atroz”, “fosilizado en caballo triunfante”, “el hombre menos amante de la libertad”, el traidor más ferviente de Miranda y el hombre que dejó en rebeldía a todos los países libertados”. Este criterio negativo pero explícito del rector universitario lo dejamos a consenso de los sabios lectores.








    Debemos recordar que el ilustrado Riva Agüero llama al libertador tirano y usurpador, Torre Tagle lo tilda a su vez de tirano, artificioso y lleno de ambición, que “ha deseado encovar el Perú… bajo el dominio de Colombia”. Fuera de tantos epítetos que los peruanos adoloridos le endilgan, es vox populi que el Libertador acabó con las finanzas del Perú por sus desaciertos fiscales y gastos personales que le pagan, pues llegaba a bañarse diariamente con agua de colonia, como las numerosas ejecuciones físicas que ordena ejecutar, acaecidas sobre personajes con nombre y apellidos, el carácter dictatorial de su mando que se desarrolla durante más de un lustro, y lo que es más triste y nunca se olvida en el Perú, el trato deshumanizado y humillante que tuvo en Guayaquil para con el Protector de ese país, o sea el digno general José de San Martín, a quien en Guayaquil le negó todo género de cooperación y compromiso, olvidando por ende los ejércitos que envió el argentino para la liberación del Ecuador.





    Así de fácil y con estas notas que menciono, sustraídas de los escritos de personajes de la época que le conocieron y pudieron darse cuenta de sus ejecutorias, como por otros críticos e historiadores que conocen bien de estas hazañas bolivarianas, dejo en sus manos la apreciación serena de estos hechos, porque todos los humanos pueden equivocarse por ser de carne y hueso, hueso y carne de un general mantuano caraqueño que se prestó a la guerra porque no había otro camino y que por allí se fue con sus triunfos y fracasos, los que ahora se escriben y analizan con crudeza pero animados de la realidad, escatimando el mito y como debe ser.

    Publicado por Ramón Urdaneta en 5:14:00 a. m.








    Fuente:

    Venezuela y el Mundo: PORQUÉ NO QUIEREN LOS PERUANOS A SIMÓN BOLÍVAR.
    Última edición por Mexispano; 29/03/2014 a las 08:20
    El Tercio de Lima dio el Víctor.

  6. #226
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Un video más que interesante.

    Y aunque el bicentenario de la independencia de México se alcanza realmente hasta 2021, cuando llegue esa fecha...

    ¿Habrá mucho de qué congratularse?



    LOGIAS MASÓNICAS DETRÁS DE LA INDEPENDENCIA Y LA REVOLUCIÓN

    (Nada que festejar)


    General de División DEM Retirado Roberto Badillo Martínez.

    Entrevista con el periodista Jorge Santacruz.



    Última edición por Mexispano; 29/03/2014 a las 08:42
    Erasmus dio el Víctor.

  7. #227
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    8 de junio de 2009 - Historia

    Mitos de la Independencia

    El ex congresista Pablo Victoria acaba de publicar su libro 'Grandes mitos de la historia de Colombia'.


    Mientras adelantaba las investigaciones para su libro 'Al oído del rey', sobre el hecho de que, en ausencia de Fernando VII, Colombia puso un rey virtual en España cuando Joaquín de Mosquera y Figueroa fue presidente de la tercera regencia española, el ex congresista y economista Pablo Victoria encontró la semilla de su nuevo libro 'Grandes mitos de la historia de Colombia'.

    En él, Victoria cuestiona 13 episodios de la historia de nuestra Independencia que prometen provocar a más de un historiador.



    ¿Hay en el fondo una intención de entablar polémica con algunos historiadores?

    No tanto una pelea con los historiadores. Lo que no se puede hacer es falsificar la historia para crear el amor a la patria. Lo que descubrí a lo largo de estas investigaciones fue que hay muchos especialistas nuestros que han endiosado demasiado a los patriotas, a los independentistas y creado una mitología en torno a ello.



    ¿Cuál es el mito alrededor de Antonio Nariño?

    Cuando era juez en Bogotá, Joaquín Mosquera y Figueroa fue la persona que condenó a Antonio Nariño a diez años de cárcel por robarse los diezmos de la iglesia Católica, y no por los tales Derechos del Hombre. Nariño efectivamente los tradujo. Imprimió 200 ejemplares, pero no circularon. El mismo Nariño confesó, según archivos primarios que consulté en Colombia, Venezuela y España, que quemó 198, guardó uno y el otro se lo dio a un amigo. Entonces esos derechos no circularon en la Nueva Granada. Es puro cuento que, súbitamente y después de publicar los Derechos del Hombre, los colombianos supimos que no teníamos derechos y que, a partir de eso, comenzaron los movimientos independentistas. A Nariño lo condenaron por una indebida apropiación de fondos públicos.



    ¿Y el suceso del florero de Llorente y las multitudes?

    Es mentira que fueron diez mil personas las que salieron a protestar contra España. No fueron sino 70 tipos los que se metieron en el cabildo y vociferaron mientras estaban agolpados. En la plaza (hoy Plaza de Bolívar) había otros noventa, más o menos. El mismo Acevedo y Gómez lo reconoció en una carta. El 20 de Julio ocurrió durante un día de mercado y la gente no apoyó esa revuelta: apenas se formó el lío arrancó a correr.



    Usted desvirtúa el llamado imperio esclavista español en su libro. En últimas, ¿usted hubiera sido partidario de seguir bajo el dominio español?

    No. Tan solo soy un notario. Cuando se habla del yugo español, pues no lo hay. La rosca criolla en 1799 dominaba todo el cabildo de Santa Fe de Bogotá; era la dueña de la política local. Además, el Presidente de Panamá, el Subsecretario de Hacienda, el Comandante de la Flota Española y el Virrey de México, entre otros, eran criollos. Entonces uno se pregunta ¿dónde estaba la opresión (que se supone es la negación del acceso a los altos cargos públicos)? ¿Dónde estaban la discriminación y el yugo?






    Grandes mitos de la historia de Colombia
    Pablo Victoria
    Planeta
    242 páginas


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    Fuente:

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  8. #228
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    lunes, abril 28, 2008

    Sin vergüenza nacional... La tercera Invasión Inglesa



    Que la historia del surgimiento de nuestra Nación, como la conocemos, está plagada de mentiras, ya no es un secreto. Y si existen quienes quieren que perdure el secreto, habría que ahondar un poco más sobre cuáles son lo verdaderos intereses que mueven a estas personas.

    Lo cierto también es que las mentiras no provienen directamente de los protagonistas de la historia nacional, sino de quienes se encargaron de imprimirla en los libros, tergiversando crónicas de época según la conveniencia de quienes detentaban el poder en su momento.

    Rosa Guarú fue una indiecita que tuvo un niño al cual la familia San Martín adoptó, pero ella siguió en la casa cuidándolo, criándolo, hasta que se fueron a Buenos Aires. El niño tenía entonces unos tres años y le prometieron que iban a venir a llevarla a ella, pero no aparecieron más. Rosa Guarú se quedó esperando, y los esperó toda la vida.

    Cuando en 1817, los portugueses en guerra contra Artigas, atacaron y quemaron Yapeyú, Rosita se fue a Brasil, estuvo mucho tiempo allá pero volvió. Levantó un ranchito en Aguapé y mantenía la esperanza de que volvieran por ella. Aunque tuvo otros hijos, nunca se casó. Le tenía un gran apego a aquella criatura. Supo que llegó a ser capitán y siempre preguntaba por él. José Fransisco, cuando era jefe de los granaderos, le regaló un retrato o medalla que ella conservó siempre, y al morir, ya muy viejita, la enterraron con ese recuerdo del que era inseparable.”

    En la época de la guerra del Paraguay, Rosa Guarú preguntó por la suerte del general San Martín a uno de los oficiales que venía del frente. Cuando éste le informó que había muerto en Francia en 1850, las lágrimas corrieron por el rostro ajado de la anciana. Ella sobrevivió unos treinta años a su hijo y falleció en Aguapé, a dos leguas de Yapeyú, hacia el año 1880.

    El historiador Hugo Chumbita y el escritor José Ignacio García Hamilton, aportaron pruebas concluyentes de que el general José de San Martín “libertador de Argentina, Chile y Perú”, no era el hijo de quienes figuraban como sus padres legítimos. Había nacido sí en Yapeyú en 1778, pero sus padres verdaderos fueron el capitán de fragata y general español Diego de Alvear, y la india guaraní Rosa Guarú. El niño mestizo -según los revisionistas- fue dado para su crianza al matrimonio del soldado de frontera Juan de San Martín y Gregoria Matorras, ambos originarios de Castilla la Vieja, y ya mayores para los cánones de la época; tenían más de 40 años. El papá estaba destinado al límite noreste de la Argentina, en Misiones, cerca de la frontera con Paraguay, Uruguay y Brasil.

    El matrimonio San Martín - Matorras se trasladó a Buenos Aires y luego a Madrid, en 1783, cuando el futuro libertador recién había cumplido los cuatro años. Finalmente se establecieron en Málaga. La familia legal del general San Martín nunca regresaría a América, y él lo haría recién a los 34 años, a mediados de 1812. Inscrito como José Francisco de San Martín y Matorras, que fue siempre su nombre legal, el líder independentista inició sus estudios en Málaga.. A los 11 años se incorpora al Ejército español como cadete e inicia su carrera militar en el regimiento de Murcia donde combatirá en las dominaciones españolas de Melilla y Orán en África. Combatió contra los corsarios berberiscos y fue herido en 1791 en el sitio de Orán.

    En 1793 es ascendido a subteniente segundo, primero en 1794 y segundo teniente en 1795, por su participación en las luchas contra los franceses en la Guerra de la Convención.

    En su lucha en la Guerra de las Naranjas frente a Portugal, es ascendido a capitán de infantería; distinta suerte tuvo su regimiento en el combate naval contra la flota inglesa que un año después se ve en la necesidad de rendirse. Ascendido a Capitán de Segunda de infantería ligera continúa sus luchas en el sur de España, Gibraltar y Cádiz.

    En el año 1808 el rey español Fernando VII es capturado por Napoleón Bonaparte que invade España y nombra a su hermano como rey del país peninsular. Los españoles estallan en rebelión contra el gobierno francés y se establece una Junta de Gobierno situada en Sevilla y luego en Cádiz.

    La Junta, teniendo en cuenta el desempeño de José de San Martín en la lucha de los Pirineos contra los franceses, lo nombran Ayudante de Primera del Regimiento de Voluntarios de Campo Mayor. El 19 de julio de 1808 los galos son derrotados en la batalla de Baylén; en virtud del valor demostrado en acción en la mencionada batalla, es ascendido a Capitán del Regimiento de Borbón. El desempeño de José de San Martín también le valen la medalla de oro y un nuevo ascenso al grado de Teniente Coronel.



    El otro lado de la historia “oficial”

    Quien tenga la predisposición para animarse a una visión más amplia de los acontecimientos que forjaron nuestro destino como Nación, podrá darse cuenta de que en vez de producirse la gran unión latinoamericana en tiempos de San Martín, se dividió todo el continente para que los ingleses pudieran recuperar bastante de lo que habían perdido con la revolución norteamericana. Es decir, proveedores de materias primas, mercados para sus manufacturas y territorios en los cuales promover guerras que eran fuente de importantes ganancias mediante la provisión de pertrechos a los revolucionarios.

    Parece ser que a nadie nunca le llamó la atención que los ingleses no vuelvan a intentar las invasiones después de 1806 y 1807. Es que acaso San Martín vino a completar el trabajo?



    Desmitificando a San Martín, y sus relaciones con los ingleses



    Por Tomás Bril Mascarenhas

    "La liberación de Hispanoamérica debe ser alcanzada a través del deseo y los esfuerzos de sus habitantes, pero el cambio sólo podrá operarse bajo la protección y con el apoyo de una fuerza auxiliar británica". Esto lo dijo Lord Casterlagh cuando era Ministro de Relaciones exteriores de la Corona inglesa. Después de los fallidos intentos de capturar el Río de la Plata (en 1806 y 1807, al mando de Beresford y Withelocke respectivamente), los británicos se dieron cuenta de que el Nuevo Mundo tendría que ser emancipado por otras vías y no por medio de un ataque armado a Buenos Aires, por ese entonces, la capital del Virreynato,

    El interés inglés por estas tierras se registra con anterioridad al 1800 y no era otro que crear una entrada libre para sus manufacturas. En los comienzos del siglo XIX Inglaterra había perdido parte de su imperio con la independencia de una de sus colonias favoritas, los Estados Unidos; y a su vez, estaba bloqueada en Europa por Napoleón. Necesitaban comerciar sus productos elaborados y abastecerse de materia prima. Las llamadas Invasiones Inglesas no habían sido fructíferas para el gobierno de Su Majestad. Fue allí cuando resurgió la idea de llevar a cabo un plan con base en las ideas de Maitland. Este escocés era miembro del parlamento y consejero de guerra de la Corona, la que entre 1800 y 1803 le pidió que confeccionara un plan para tomar e independizar al Nuevo Mundo. Maitland propuso procedimientos innovadores como cruzar la Cordillera de los Andes, y se dio cuenta, como buen estratega que era, que el objetivo no sería alcanzado si no se tomaban simultáneamente las costas del Atlántico y del Pacífico, y principalmente la ciudad de Lima "centro" de las colonias españolas.

    San Martín siguió casi al pie de la letra la estrategia confeccionada en Inglaterra. No se sabe si el llamado "padre de la Patria" conoció el Plan Maitland, pero es un hecho que San Martín compartió parte de su vida con funcionarios ingleses y miembros de logias masónicas.

    Durante su estadía en España, San Martín luchó junto a los ingleses contra Napoleón. Sorpresivamente en 1811 renuncia al ejército al que había pertenecido gran parte de su vida. Se embarca, con ayuda de funcionarios ingleses (James Duff entre ellos, luego Lord Fife), hacia Londres. Permanece en esta capital por cuatro meses donde tiene reuniones secretas con miembros del Parlamento y masones de la Gran Reunión Americana. Llega a Buenos Aires en marzo de 1812 junto a Alvear, Zapiola y otros criollos e inmediatamente crea la Logia Lautaro, instaurando en ésta un régimen de funcionamiento al estilo de las logias inglesas. Solo siete meses después de su llegada encabeza el primer golpe de estado de la historia de nuestro territorio y destituye al Primer Triunvirato, formando el Segundo, en el cuál hay dos masones: Álvarez Jonte y Rodriguez Peña. En 1814 le ordenan avanzar por tierra al Alto Perú, pero esto va en contra de "sus" planes particulares y renuncia al Ejército del Norte argumentando que tiene problemas de salud. Llega, tiempo después, a ser Gobernador de Cuyo y se instala en Mendoza, territorio calificado por Maitland como el lugar "indudablemente indicado" para iniciar la campaña a Chile. Allí, con mucho esfuerzo personal y ayuda del Director Supremo Puyrredón, prepara un ejército escaso en armamento y hombres. Pide deliberadamente al Congreso de Tucumán que se declare la independencia. Cruza los Andes y vence a los españoles en Chacabuco y Maipú. En 1818 declara la indepencia de Chile y con la ayuda de los ingleses sigue su expedición marítima al Perú. Sí, “marítima” en barcos ingleses antes utilizados en la Companía de las Indias Orientales. Logra la independencia peruana y rechaza los cargos que le ofrecen para volver definitivamente a Europa.

    Como vemos, San Martín tenía las "ideas claras" ya que en poco más de 10 años logró llevar a cabo una empresa que le había sido difícil incluso a los ingleses. Mucho se ha dicho y escrito acerca del patriotismo del prócer, y, contrariamente a esta postura, hoy día mucha gente que piensa que San Martín fue un agente inglés. Estos son dos extremos opuestos: el Libertador no fue tan "grande" como lo quiso mostrar Mitre pero a su vez tenía y luchaba por sus ideales personales, o sea no hacía todo lo que los ingleses querían.

    ¿Por qué San Martín volvió a América después de tantos años de lucha al frente del ejército español? Algunos dicen que su sentimiento patriota lo llevó a hacerlo. Esto es imposible ya que sólo había vivido en lo que más tarde sería la Argentina 3 o 4 años y además en la época en la que él se fue, este territorio era un "anexo" de España.

    José de San Martín vino a estas tierras por varias razones: sus ideales liberales, los incentivos (algunos, económicos) recibidos de ingleses como Duff, su "odio" a la actitud española de sometimiento y a instituciones como la Santa Inquisición. San Martín tenía ideales e ideas particulares que lo impulsaron a llevar a cabo tan importante empresa. En su época él no estaba solo, había en Europa y América ciertas organizaciones que creían, como él, que España debía dejar de ejercer su poder en estas tierras, abriendo paso al comercio con otros países extranjeros. Es decir, había que dejar atrás viejos conceptos y fomentar la “modernidad” comercial y económica para toda esta región del mundo.

    José Francisco de San Martín y Matorras no estuvo totalmente subordinado a los ingleses, tampoco estuvo siempre al servicio de su España, como siempre se ha dicho, y mucho menos de América. Entonces, ¿para quién trabajaba?.

    San Martín estaba al servicio de un plan o una misión (dirigida o no por los británicos) que debía llevarse a cabo. Cómo debemos entender que, cuando la unidad nacional estaba en peligro (ante el inminente ataque de los federales al Directorio), el Santo de la Espada decidió seguir su misión y no cumplir con los pedidos a gritos de Buenos Aires para que abandone el cruce de los Andes y acuda en su ayuda (hecho conocido como la desobediencia de San Martín).

    Otro tema importante de esta singular campaña y que demuestra que el Libertador tuvo relaciones con los británicos antes, durante y después de su paso por América, es cómo San Martín actuó de la manera que lo hizo sin conocer estas tierras. ¿No es extraño que haya tomado el poder meses después de su llegada y que luego haya tenido tan claro que el lugar adecuado para organizar un ejército y cruzar los Andes era Mendoza?. Esto explicaría que hubo gente (inglesa) que lo puso al tanto acerca de las características del territorio a independizar y de su forma de gobierno.

    Sobre este tema se ha dicho que San Martín llegó a Buenos Aires sin saber cómo iba a independizar estos territorios, y que debido a su grandeza como estratega y militar ideó el cruce de los Andes. Es bueno aclarar que José Francisco llegó al Río de la Plata con conocimiento proporcionado por los británicos y por los masones americanos, acerca de cómo se debía actuar para lograr el objetivo del Plan Continental.

    ¿Cuáles fueron las diferencias entre las invasiones inglesas y el Plan Continental? Como dijo Casterlagh para emancipar las tierras americanas era necesaria la ayuda de una fuerza externa que actuara como "incentivo" de los criollos, que ya de por sí estaban buscando una identidad nacional propia. Los ingleses fallaron en creer que entrando y tomando Buenos Aires por la fuerza se adueñarían del poder colonial (actitud tomada en las invasiones inglesas). El camino a seguir era entrar "pacíficamente" e ir ganado, de a poco, partidarios con ideas independentistas. San Martín jugó ese papel, no entró por las armas ya que era criollo. Instaló una logia que reunió a la gente con sus ideas y después, sí, dio el golpe de estado y se adueño del poder "tomando Buenos Aires" como decía el Plan Maitland. San Martín logró lo que los ingleses no pudieron, aunque después, como está comprobado requirió de su ayuda. Luego de este primer paso, el Libertador siguió la estrategia trazada 16 años antes por los británicos, con algunas diferencias principalmente de recursos, pero con un objetivo en común: derrotar a los realistas en el centro de poder de su vasto imperio, Lima.

    La Logia Lautaro no era masónica sino que estaba controlada por masones. Su presidente era Carlos de Alvear, el vicepresidente, José de San Martín y el secretario Zapiola. Luego se plegaron Castelli, Monteagudo, Agrelo, Anchoris y otros pertenecientes al partido morenista.

    Si bien la cabeza de la Logia estaba en Londres, sus ejecutores tanto políticos como militares, tendrían que ser americanos, y su función, secreta. La cara, el pecho y la sangre debían ser americanos, pero el cerebro, las armas y todo el equipamiento militar, ingleses.

    Al implementar el cambio de táctica, los ingleses utilizaron las palabras “libertad” e “independencia”. Además el plan establecía que debían desmembrarse las colonias españolas para poder gobernarlas independientemente unas de otras y, para que las “Provincias Unidas del Río de la Plata” ya no tengan salida al Pacífico se le daría la “libertad e independencia” a Chile.

    Para semejante emprendimiento los ingleses supieron elegir al candidato. Tenía que tener gran experiencia militar, coraje, juventud, disciplina, subordinación incondicional, determinación a la hora de organizar, carácter firme y... ser americano. San Martín era, sin dudas, el hombre indicado.

    San Martín no tuvo inconvenientes, de acuerdo a su capacidad, para armar un ejército partiendo de nativos y criollos inexpertos, pero para armar una escuadra naval, los ingleses debieron recurrir a sus propios hombres.

    El primer buque español apresado se llamaba “Aguila” y fue rebautizado “Pueyrredón” y comandado por un capitán irlandés de nombre Raymond Morris.

    La fragata comprada a la Compañía de las Indias Orientales se llamaba “Windham” y la renombraron “Lautaro”, siendo capitaneada por George O’Brien junto al teniente Joe Argent Turner como segundo al mando.

    La Infantería de Marina que apoyaba la campaña del “libertador Santo de la Espada” estaba a cargo del capitán William Miller.

    En Inglaterra, Álvarez Condarco compra dos buques: el “Cumberland” y el “Columbus”. El primero, al mando de william wilkinson y el segundo capitaneado por el norteamericano Charles Wooster.

    Álvarez Condarco y Álvarez Jonte eran agentes de Chile y de San Martín en Londres. Ellos fueron los que contrataron al almirante Thomas Alexander Cochrane quien, bajo las órdenes directas de la Corona Inglesa, debía incendiar las naves españolas en El Callao y luego transportar al ejército de San Martín desde Chile a Perú teniendo como recompensa por estos servicios, además de la paga pactada, el derecho de apropiarse de todo el botín que cayera en sus manos. Tal cual como lo hacían los “piratas”.

    En Enero y Febrero de 1815, Alvear, que era Director Supremo, pretendió desplazar a San Martín de la gobernación de Cuyo, enviando al coronel Gregorio Pedriel, pero San Martín jamás podría abandonar la misión comandada desde Inglaterra. Arma entonces un simulacro de revuelta popular en Cuyo, parodiando una licencia por mala salud. El Cabildo de Cuyo, que era hasta ese momento presidido por él, lo instó a continuar en el gobierno y, en medio de grandes aclamaciones, firmó el acta. No solamente fue afirmado en su puesto como gobernador de Cuyo y continuó con el plan de emancipación, sino que envió a Pedriel de vuelta a Buenos Aires, donde su suegro, Don Manuel Antonio Escalada, que por entonces presidía el Cabildo, destituye a Alvear y coloca en su lugar a Rondeau, que no puede asumir por estar al frente del Ejército del Norte, y asume en su lugar Álvarez Thomas.

    En 1819 El General San Martín tenía listo su ejército para ir a Perú con la escuadra naval de Cochrane. Así estaban las cosas cuando España decide enviar 20.000 hombres a Buenos Aires y San Martín es llamado para traer su ejército. Él obedece la orden pero la Logia se la revoca. A partir de esta desobediencia, San Martín entregó a la deliberación de sus subordinados su autoridad militar y la prosecución de sus designios. Como todos estaban contentos con él, la totalidad de los oficiales le brindaron su aval y esto quedó asentado en el Acta de Rancagua que se firmó entre Marzo y Abril de 1820. De esta manera San Martín se convirtió en el general de un ejército sin patria, compuesto por argentinos que actuaban en otros países llevando adelante un plan de “liberación” planificado, organizado y sustentado por la Corona Inglesa.

    Durante toda su campaña militar, San Martín es observado por un comerciante británico llamado Williams Parish Robertson, que oficiaba discretamente de espía para la Corona Inglesa, pasando un informe de todos los movimientos y sucesos militares.

    San Martín junto a García del Río, Thomas Kinder (contratista para el empréstito peruano) y Manuel Hurtado (enviado de Colombia) deciden comprar con un préstamo que Inglaterra le hace a Perú dos barcos de guerra para ayudar a los patriotas peruanos.

    Desde Santiago de Chile, San Martín envió a Álvarez Condarco a Inglaterra con 29.500 pesos para ser depositados en una cuenta conjunta que tenían con Bernardo O’Higgins, pero luego pierden este dinero en el juego de la bolsa y Perú se queda, por el momento, sin barcos.

    El renunciamiento de José de San Martín en Perú ya estaba establecido por la Logia “Cadena de la Amistad” a la que San Martín obedecía. Según el plan, Él debería gobernar durante un año y luego establecer el poder en manos de los peruanos.

    El comisario y juez de la flota inglesa que acompaño a San Martín en su campaña era el sobrecargo Henry Dean Wilkins Bowles, Comendante en Jefe de la Estación Sudamericana de la Armada Real. El 12 de Enero de 1818 éste le informó al general San Martín que el agente del gobierno chileno en Londres, Antonio José Yrisarri, estaba facultado para ofrecer a Gran Bretaña la cesión de las islas Chiloé y Valdivia, así como una reducción de canon para todos los buques británicos durante 30 años a cambio de asistencia militar y agregó que “un príncipe de la Familia Real Británica sería bien visto como monarca sudamericano a condición de que la monarquía a establecerse fuera de orden constitucional”.

    La Logia Lautaro fue el envase hermético con etiqueta criolla que contenía la salsa inglesa que supimos digerir.

    En 1824, cuando termina la campaña y llega a Inglaterra, es recibido como un héroe y le brindan una recepción en el castillo de Baniff James Mc Duff, Conde de Fife. El 19 de Agosto de ese mismo año, las corporaciones mercantiles lo declaran ciudadano libre y miembro de las Guildas del Real Burgo de Baniff, siendo uno de los firmantes Williams Parish Robertson, el comerciante espía que informó a la Corona sobre los movimientos de San Martín durante toda su campaña.

    En el exilio, José Francisco de San Martín y Matorras no pasó jamás por ningún apremio económico. Su mansión en Boulogne Sur Mer lo atestigua. Además, constan decenas de visados en su pasaporte que demuestran que viajó por toda Europa entre 1824 y 1830. En Londres, su domicilio estaba establecido en el número 12 de New Road Park Place.

    Perteneciendo a la Logia “La Perfecta Amistad” y a pedido de Inglaterra, se dispuso a independizar Bélgica, ya que la Corona Británica tenía allí grandes capitales e industrias de máquinas y minas de carbón. Existe en el Museo Mitre una medalla honorífica que San Martín recibió en su momento de la masonería belga por los servicios prestados.

    La masonería estuvo relacionada con los movimientos revolucionarios durante el dominio español debido al pacto secreto que exigía a todos sus miembros.

    Si bien en la actualidad existen ciertas libertades dentro de la Orden, en aquel entonces, ser un “Hermano Masón” requería un secreto tan celosamente guardado que ni sus familiares ni amistades más allegadas debieran vislumbrar su identidad como tal. Es por eso que Inglaterra, al querer apoderarse de las colonias españolas, no encontró mejor camino que introducir dentro de la Orden Masónica a todos aquellos que fueran a servir a su campaña.

    En aquel momento, la Iglesia Católica y el Gobierno Español formaban un solo cuerpo y el “secreto de confesión” era el mejor camino por el cual los españoles se informaban sobre cualquier movimiento revolucionario al asistir, las mujeres en especial, a pedir a los sacerdotes que salvara las almas de los esposos, hermanos, hijos o de algún otro ser querido, del peligro en el cual se encontraban por querer conspirar contra la Corona Española.


    Fuente consultada: “San Martín y la tercera invasión inglesa”
    Juan Bautista Segeán (Editorial Biblos)


    Enviado por otras alternativas a las 1:00 a. m.




    Fuente:

    http://otrasalternativas.blogspot.mx/2008/04/sin-verguenza-nacional-la-tercera.html

  9. #229
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    CUBA; LO QUE PUDO SER

    Se comenzó en Enero de 1898 y fue abortada por la invasión norteamericana en la guerra. Es de todos sabido lo que pasó después de que los americanos ganaran la guerra; el primero de enero de 1899 se arrió la bandera española de la Habana y se izó la bandera norteamericana, comenzamos así a ser una colonia norteamericana hasta 1902, cuando un 20 de mayo comienza la “República de Cuba“, entre paréntesis porque fue una república mediatizada pues teníamos una enmienda, la enmienda plata, que decía que los americanos podían intervenir en Cuba cada vez que lo vieran conveniente, y así ocurrió. Por ejemplo hubo una revuelta entre cubanos en 1910 y los americanos tomaron el poder durante cuatro poniendo un gobernador norteamericano.

    Se puede decir que la República de Cuba no fue independiente hasta 1934 cuando se derogó la enmienda plata. De 1934 a 1952 son los únicos años en los que Cuba tuvo una democracia, puesto que en el 52 un 15 de marzo Batista da un golpe de estado y se crea una dictadura que culmina un primero de enero de 1959 cuando abandona Cuba y empieza lo que es la dictadura de los hermanos Castro, que como todos saben todavía continua en Cuba, o sea, hemos tenido cincuenta y tantos años de dictadura en todo el tiempo en el que nos separamos de España.

    Es irónico que muchos cubanos cuando se le pregunta por la fecha del 20 de mayo de 1902 te dicen que se celebra la independencia de Cuba, y si le preguntas de quién te dice que de España, cuando en realidad no sería una independencia de España sino de Estados Unidos, que tampoco fue así, pues como les he dicho por la enmienda plata, de colonia pasamos a ser una semi-colonia, o sea ,que no éramos independientes.

    ¿Y por qué digo esto? Porque todos sabemos como es la situación de Cuba, no hay democracia, no hay libertad, se violan todos los derechos humanos, las personas no pueden salir del país si no es con un permiso especial, sin embargo no hay ninguna comunidad autónoma de España donde esto suceda, y Cuba fue la primera comunidad autónoma de España, si hubiésemos seguido siendo esa comunidad autónoma los cubanos no hubiésemos tenido que emigrar, hoy en día estuviéramos viviendo en nuestra isla con el euro como moneda oficial, con el pasaporte de la Unión Europea… son muchas las ventajas.

    Tenemos que estar orgullosos de nuestras raíces, de nuestros antepasados y de nuestra bandera, la bandera de España no es extranjera en Cuba, esa bandera estaba en Cuba antes de llegaran los africanos, así que esta bandera es más cubana que cualquier otra. España creó a Cuba desde la nada, cuando Cuba era como un gran bosque, ellos comenzaron a construir el país; los españoles, nuestros antepasados. Así que no podemos decir que es una bandera extranjera, o ver a los españoles como una cosa aislada, somos la misma cosa pera separada por la invasión de un país extranjero.

    Esta invasión no es lo que la mayoría de los cubanos querían, ya habíamos empezado la comunidad autónoma cubana, e inclusive tropas mambisas se habían desmovilizado y unido al nuevo gobierno autónomo. Lo que pasa es que LOS HISTORIADORES CREARON UNA HISTORIA MUY FANTASIOSA; primero de todo se olvidaron de los autonomismos, de eso casi no se habla; el cubano no sabe que nosotros éramos españoles de nacimiento, el cubano no sabe muchas cosas.

    Una vez que me puse a estudiar la historia de Cuba me di cuenta de cuán manipulados hemos estados los cubanos y cuantas mentiras nos enseñaron.

    Poco a poco han ido saliendo a la luz pública verdades que los cubanos no conocemos, por ejemplo en historia de Cuba no se estudia que nosotros éramos ciudadanos españoles de nacimiento, que en 1821 éramos provincia de ultramar y ya comenzamos a ser españoles de nacimiento, y en 1837 nos convertimos en seis provincias de ultramar, teníamos representantes en las Cortes como cualquier otra provincia.

    En 1878 estaba el Partido Liberal Autónomo, los cubanos querían que España nos diera una autonomía, tener nuestro propio gobierno pero sin dejar de ser españoles. Lo que pasa es que existía como un gran complot de los masones cubanos, que lo que querían era destruir el Reino de España, querían separarnos de España a toda costa.

    El cubano no sabe muchas cosas, ya solo siendo provincia teníamos un pasaje preferencial a la península, había un comercio preferencial; éramos un solo país, por ejemplo, el cubano no sabe que el Partido Liberal Autónomo era el más importante de la isla y fue el que ganó la guerra civil, también llamada la guerra de la independencia.

    En noviembre de 1897 se dieron los decretos que fijaban las bases de lo que fue la autonomía, acompañados de otros dos; sufragio universal e igualdad de derechos entre españoles y cubanos. El entramado institucional era el siguiente; un parlamento bicameral formado por una cámara de representantes elegida por sufragio universal; un representando por cada 25.000 habitantes cada cinco años, y un consejo de administración de 35 miembros de los que la metrópolis designaba 17.

    El parlamento autonómico entiende de justicia, obras públicas, tesoro, educación, política monetaria, y tiene capacidad para formar su propio presupuesto. El gobernador general como máxima autoridad designada por el gobierno metropolitano lo controlaría, sancionaría sus decisiones y formaría el consejo de secretarios para atender los ramos de gracia, justicia, gobernación, hacienda, instrucción pública, agricultura, industria, comercio y obras públicas.

    El primero de enero presidido por Gálvez con tres secretarios autonomistas y dos reformistas nacía la autonomía cubana. Tras 20 años de existencia los autonomistas se habían convertido al fin en el eje de la política insular, además contaban con el favor de las autoridades frente a la segunda fuerza política; Unión Constitucional. En las elecciones a Cortes obtuvieron el 70% de los escaños, en el parlamento insular el 80%, pero sabían que para consolidar el nuevo régimen tenían que conseguir la paz.

    Los independentistas temían que la viabilidad de la autonomía los dejase sin argumentos para seguir la lucha, y por eso decretaron la pena de muerte para quien aceptase la fórmula de la paz autonómica. Por su lado Estados Unidos tampoco estaba a favor que se consolidase el nuevo modelo, las inversiones norteamericanas se habían ido incrementando a lo largo del siglo XIX, además querían controlar a su principal abastecedor de azúcar y uno de sus principales mercados de exportación; siempre preferían una independencia tutelada por ellos que tener que negociar con los cubanos.

    Cuando la reina regente de España en nombre de su hijo Alfonso XIII le otorgó la Autonomía a Cuba y Puerto Rico los insurrectos no la aceptaron, pero la mayoría de la población civil de Cuba sí la aceptó. No mentía el presidente autónomo cubano José María de Gálvez cuando en abril de 1898 decía en un telegrama al presidente de los Estados Unidos William McKinley que sí habían cubanos levantados en armas pero la mayoría de los cubanos en Cuba aceptaban la autonomía, y estaban resueltos a trabajar bajo esa forma de gobierno para restablecer la paz y la prosperidad del país.

    Si España le concedía la autonomía a Cuba, seis meses más tarde el embajador de Estados Unidos en Madrid les ofrecía 300 millones de dólares por la isla, entendiendo que su gobierno se negaba a reconocer la existencia del gobierno autónomo cubano. En realidad el presidente de Estados Unidos nunca apoyó la comunidad autónoma, y al hacerle la guerra a España y arrebatarles sus dominios en América, Asia y Oceanía no le dio tiempo al gobierno autónomo cubano para consolidarse.

    El autonomismo cubano no fracasó, pero la intervención de Estados Unidos lo hizo imposible.



    Jose Ramón Morales del blog "Cuba Española"



    Cuba siempre espanola.jpg


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  10. #230
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Extracto de la carta que envió Jefferson a Stuart en enero de 1786:


    "Nuestra Confederación debe ser considerada como el nido desde el cual toda América, así la del Norte como la del Sur, habrá de ser poblada. Mas cuidémonos de creer que interesa a este gran Continente expulsar a los españoles desde luego. Por el momento aquellos países se encuentran en las mejores manos, y sólo temo que éstas resulten débiles en demasía para mantenerlos sujetos hasta que nuestra población progrese lo suficiente para ir arrebatándoselos, parte por parte"



    America y Estados Unidos - dos cosas diferentes.jpg



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    Última edición por Mexispano; 05/04/2014 a las 21:28

  11. #231
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    C. L. A. M. O. R.: De pluma ajena

    ENFERMERIDES ARGENTINAS
    (Magnas fechas de la Patria Argentina)
    por Juan Pampero

    LOS INGLESES FUSILAN AL RECONQUISTADOR
    Domingo 26 de agosto de 1810: En el paraje denominado Cabeza de Tigre, cercano a Cruz Alta, Córdoba, un pelotón de soldados ingleses fusila al General Santiago de Liniers, Héroe de la Reconquista y la Defensa, Conde y Virrey de Buenos Aires.

    El Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros (1755-1828), fue la cabeza visible del triángulo cuyos vértices estarían apoyados en los comerciantes usureros de la City en Londres, sus operadores españoles enCádiz y los mercachifles arrastracueros del puerto de Buenos Aires. Esta triangulación, consecuencia deUtrech, formada de 1714 en adelante por Incalaperrajunto con una decena más montadas enHispanoamérica, se dedicaban con fervor al contrabando de fruslerías, el saqueo de la corambrede las vaquerías y el fabuloso robo de la plata del Potosí. Ya habían tenido su acto cumbre en las invasiones de la Incalaperra en 1806 y 1807. Porque es bueno decirlo, para aquellos hechos dolorosos, los ingleses no vinieron: los mandaron a llamar que es muy distinto.
    Cisneros había llegado a Buenos Aires con instrucciones de invitar, muy diplomáticamente, para que Liniers regresase a España. Los buhonerosmanilargos del puerto se habían dado cuenta que nada se podría hacer, de lo que después se hizo (más de 40 firmas inglesas operando en Buenos Aires y con casas matrices en Londres), con un Liniers en la ciudad. Entonces presionaron sobre los de Cádiz, lupanar de la masonería, para que éstos, a su vez, lo hiciesen sobre la Junta (que les debía plata a todos), designando como Virrey a un hombre “educado y culto” (como querría después Rivadavia) que, a su vez, tendría la misión de sacarse de encima a Liniers, dejándole el campo orégano al hatajo. Es la versión remozada y rioplatense del cuento de AlíBabá y los cuarenta ladrones (aunque aquí eran mucho más de cuarenta por el proceso inflacionario).
    Con la misma ternura diplomática con que le pidieron que se vaya, don Santiago, que ya había cumplido sus 57 años, les pidió para quedarse. Una contrariedad en los planes de la gavilla. Entonces Cisneros le hace jurar a Liniers la promesa de no inmiscuirse en los asuntos públicos, y lo obliga a retirarse a un lugar distante del epicentro de los negocios: Buenos Aires. Digamos que una cosa por otra: en lugar de desterrarlo lo internaron, como se decía en aquellas épocas. Pero con el mismo efecto: mantenerlo alejado “del progreso”. Aunque con un poco de suerte, se podría morir en el olvido.
    Este juramento del Héroe de la Defensa y Reconquista, con treinta años de nobles servicios a España sin interrupciones, es de donde se han prendido los historiadores del Régimen Perverso con sus ataques de moralina, para decir que Liniers recibió lo que se merecía por quebrantar un juramento. Y, ¿qué validez tiene un juramento hecho ante esta versión remozada de Pilatos? La misma validez que tiene la palabra devaluada del canalla que lo pide.
    Liniers se trasladó a Córdoba donde compró una finca cercana a la localidad de Alta Gracia. Los sucesos ocurridos en Buenos Aires el viernes 25 de mayo (fruto de la tenida del 24 a la noche), llegaron a Córdoba el lunes 4 de junio. Entonces el Gobernador Intendente, Capitán de Navío Gutiérrez de la Concha, quien fuera jefe de le escuadrilla que transportó desde Colonia hasta el Arroyo Las Conchas al ejército de Liniers para la Reconquista, se declara opositor al pronunciamiento de Buenos Aires y arrastró tras de sí al Cabildo de Córdoba, creándose el 6 de junio, ante la emergencia, una Junta Consultiva.
    Para constituir esta Junta, Gutiérrez de la Concha le pide a Liniers que se sume, como ciudadano respetable y persona de honda raigambre popular, junto con el Obispo Orellana, el oidor Victoriano Rodríguez, el deán de la Catedral, Gregorio Funes y el tesorero de la hacienda pública, señor Moreno.
    Hasta aquí, aunque a los tumbos, estoy conteste con los historiadores vernáculos, tanto del Régimen como no pocos militantes del revisionismo histórico. Porque a partir de esta situación cada uno de éstos va dando su versión: que Liniers fue un traidor; otros que un líder desertor; que cometió muchos errores; que no escuchó las súplicas que le hicieran por carta Saavedra y Belgrano, e incluso su suegro Martín de Sarratea; que quiso reivindicarse ante la opinión pública de aquel incidente con el enviado de Napoleón, el Marqués de Sassenay (10 de agosto de 1808); que era un agente napoleónico en Buenos Aires y, otros muchos, que Liniers fue una mezcla de todo esto.
    Confieso humildemente al lector que yo también me tragué estos sapos. Algunos crudos y otros vuelta y vuelta en la sartén con ajo y cebollas. Porque si esto escriben nuestros historiadores, cuya mayoría escribe para facturar, seguramente no es cierto o por lo menos es motivo de revisión o de crítica histórica, si prefiere el lector.
    Liniers no fue un traidor, porque nunca comulgó con otra ideología que no sea su lealtad a la Corona Española por la que terminó dando la vida; consecuentemente tampoco fue desertor porque nunca estuvo adscrito a los complotados que había producido el 25 de mayo; el único error cometido por Liniers fue el de dormir con el enemigo: creerse que Cisneros era un virrey y no el cabecilla de un grupo de quincalleros asociado a los ingleses; de las súplicas que le hiciera Belgrano mejor no hablar: don Manuel (¡Oh, cuántas tiene en el debe el bueno de don Manuel!), ya había hecho los borradores extremistas que servirían de base para que el terrorista Mariano Moreno hiciese el Plano de Operaciones (dado como secreto el 30 de agosto, según la copia en mi poder); las actitudes de Liniers, respecto al Marqués de Sassenay, fueron suficientemente claras, y la prisión que sufrió el enviado de Napoleón a manos de Elío fue injusta, prueba de ello es que al ser remitido a Cádiz fue puesto de inmediato en libertad en aquella ciudad y a Liniers jamás se lo molestó para preguntarle nada; etc.
    Ahora bien: ¿por qué Liniers –se preguntará el lector-, se opone a la Junta de Buenos Aires, acompañado de insignes patriotas y leales servidores públicos, cuando le hubiese sido más fácil aceptar el hecho consumado? Simplemente porque Liniers, como antiguo vecino de la ciudad, aparte de haber sido su Virrey, conocía perfectamente a cada uno de los integrantes de aquella Junta, lo que ellos representaban y quiénes movían los hilos de estas marionetas. Aquellos no representaban, precisamente, los intereses del pueblo, del rey ni de su virreinato. Y si no me creen vean lo que sigue:
    Miguel Azcuénaga, militar, masón recalcitrante de los tiempos de Cabello y Meza, relacionado con las familias más ricas de Buenos Aires en los inicios del siglo, terrateniente y comerciante, fue el garante ante la burguesía porteña y los intereses de la Incalaperra, de las finanzas de la Junta de Gobierno.
    Manuel Alberti, sacerdote, masón, con rico patrimonio personal, parte heredado de sus padres y parte de lo que él había hecho con sus negocios clandestinos; intervino en las reuniones conspirativas en la casa de Nicolás Rodríguez Peña (espía, masón, asalariado de Su Majestad Británica hasta su muerte); ingresó a la Junta comorepresentante del clero criollo y como defensor de los bienes eclesiásticos (y de los suyos desde luego).
    Domingo Matheu, comerciante catalán afincado en Buenos Aires, con conexiones internacionales en Europa y, particularmente en Cádiz, sostenedor de las ideas del libre comercio (recargando con un 300% las bagatelas inglesas), fue como tal el representante de los comerciantes de Buenos Aires (los que, mayoritariamente, eran ladrones y contrabandistas). Fue el garante ante la Junta de los comerciantes de la plaza de Cádiz (uno de los vértices del triángulo).
    Juan Larrea, catalán como el anterior, comerciante de los llamados frutos del país y también armador, estaba seriamente comprometido con los grupos ingleses a los que siempre fue obediente. Es considerado como el banquero de la Junta de Mayo.
    Juan José Paso, abogado, amigo íntimo de Moreno, vinculado a los intereses ingleses en el Río de la Plata. Este personaje es todo un misterio: ¡permaneció en el gobierno desde mayo de 1810 hasta la llegada de Rosas que lo echó! Poco o nada se sabe de su vida porque todos sus papeles públicos y privados han desaparecido cuidadosamente. Pero en verdad: no se sabe por qué fue incluido en la Junta, quedando solamente en pie sus vinculaciones con los comerciantes británicos.
    Mariano Moreno, abogado (el ausente durante las invasiones inglesas y el mudo del Cabildo del 22 de Mayo), representó a los intereses ingleses, con la habilidad de presentarlos como españoles. Carlos Roberts lo llamaexcelente abogado del comercio inglés y abogado de última hora. El acercamiento ideológico con Castelli (primo de Belgrano), proviene de que ambos eran abogados de los ingleses en el Río de la Plata. Moreno se destacó en la ignominia que se llamó Representación de los Hacendados (en 1809, con patrocinio del Virrey Cisneros donde hizo el papel de chancho rengo), y Castelli en varias defensas de comerciantes ingleses sorprendidos en el delito de contrabando o en el quebrantamiento de leyes consagradas. Cuando Moreno envía a Castelli al norte como comisario político, se quedó con el partido de él en Buenos Aires, y lo superó en los planteos de libre comercio a favor de los buques de bandera inglesa.
    Manuel Belgrano, abogado y economista aficionado, con amplias y fuertes vinculaciones con comerciantes del Paraguay y ganaderos del Uruguay. Esta es la causa de la aparición, de la noche a la mañana, del Belgrano militar en la campaña al Paraguay y su posterior traslado a la Banda Oriental, cuando en realidad se había destacado comoabogado y economista. Se sabe que Belgrano redactó la introducción y confeccionó el boceto del Plano de Operaciones citado más arriba. Moreno al componerlo, respetó la introducción belgraniana y, en línea generales, su proyecto, aderezándolo luego con sus crueldades propias de Caracalla. Pero don Manuel conoció el documento: a esto no hay quien lo niegue, como se sabe que no abrió la boca para oponerse ante semejantes barbaridades. El documento, encontrado por casualidad en Sevilla por don Eduardo Madero a fines del Siglo XIX, está redactado en tono canallesco, subversivo y terrorista: después me vienen a hablar del Proceso de Reorganización Nacional que es un bebé de pecho al lado de don Mariano y de don Manuel, ¡que son próceres indiscutidos!
    Dios Santísimo: ¿para qué me haces conocer estas cosas? ¿Acaso yo no sería más feliz de otra forma? Pero: hágase Tu Voluntad y no la mía. Prosigo entonces.
    Llegado a esta altura, le pregunto al lector: ¿y usted que hubiese hecho? ¿Tal vez adherirse a esta Junta, o haría lo que hizo Liniers, después Artigas y finalmente Alzaga? Diga usted. Porque después de todo lo que hizo el Cabildo de Buenos Aires fue tomar la decisión de crear una Junta municipal de gobierno. Le correspondía luego invitar a las demás provincias hermanas a uncongreso revolucionario para lo cual, cada una de ellas, debía dar, como requisito previo, un golpe político como el de Buenos Aires. De esta manera la Primera Junta hubiese sido nada más que una promotora de la revolución nacional. Esta actitud de Buenos Aires de arrasar con las autonomías provinciales y municipales se repetiría constantemente, se reflejaría en la Constitución Nacional y se puede ver hoy en día, donde los Gobernadores, pero fundamentalmente los Intendentes Municipales (donde reside la auténtica soberanía popular), son felpudos del gobierno central.
    Desbandada la tropa de Liniers y Gutiérrez de la Concha al primer amague, siguieron los dos fugitivos con sus amigos, sin una escolta que les brinde protección, y se refugian en Villa del Chañar, a unas 50 leguas de Córdoba. Allí los alcanza y detiene el Capitán José María Urien, que los venía rastreando, quien comete la arbitrariedad de tratarlos con todas las brutalidades que uno se puede imaginar, incluidos los azotes. La Pasión de don Santiago de Liniers había comenzado en manos de los esbirros del Robespierre porteño, Mariano Moreno: el que en la noche del 25 de Mayo lloraba sentado en las escaleras del Cabildo por las represalias que habría de tomar el rey contra ellos a su regreso “por majaderos”. Esta es la verdadera causa de su misterioso viaje a Inglaterra que dijeron lo hacía en misión diplomática: le aterrorizaba la idea del regreso del rey. En verdad fue un exilio disfrazado con misterios, como su muerte que resultó de un fecaloma: hacía una semana que no iba de vientre y el capitán inglés le suministró un purgante fenomenal. Una hora después estaba con una peritonitis y se fue por la avenida ancha sin semáforos. Pero volvió reencarnado en los periodistas que tenemos que lo han tomado por apóstol.
    Detenidos los cabecillas del desacato, debería corresponderse con el final de este triste capítulo de nuestra historia. Pero no fue así, porque es realmente aquí donde comenzó. Porque, ¿qué hacer con Liniers, el Gobernador Gutiérrez y el manojo de amigos encadenados? A Córdoba no los podían regresar, porque muchos de los soldados patricios que formaban los regimientos a las órdenes del Coronel José Antonio González Balcarce admiraban y amaban a Liniers y a Gutiérrez por haber luchado codo a codo con ellos en las jornadas de 1806 y 1807. Algo parecido ocurriría con la población civil, memoriosa del trato paternal y deferente de Liniers durante su virreinato.
    Entonces, ¿qué tenemos por aquí? Tenemos un problema insoluble a nivel de dirigentes. El mismo problema que se les repetiría con Artigas, Alzaga, Dorrego, don Juan Manuel y, si el lector quiere, el de Perón: su inmensa popularidad. ¿Qué hacer con un tipo que supuestamente hace lo que no debe hacer y sin embargo goza de abrumadora popularidad? La respuesta no está en los manuales liberales, ni en las películas de Hollywood de yanquilandia, donde el derrocado es un tiranuelo de cuarta. ¿Qué hay que hacer con un tipo en cuya contra se han ensayado todas las argucias y todas ellas, de a una, han ido fallado? A este tipo hay que matarlo, porque la popularidad para los liberales es un bien peligrosísimo. A Liniers y Dorrego, El Coronel Arrabalero, les costó la vida. El Restaurador se les escapó con un hilo de la pata. Y Perón se salvó de milagro, si se tienen en cuenta desde bombardeos hasta una docena de atentados, comenzando por el de Villa Rica en Paraguay.
    En verdad la Junta municipal de Buenos Aires, vulgo llamada Primera Junta, ha pensado en el destierro, medida que se le aplicó al compinche Cisneros con todo éxito, pero que con don Santiago sería un fracaso. Alguien ha madurado en hacerlo desaparecer, pero es imposible porque ya todo el mundo sabe que está en manos de sus captores. Reverdece entonces la idea de asesinarlo, pero cómo. Envenenarlo sería muy evidente. A un iluminado de la caterva se le ocurre simular un malón de indios que atacarían la caravana y lo asesinarían sin misericordia. En los alrededores de Buenos Aires hay muchos indígenas que por una damajuana de aguardiente serían capaces de despellejar a su madre. Pero ocurre que a ¡don Santiago de Liniers también lo quieren los indios porque ha sido muy compasivo con ellos! Entonces, si una salida “culta y educada”, resuelven matarlo ellos mismos. Fusilando de esta manera se cargarían de poder coercitivo, desalentando resistencias latentes: digamos que a lo Valle, Cogorno e Ibazeta el 9 de junio de 1956.
    Llega a Córdoba el decreto para la ejecución. La población recibe la noticia con claras muestras de disgusto. El Coronel Balcarce y el gobernador interino nombrado por la Junta, que fue Juan Martín de Pueyrredón, se enteran que el Regimiento de Patricios, alojado en la casa de Ejercicios Espirituales, se está por sublevar para rescatar a Liniers. Les cierran todas las puertas y les colocan tres regimientos a su alrededor para que nadie salga ni entre. Unas 100 religiosas y religiosos que allí prestan servicios padecen la cuarentena, aunque son completamente inocentes: es la primera herejía de las muchas que luego harían en el Alto Perú contra la Santa Religión. Ortiz de Ocampo hace como Pilatos: se lava las manos y decide remitir al prisionero a Buenos Aires. En realidad le tiene miedo a la pueblada y algunos regimientos que no le han querido rendir honores.
    La Junta se entera de esto y resuelve que Liniers no debe entrar en Buenos Aires. Para ello acuerdan que Castelli y French, con algunos efectivos del Regimiento Estrella, salgan al encuentro de la columna y fusilen a Liniers donde lo encuentren. Sin embargo aparecen otros problemas, aparte del cáncer de lengua que lo tiene mal a Castelli, los soldados del Estrella ponen las cosas en claro: ellos acompañan pero no fusilarán a Liniers. Los comisionados alcanzan la columna que viene de Córdoba en Cabeza de Tigre, una posta a la altura de Cruz Alta. Allí los espera otro frentazo: los soldados de la escolta que traía a Liniers, también se niegan a fusilarlo. ¡Estos negros de mierda, siempre creando problemas! No, si es como decía Sarmiento: es una raza maldita. Porque no habían nacido debajo de una higuera como él.
    Pero alguien había sido más previsor que todos estos complotados para asesinar. En Córdoba vivían desde hacía unos dos o tres años un número considerable de soldados ingleses que fueron internados después del escabroso asunto de Luján. Algunos tenían chacra, familia y otros se habían afincado definitivamente. Alguien los habló y ellos aceptaron fusilar gustosamente a Liniers, el autor de su derrota, su prisión, su internación y su vergüenza. Y previendo que pasaría lo que pasó los llevaban a la cola de la columna.
    Y así fue como en la mañana del 26 de agosto, el mes de la Gloriosa Reconquista, de 1810, una docena de soldados de su Graciosa Majestad Británica fusilaron a don Santiago de Liniers, cubierto de sangre por los castigos y cinco de sus compañeros todos malheridos. El tiro de gracia se lo dio French, el cartero de Buenos Aires, devenido ahora en Teniente Coronel de la noche a la mañana, el que fuera enlace entre las logias masónicas montadas por Rodríguez Peña y el cura Agüero. En las ropas de Liniers se encontró su despacho como Virrey firmado por el rey, que Castelli ordenó quemar: estaba el papel tinto en sangre.
    A esto último lo descubrió el historiador Julio Lafont al que por poco lo matan. Pero jamás pudieron desmentirlo, hasta el día de hoy porque está muy bien documentado. Al resto, que no es de Lafont, los invito a los historiadores a que me desmientan. Pero, ¡cuidado!, porque a lo mejor no me callo de cosas que aquí he callado.
    Última edición por Ordóñez; 09/04/2014 a las 21:29

  12. #232
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    Re: Hay “otro” bicentenario




    Comentario de una persona en la página de facebook:

    Infeliz final el del Valiente Liniers. No se lo merecía, como dijo Salvador Ferla, pagó caro el haberse convertido en un líder desertor....Él, que hubiera podido ser nuestro George Washington, atacado por un complejo de fidelidad, terminó sus días ultimado por sus propios hijos; por aquellos que poco tiempo antes hubieran levantado estatuas en su honor...

    Respuesta de CLAMOR:

    ¿Desertor? Desertores fueron los otros. Los que ayudaron a escapar a Beresford, los que juraron fidelidad a S. M. C. Fernando VII y luego lo traicionaron, los que izaron la bandera británica el 26 de mayo de 1810, los que quebrantaron tratados centenarios con los indios, los que utilizaron a mercenarios ingleses para asesinar a Liniers, los que celebraron misas negras en el Alto Perú, etcétera, etcétera.

    No quiso ser un Washington o un Napoleón porque, como dijo infinidad de veces, no quería dejar a sus hijos más que el honor. Liniers no era un terrateniente masón con aspiraciones dictatoriales como Washington ni un tenientillo corso que inspiraba masacres como Bonaparte. Era un caballero por herencia y por vocación.




    https://es-la.facebook.com/pages/El-...type=1&theater

  13. #233
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    Re: Hay “otro” bicentenario


    El mito de la batalla de Ayacucho


    La más importante batalla de la Guerra de la Independencia hispanoamericana fue sólo una comedia

    La Razón (Edición Impresa) / Ramiro Prudencio Lizón

    00:15 / 18 de diciembre de 2013


    En este mes se ha celebrado un nuevo aniversario de la batalla de Ayacucho efectuada el 9 de diciembre de 1824, entre las fuerzas realistas dirigidas por el propio virrey del Perú, José de La Serna, y las huestes patriotas, comandadas por el lugarteniente del Libertador, el general José Antonio de Sucre. Las fuerzas realistas estaban situadas en las alturas del cerro Condorcunca, mientras que las patriotas ocupaban la llanura de Ayacucho. Evidentemente, las primeras tenían de su parte una gran ventaja estratégica, además, eran muy superiores en número. Pero Sucre estaba plenamente confiado en el triunfo y, en efecto, luego de corto tiempo, no más de tres horas, todo el ejército realista, comenzando por el virrey, se rindió al vencedor. Como dijo el parte de guerra, la derrota realista fue “completa y absoluta”.

    Han pasado 189 años de tan hermoso acontecimiento y es hora de que nos preguntemos si verdaderamente hubo tan gran combate o si todo estuvo arreglado de antemano.

    Para ello hay que tomar en cuenta que el general Sucre no sólo era un gran guerrero, sino también un extraordinario diplomático. Y bien pudo haber negociado con La Serna antes de la batalla. Hay indicios muy importantes que pueden certificar este postulado. Primeramente, el curioso hecho de que antes de que se iniciara la contienda, se determinó que 80 miembros de cada ejército, que estaban emparentados entre sí, cruzasen la línea que dividía a las dos huestes, y se abrazaran efusivamente con el pariente correspondiente.
    Como cuenta el general Ramallo, “entre ellos estaba el teniente coronel Pedro Blanco, que más tarde fue presidente de Bolivia, y que deseaba abrazar a otro Blanco, hermano suyo, jefe de un cuerpo de caballería española. El brigadier Antonio Tur pasó también a ver a su hermano y todos se abrazaron derramando lágrimas”.

    Como se puede observar, es inimaginable que después de tan efusivos y emotivos abrazos delante de los dos ejércitos, hubiese deseos de combatir a un enemigo reconocido como hermano. Además, es inexplicable que todo el ejército realista se rindiese, comenzando por el virrey y su estado mayor, sin haber procurado efectuar una retirada hacia el Cuzco. Y para culminar, se tiene la generosísima Capitulación de Ayacucho, por medio de la cual se garantizaba la vida, libertad y bienes de todos los realistas que aceptaran dicho acuerdo y se comprometieran a no volver a tomar las armas. Más todavía, el gobierno peruano se obligó hasta pagar los pasajes de quienes deseaban retornar a España con sus enseres. Queda todavía un último punto que destacar, la felicitación del jefe del estado mayor del ejército realista, José Canterac, al propio Libertador Bolívar, donde le expresa: “Como comandante de la gloria, aunque vencido, no puedo menos que felicitar a V. E. por haber terminado su empresa en el Perú con la jornada de Ayacucho” (sic).

    De todo ello se puede inferir que Sucre y La Serna pactaron con antelación la capitulación de Ayacucho; y la mayor prueba es que el secretario de Sucre, el arequipeño José María Rey de Castro, asistió a la batalla al lado del virrey. Seguramente, ese secretario hubo negociado el célebre documento que dio fin a la larga guerra de la independencia sudamericana.

    Cabe la pregunta, si todo se arregló de antemano, ¿por qué se dio la batalla? Pues, porque los españoles no habrían podido volver a España sin haber sido tachados de cobardes o de traidores. Así que tuvo que realizarse un simulacro de combate, para contentar al rey peninsular; simulacro que lamentablemente costó centenares de bajas en los dos lados. Mucho más, naturalmente, del bando realista.

    En consecuencia, la más importante batalla de la Guerra de la Independencia hispanoamericana fue sólo una comedia. Pero una comedia trascendental, porque dio fin a una guerra de quince años de duración. Más todavía, culminó con el odio entre peninsulares y criollos, y dio lugar a que los realistas que se quedaron en el continente pudieran integrarse plenamente a los países recientemente libertados por el gran día de Ayacucho.






    Fuente:

    El mito de la batalla de Ayacucho - La Razón
    El Tercio de Lima dio el Víctor.

  14. #234
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    EL PARTIDO LIBERAL MEXICANO y su antecedente EL LIBERALISMO.





    El liberalismo es una doctrina que asume la defensa y la realización de la libertad en el campo político. Su antigüedad comienza en la llamada “Edad Moderna”, a fines del siglo XVII, todo el siglo XVIII llamado por los filósofos Siglo de las Luces, de la Ilustración o tal vez del Iluminismo”, extendiéndose su vigencia a todo el siglo XIX y aún a las primeras décadas del XX. (1)


    Los filósofos de la Ilustración quisieron la libertad humana a ultranza, sin límites, su crítica de todos los temas es total, ni siquiera los han detenido las tesis cartesianas que vedan esta crítica a los campos de la religión, de la política y la moral. La Ilustración no acepta estas renuncias y lleva su crítica racional, a todo, endiosando la Razón Humana.


    Al deísmo inglés se lo considera como la primera manifestación de la Ilustración consistente en cuestionar la validez de la Religión. (2)


    A continuación los filósofos ingleses iniciaron la crítica política, seguidos por los franceses y los escritores de la Revolución de 1789. (3)


    Los principios filosóficos de la Ilustración van, por tanto, contra el Orden establecido por el cristianismo en Europa desde la evangelización de los siglos V, VI y VII, pasando por la Edad Media y el Renacimiento, hasta antes del establecimiento del Protestantismo en el siglo XVI, cuando la religión católica era la norma de la vida en la sociedad entera. El régimen civil marchaba de acuerdo con el régimen religioso; la Monarquía con la Iglesia Católica.


    También, junto a la Ilustración apareció el llamado Enciclopedismo como consecuencia de la especulación filosófica y crítica de todo lo creado que propone aquella. Pero el Enciclopedismo se concentra en el estudio de las ciencias y las artes, dando una especial importancia a la dialéctica. Todo esto como contraposición al esquema enciclopédico que Aristóteles propone; las ciencias teóricas: filosofía, física y matemática y las ciencias prácticas: la ética, la política y las artes. Santo Tomás tomó el concepto aristotélico subordinándolo a la Teología, por tanto, la Ilustración y el Enciclopedismo se van a organizar como una corriente de pensamiento en oposición a la Cristiandad, atacando la religión católica, y el sistema monárquico y económico sobre el cual descansaba la sociedad. Esto es, a cuestionar la Tradición cristiana occidental, con bien estructuradas filosofías salidas de los pensadores protestantes: ingleses, franceses y alemanes principalmente (4)


    Mientras, los enciclopedistas franceses cuyo espíritu “ilustrado” los llevó a adoptar un método sintético para llegar al saber positivo, fueron quienes mayormente influyeron en los filósofos, científicos y estadistas de las generaciones inmediatas y posteriores a la Revolución de 1789.


    No debemos olvidar, por otra parte, que la mayoría de los historiadores que tratan de esa época, soslayan las actividades de las sociedades discretas y secretas que siempre han existido a lo largo de la Historia, y cuyos miembros no aparecen como tales en los acontecimientos más relevantes. Ignorar a estas sociedades y a estos individuos es quedarse en la superficie del quehacer humano sin entender ni dar a entender a los lectores, el hilo conductor de lo que se relata. Entre las numerosas sociedades secretas estuvieron las logias masónicas como las más influyentes, a través de sus miembros enquistados alrededor de los gobernantes europeos. (5))


    A partir del año 1717, tras la reunión de las cuatro principales logias europeas en la ciudad de Londres, se puede hablar ya, de una sola organización MASÓNICA con diversos ritos u obediencias que hizo suyos todos los principios filosóficos del Liberalismo, es decir; la Ilustración y el Enciclopedismo, para llevar a cabo la destrucción de la Tradición del Orden Católico; El Papado, el sistema Monárquico y la Milicia. (5.A)


    El Liberalismo se define así mismo, como “una doctrina filosófica, política y económica que practica la tolerancia en todos los órdenes”. Sin embargo, tiene que ser intolerante, con el llamado por el mismo Liberalismo como: Absolutismo. (6)
    El Liberalismo parte del concepto según el cual “el conocimiento de la razón humana y, el derecho inalienable a la acción y realización propia, libre y sin límites es el mejor sistema para satisfacer los deseos de la humanidad”. (7)
    Exige la Libertad de pensamiento, la libertad política y económica partiendo de la libre concurrencia (competencia) y es contrario a las actuaciones estatales y religiosas. El Liberalismo es por tanto, partidario de las libertades individuales y de los pueblos.


    Como doctrina política, el Liberalismo y su soporte la Masonería se concretaron en la Revolución angloamericana de 1776 y como consecuencia de ésta, en la Revolución francesa de 1789. Pocos años después; a principio del siglo XIX, influyeron en las guerras de independencia de los países de Hispanoamérica. Y para completar el cuadro de los enemigos de la Cristiandad durante el “Siglo de las Luces”, se sumaron a este empeño los judíos talmúdicos. (8)


    En el año de 1801 se fundó en la ciudad puerto de Charleston, Carolina del sur en los Estados Unidos de Norteamérica, la Logia de 6 judíos, cuyo presidente Esteban Morin era banquero de origen francés partidario y sostenedor de Napoleón Bonaparte, con el fin aparente, de organizar desde ese lugar norteamericano, las logias afines a los intereses de la Francia revolucionaria sin tener que tropezar con las monarquías europeas. (9)
    En cuanto al Imperio Español, por su estructura católica, monárquica y aristocrática, era el fiel representante del “absolutismo” enemigo de las nuevas ideas, del Liberalismo y de los revolucionarios de toda laya.


    Entonces, los revolucionarios franceses y su Jefe máximo Napoleón eran los indicados para deshacer en todas sus partes al viejo coloso; el Imperio Español. Por dentro, con los llamados “afrancesados” y por fuera atrayendo a sus hijos hispanoamericanos a logias obedientes al nuevo “Supremo Consejo de Charleston”. (10)


    Serían los Estados Unidos de América la potencia beneficiada del trabajo del futuro emperador de los franceses. ¿No acaso la Revolución francesa era hija de la norteamericana? ¿No el hermano Lafayette, después de su actuación en la guerra de independencia americana, había regresado a la Francia con la escarapela tricolor de los yanquis en el sombrero, y la cabeza llena de ideas de Libertad, Igualdad y Fraternidad? (11)


    Pero nada es casual en el mundo, hay un Plan Metafísico que dirige los acontecimientos humanos, aunque sean los seres humanos los ejecutores de ese Plan, para lo cual, el Creador les dio el Libre Albedrío; la libre voluntad con la cual pueden acertar o errar su camino. En el caso de los Estados Unidos, esta república fue planeada, proyectada, para servir a los intereses religiosos, políticos y económicos de los financieros judíos desde el siglo XVI, concretamente los de Amsterdam en Holanda, bajo la monarquía de Guillermo de Orange.


    La razón de extenderme en detallar ciertos acontecimientos históricos que podrían interpretarse como superfluos, es porque la mayoría de los tratados de Historia de México no se refieren a los orígenes y causas de la formación del Partido Liberal de Nueva España, haciendo creer a los lectores que las ideas de la Independencia han salido de los propios novohispanos como Hidalgo, Morelos, Allende, etc. o de los sudamericanos Miranda, Bolívar, San Martín o Sucre. Cuando en realidad ni los franceses ni los españoles afiliados a la Masonería tuvieron la iniciativa de la libertad y progreso de los pueblos hispanoamericanos. Todas esas ideas románticamente falsas, las propiciaron Inglaterra y los norteamericanos para aprovecharse de las actividades de los criollos hispanoamericanos, quedándose a fin de cuentas, con sus tierras y riquezas dejando a los pueblos indígenas más pobres y desamparados.


    Desde 1783 cuando los Estados Unidos de América fueron reconocidos como una nación independiente y amiga, por las potencias de entonces: España, Francia e Inglaterra, en la “Paz de Versalles”, esta nación recién nacida, no cesó de crecer abriendo sus puertos a todos los que quisieran establecerse dentro de sus nuevas fronteras entre el litoral atlántico y la orilla derecha del río Mississippi proclamando la Libertad de creencias y trabajo; la Igualdad bajo sus leyes y la Fraternidad de todos los perseguidos por “absolutismo” europeo, vendiendo las antiguas tierras realengas y de los indios a todo el que quisiera cultivarlas.


    Uno de los cuatro firmantes del Tratado de Versalles, don Pedro Pablo Abarca, Conde de Aranda embajador de España en París, escribió al rey Carlos III algo parecido a una profecía: “Con vuestra real autorización acabo de firmar algo que me inquieta: Hemos reconocido a una potencia que ha nacido pigmea pero que con el tiempo será un gigante que se olvidará de nuestra ayuda y nos sacará del continente comenzando por la rica y hermosa Nueva España que no podremos defenderla por su lejanía a más de ser limítrofe de ella…..” (12)


    Por su parte, Benjamín Franklin primer embajador de los Estados Unidos ante la Corte del rey Luis XVI de Francia, aparte de ser científico, era filósofo, gran Maestre de la Masonería, había elaborado una doctrina y un plan para engrandecer a su nación basándose en los principios revolucionarios de su religión calvinista presbiteriana y del liberalismo imperante en el siglo XVIII.


    A esa doctrina y su consecuente plan los llamó: “El Destino Manifiesto Imperial de la Nación Americana” siendo la base de la política que han seguido hasta la fecha (año 2011) todos los presidentes de los Estados Unidos de América con sus variaciones de partido.


    Personalmente creo, que la fundación secreta de las primeras logias masónicas, en las posesiones americanas del Imperio Español, fueron organizadas por agentes infiltrados provenientes de los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y por los españoles afrancesados. Su labor propagandista de las ideas republicanas por medio de las sociedades secretas, encontraron acogida entre ciertos criollos ilustrados, tanto civiles, propietarios, nobles titulados como también eclesiásticos.
    Por razón natural, no se puede investigar con detalle y a fondo lo relacionado con las sociedades secretas cuando el investigador no pertenece a ninguna de ellas, pero deduciendo lógicamente los hechos políticos y examinando los documentos encontrados se puede seguir el hilo de los acontecimientos.


    “Ya desde 1804, los seguidores del banquero Esteban Morin dictaban medidas para facilitarle el camino a Napoleón Bonaparte, el camino de la usurpación de España, por medio de las traiciones de los afrancesados españoles” (13)

    Reclutar a la gente idónea para la consecución del Plan Maestro para engrandecer a la República americana a costa de la destrucción del Imperio Español por dentro de sus instituciones, era primordial, así como apoderarse de la persona del débil rey Carlos IV. Para implantar las logias que obedecieran a la central de Charleston se emplearon, al menos, cuatro años. También, en 1806 funcionaba una logia en la ciudad de México donde varios individuos que posteriormente serían conocidos personajes de la Revolución de Independencia habían sido iniciados. (13)


    En enero de 1807 se suscitó un incidente en Nueva Orleans que tuvo resonancia legal: Aaron Burr, un antiguo político yanqui protegido del presidente Thomas Jefferson, quien ya había sido llevado a juicio por el asesinato del honesto Alexander Hamilton, enfrentó otro juicio por “Traición a los Estados Unidos”, había concebido junto a incondicionales suyos, un plan para invadir la Nueva España por Texas, apoyados por una escuadra de barcos ingleses, llegar hasta la misma ciudad de México y con el consorcio de “innumerables” conjurados novohispanos hacerse elegir Rey o Emperador (¿?) (13 A)


    Por otra parte, entre la correspondencia de los virreyes había una carta del Intendente Morales desde Panzacola, fechada el 12 de mayo de 1808 al virrey don Francisco Javier Iturrigaray, donde asentaba:


    “Hace un año existía en Nueva Orleans un grupo considerable de individuos, cuyo fin era revolucionar el reino de Nueva España y, que tenía noticias fidedignas de que en la conjura había muchos eclesiásticos,” (13 B)

    Además, existe en los archivos, especialmente en el de Indias en Sevilla, numerosas cartas del Ministro de España en Filadelfia, Estados Unidos: don Luis de Onís. Quien daba cuenta a los funcionarios de la Corona de todos los movimientos que se preparaban en esa nación, con el fin de separar a Nueva España del Imperio Español. Fundar una república a su imagen y ponerla bajo su “protección”. Mientras ocultaban sus planes haciendo creer a los criollos novohispanos e hispanoamericanos en general, que era Napoleón y sus revolucionarios quienes ambicionaban quedarse con el Imperio. Los políticos yanquis invitaban a los ilustrados novohispanos a ponerse bajo la protección de sus instituciones republicanas, “garantía contra las ambiciones europeas”.


    Llegando a este punto de la explicación, vemos cómo claramente, la insurrección secreta de las directivas del Supremo Consejo de Charleston, se iba cumpliendo puntualmente. A los hispanoamericanos les llegaban invitaciones de diversos puntos: Londres, París, Cádiz y también Lisboa, pero todas se originaban en Charleston. Los hispanoamericanos estaban siendo bombardeados a dos fuegos porque también Napoleón por su parte, ambicionaba gobernar el Imperio Español completo, sin compartirlo con Inglaterra ni con los Estados Unidos.




    COMO ESPAÑA QUEDÓ SUJETA A LA OBEDIENCIA FRANCESA

    Bajo el gobierno del valido Godoy, en 1805, hubo una alianza de España con la Francia napoleónica para repartirse Portugal, por lo cual entraron en guerra contra Inglaterra aliada de este Reino. Inglaterra había maquinado todo esto porque Bonaparte tenía el proyecto de invadir la Isla británica. Envió una armada al mando del almirante inglés Horacio Nelson quien derrotó a la escuadra franco-española en Trafalgar cerca de Cádiz, en esa famosa batalla, España y Francia perdieron sus flotas, aunque Inglaterra perdió en la batalla a su almirante, y quedó dueña de los mares. Napoleón hubo de renunciar a su proyecto de invasión a la “pérfida” Albión, y España se quedó sin posibilidad de defender sus posesiones ultramarinas.
    Bonaparte no actuaba por sí mismo, obedecía a la Masonería, cuyo final objetivo, era la destrucción del Imperio Español, con ese aval, se decidió volver a atacar al reino de Portugal y repartirlo con todo y sus posesiones ultramarinas, con España, según decía, comenzó su engaño ofreciendo al Ministro Godoy hacerlo rey de los portugueses, Para todo ello, las tropas francesas tendrían que cruzar el territorio español,
    En el palacio de Fontainebleau, Francia, se firmó el Tratado el 24 de octubre de 1807. Napoleón tomó, entonces, a la monarquía española en un puño, mientras sus tropas llevaban a cabo una auténtica invasión de la Península. El rey de Portugal y toda su corte se embarcaron en 20 naves para el Brasil alejándose de ese modo por muchos años de la política europea aunque con la idea oculta, de anexar al Brasil, a su debido tiempo, todo el Virreinato de la Plata. (13 B)


    Efectivamente así ocurrió; Napoleón envió tropas que poco a poco avanzaron a varios puntos de la península española, mientras los “consejeros afrancesados” provocaban disidencias entre el rey Carlos VI y su hijo Fernando VII por la antipatía de éste a Manuel de Godoy. Al fin, tanto Carlos VI como Godoy comprendieron la situación en que se encontraban sus personas. Ya invadida la España por todas partes, el Ministro propuso a la familia real que se trasladara a Nueva España. (13 C)


    Cuando se preparaba la huida del Monarca, hacia el Nuevo Mundo, el pueblo azuzado por agentes napoleónicos, rodeó el palacio de Aranjuez para impedir la salida del Rey. Manuel de Godoy quedó preso y Carlos IV abdicó la Corona en su hijo Fernando el 19 de marzo de 1808. (13 D)


    “Las tropas francesas se hallaban a pocas leguas de Madrid y al tener, el pueblo de Aranjuez, donde se hallaba la corte, noticia de lo que pasaba, se indignó contra el favorito Godoy creyéndolo de acuerdo con Napoleón para entregarle la España. El pueblo se amotinó contra él…”
    “Las noticias de los acontecimientos de Aranjuez se recibieron en la ciudad de México el 8 de junio de 1808, Indescriptible fue el regocijo que causó la caída de Godoy y la proclamación del nuevo monarca….” (13 E)

    Novohispanos y peninsulares se felicitaron por el advenimiento al trono de Fernando VII. Mientras el virrey Iturrigaray, nombrado por Godoy, se ausentó de la ciudad para que el pueblo celebrara la caída del mal gobierno encabezado por Godoy ministro del débil rey Carlos IV.


    Después sucedió en España, algo inaudito, algo así como un juego de niños, como un sainete, pero de una trascendencia capital y desastrosa:
    Napoleón Bonaparte se trasladó a Bayona población de los Pirineos franceses, a donde atrajo al flamante rey Fernando VII y al rey Carlos para una entrevista, ahí pidió a Fernando que liberase al ministro Godoy. Fernando accedió. Pero el asunto no quedó ahí, Napoleón jugaba con la familia real borbónica y presionaba con sus tropas establecidas por toda España de común acuerdo con los masones españoles afrancesados, instalados en puestos estratégicos a la espera de las órdenes del emperador de los franceses.


    Bajo presión, Bonaparte logró que Fernando devolviese la Corona a su padre, Carlos IV, éste a su vez, se la ofreció a Napoleón, quien de inmediato, se la pasó a su hermano José, usurpando éste, el venerable trono de España y sus Indias.
    Carlos y Fernando fueron llevados prisioneros al Castillo de Valençay en Francia. Una verdadera catástrofe política y social se había concretado en ese año aciago. Todo el Imperio Español se resquebrajaba como lo había planeado el Supremo Consejo de Charleston en los Estados Unidos. (14)


    Acto seguido, Napoleón emprendió la invasión formal de España, dispuesto a destruir su Tradición Católica y a imponer los postulados de la Revolución: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
    José I Bonaparte hermano mayor de Napoleón, Gran Maestre de la Masonería formó su gabinete entre los afrancesados, dos de ellos, virreyes de Nueva España: el quincuagésimo cuarto virrey Miguel José de Azanza y el último “virrey” Juan de Odonojú, ambos encumbrados masones. (14 A)


    Las Logias masónicas españolas reconocieron al hermano de Napoleón, no así los verdaderos patriotas compuestos por: la antigua Aristocracia, la Iglesia Católica y el Pueblo llano españoles, quienes, lamentablemente, cayeron en la trampa que les tendió la Masonería formando astutamente la Junta Nacional “patriótica” en Andalucía para dirigir (al fracaso) la lucha de resistencia al invasor por si los patriotas españoles realmente pudieran hacer frente al invasor. En Sevilla y Cádiz se establecieron un Gobierno y unas Cortes masónicos. (15)


    NOTA: Me he extendido en estos antecedentes, porque son necesarios para que el lector comprenda fácilmente la secuencia que ha llevado a crear el Partido Liberal Mexicano desde sus orígenes en las ideas de la Ilustración y el Enciclopedismo hasta su instalación entre los criollos “ilustrados” de Nueva España: Luis Ozden


    La secular animadversión entre los españoles peninsulares y los criollos explotada por enemigos internos y foráneos del Imperio para destrozarlo había cristalizado hacia los últimos años del siglo XVIII en dos partidos no oficiales, subterráneos, compuestos por masones de diversos ritos, que los acontecimientos de Bayona definieron claramente: El Partido europeo y el Partido Americano. Sin haber sido una regla estricta; los europeos llegaron a formar, al comenzar el siglo XIX, el Partido Conservador y los hispano americanos el Partido Liberal.


    Mientras en la Antigua España se formaban las juntas de gobierno para organizar la resistencia; en la Nueva España todo quedó como paralizado. Los habitantes en general estuvieron de acuerdo en no obedecer a José I pero los individuos con puestos públicos, muchos eclesiásticos y los ricos de nuevo cuño, se pusieron en movimiento para tomar posiciones. Sin embargo el consenso general fue apoyar a Fernando VII en su prisión de Francia.


    En Nueva España era virrey don José de Iturrigaray y Aróstegui desde 1803, era afrancesado, nombrado por Manuel Godoy, con la consigna de acercarse al Partido Americano, Pero habiéndose encendido el fervor patriótico entre los españoles peninsulares no masones, no le quedó otra salida que acercarse ocultamente, al Partido Americano pues estaba al tanto del Plan Maestro para separar a Nueva España con él como gobernante.


    En cuanto el Virrey dio a leer públicamente las Gacetas llegadas de España a la ciudad de México dando cuenta de la prisión de la familia real y la invasión de los franceses. Se manifestó un ambiente de indecisión entre los cuerpos de mando; La Real Audiencia, el Ayuntamiento de la ciudad y el Virrey Iturrigaray sobre lo que se había de llevar a cabo en tan urgente y peligrosa situación para la Nueva España por sumarse a esta catástrofe, la noticia de que, desde Inglaterra, había salido una Armada al mando del general Arthur Wellington con el fin de llegar hasta Nueva España.


    De todos los liberales pro americanos, fueron cabeza, los regidores del Ayuntamiento Francisco Primo de Verdad y Ramos y don José Francisco de Azcárate y Ledezma Duque de Atlixco, quienes el 12 de septiembre de 1808 propusieron se convocara a todos los ayuntamientos del Reino para formar un Gobierno provisional, un Congreso Nacional, que tuviera su origen en “la soberanía popular”. Curioso lenguaje tomado de las ideas liberales revolucionarias de los Ilustrados.


    Por una coincidencia, en Nueva Orleans, habíase elaborado un plan para separar la Nueva España del Imperio Español. Entre los documentos que coleccionó don Genaro García para celebrar el Centenario del “grito” de Hidalgo, existe uno del 22 de julio de 1808 en que el virrey Iturrigaray pide a don Benito Pérez que despache un barco a los Estados Unidos de América para comprar armas en ese país y “defender a Nueva España, supuestamente de los franceses pues se decía que ya estaba nombrado el Marqués de Saint Simon para gobernar el Reino”. Entre esos documentos hay varios escritos de personas influyentes del Virreinato que constantemente enviaban al Virrey, dando noticias de lo que se tramaba, y por las cuales se puede ver el estado de efervescencia en que se encontraba la población. (16)


    El 9 de agosto se formó en la ciudad de México la Junta General, cuya acta dice reconocer a las Juntas aprobadas por Fernando VII en tanto no se restituya la Monarquía. También se reconoce en la persona del Virrey al legal y verdadero lugarteniente de su Majestad, así como a la Real Audiencia y autoridades constituidas. El Acta va firmada por el Virrey, el arzobispo Francisco Javier Lizana y Beaumont, y todas las fuerzas vivas del Virreinato. (16 A)


    El 1º de septiembre se hace una convocatoria para celebrar un Congreso General asistiendo los representantes de todos los Ayuntamientos del Reino. Previa a esta Junta, 58 personalidades de lo más granado de la capital encabezados por el síndico Fco. Primo de Verdad, desconocieron a las Juntas de Sevilla y Oviedo, reconociendo solamente a la persona de Fernando VII.


    El 12 de septiembre, en ese Congreso; de común acuerdo con los integrantes del Ayuntamiento, el síndico Lic. Primo Verdad abogaba por el derecho a la soberanía del Ayuntamiento a favor del “pueblo americano”. El Virrey estuvo de acuerdo con el Ayuntamiento en contra del parecer de la Real Audiencia, el Arzobispo y la aristocracia criolla que se opusieron a las proposiciones de Primo Verdad y de Francisco Javier Ascárate, Duque de Atlixco.


    Ese día 12 de septiembre de 1808 fue importante por muchas razones, especialmente para el Estudio de la Historia de México, porque salieron a la luz pública los integrantes del Partido liberal que en Nueva España se había ido formando con los individuos, masones, que constantemente llegaban de forma clandestina, de Francia, España o los Estados Unidos y aún desde Inglaterra como el año anterior de 1807 en Buenos Aires. Para reunir a ciertos criollos novohispanos a la Masonería del Rito de York o del Escocés, dependiente del Supremo Consejo de Charleston.
    Los tres días siguientes fueron de aparente calma pero en la madrugada del 16 de septiembre (curiosa coincidencia con el “grito” de Hidalgo, sólo que con resultados contrarios), el alférez de la guardia del Palacio virreinal, Juan Manuel de Salaverría , quien ya había tratado el asunto con don Gabriel de Yermo vascongado como él, rico hacendado y comerciante de la capital, En compañía de éste y de otros comerciantes, se concertaron con casi trescientas personas de confianza, entraron hasta las habitaciones del Virrey y sus allegados tomándolos por sorpresa, los pusieron presos.


    A las pocas horas ya estaban en Palacio: la Real Audiencia, el Arzobispo y los magistrados quienes de común acuerdo (Real Acuerdo) dieron el Gobierno al octogenario Mariscal de Campo don Pedro Garibay por ser el oficial de más alta graduación en la Capital, a más de tener una conducta intachable incapaz de traicionar a nadie. Mientras tanto, la virreina y sus hijos menores fueron conducidos al convento de San Bernardo y el virrey con sus hijos mayores al Tribunal de la Inquisición de la Plaza de Santo Domingo para interrogarlos. Después de un juicio relativamente corto fue absuelto de la acusación de ser traidor a su patria, luego, remitido a Veracruz para embarcarlo a España, quedando sus cuantiosos bienes embargados, sobre todo los cuatro cientos mil pesos del fondo del azogue en el Palacio de Minería”.


    Para la custodia del ex virrey y su familia a Veracruz se encargó de todo don Gabriel Yermo, quien comisionó al alférez Salaverría para cumplirla. Éste , después capitán, escribió una interesante crónica dirigida al entonces virrey, don Félix Ma. Calleja, fechada el 12 de agosto de 1816 en la cual, relata su versión de los hechos. Relación digna de crédito de la que expondré varios puntos. (17 A)


    De ella, y del Diario de México, publicado en Guadalajara en 1872, así como la cita que hizo don Lucas Alamán en su “Historia de México” se refieren a que la viuda y los hijos de don José de Iturrigaray pasaron a México, ya hecha la independencia en 1824, para pedir al Congreso Mexicano la restitución de sus bienes, haciendo valer los méritos que el difunto don José de Iturrigaray había contraído con México por haber sido “primer autor y promovedor de la Independencia”. “De este modo, haciendo valer una traición que Iturrugaray había negado siempre, consiguieron su viuda e hijos que se les dejase el fruto del peculado que no podía ponerse en duda….” El Congreso Mejicano en 1824 mandó que se sobreseyese el cumplimiento de la sentencia, y que se dejasen libres a la familia de Iturrigaray los cuantiosos fondos puestos en Minería. La viuda doña Inés de Jáuregui murió en México y los hijos marcharon a Europa, no sin haberse llevado los autos de la causa formada a su padre….. (18 A)


    Todo lo anterior nos prueba, que efectivamente, había un plan secreto (de la Masonería, ritos escocés y yorkino ), para separar la Nueva España de la Antigua; nombrando a Iturrigaray gobernante de Nueva España separada, con el apoyo del Partido Liberal (Antecesor del Partido americano).
    Regresando a los hechos del 15 de septiembre referido, casi inmediatamente después del golpe de Estado y de la prisión del virrey, fueron hechos prisioneros los licenciados Fco. Primo Verdad y Ramos, José Antonio del Cristo y Francisco Azcarate duque de Atlixco, el canónigo José Mariano Beristain, al Abad José Cisneros de la Colegiata de Guadalupe y Fray Melchor de Talamantes sacerdote peruano; por denuncias de ser partidarios de desunir el Imperio Español. De entre los interrogatorios a que fueron sometidos los acusados y de los papeles que se les encontraron en sus domicilios había un Plan que fue achacado a Melchor de Talamantes, por sus escritos y relaciones con el virrey Iturrigaray. (18)


    El virrey José Iturrigaray había propuesto junto con Primo Verdad y el Lic. Azcárate la formación de un Congreso de todos los ayuntamientos de Nueva España, quien regiría el Virreinato, hasta la liberación de Fernando VII, como ya hemos apuntado.
    Pero esta representación completa de los ayuntamientos del Reino era el instrumento para independizar Nueva España, siguiendo ocultamente, las directivas del Supremo Consejo de Charleston, en beneficio ulterior de los Estados Unidos de Norteamérica.


    Por lo que se infiere que en 1808 el Supremo Consejo de Charleston tenía todo preparado para el levantamiento de los criollos hispanoamericanos. Sin embargo, los acontecimientos referidos anteriormente y la resistencia del auténtico pueblo español de la Península y las Indias, cambiaron las estrategias.
    La acción de los comerciantes de la ciudad de México dirigidos por Gabriel del Yermo para apresar al Virrey Iturrigaray, con la consiguiente alerta en que se puso el Virreinato, detuvo momentáneamente la revolución de los criollos masones, pero como las directivas de Charleston eran terminantes en separar la Nueva España del Imperio, siguieron los intentos. Las Gacetas y la voz de la calle hacían creer al pueblo que los españoles peninsulares a los que se llamaba “gachupines” querían entregar el Imperio a Napoleón.


    Al siguiente año, los liberales volvieron a tratar de rebelarse en la ciudad de Valladolid de Michoacán. Todo estaba preparado para hace restallar la Revolución, esta vez armada. Sus jefes eran el padre franciscano Fray Vicente de Santa María, el teniente Mariano Michelena, el capitán José Ma. García Obeso y el padre Manuel Ruiz de Chávez entre otros, para levantarse el 19 de diciembre de 1809.


    Por coincidencia, en noviembre de 1809, el Ministro de España en los Estados Unidos, envió una carta urgente al Capitán General de Cuba diciendo que:
    En Nueva Orleans hay una Junta compuesta por españoles, americanos y franceses para revolucionar a Nueva España de acuerdo con otras Juntas en Veracruz y México.” (19)

    La conjura de Valladolid fue descubierta por una denuncia a las autoridades, sus miembros apresados, pero el nuevo Virrey Arzobispo Lizana y Beaumont solamente les dio la ciudad por cárcel. Suave castigo, que trajo como consecuencia el “Grito” de Hidalgo al siguiente año de 1810.


    A partir de 1809 la penetración yanqui en los asuntos de Nueva España, se fue haciendo cada vez más evidente, tanto, que las siguientes insurrecciones: la de Hidalgo y Allende entre 1810-1811, la de Morelos entre 1812-1815, la de Mina en 1817, hasta la de Guerrero entre 1818-1819 contaron con asesores y voluntarios norteamericanos, ayudando con esto, a la consolidación del Partido Liberal pro americano integrado por masones del rito de York.


    Según el investigador don Antonio Gibaja y Patrón; todos esos movimientos revolucionarios formaron en realidad uno solo, compuesto de cuatro etapas para la destrucción completa de la Nueva España:


    La primera: el desgastamiento de su poderío entre 1808 y 1817.
    La segunda: la Independencia de 1817 a 1821. Destrucción del lazo familiar con España.
    La tercera: la formación del primer gobierno nacionalista mexicano entre 1821 a 1823 y su destrucción por la intervención de las logias.
    La cuarta: el establecimiento de la República Democrática y Liberal imitación de la yanqui, en 1824, con la creación de su primera Constitución liberal masónica.




    CONCLUSIÓN

    En las páginas anteriores, he sintetizado la historia verdadera de la creación del Partido Liberal Mexicano, hasta su toma del poder político de manera antidemocrática: el 2 de octubre de 1824, la jura de la Constitución, luego, el día 4, a sugerencia del gobierno de los Estados Unidos de América a través de las Logias, con el nombramiento de Guadalupe Victoria, seudónimo de Manuel Fernández Félix, como el primer presidente de la Republica de los Estados Unidos Mexicanos. En este individuo, la Masonería intentó conjuntar a los ritos europeo y americano.
    El Partido Liberal, con sus postulados antinacionalistas ha sido apoyado, desde entonces, por los gobiernos masónicos y protestantes de los Estados Unidos de América, hasta este siglo XXI. Para ser ariete contra las tradiciones católicas, hispánicas y nacionalistas del pueblo mexicano. El Partido Liberal Mexicano, se ha convertido, (en sus más de doscientos años de vida), en una élite antidemocrática y dictatorial que ha mantenido sojuzgado al pueblo, puesto en perpetua efervescencia, con guerras intestinas, persecuciones sangrientas, francas o solapadas. Con el robo instituido en regla para los que algo tenían y el desmantelamiento de los templos católicos en todo el país, apoderándose de todas las obras de arte que el pueblo en su devoción regaló con mucho sacrificio. El Partido Liberal en su conjunto es el inventor de una historia falsa del pueblo mexicano, adquirida de la Leyenda Negra protestante y puritana.
    Este Partido sostenido por la Masonería yanqui, tiene sus héroes liberales, individuos contrarios a la realidad del pueblo católico, y que ha colocado en los “altares” de la patria, haciendo creer que son los héroes de la nación, por haber sido éstos, sus seguidores incondicionales.
    Liberales y masones han sido la gran mayoría de los jefes de gobierno de México, los más notorios por su fanatismo han sido:
    Guadalupe Victoria, alias de Manuel Fernández Félix-10 octubre 1824 al 1º abril de 1829-; fanático de la Logia. De ser proclive al hispano americanismo bolivariano (bajo la protección inglesa), pasó a ser incondicional del gobierno yanqui y enemigo de la cultura hispana.
    Antonio López de Santana, liberal o conservador según le convenía, nueve veces presidente por auto imposición, sin elección alguna, perdedor de las guerras arregladas con los norteamericanos entre -el 16 de mayo 1833 y el 9 de agosto de 1855-. Masón desde 1822.
    Valentín Gómez Farías, cuatro veces Vicepresidente en funciones de presidente, entre el 16 de diciembre de 1833 y el 21 de marzo de 1847. Masón del rito de York, ideólogo y ejecutor de las primeras leyes anticatólicas contra el pueblo mexicano inspiradas desde las Logias de Nueva York y Nueva Orleans.


    Benito Juárez García, dos veces presidente irregular entre el 19 de enero de 1858 y el 18 de julio de 1872. Irregular, porque no fue electo por el pueblo mexicano, y por haber salido del país, una vez, sin la aprobación de su Congreso. Puede considerarse a Juárez presidente del Partido Liberal Mexicano pero no del pueblo de México, masón grado 33 del rito de York; proclamó en 1857 la primera Constitución política que no menciona a Dios, derivada de sus Leyes de Reforma que atentan contra la vida de la Religión del pueblo mexicano y de su Iglesia, la familia y el Estado. Impuso una sangrienta dictadura contra los católicos y contra quien se atreviera a desobedecer sus injustos decretos. Efectuó el robo de los cuantiosos bienes que el pueblo había depositado en su Iglesia a lo largo de más de tres siglos, la destrucción sistemática de las obras de arte. Además, sus grandes traiciones al país por medio de Tratados con los Estados Unidos; sus múltiples asesinatos de los oponentes. Los más notorios fueron los fusilamientos del Emperador Maximiliano y sus dos principales generales católicos: Miguel Miramón Tarelo y Tomás Mejía, mandó fusilar también al general Joaquín Miramón Tarelo. Juárez nunca estuvo en batalla alguna, siempre huyendo y escondido, pero con la venia de los gobiernos yanquis.


    Sebastián Lerdo de Tejada, presidente entre el 18 de julio de 1872 y el 20 de noviembre de 1876. Protegido por Juárez, fanático liberal, masón del rito de York, enemigo radical de la religión del pueblo mexicano y de su Iglesia; dio el rango Constitucional a las Leyes juaristas. Enemigo de Porfirio Díaz, quien finalmente lo hizo huir a los Estados Unidos donde murió.


    Venustiano Carranza Garza, masón grado 33, siendo gobernador de Coahuila, desconoció al presidente Victoriano Huerta con el Plan de Guadalupe y se autonombró “Primer Jefe del ejército constitucionalista” llamado así por defender la Constitución juarista de 1857. Presidente parcial entre el 20 de agosto de 1914 y el 21 de mayo de 1920; durante su desafortunada gestión. Para mantener su título de Primer Jefe, combatió a todos los cabecillas revolucionarios del momento, causando la mayor destrucción y ruina del país, y de todas las capas de la población. Carranza logra que su Congreso proclame una Carta Magna con una nueva Constitución en 5 de febrero de 1917.


    El 1º de mayo de 1917, con la aprobación de un Congreso parcial a su persona, Carranza toma posesión de la Presidencia de México ante la inconformidad de los revoltosos Zapata y Villa, además del ambicioso eje norteño: De la Huerta, Obregón y Calles, quienes con armas adquiridas en los Estados Unidos también querían la presidencia del país. En esta época entra en juego el movimiento de las logias masónicas para dar el golpe final a las tradiciones religiosas ancestrales del pueblo mexicano. Directivas éstas de la política yanqui para instaurar en México el sistema comunista de manera experimental, antes que en Rusia.


    Al comenzar el año de 1920, todas las facciones de la Revolución anticristiana quisieron tomar su parte y por diferentes flancos se acercan a la capital de la República para derrocar a Carranza, quien no podía hacerles frente porque ya había perdido su ascendiente en el ejército. El antiguo Jefe del ejército huye a Veracruz a bordo de un tren especial que es interceptado, y Venustiano Carranza muere asesinado.
    Álvaro Obregón, presidente del 1º de diciembre de 1920 al 30 de noviembre de 1924, masón liberal con inclinaciones por el socialismo, ateo sin embozo, perseguidor constante de la religión del pueblo mexicano y de su Iglesia llegando a propiciar los sacrilegios.


    Junto a su secretario de Gobernación Elías Calles, acordó con los Estados Unidos varios tratados ignominiosos para la soberanía y la economía de México. Son bien conocidos los Tratados de Bucareli. Obregón propició la reforma de la Constitución de 1917 para poder reelegirse, lo que logró para hacerla efectiva después de la gestión de su Secretario Elías Calles.
    Terminó su período de cuatro años en 1924, pero ya electo para el futuro periodo de 1928 al 1932, fue ajusticiado a balazos por un joven católico el 17 de julio de 1928.


    Plutarco Elías Calles, presidente del 1º de diciembre de 1924 al 30 de noviembre de 1928, masón; eminencia gris del desgobierno de Obregón, tomó la presidencia con la consigna masónica de “acabar con el Catolicismo en México”, sus leyes, particularmente una, ocasionó que los Obispos cerraran los templos por falta de garantías. Para completar el cuadro prohibió, bajo amenazas de multas y cárcel, que el pueblo católico mexicano celebrara la Santa Misa, bautismos y matrimonios, y diera asilo a los sacerdotes en las casas particulares. Todo eso causó indignación general; provocó la guerra con los Cristeros, el asesinato de Obregón, el levantamiento de una parte del ejército y la candidatura del Licenciado José Vasconcelos revolucionario moderado quien prometía derogar las leyes marxistas. La guerra Cristera duró de 1926 a1929. Durante esos años surgieron incontables levantamientos causando el mayor derramamiento de sangre católica, pero también cientos de mártires y muchos santos por la Fe en Cristo Rey.


    El tirano Plutarco Elías Calles, seguía las consignas de los gobiernos de los presidentes yanquis protestantes y masones: Calvin Coolidge (1923-1930) y Herbert Hoover su continuador en la presidencia. Calles, al terminar su período de poder, siguió gobernando con los cuatro siguientes títeres: Portes Gil, Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez y Lázaro Cárdenas a quienes aplicaba la incongruente llamada “Revolución Institucional”. (20)


    Lázaro Cárdenas del Río del 1º de diciembre de 1934 al 30 de noviembre de 1940. Gran Maestre de la Gran Logia Masónica del Valle de México. Comunista solapado, implementó la educación socialista en todas las escuelas del país, prohibiendo la enseñanza de la Religión Católica. Cárdenas encauzó y fiscalizó por muchos sexenios, la conducta revolucionaria de los siguientes 5 presidentes mexicanos hasta su muerte en 1970. Se sacudió la tutela de Elías Calles, para aceptar como su jefe al maestre masón, comunista velado: Franklin D. Roosevelt. Entre las directivas que Roosevelt “sugirió” a Cárdenas estaba la de cambiar de tácticas dirigiéndose a corromper a la niñez con la enseñanza atea, y “expropiar” los pozos petroleros, a las compañías privadas mayormente europeas, con miras a controlar los carburantes necesarios para la guerra inminente contra Alemania. (20)


    Todos los jefes de gobierno nombrados como los más notorios, aplicaron brutalmente al pueblo católico mexicano, durante sus gestiones presidenciales, las directivas de la Revolución liberal masónica e internacional. Sin embargo, desde 1940 al siglo XXI se han sucedido cada seis años, 12 presidentes liberales, pacíficamente, sin asonadas ni desordenes de partidos, Porque ya solamente existe un solo Partido, con su ala de “derecha” y su ala de “izquierda”, todos sujetos a los postulados de la Revolución anticristiana. Para el pueblo mexicano se ha inventado otra falacia: La Revolución “Institucional”, una especie de dictadura silenciosa y encubierta, que como un cáncer maligno, ha corrompido hasta los tuétanos a la nación mexicana entera.


    LUIS OZDEN
    Noviembre de 2013.








    CITAS, EXPLICACIONES Y BIBLIOGRAFÍA:


    (1) Según Emmanuel Kant, “La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad … Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella….” (Immanuel Kant, ¿Qué es la Ilustración?, 1784.)


    (2) Es la doctrina de una religión natural o racional fundada en la manifestación natural de que la divinidad hace de sí misma a la razón del hombre, y no en una revelación histórica. El deísmo es un aspecto de la Ilustración de la que es parte integrante. Diccionario de Filosofía, Nicola Abbagniano, “Fondo de Cultura Económica” México-Buenos Aires, 1966.


    (3) Para este trabajo, tomamos el término “Revolución” como la violenta y rápida destrucción de un régimen político. “El único significado preciso del término es el político, que adquirió en el siglo XVIII”. Diccionario de Filosofía.
    Tomando en cuenta esta definición, vemos, que los únicos movimientos sociales que pueden ser llamados Revolución son: el inglés de Cromwell, el norteamericano de 1776, el francés de 1889 y el ruso de 1917.


    (4) Adam Smith, Isaac Newton, Hume, Voltaire, Diderot, DAlambert, Montesquieu, Diderot, Wolf, Kant, etc.


    (5) El diccionario Católico Tradicional adjunto a la Biblia de Mons. Juan Straubinger da una definición muy completa de la que entresaco algunos conceptos. “Organización secreta de carácter fraternal que pretende trabajar por el bien de la humanidad y la unificación del género humano”.Desde sus principios en la Edad Media, sus características eran gremiales y profesionales, y la jerarquía de aprendiz, artesano y maestro correspondía a la capacidad de sus artesanos”. “Sus miembros se caracterizaban por su devoción a Dios, a los santos y a Santa Iglesia”.
    Pero con el paso de los siglos pasaron de ser sociedades meramente artesanales admitiendo toda clase de personas, y a ser sociedades filosóficas especulativas, perdieron a fe y se ocultaron para fines políticos. El cambio ocurrió en Inglaterra, las asociaciones se llamaron clubes o logias entre los siglos XVI y XVII. Para la siguiente centuria ya intervenían casi exclusivamente en la política. La Masonería se “ilustró” con las ideas liberales y tomó claramente su dirección anticatólica, y en 1738, el Papa Clemente XII emitió una carta donde excomulgaba a los miembros de esas asociaciones.


    (5.A) “Resulta indudable que la Masonería conocida y padecida en nuestros tiempos arranca de 1717 y, más concretamente, de día 24 de junio de tal año, fecha en que los pastores protestantes James Anderson y Jean Theophil Desaguiliers, junto con Anthony Sayer, Goerge Payne y John duque de Montagut pusieron los cimientos a la organización que desde sus primeros instantes, representaba un movimiento espiritual producido en 1641, en que Conmenius postrer obispo de los “Hermanos Bohemios” pretendía construir una asociación cuya finalidad era “La construcción del Templo de la Sabiduría Universal, según las ideas, normas y leyes del Supremo Arquitecto del Dios Omnipotente” Obra del investigador español don Eduardo Comín Colomer; “Lo que España debe a la Masonería” Editora Nacional, Madrid, España. MCMLII.


    (6) Para los liberales el “absolutismo” comprende al Orden Cristiano por ser dogmático, jerárquico y aristocrático.


    (7) El Liberalismo llevado al extremo entra en el campo del individualismo, que a su vez el individualismo se convierte en anarquía. En siglo XVIII va a realizar la defensa de una determinada clase social, la Burguesía.


    (8) La predicación de Jesucristo y su sacrificio en el Calvario dividió al pueblo judío en dos partes enemigas irreconciliables. Quienes lo reconocieron como el Mesías y Dios mismo, siguiendo su Doctrina se convirtieron en cristianos, mientras los que lo rechazaron fueron responsables de su muerte quedaron como enemigos a muerte de la nueva religión. Estos, perdieron su Templo en el año 70 a manos de los romanos y nunca más, pudieron rehacerlo hasta el día de hoy (siglo XXI) quedándoles solamente las sinagogas como centros de enseñanza a partir del siglo I. Las leyes de Moisés o Thorá fueron reinterpretadas de manera materialista conformando su conducta con el Talmud en el cual, se desprestigia atacando con odio, la Religión de Cristo y a los cristianos. Ellos, los judíos talmúdicos, perdieron el Reino espiritual quedándose solamente con el reino material hasta el fin de los tiempos. “Apuntes sobre el Destino Manifiesto angloamericano”. 2005, Luis G. Pérez de León.


    (9) “El Rito Escocés Antiguo y Aceptado, conforme a una de las versiones más dignas de crédito se instaló en 1801, en Charleston, Carolina del Sur con las ideas de un banquero judío llamado Esteban Morin que nombró rápidamente delegados y representantes para que lo extendieran por todo el mundo. Uno de estos dignatarios fue el conde de Grasse-Tilly, que lo introdujo en España para cooperar al afrancesamiento de las logias, al propio tiempo que daba vigor a las de los patriotas, con el fin de que si el golpe napoleónico llegaba a fracasar, como así ocurrió, la masonería tuviera posiciones fuertes desde las que podría realizar su obra desintegradora”. Eduardo Comín Colomer, “Lo que España debe a la Masoneía”.


    (10) “Con Esteban Morin y otros cinco banqueros todos judíos: Jean Mitchel, Federico Dalco, Emile de la Motte, Abraham Alexander e Isaac Auld”. “Los nuevos jerarcas supremos de la francmasonería justificaron el establecimiento de la Sede en América, al decir que: siendo aquel país un pueblo joven, sin otra historia que la nacida de su independencia, no estarían sometidos a las naturales corrientes políticas de los pueblos que, contando con un bagaje tradicional, pueden oponerse a la universalidad defendida por las logias”. Eduardo Comín Colomer, obra citada.
    Fundaron la Logia de Charleston el Carolina del Sur, USA. En el paralelo 33 latitud norte, del “Rito Escocés Antiguo y Aceptado” consistente en 33 grados de “sabiduría”. Luis Ozden


    (11) “El Destino Manifiesto Angloamericano es de Origen Calvinista” Apuntes, Luis G. Pérez de León.


    (12) “Revoluciones Sociales de México” Tomo I, Antonio Gibaja y Patrón, Editorial Tradición, 1983.


    (13) “Revoluciones Sociales de México” Tomo I, Cap. XIV. Antonio Gibaja y Patrón; Ed. Tradición 1983


    (13 A) “Colección de Documentos Históricos Mexicanos, Colección de Genaro García. Ed. Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1910 Tomo I, Parte única, pag. 1.


    (13 B) “Revoluciones Sociales de México” Tomo I, cap. XIV, Antonio Gibaja y Patrón, Ed.Tradición, 1983.


    (13 C) En la Nueva España ya se sabían los planes para llevar a la familia Real a México. Para preparar el recibimiento se mandó fundir la estatua ecuestre de Carlos IV, obra de arte existente a la entrada al Paseo de Bucareli y actualmente en la Plaza del Palacio de Minería. Carlos IV aparece con el pliego, en su mano derecha, del documento previo al envío de la vacuna contra la malaria.


    (14) El maestro masón Richard E. Chism, norteamericano, en su obra “Masonic history of Mexico” afirma que en 1806 se formó en la ciudad de México una Logia masónica del rito de York, es decir, de obediencia inglesa, que en ese año en la casa No. 5 de la calle de las Ratas (hoy Bolívar) fueron iniciados .Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Miguel Domínguez Corregidor de Querétaro y otros. El maestro masón Dr. Julián Gascón grado 33 del rito Escocés Antiguo y Aceptado en su obrita: “Los primeros masones y la fundación del Supremo Consejo de México” escribe exactamente lo miso· “Semblanza de Miguel Hidalgo y Costilla” Año 2010, Luis Ozden.


    (14 A) “Colección de Documentos Históricos Mexicanos” Genaro García. Tomo I, obra citada.


    (15) “Lo que España debe a la Masonería”, Eduardo Comín Colomer. Ed. Nacional, Madrid – 1952,


    (16) “Colección de Documentos Históricos Mexicanos” Genaro García, Tomo II, Ed. ”SIB” 1910


    (17 y 17 A) “Colección de Documentos Históricos Mexicanos” Genaro García. Ed. ”Secretaría de Instrucción y Bellas Artes” 1910. Tomo II, Parte III, Cap. CXXIII.


    (18) “Colección de Documentos Históricos Mexicanos” Obra citada Cap. CXXVI. “Noticia muy exacta de lo acaecido en México la noche del 15 de septiembre de 1808”.


    (18 A) “Historia de México”, Tomo I, cap. VI pags. 266-267, Lucas Alamán. Fondo de Cultura Económico, ed. Facsimilar, 1985.


    (19) “Revoluciones Sociales de México” Tomo I, cap. XV, Gibaja y Patrón, obra citada


    (20) “México Chantajeado”. Salvador Borrego E., Edición propia, 2013.







    Verdadera Historia de México: EL PARTIDO LIBERAL MEXICANO y su antecedente EL LIBERALISMO.
    Mexispano dio el Víctor.

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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Gran aporte señor Hyeronimus.

    Vaya que el plan de los masones (en el cual invirtieron muchos años) estaba muy bien diseñado y cumplió su objetivo: destruir al imperio español para poder convertirlo en su botín, creando naciones fragmentadas, fácilmente manejables. Y lo peor de todo, es que fueron los propios hispanoamericanos vendepatrias y ambiciosos los que resultaron ser sus agentes más valiosos.



    Aquí pongo otro texto que, salvo algunas cosas debatibles, muestra otros datos bastante interesantes sobre las ambiciones de EUA sobre Nueva España, además aporta información relevante como las maquinaciones del venezolano Francisco de Miranda y los preparativos para la invasión inglesa (que iba a ser casi paralela a la que sufrió el Río de la Plata) a territorio novohispano, hecho que no se concretó y que es casi desconocido por estos lares.

    En la última parte del artículo Los insurgentes mexicanos y los Estados Unidos, yo agregaría los preparativos que hizo el liberal español Xavier Mina en aquél país (y en Inglaterra) para su expedición a este territorio en 1817.





    LOS ESTADOS UNIDOS Y SUS INTERESES EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS: LA NUEVA ESPAÑA

    Robert J. Ward


    El interés en las posesiones de España en América del Norte, por parte de las grandes potencias, existía desde el descubrimiento del Nuevo Mundo. Lo alentaba el deseo de disfrutar de las riquezas de las nuevas tierras. Más tarde se convirtió en el conflicto de dos culturas colindantes y se agravó con el afán expansionista de los Estados Unidos. La situación de la colonia a fines del siglo XVIII y principios del XIX, el desánimo de muchos de los moradores de esta parte del reino con el gobierno de la metrópoli propiciaron los planes y conjuras de intervención, entre los cuales se cuentan los que constituyen parte esencial de este ensayo.


    La situación colonial

    El choque de dos civilizaciones distintas en el Nuevo Mundo dio lugar a la formación de México. Los conquistadores al llegar se encontraron con tantos recuerdos de su país natal que llamaron a estas tierras "Nueva España". El primer encuentro de razas y de civilizaciones fue brutal y destructor, pero poco a poco esta situación se modificó hasta que grupos e individuos se ajustaron y formaron clases diferentes. La rígida estratificación social ayudó al principio a la adaptación y a la organización de Nueva España. Sin embargo la petrificación de las instituciones volvió a ser, con el tiempo, una de las causas principales del descontento general y por consiguiente de la independencia.

    Los indios, quienes ocuparon el escalafón social más bajo, constituían a principios del siglo XIX el elemento más numeroso de la población. Aunque según la ley eran súbditos del rey, no se les consideró iguales a los peninsulares sino menores de edad. La mala aplicación de benéficas leyes dadas en su favor dio lugar a revueltas periódicas, las cuales fueron aplastadas sin piedad. Los mestizos, despreciados por parte de sus padres españoles y despreciando a sus madres indígenas, llegaron a ser por su número una amenaza para la sociedad organizada. Listos en la lucha para el honor y la riqueza, de la que se sentían desposeídos, fueron un elemento de disturbio entre los indios a quienes incitaron seguidamente a la rebelión. Pueden atribuirse muchos de los disturbios de la época colonial a sus esfuerzos para ascender a una posición de igualdad con los "blancos".

    No existió base legal para la distinción entre criollos y peninsulares, ambos nacidos de padres españoles. Sin embargo tal distinción a favor de estos últimos llegó a ser una fuerte costumbre, aun entre los hijos nacidos en América de peninsulares y los que nacieron en España de los mismos padres. Los peninsulares, por ejemplo, gozaron del monopolio de los altos cargos civiles y eclesiáticos. Como testifican bastantes autores, estas distinciones dieron lugar a odios de clase que impidieron la formación efectiva de la colonia en una entidad nacional. [ 1 ]

    España, como las demás potencias coloniales de la época, siguió la política mercantilista, por lo que veía en la colonia un abastecedor de materias primas para la madre patria y un mercado para sus productos. Cualquier efecto que pudiera competir con la economía de España llegó a ser prohibido o relegado a ciertos distritos, como la vid, el aceite y el tabaco. La prohibición del comercio directo de las colonias entre sí y los muchos y variados impuestos también disminuyeron la posibilidad de una fuerte economía colonial. [ 2 ] Tales restricciones tuvieron el efecto de crear un fuerte comercio de contrabando, que dio ventajas a los coloniales, los extranjeros y a los funcionarios deshonestos. El comercio ilícito ayudó a preparar la independencia al mostrar las ventajas del comercio extranjero y al hacer resaltar el hecho de que el interés de la España era, en muchos casos, contrario al de la colonia. La evidencia de la habilidad del colono para evadir la ley disminuyó el prestigio de la autoridad española, hizo más débil su control y dio entrada a las ideas extranjeras contrarias a las enseñanzas oficiales. [ 3 ]

    Otro factor en la preparación de la mente colonial para la independencia fue la expulsión de los jesuitas en 1767, pues ella dejó a los criollos sin educadores, suspendió en el norte mucha influencia misionera y española e hizo de muchos de los expulsados propagandistas activos a favor de la independencia.[ 4 ]


    El interés europeo en la colonia

    La época colonial no fue tan somnolienta como ha sido pintada. Durante los tres siglos de la dominación española hubo más de una rebelión violenta. En adición a los disturbios internos, España tuvo que enfrentarse con el interés creciente de las demás potencias europeas en tomar su parte de los frutos de las Indias.

    Al principio España consideró más peligrosa a Francia que a Inglaterra como amenaza principal a sus colonias. Un atentado francés en contra de la Florida había sido rechazado cuando Peñalosa en 1678 trató de convencer a Luis XIV de conquistar a las provincias norteñas de la Nueva España. La expedición de La Salle por el Mississippi a Nueva Orleáns hizo a Francia vecina de España y su expedición a Texas dio lugar a una contraexpedición española. [ 5 ]

    Inglaterra también tuvo gran interés en penetrar la barrera hispánica. El pirata Hawkins fue el primero en quebrantar ese monopolio e iniciar la penetración comercial inglesa que duró hasta la Independencia. Oliverio Cromwell ofreció a España una alianza contra Francia por el derecho de comerciar con las Indias y al ser rechazado se alió con Francia con la idea de quitar a España las Antillas para establecer colonias inglesas. Al estallar la guerra de sucesión española, el virrey, el conde de Montezuma, pensó en alcanzar la independencia con ayuda de Inglaterra pero Felipe V lo reemplazó a tiempo con el duque de Alburquerque.Con el tratado de Utrecht, Inglaterra obtuvo en América la entrada comercial que había buscado. Los abusos cometidos al amparo de ese tratado agudizaron los sentimientos de hostilidad, pero al mismo tiempo alentaron el deseo inglés para ampliar su comercio con América y entre tanto los ingleses avanzaron hacia el sur por medio de la diplomacia, el comercio y la guerra. [ 6 ] Otro intento de involucrar a Gran Bretaña en un proyecto para destruir la dominación española ocurrió en 1742, al mandar una facción revoltosa una comisión al general Oglethorpe buscando su ayuda para librar a México. El plan consistía en fundar, bajo un príncipe austriaco, una nación independiente. Como premio de su ayuda, Inglaterra recibiría el monopolio del comercio. La propuesta era tentadora pero el plan fracasó antes de que los ingleses pudieran considerarla. [ 7 ]

    Por el año de 1791 el aventurero William Bowles trató de interesar a lord Grenville en tomar las Floridas y la Luisiana y aun de "librar" a México. Según su relación, tenía la posibilidad de atraer unos seis mil americanos desafectos del oeste, para formar parte del ejército de invasión. [ 8 ]

    El atentado inglés más serio en contra de España en el Nuevo Mundo ocurrió en conexión con el plan de Miranda para alcanzar la libertad de Latinoamérica. Bajo el primer ministro Castlereagh, el general Wellesley empezó a prepara una expedición a fines de 1806.Hizo planes, rutas y mapas, y obtuvo amplia información sobre el clima y los habitantes de la Nueva España. Después de considerar unos siete lugares para la invasión decidió que fuera Veracruz a causa de su cercanía a México. Consideró que necesitaría no menos de ocho mil hombres de tropa y mil de caballería, los cuales deberían estar listos para salir de Jamaica para Veracruz en enero de 1808. Los ingleses pensaron en dar a México un rey francés escogido de entre los nobles desafectos a Napoleón. Miranda regresó a Inglaterra el 10 de enero de 1808 para proporcionar más información y alentar el plan. Trajo consigo noticias adicionales acerca de la Nueva España junto con un plano exacto de Veracruz y sus defensas. Con esta información más precisa Wellesley revisó sus cálculos en cuanto al número de tropas que necesitaría. Pidió y recibió la promesa de 17 000 hombres, una cuarta parte de los cuales serían alemanes. El plan estaba bien encaminado con tropas listas para salir de Cork cuando los eventos en el continente variaron el rumbo de la política inglesa.

    El 1o. de junio de 1808 Wellesley casi tenía arreglada la salida de las tropas para lanzar un ataque preliminar en contra de la península antes de proceder sobre Jamaica. El mismo 8 de junio de 1808, cuando Melville informó a Castlereagh oficialmente que México sería el mejor objetivo para la expedición, llegaron a Londres dos miembros de la junta de Asturias para pedir ayuda en contra de Napoleón; cuatro días más tarde recibieron la promesa del apoyo inglés. Al decidir apoyar a las juntas y llevar la lucha hasta el continente, Canning decidió a la vez el fin de la expedición en contra de México.

    Entretanto a México llegaban las noticias de la nueva situación peninsular. Las colonias se encontraban en un dilema: ¿eran libres o no? Era la cuestión candente que iba a motivar la situación en los próximos años. La alianza de América con España no se debía a su amor hacia la madre patria ni hacia el pueblo español sino a su devoción al rey. Legalmente México fue un reino sujeto al rey y la unión con España fue sólo personal, lo que dio lugar a esperanzas para la libertad a los que deseaban la independencia. El Ayuntamiento de México quiso imponer un sistema de gobierno por juntas como en la península. Al mismo tiempo los peninsulares quisieron mantener el poder enfatizando su derecho a dominar a la colonia. El virrey se prestó a los planes de Verdad y Ramos, Azcárate y Lezama, fray Melchor de Talamantes y Jacobo de Villaurrutia, pero los peninsulares bajo Gabriel de Yermo actuaron primero el 15 de septiembre de 1808 y nulificaron todo cambio democrático. [ 9 ] Por dos años habría una paz ficticia hasta el estallido de la revolución de Hidalgo.


    La actitud norteamericana acerca de México

    Ni Francia ni España vieron en la independencia norteamericana algo bueno en sí, sino sólo una manera de atacar a la Gran Bretaña. Estados Unidos y Francia utilizaron la amenaza de un avance inglés sobre las colonias para sacar ayuda del gobierno español. En cuanto a los norteamericanos ellos dijeron que, aunque ganaran, no serían una amenaza en contra de las posesiones ibéricas porque sus intereses se centraban principalmente en la agricultura y el comercio. [ 10 ] Francia intentó influir en España para que declarara abiertamente la guerra a Inglaterra. Pero España, aunque persuadida a apoyar a los norteamericanos tuvo sus propias colonias indefensas y no quiso precipitar una acción que hubiera podido ser riesgosa. Además la Gran Bretaña dio aliento al temor español subrayándole el precedente de una rebelión llevada con éxito, la cual pudiera ser un ejemplo para sus propias posesiones. [ 11 ] De todas maneras los Estados Unidos ganaron su independencia. El resultado no sosegó a España, porque así tenía dos enemigos en vez de uno. El nuevo, doblemente peligroso a causa del ejemplo que dio y a causa de sus principios revolucionarios de gobierno. [ 12 ] El conde de Aranda, al expresar el pensamiento de que la independencia de las colonias norteamericanas sería tan perjudicial a España como a Inglaterra, estaba en lo cierto.[ 13 ]

    Desde el primer momento de la emancipación existió un fuerte motivo para fomentar la enemistad de las dos naciones en su lucha para poseer la Florida y una vasta porción de territorio al sur de Mississippi, ambas pertenecientes a España y ambicionadas por los Estados Unidos. [ 14 ] La gente de la frontera gozaba de un fuerte sentimiento de valor de su propia libertad, tenía poco respeto por los límites legales y deseaba con ansia poseer los terrenos no habitados al sur y oeste de ellos.Aun es posible decir que existió un deseo para que fueran libres como ellos los sujetos españoles. Sin embargo es una exageración decir con McCaleb que tenía "una solicitud dolorosa para los desafortunados millones que ella [España] mantenía en esclavitud". [ 15 ] Es verdad que ellos gozaron de una libertad más amplia que los súbditos españoles y que muchos de ellos, desde los primeros momentos de la nación norteamericana, vieron la forma republicana de gobierno casi como una nueva religión que les tocaba propagar por toda América. Sin embargo los jefes como Genet, Adet, Blount, Kemper, Wilkinson y Burr tuvieron razones más egoístas para sus intentos de "liberar" el territorio español.

    El gobernador de la Luisiana, Gayoso de Lemus, vio claramente la actitud norteamericana al escribir el 2 de agosto de 1798 al capitán general de Cuba: "Desde la cuna procuran inculcar esta ambiciosa idea [de tomar el territorio español] a la nueva generación, entreteniendo a la juventud con relaciones lisonjeras de las riquezas de México y que un día llegarán a poseerlas". [ 16 ] Al mismo tiempo tomó la ocasión de describir sus métodos y su meta final:

    Se introducen por la espesura de los bosques, como los indios, y particularmente por los ríos Colorado y Blanco; se introducen en los establecimientos de Atak-apa o Peluzas, Onachita, Natchitoches, San Antonio, extendiéndose a las provincias de Texas, y no dudo que se introducen más. Primero se familiarizan con los indios, tratan con ellos, y después hacen contrabando todos con los nativos de México; algunos quedan en aquellos territorios y no tardará mucho sin que hagan establecimientos en ellos, de donde no será fácil removerlos. Hallándose un número suficiente establecerán sus costumbres, leyes y religión, a que seguirá formarse en Estados independientes, agregándose a la unión general, que no los rehusará, progresivamente llegarán al Mar Pacífico. [ 17 ]

    La actitud de los gobernantes corría paralelamente a la del pueblo. Desde tiempos de Washington, como dijo Albert Snow, ex secretario del Tesoro de aquella administración: "Los Estados Unidos hacen presión más y más contra las posesiones españolas. Durante las administraciones que siguieron a Washington, la situación se hizo más y más tirante, y muchas veces estuvo a punto de producir la guerra". [ 18 ]

    Casi todos los altos personajes ambicionaron las tierras fronterizas como parte de los Estados Unidos. La frase "Destino Manifiesto" todavía no había sido inventada pero la idea estuvo en las mentes desde el nacimiento de la República.

    Hamilton y Burr, aunque enemigos políticos, vieron de manera idéntica el asunto de Latinoamérica. Ambos soñaron con ser el libertador que librara del yugo español a sus vecinos del sur. El primero apoyó mucho a Miranda en sus deseos de obtener la ayuda norteamericana para una expedición en contra de México y aun pensó él mismo en ser el jefe de la expedición. El presidente Adams empero no vio oportuno el momento para una guerra y prohibió cualquier expedición en contra de la Luisiana. Así Hamilton perdió su oportunidad de coronarse con el título a que aspiraba tanto: "El Libertador de la América Española."[ 19 ]

    Thomas Jefferson expuso en una carta al barón de Humboldt en 1813 la actitud mencionada en cuanto al deber norteamericano de "elevar" al nivel debido a los latinoamericanos:

    La vecindad de Nueva España a los Estados Unidos y su consecuente intercambio pueden significar una escuela para las clases más elevadas, y ejemplo para las clases inferiores; y México, donde por usted sabemos que hay hombres de ciencia, puede evolucionar bajo mejores auspicios que las provincias del sur. Temo que estas últimas acaben en un despotismo militar. [ 20 ]

    No por eso esperaba Jefferson un cambio rápido en la situación de Latinoamérica. Como Adams anteriormente [ 21 ] tenía miedo de que España fuera demasiado débil para controlar sus colonias hasta que "nuestra población pueda ser bastante avanzada para ganarla pedazo a pedazo". [ 22 ] Vio la independencia de las provincias ibéricas como algo inevitable, pero quiso demorarla hasta que los Estados Unidos pudieran beneficiarse del hecho. Al llegar la independencia no quiso ver una Latinoamérica unida porque en tal caso sería un vecino demasiado poderoso.

    Expresó sus sentimientos sobre la idea de una buena división que serviría a los estadounidenses en una carta a Monroe:

    Entretanto ellos habrán organizado sus gobiernos y acaso habrán formado una o más confederaciones; más de una, yo espero, porque si constituyeran una sola masa serían un vecino formidable. La geografía de sus países parece indicar que se formen tres: 1. el que está al norte del istmo; 2. el que está al sur de él en el Atlántico; y 3. La parte sur del Pacífico. En esta forma nos constituiríamos en la potencia de equilibrio. [ 23 ]

    Otro aspecto de su política fue la defensa de la interpretación norteamericana de los tratados con España y Francia, la cual pudiera dar una base a las reclamaciones futuras sobre los territorios discutidos. [ 24 ] Esta actitud de Jefferson puso un cimiento para la reclamación de que estos territorios pertenecían a los Estados Unidos por derecho. A pesar de su interpretación estricta de la Constitución, durante su periodo en el poder, los Estados Unidos adquirieron la incorporación de los territorios pertenecientes a los indios, la Luisiana, y aunque él no era presidente cuando se adquirieron las Floridas, en las palabras de Carreño: "él inició los esfuerzos que años más tarde se convertirían en realidad". [ 25 ]


    La defensa española

    El gobierno español no fue ignorante de estos propósitos ni de otros que ambicionaron el gobierno de los Estados Un¡dos o sus ciudadanos en su contra. Tenía fuentes muy exactas de información sobre los planes internacionales que se tramitaban para dañarla en alguna parte de sus posesiones. Sabía de los planes de Miranda, de los ingleses, de Nolan y de Burr. Tenía el servicio de agentes patrióticos como Onís en Filadelfia y Morphy en Nueva Orleáns. Además el ambiente se prestaba para la reunión de información y noticias: "El soborno, el espionaje y la complicidad representaban el pan cotidiano. Funcionarios americanos, franceses e ingleses, vendían a España sus noticias, su actividad y colaboración". [ 26 ]

    Las autoridades tomaban las medidas que pensaban que eran necesarias en cada caso. Procesaron a los agentes extranjeros que podían capturar, ahorcándoles o mandándoles a España para evitar dieran información a sus enemigos. [ 27 ] Al fin, el 9 de enero de 1804, el comandante general de las Provincias Internas, don Nemesio Salcedo, ordenó que no se permitiera la entrada a la Nueva España a los extranjeros porque sólo llevaban por objeto maquinar en contra de los dominios de su majestad católica. [ 28 ]


    Proyectos de intervención

    Tal era la situación cuando España tuvo que comenzar a defenderse contra la ambición y codicia de sus vecinos americanos. Desde el principio de la existencia de los Estados Unidos estuvo el ambiente lleno de planes, proyectos, aun de invasiones armadas. Acaso el primer proyecto dirigido hacia la incorporación o liberación de territorio español fue el de George Morgan, quien durante la Confederación, en 1788, mandó una invitación en busca de colonos para explorar el país del oeste que pertenecía a España, y les prometió tierras, la posibilidad de comercio y además proveer el establecimiento de ministros protestantes para atender sus necesidades religiosas. [ 29 ]

    Por el año de 1795 William Blount y Chiskolm, dos norteamericanos a sueldo de la Gran Bretaña, propusieron un plan que se parece al de Burr en su grandiosidad y meta. No sólo contaban con la ayuda del ministro inglés sino que iban a preparar un ejército de unos diez mil hombres. Los detalles del plan se han perdido en vista de que fue abandonado, porque "las medidas sugeridas fueron inadecuadas al objeto". [ 30 ] Ayudó al fracaso del plan el hecho de que llegó a ser descubierto antes de que pudieran los autores terminar sus arreglos.

    Probablemente el primer aventurero sajón que de hecho penetró en territorio tejano fue Philip Nolan. En la misma época en que se tramaba la conjuración de Blount, Nolan preparaba por medio del espionaje la invasión de un ejército norteamericano bajo las órdenes de Wilkinson. Iba a tomar Nueva Orleáns y a penetrar por Texas a México. En 1797 Nolan expresaba su deseo: "Anticipo la conquista de México por los Estados Unidos y espero que mi amigo y patrón el general me dará, en tal evento un mando conspicuo". [ 31 ] Aseguró a sus hombres que tenía permiso para entrar en el territorio español, mas cuando no los dejaron relató a sus aventureros, para aplacar su ira, un cuento que parece fantástico a primera vista. Nolan y sus hombres debían construir un fuerte para servir de base segura de donde podrían hacer sus viajes de investigación sobre las minas, las demás riquezas y las defensas del país. Entretanto colectarían caballos para vender al regresar a Kentucky el próximo agosto o septiembre, donde Nolan esperaba ser provisto de una cédula del ministro inglés en Filadelfia.

    Confuso como parece, en el ambiente de conjuras, guerras, guerrillas, planes, proyectos, intrigas y preparaciones militares de esta época, otro plan oscila entre lo posible y aun lo probable. Éste era de John Adams y Alejandro Hamilton, quien sería el comandante encargado de la expedición. Wilkinson fue recomendado por éste para recibir el grado de general y, a pesar de no serle concedido, fue llamado más tarde a Filadelfia para hablar de la "gran esfera de acción" a que fue destinado a "objetos importantes y complicados". [ 32 ] La cadena de intriga se formó con Hamilton en un punto, Nolan en el otro y Wilkinson como eslabón intermedio.

    La situación se hace más obscura y compleja cuando se considera que también existió otra cadena de intriga, que iba de Miranda en Londres al gobierno inglés, de allí a su ministro en Filadelfia y a Nolan como último eslabón. Los proyectos eran iguales, su origen igual y el objetivo el mismo. El plan de Adams y Hamilton tanto como el salido de Londres tenían como padre intelectual al precursor de la independencia, Francisco Miranda.El archiconspirador había intentado reforzar su cadena de intrigas por medio de dos gobiernos, y Nolan evidentemente sirvió como el último eslabón en territorio español. Visto bajo tales aspectos el aventurero Nolan pierde su carácter de simple comerciante de caballos y minas como ha sido pintado, para aparecer como el predecesor de un proyecto que abrazó no sólo minas y caballos sino países y continentes. [ 33 ]

    Este aventurero murió como había vivido. Por el año de 1797 organizó una expedición armada sobre el río Brazos. Los españoles, quienes lo vieron como un espía de Wilkinson encargado de levantar mapas, ordenaron que fuera capturado. Después de una serie de incidentes fue muerto en un encuentro armado y sus compañeros detenidos. [ 34 ] Así terminaron las extrañas aventuras de uno de los hombres más misteriosos de la leyenda norteamericana.

    El deseo de Jefferson de conocer el territorio del oeste lo llevó a mandar a Lewis y a Clark para explorar el río Missouri "desde su desembocadura hasta su origen, y cruzando las altas tierras por el camino más corto, buscar la mejor comunicación por agua a fin de llegar hasta el Océano Pacífico". [ 35 ] Envió también la expedición, que fracasó, de Freeman para explorar el río Colorado. Tomó sobre sí la responsabilidad de mandar al teniente Pike a lo largo del río Bravo, aunque de hecho éste fue un agente de Wilkinson, quien le mandó poco antes de que Burr llegara a Nueva Orleáns. El general se jactaba después que fue él quien mandó a Pike y no el gobierno. [ 36 ] Sin embargo deben tomarse todas esas aseveraciones con un espíritu crítico, en vista de la situación poco segura del conocimiento de los verdaderos hechos y motivos de la época.

    La expedición de Pike tiene una capa de misterio y es posible que formara parte de la conjuración de Burr, debido a que Wilkinson, por el momento mezclado en la intriga, deseaba obtener tanta información como pudiera sobre el terreno. Los compañeros de Pike al llegar a Santa Fe empezaron a propagar ideas heterodoxas acerca de la política y la religión de los españoles, además de criticar abiertamente su gobierno, por lo cual recibieron un serio aviso del gobernador de la plaza. Arrestado Pike y examinados sus papeles que contenían información crítica del gobierno español y planes de rebelión, fue mandado a México. Allá se enteró del reciente fracaso de la conjuración de Burr y entendió el porqué de la desconfianza que le tenían las autoridades desde su llegada a territorio español. Al regresar a los Estados Unidos se mostró tan orgulloso de la información colectada que Wilkinson tuvo que prevenirlo de que cuidase sus pláticas.

    La información aportada fue recibida por las autoridades norteamericanas y dio lugar a una protesta formal de parte del gobierno español sobre la violación de su territorio. En contra de esta reclamación diplomática Madison sugirió a Jefferson una respuesta en consonancia con la política estadounidense referente al territorio fronterizo:

    ¿No sería apropiado refutar el cargo de España de que este gobierno envió un espía a Santa Fe, diciendo que este gobierno jamás ha enviado en caso alguno un espía, y que la misión de Pike era ascender por el río Arkansas y bajar por el río Rojo sólo con fines geográficos; y que hasta donde estamos ciertos de que nuestros derechos se extienden hasta el río del Norte y participamos de su navegación con España el viaje de Pike no tuvo el propósito de ejercer este derecho, el cual mencionamos aquí sólo porque él prefirió negarlo, cuestión que debe estar solucionada en otra forma?[ 37 ]

    El cinismo de Madison en esta ocasión es admirable, quiso negar lo que ambos contendientes bien entendieron y, aún más, usar la oportunidad para presionar su reclamación sobre Texas como parte de la compra de Luisiana.

    La próxima entrada de importancia a las tierras del oeste tomó la forma de una invasión armada. Augustus Magee utilizó al infidente Gutiérrez de Lara como pretexto para mover al otro lado del río Sabinas, en 1812, a unos 158 hombres. Magee fue muerto durante uno de los primeros encuentros, dejando el mando a Kemper, quien derrotó a los españoles hasta tomar San Antonio de Béjar. Mas su éxito fue corto en vista de que éstos no tardaron mucho en recuperar la plaza matando a casi todos los norteamericanos que encontraron. [ 38 ]

    Después del Tratado Adams-Onís de 1819, el cual confirmó a Texas como posesión española, ocurrió otro levantamiento de consecuencia. Los norteamericanos, bajo Long, organizaron una expedición en Natchez y con gran júbilo en junio de 1819 proclamaron una república nueva e independiente. Como no pudieron obtener ayuda del pirata Lafitte, el coronel Ignacio Pérez desbandó la operación republicana. Un poco más tarde Long logró posesionarse de la bahía, pero otra vez Pérez lo derrotó, esta vez capturándole. Fue mandado a Béjar y de allá a México donde fue puesto en libertad. [ 39 ]

    Otros puntos de conflicto habían aparecido desde un principio en las Floridas oriental y occidental. En la Florida occidental, el último de los territorios discutidos, los norteamericanos pronto llegaron a representar el elemento más numeroso de la población, especialmente en algunos puntos como Baton Rouge. En 1804 Kemper, el mismo que iría después con Magee, promovió una insurrección de "rufianes de la frontera, indios, blancos piratas del río". Después de ser rechazados en su primer intento contra Baton Rouge, Kemper regresó a la cabeza de treinta hombres llevando banderas y una proclama en la cual expresaban los disgustos de los norteamericanos con el gobierno español. Sin embargo, y a pesar de estos aprestos, fueron fácilmente derrotados otra vez por Gran Pré al no haber podido interesar al pueblo en su causa. [ 40 ]

    Con la guerra contra Napoleón en España y la existencia de dos gobiernos, el imperio se desmoronaba. Madison, ya presidente, se aprovechó de la situación para agredir a la Florida occidental. Los habitantes de la porción que limitaba con el Mississippi "se decidieron" por los Estados Unidos y se apoderaron de Baton Rouge[ 41 ] siendo incorporados por Madison a la Unión el 27 de octubre de 1810. En su proclama, al tomar posesión Madison justificó la ocupación por parte de los norteamericanos por "estas poderosas y urgentes consideraciones", que le habían movido de un modo "recto y conveniente" a tomar posesión del territorio en nombre de los Estados Unidos. [ 42 ]

    Casi inmediatamente después el general Matthews se apoderó de parte de la Florida oriental. A pesar de ser alabada la acción por Monroe en nombre del presidente, el territorio fue devuelto, porque Estados Unidos estaba a punto de ir a la guerra con la Gran Bretaña y no quería presionar demasiado a España por miedo de que tomara parte activa en la contienda.

    En 1817 Andrew Jackson invadió la Florida oriental para destruir algunos partidos de indios seminoles que, después de escalpar a norteamericanos, habían tendido una emboscada a un destacamento del ejército punitivo matando mujeres y niños. Aun antes de estos incidentes, por el año de 1814, había entrado en correspondencia con el comandante de Panzacola sobre la culpabilidad de éste acerca del asunto de los indios. Sobre este mensaje, Carreño dice que: "No era peor el lenguaje que empleaba nuestro inolvidable soldado de fortuna Francisco Villa". Y aun Basset, el biógrafo y admirador de Jackson, dijo después de citar parte de la carta que: "Respira el espíritu de un rufián de la Selva Negra ". [ 43 ] Al destruir a los seminoles en 1817 Jackson hizo una marcha forzada a través de la selva virgen, tomó Panzacola, expulsó al gobernador y dejó la fortaleza guarnecida con fuerzas de su ejército. Aunque regresó como héroe, en el gabinete de Monroe fue Adams el único en sostener que todas las acciones suyas fueron justificadas debido a la incompetencia española para vigilar su propio territorio. Adams se salió con la suya y Jackson fue alabado por su acción. [ 44 ] El territorio conquistado empero fue devuelto a España, sólo para ser reincorporado a la Unión por medio del Tratado Adams-Onís.

    La Luisiana también fue campo de discusión mayor. Después de la guerra de la sucesión austriaca, España aceptó la Luisiana con titubeos a causa de que no supo exactamente qué hacer con ella. Se pensó en hacer allá una tierra de nadie, un desierto entre las colonias españolas y las inglesas pero tal plan no fue realizable. Tampoco fue práctico dejar solamente una pequeña guarnición sin invitar a Inglaterra a ocupar el espacio no protegido. Para proteger a la nueva adquisición fue necesario reforzarla e introducir reformas para contentar a los habitantes de la región.

    En 1792 un francés, el ciudadano Genet, vino de Francia como su representante a los Estados Unidos, y casi inmediatamente empezó a promover una acción para librar la Luisiana de los españoles. Al principio pensó hacerlo sin la ayuda de los Estados Unidos. Como no era posible consiguió atraer a sus ideas el apoyo de numerosos ciudadanos del país. Gente como el general George Rogers Clark, el doctor O'Fallon y Benjamin Logan se prestaron a ayudarle. El plan incluyó la toma de Panzacola, Santa Fe y Nuevo México como los primeros pasos en la conquista de "toda la América española". [ 45 ] Se puso en movimiento el plan sólo para ser parado por el gobierno en vista de las quejas de España. Genet también falló en sus ideas relativas a los altos oficiales estadounidenses al intentar eliminarlos de sus planes. Con la caída de los girondinos, Genet perdió toda esperanza de ayuda francesa y si Estados Unidos le hubiera mandado a París como pidió la Convención, hubiera perdido también su cabeza. [ 46 ]

    Napoleón recobró la Luisiana en 1800 para Francia por medio de un tratado secreto en el cual prometió solemnemente no traspasarla a ninguna otra potencia. Al llegar estas noticias a Estados Unidos en 1801 se produjo una alarma puesto que Francia tenía, en Nueva Orleáns, la clave a México. Miranda fue informado por Hamilton, King, Smith y otros del partido expansionista diciéndole que: "no había mejor oportunidad para convencer a los Estados Unidos que el momento en que conocían de la transferencia de la Luisiana a los franceses". [ 47 ]

    Efectivamente, los Estados Unidos se sintieron presionados y apoyados para obtener cuanto antes la Luisiana y las Floridas. Cuando Monroe llegó a París en 1803 la situación era favorable para su misión. Cansado de la revolución en Haití, Napoleón había decidido olvidar su sueño de un imperio americano para concentrar sus esfuerzos en el continente. Tenía necesidad de dinero y si los Estados Unidos podían pagarla estaba dispuesto a venderles la Luisiana. Contra tan cínico rompimiento del tratado secreto, España protestó inútilmente. De un golpe Jefferson, en contra de sus propios principios, duplicó el territorio de los Estados Unidos mediante unos quince millones de dólares. Nueva Orleáns no fue incluida en la cesión, por pertenecer de hecho a España. [ 48 ]

    Una de las causas que originaron quejas en los Estados Unidos al pasar la Luisiana a Francia en 1800 fue el hecho de que Nueva Orleáns quedó en manos españolas. Con la tirantez que surgió entre todos los involucrados, el intendente Morales suspendió el derecho de depósito de que habían gozado los norteamericanos desde 1795. Inmediatamente se alzaron gritos de guerra por parte de los vecinos del norte, llegando hasta el punto en que el senador Ross, públicamente sugirió que los Estados Unidos deberían "adquirir el país y negociar después". [ 49 ]

    Se hicieron reclamaciones oficiales al comandante español, quien les dijo que había motivos para que el intendente Morales les prohibiera el depósito y además les indicó que ya se había consultado el caso con el monarca y con Salcedo, que estaba seguro de que pronto se resolvería su petición favorablemente. [ 50 ] La respuesta no aplacó a los lastimados, quienes ya habían sentido los efectos de las demoras burocráticas españolas, las cuales seguían lastimando sus intereses comerciales.

    El hecho de que los límites de la Luisiana nunca hubieran sido bien delimitados causaría una serie de problemas a España. El Tratado de San Ildefonso, bajo cuyos términos se entregó el territorio lo describió como:

    una vasta provincia situada al oeste del Mississippi que forma en este lado el límite común con los Estados Unidos. En el oeste limitada por Nuevo México, al sur por el mar, y al norte por una extensión sin límites de tierras escasamente conocidas [...] la extensión de la Luisiana, cuyos límites sólo han sido indicados arriba, está bien determinada al sur por el Golfo de México. [ 51 ]

    Jefferson, a pesar de la ganga, no se sintió satisfecho con la operación ni con los límites señalados. Al manifestar sus sentimientos dijo: "tenemos reclamaciones para extendernos en la costa occidental, hasta el río Norte o Bravo o mejor todavía en una dirección al este hasta el río Perdido entre Mobila y Panzacola, antiguos límites de la Luisiana ". [ 52 ]

    Tales pensamientos no fueron muy prometedores de una época de paz y buenas relaciones entre los países colindantes.

    La compra de la Luisiana marcó el declive en el interés de los Estados Unidos por los proyectos revolucionarios inmediatos. La necesidad de asegurar su nueva posesión impidió la guerra con España, Francia e Inglaterra. McCaleb dice que: "si no hubiera sido por eso México y otras colonias hispanoamericanas hubieran sido revolucionarias más pronto".[ 53 ] Esto no quiere decir que así hayan terminado las dificultades entre España y los norteamericanos. Con su adquisición por los Estados Unidos, Nueva Orleáns llegó a ser la puerta de entrada a los dominios españoles y el foco de grupos revolucionarios. El virrey de México y el capitán general de Florida fueron avisados de cuidar las fronteras en contra de los aventureros.Así el objetivo más importante para los yanquis fue organizar y establecer la autoridad de los Estados Unidos en el nuevo territorio.

    Uno de los comisionados delegados a tomar posesión, y más tarde gobernador del territorio, fue uno de los personajes más importantes en ese tiempo: James Wilkinson, "quien traicionaba todas las causas a que se adhería". [ 54 ]

    Turreau, el embajador francés nos dejó de él una semblanza fiel al escribir:

    Ambicioso y fácil de seducir por falsas apariencias, amante del brillo y de la representación, se queja con poca discreción, sobre todo después de las comidas, de la forma como su gobierno deja pocas posibilidades de fortuna, progreso y gloria a los oficiales, y no da a los jefes militares el pago suficiente para llevar una situación conveniente. Ha escuchado con placer y más aún con entusiasmo los detalles que le he dado sobre la organización, el estado y la fuerza de la Armada Francesa. Mi uniforme y la orden con que he sido condecorado son para él objetos de envidia y parece estar ligado al servicio americano sólo porque no puede encontrar otra cosa mejor. [ 55 ]

    Tal era el hombre inmiscuido en los asuntos de Nolan y Pike y que pronto mantendría su reputación por su fidelidad a sus principios en el asunto de Aaron Burr.

    El afán de conquistar a México duraba, a pesar de la reticencia de los Estados Unidos a mezclarse en una guerra internacional. Aventureros y comerciantes vieron en la provincia hispánica la meta de sus esperanzas para obtener gloria, poder y ganancias.Uno de los medios de que se valieron fue la organización que llevaba el título de Mexican Association, cuyo fin era "obtener acerca de Nueva España y demás provincias españolas, mapas y toda clase de información de comerciantes, viajeros y científicos". [ 56 ] La asociación se dedicó a hacer prosélitos entre personas de toda clase e intereses, siendo su único denominador común el afán de conquista del territorio español. En vista de las condiciones reinantes en la frontera pasaron de la etapa de planeación a la de preparación de una expedición armada con la idea de hacer independiente a México y elegir sus propios gobernantes. Pensaban apoderarse primero de Baton Rouge y Mobila como paso principal para obtener la ayuda de Estados Unidos en sus planes posteriores. Consideraban que una posible guerra entre España y Estados Unidos convertiría su plan en posible y práctico. Si no sería irrealizable a pesar de que contaran con un grupo numeroso de voluntarios. Wilkinson tuvo conocimiento del plan y también Burr aunque no sabemos si pertenecían o no a la organización.

    Con el fracaso de la declaración de guerra contra España, la traición de Wilkinson contra Burr y la orden de aprehensión de Jefferson en contra de éste, la asociación fue acusada y sus principales miembros enjuiciados. [ 57 ] Sobresalían en la empresa Daniel Clark, el juez Evans Jones, el editor de la Louisiana Gazette y los irlandeses de nacimiento: abogado Lewis Kerr y el juez de la corte del Condado de Orleáns, James Workman. Los dos últimos mencionados fueron procesados. Kerr negó haber tenido relaciones con Burr, Bollman, Adair, Swartwout y Alexander en sus planes contra México. Negó también cualquier asociación sediciosa con el general Wilkinson. Workman, el autor del Memorial proposing a plan for the conquest and emancipation of Spanish America, by means which would promote the tranquility of Ireland, se sorprendió de que la idea de emancipar a las colonias españolas hubiera causado tanta indignación y

    se exculpó advirtiendo que las relaciones con España eran malas, que varias personas lo habían comprendido entre otros un grupo de banqueros que ofrecieron ayuda para una empresa contra las colonias españolas [...]. Excusóse de los preparativos prebélicos de que se le acusaba, alegando no ser delictivo recibir informes de cualquier naturaleza relativos a otro país. Que si eso se podía hacer en época de paz, como lo hizo Humboldt, más disculpa existía en tiempo de guerra. [ 58 ]

    Exoneró en seguida a sus compañeros de toda culpabilidad y en un discurso en que resumió sus ideas sobre la emancipación de las colonias españolas terminó su defensa. El jurado absolvió a los procesados de culpabilidad contra las leyes estadounidenses. Las ideas expresadas entonces fueron comunes en el ambiente poco estable del tiempo y además deseadas por la mayoría.

    Uno de los proyectos de mayor interés para conquistar a México y establecer un gobierno independiente fue la conjuración de Aaron Burr. La situación en la Luisiana después de que pasó a los Estados Unidos fue compleja y delicada. El hecho de que los tribunales operaran en inglés, y sus miembros nombrados por las autoridades sin tomar en cuenta las necesidades de los habitantes de habla francesa, a quienes se impusieron automáticamente las leyes norteamericanas, lastimó a los antiguos pobladores en sus intereses, principios y tradiciones. Según un contemporáneo: "El gobierno de los Estados Unidos es odiado en todo el país". [ 59 ] Sin embarga de ese descontento no había la posibilidad de establecer un Estado independiente en el valle del Mississippi, pues los angloamericanos a pesar de los rencores que sufrían de los francoamericanos tenían suficiente lealtad y fuerza para rechazar cualquier plan que amenazara a la Unión.

    La conjuración de Burr ha sido rodeada por el misterio desde el principio no por falta de testimonios sino más bien por una sobreabundancia en que puede fácilmente ahogarse el investigador. La información contradictoria sobre sus planes y proyectos es tan abundante que no se puede precisar cuál fue el verdadero propósito de Burr. [ 60 ] Lo más probable, en vista de la situación vigente entonces, es que anhelara la conquista de la Nueva España. Se explican las contradicciones por el hecho de que Burr necesitaba contar con el apoyo de varios y diferentes grupos para tener éxito. Así a cada uno le proponía aspectos distintos convergentes a un fin común.

    Al terminar Burr su carrera política en los Estados Unidos, debido al duelo con Hamilton, puso sus energías en formar un complot para la emancipación de las colonias ibéricas. En busca de apoyo hizo, por 1805, un viaje al oeste donde se entrevistó con Henry Clay y con el general Jackson, quien no sólo estuvo de acuerdo con él, sino que pensó en tomar parte en la dirección de la aventura. Cuando llegó a Nueva Orleáns, Burr recibió buena acogida de todo el mundo y se puso en contacto con la Asociación Mexicana, de la cual recibió más información que le ayudó a formular sus planes. Allá también se acercó al general Wilkinson, pensando "que podría utilizar a este hombre con entera confianza, sin percatarse de que el general era tan ambicioso o más que él y que carecía de todo escrúpulo". [ 61 ] A través de Wilkinson se relacionó con un pariente del general George Rogers Clark, Daniel Clark, quien ya había hecho varios viajes "comerciales" a México bajo los auspicios de Wilkinson con el fin de colectar cuanta información pudiera. Al recibir apoyo y promesas de ayuda de todos lados, Burr decidió regresar al norte para apoyarse en personas que le pudieran proporcionar hombres y dinero. Ingleses, españoles y franceses fueron el blanco de sus peticiones, y cada proyecto fue distinto según la audiencia que lo escuchó. Evidentemente la euforia del momento lo volvió un poco descuidado, pues a fines de 1805 Clark escribió a Wilkinson que flotaban rumores de que el oeste iba a separarse de la Unión y de que sería "sobornado con los tesoros de los países españoles al oeste de nosotros". [ 62 ] Naturalmente dada la situación, de espionaje y contraespionaje, que existía los españoles también conocían esos hechos.

    En noviembre de 1805 Miranda llegó a los Estados Unidos en busca de ayuda para sus propios planes. Burr hizo lo posible para evitar una confrontación con el fogoso sudamericano y cuando al fin Miranda consiguió la deseada entrevista, en Filadelfia, el tema de interés común fue evitado astutamente por Burr a disgusto de Miranda, quien salió de la junta obviamente enojado. Rydjord opina que Burr lo hizo así, porque no quiso correr el peligro de tomar un papel secundario en la proyectada emancipación de México. [ 63 ]

    Durante 1806 Burr se esforzó en interesar a España e Inglaterra en sus proyectos. El ministro español Casa Irujo lo entretenía con promesas y un poco de dinero, pero no le otorgó pasaporte para entrar en territorio español. Aunque el ministro inglés Merry estuvo de su parte y trató de interesar a su gobierno, tampoco pudo ayudarle. Él mismo fue llamado a Londres; Pitt el promotor de la acción directa británica en estas partes murió, y Melville, otro protector de la diplomacia expansionista en América, fue procesado. Así terminaron sus supuestos planes para separar el oeste de los Estados Unidos. ¿Eran verdaderos o fingidos?

    A Burr le quedaba la posibilidad de emancipar a México, cuyas débiles defensas fronterizas ofrecían algunas probabilidades de éxito, pues el inspector general Viana escribía que no tenía ni municiones, ni provisiones, ni tropas para mantener la autoridad española. [ 64 ] Entre sus preparativos Burr contaba con tres mapas bien hechos, uno de México desde California hasta el istmo, otro de la costa del Golfo y un tercero topográfico, detallado, del terreno de Veracruz hasta México. Esencialmente el éxito de su plan dependía de una guerra entre Estados Unidos y España, que le daría el apoyo oficial del gobierno y la posibilidad de afianzar sus conquistas bajo títulos legales. La atmósfera política era tirante y existía un estado de tensión en la frontera. Monroe en España pidió sus pasaportes al gobierno de Madrid, mientras que buques hispánicos atacaban a la marina mercante norteamericana en alta mar.

    La tarea de Wilkinson evidentemente era provocar un incidente fronterizo entre las tropas de las dos naciones. Su parte en la conjuración daría a los Estados Unidos la oportunidad de declarar la guerra. Parece que todo estaba listo al escribir Wilkinson el 25 de septiembre de 1806 que "el tiempo que se buscaba por muchos y se quería por muchos más para derrocar al gobierno español en México ha llegado. Nosotros no podemos faltar a este acontecimiento". [ 65 ] Sin embargo faltar es exactamente lo que ocurrió.

    Wilkinson se puso a la obra de formar un ejército en Nueva Orleáns como gobernador que era del territorio. Mientras tanto los españoles persistieron en mantener tropas en las tierras reclamadas por los Estados Unidos. Al cruzar el río Sabinas, el general Herrera dio al norteamericano la oportunidad de forzar el incidente que buscaba. Pero el 27 de septiembre antes de que Wilkinson pudiera atacarlo, Herrera retiró sus tropas al otro lado del río. No se sabe si Wilkinson hubiera cumplido con su compromiso con Burr, pero las probabilidades están en contra. Inmediatamente pactó con el general español un tratado por medio del cual ambos grupos prometían no traspasar el territorio discutido. [ 66 ] De todas maneras éste fue el punto clave que evitó la posibilidad de la guerra inmediata. No habría guerra ni sería Burr el rey de México, porque sin guerra no existía ninguna esperanza de éxito para la expedición.

    Con el fracaso del plan, Wilkinson cubrió sus pasos al denunciar a Burr a los gobiernos de los Estados Unidos y de España. Jefferson, que había permitido hasta entonces el movimiento por las posibilidades que presentaba para el engrandecimiento del territorio estadounidense, reaccionó en su contra ordenando el arresto de los participantes. Jefferson, antiguo enemigo político y personal de Burr desde el tiempo en que éste le disputaba la presidencia, movió cielo y tierra para conseguir un veredicto de culpabilidad. Aunque fuera evidente que Burr y sesenta hombres no podían separar de la Unión los territorios del oeste, el conspirador tuvo la suerte de que su proceso fue presidido por John Marshall. Éste tuvo en cuenta que la Constitución define la traición como "hacer la guerra contra los Estados Unidos o unirse a sus enemigos", y que había de observarse estrictamente la garantía constitucional de "dos testigos para probar un hecho". [ 67 ] Por ello, Burr fue absuelto y desterrado a Francia. En su traicionero informe a Jefferson, Wilkinson pidió el pago de una suma de $ 1 500.00 destinados al pago de los participantes, suma que tuvo tanta suerte con la cuenta que mandó al gobierno español, el cual con más tino la rechazó rotundamente.

    Burr prosiguió posteriormente su planes de invadir México. Su primer intento lo hizo en Londres, en donde el clima político no era prometedor para él. Luego se trasladó a París con la esperanza de interesar a Napoleón en un proyecto nuevo. Allá el ministro Champagny lo alentó con promesas y esperanzas, entreteniéndolo por varios años para mantenerlo incapacitado de molestar la política francesa en el Nuevo Mundo. Durante este tiempo escribió varias memorias sobre la Luisiana, la independencia de las colonias españolas y una sobre el Canadá. Sólo después de cuatro años infructuosos se dio cuenta de su situación y regresó, convencido por su hija, a los Estados Unidos.

    A pesar de terminar en un fracaso completo, el proyecto de Burr tuvo algunas posibilidades de éxito. El mismo Jefferson en una carta al ministro en España, James Bowdoin, el 2 de abril de 1807 le decía: "sólo un mes pedimos para posesionarnos de la ciudad de México. No puede haber prueba más clara que la buena fe de nuestra nación, que el vigor con que obró y los gastos que hizo para sofocar los intentos que recientemente meditaba Burr en contra de México". [ 68 ]

    Esto no era exactamente la verdad. Aunque la expedición fue detenida no lo fue de ninguna manera para mostrar "la buena fe", sino debido a otras causas que prácticamente forzaron a Jefferson a terminar esa aventura. El hecho de que persiguiera a Burr con tanto ahínco se debe a razones ajenas a las relaciones con España. La carta que sigue:

    y aunque primeramente meditaba Burr la separación de los Estados del oeste y para tal fin obtuvo auxilio de Irujo (pues tal es el modo ordinario de obrar de ese pueblo con nosotros) pudo convencerse de que no había manera de quebrantar la fidelidad de las gentes de esa región, por lo cual todos sus esfuerzos los enderezó contra México; empresa que es tan popular en este país, que nos habría bastado dejar a Burr en libertad para que hubiera conseguido partidarios con que llegar a la ciudad de México en seis semanas. [ 69 ]

    El engrandecimiento del territorio americano deseado por Jefferson lo llevaba a cerrar los ojos a los móviles de su enemigo político, mientras existiera la posibilidad de que él y los Estados Unidos se pudieran aprovechar de ellos. Cuando la posibilidad de guerra con España desapareció y Wilkinson traicionó a su compañero, el presidente se apuró a pagar a Burr la deuda pendiente desde 1800. Entonces los dos fueron candidatos del mismo partido para presidente y vicepresidente, pero en vista de que no se formuló con precisión tal candidatura y para qué puesto votaban los electores, los dos recibieron el mismo número de votos electorales. Aunque Jefferson fue candidato a presidente, Burr intentó tomar ese puesto cuando la elección fue sometida a la atención de la Cámara de Representantes. Hubo en ella treinta y seis escrutinios hasta que Jefferson logró el puesto para el cual había sido nombrado. [ 70 ] Desde entonces los dos fueron declarados rivales.

    Sin embargo hay también otra explicación para el fracaso del plan de Burr. Jefferson deseaba la guerra contra España y aun después del fracaso de Wilkinson deseó provocarla utilizando a Burr. En 1805 Jefferson había sondeado al senador por Ohio, amigo y cómplice de Burr, sobre la reacción de los oficiales españoles en Luisiana y Florida en caso de una guerra contra España. Un documento lo señala:

    Smith cumplió con el encargo y a su vuelta informó a Jefferson que tanto el gobernador como los empleados inferiores y los habitantes en general, no sólo eran partidarios de los Estados Unidos, sino que estaban deseosos de anexarse a este país [...]. Aunque era confidencial el dicho mensaje [de guerra de diciembre de 1805], pronto estuvo al cabo de su contenido el cuerpo diplomático residente en Washington; por lo cual el embajador francés recibió órdenes de Napoleón, su amo, para informar al gobierno americano que Francia tomaría parte, en unión con España, en cualquier disputa que éste pudiera tener con los Estados Unidos. Y es histórico que después de la intimación, se abandonó el proyecto de guerra contra España [...], lo cual coincidió con las medidas que se tomaron para atacar los movimientos de Burr. [ 71 ]

    Es posible entonces, según la relación de Burnet que acabamos de citar, que la intervención de Napoleón salvó a México de una invasión y a los españoles de perder unos quince años antes sus posesiones en América del Norte. Es probable que, una vez fracasados sus planes e impedida la expedición de Burr, Jefferson decidiera aprovechar la oportunidad para eliminar para siempre a su rival. En todo caso, a pesar de lo confuso de este hecho, parece evidente el interés de los Estados Unidos en la expedición y su deseo de aprovecharla para sus propios fines, pero todo el edificio se derrumbó sólo cuando llegó a ser evidente que la incorporación no sería posible dada la situación internacional del momento.

    Después de su regreso en 1812, Burr se dedicó a la vida privada. Se mantuvo como un observador astuto del avance de los Estados Unidos sobre el territorio que él ansiaba conquistar. Al ocurrir la guerra de Texas, comentó a su amigo Andrew Jackson con cierta amargura y fina penetración. "¡Ahí tiene usted esto! ¡Obsérvelo! Yo viví demasiado temprano. Lo que fue traición en mis treinta años, hoy se llama patriotismo".[ 72 ]


    Los insurgentes mexicanos y los Estados Unidos

    El proyecto de Burr terminó en un fracaso total, pero causó gran impresión en los Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Dio a los revolucionarios mexicanos la esperanza de que ellos pudieran contar con el apoyo norteamericano en su lucha por la independencia. Desde el tiempo de Hidalgo los insurgentes hicieron esfuerzos para ponerse en contacto con el gobierno del norte para obtener armas, dinero y hombres. La falta de éxito en sus propósitos se debió a causas ajenas a la voluntad de los norteamericanos, quienes deseaban tanto desalojar a España de América como aprovechar con creces la ayuda prestada.

    Hidalgo escogió como su primer enviado a un joven guatemalteco, Pascasio Ortiz de Letona. Lo comisionó otorgándole un documento altisonante y bastante dinero en oro para comprar armas una vez que llegara a su destino. Ni el mensajero ni el documento ni el oro salieron de la Nueva España. El juez de la población de Molongo sospechó de él al verlo viajando con tanto dinero en oro; lo puso bajo arresto y al registrarlo encontró su credencial. Fue enviado a México, pero se suicidó antes de llegar. Un nuevo intento de llegar a los Estados Unidos fue hecho por el licenciado Ignacio Aldama en compañía de fray Juan de Salazar, OFM; Aldama fue capturado por un ardid del subdiácono Zambrano, quien alzó a la gente en su contra, lo hizo prisionero mandándolo a Monclova donde fue enjuiciado y fusilado. Salazar llegó a Béjar donde lo capturaron y lo mandaron a Monclova para sufrir la misma suerte que su compañero.

    Bernardo Gutiérrez de Lara fue el primero en ponerse en contacto con los altos funcionarios norteamericanos. Un resumen de la carta del ministro español Onís sobre la entrevista de Gutiérrez con Monroe nos muestra las profundas diferencias que existían desde el principio entre los deseos mexicanos y los fines buscados por los Estados Unidos. Monroe ofrecía armas, municiones y unos veintisiete mil hombres de buena tropa. Gutiérrez a su vez debería "establecer una buena Constitución para asegurar la felicidad de sus paisanos". El gancho consistía en que la Constitución debería ser igual a la de los Estados Unidos para que las provincias libradas pudieran ser admitidas a la república del norte para formar "una potencia la más formidable del mundo". Al oír esto el representante mexicano se levantó de su silla y salió "muy enojado" del despacho de Monroe. [ 73 ] Gutiérrez de Lara no quiso obtener la ayuda norteamericana al precio de ver a su país incorporado a los Estados Unidos.

    Después de la muerte de Hidalgo y Allende hubo por lo menos cuatro intentos para obtener la ayuda de los Estados Unidos, dos por parte de Ignacio Rayón y dos de Morelos. [ 74 ]

    En cuanto al primer emisario mandado por Rayón no se sabe quién fue, pero hay documentos que apuntan hacia la existencia de un agente incógnito. [ 75 ] Aunque también es posible que pertenezcan al intento llevado a cabo un poco más tarde. Rayón designó al coronel Francisco Antonio de Peredo, en abril de 1813, como plenipotenciario frente al gobierno estadounidense. Peredo salió de Misantla a Boston en compañía del padre Manuel Gutiérrez, debido a quien tenemos algo de información sobre este tramo de viaje. Gutiérrez se enfermó en Boston y Peredo siguió a Filadelfia. Los detalles se pierden, pero a su regreso a México, Peredo trajo "un buque de fusilería [...] diciendo que aprontasen más [oro] para recibir otra remesa de fusilería que el anglo se obligó a traer". [ 76 ] En una carta a Mariano Matamoros el 29 de julio de 1813 hace referencia a las órdenes de buscar auxilios y pide a éste que tome todas las medidas posibles para desalojar al enemigo de la costa, para poder "recibir con facilidad en los puertos de ellos los cuantiosos socorros que esperamos de nuestro aliado el Supremo Congreso de los Estados Unidos de América". [ 77 ]

    Un año después un buque norteamericano pudo desembarcar en Nautla. Posiblemente fuera la ayuda solicitada por Peredo. Su suerte final empero, no fue mayor de la cual gozaron los demás diplomáticos insurgentes. Calleja reportó que "este Peredo ha sido muerto últimamente en la toma de Zacatlán, verificada por nuestras tropas el 25 del último septiembre". [ 78 ]

    El enviado que gozó de mejor suerte en cuanto a éxitos personales, si no en obtener ayuda para la causa, fue José Manuel Herrera, quien llegó a ser ministro de Relaciones Exteriores bajo Iturbide. Nombrado por Morelos en el Congreso de Chilpancingo llegó hasta Nueva Orleáns. Según Bustamante:

    Herrera no correspondió al encargo que se le hizo; situóse en Nueva Orleáns, y diose por algunos meses tono de gran personaje, gastó lo poco que llevaba, se adeudó en la ciudad [...]. El gobierno de los Estados Unidos lo esperaba, y aun parece que por tratar con él prorrogaron las cámaras sus sesiones; algo habría conseguido si se hubiese presentado personalmente pero Herrera no ha tenido tino más que para ser satélite de Iturbide. [ 79 ]

    Regresó a México en 1816 sólo con promesas nunca realizadas: por ejemplo informaba que una escuadra norteamericana en Galveston iba a impedir el movimiento naval español. Luego se dedicó a colectar dinero para comprar armas, pero Boquilla de Piedra por donde pensaba recibirlas, ya había sido ocupada por una expedición salida de Veracruz bajo el mando de José Rincón. [ 80 ]


    Conclusión

    Cada intento de involucrar directamente a los Estados Unidos en el movimiento insurgente fracasó. Algunos agentes nunca pisaron territorio norteamericano, otros no pudieron ganar la confianza y amistad de los altos funcionarios. La única oferta sólida, de Monroe a Gutiérrez de Lara, fue rechazada a causa de las condiciones inconvenientes impuestas. Las promesas de envío de buques y otra ayuda casi nunca se realizaron. Fueron ofrecidos ejércitos, armas, municiones y dinero, pero al llegar el momento en que el apoyo hubiera sido eficaz, sólo salta a la vista su ausencia.

    Sin embargo el interés individual en apoyar a los insurgentes latinoamericanos no desapareció; varios puertos como Baltimore y Nueva Orleáns, por ejemplo, fueron centros de corsarios, y proveedores eficientes de embarcaciones de contrabando para los rebeldes. Parte de la explicación la proporciona la situación internacional de la época. Cuando surgieron los primeros intentos por finiquitar la influencia española en la Nueva España, los Estados Unidos se ocuparon de ensanchar directamente su territorio hacia las Floridas. Madison y Jackson utilizaron la diplomacia y la guerra para incorporar esta sección de las posesiones españolas a la Unión. La Luisiana y las Floridas distrajeron así la atención de aventureros y colonos, quienes de otra manera hubieran puesto sus miras en México para cumplir sus deseos.

    Unos años antes las energías de la república del norte se ocuparon en prepararse para la guerra con Inglaterra y por ello no quisieron correr el riesgo de que España auxiliara activamente a la Gran Bretaña. De otra parte el ministro español Onís trabajaba para delimitar las fronteras y a la vez obraba para que los rebeldes recibieran el mínimo de ayuda del gobierno norteamericano. No era que el interés en eliminar a España del continente americano y adquirir sus preciados territorios faltara, sino que la situación interna e internacional no era favorable.




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    WARREN, Harris Gaylord, The sword was their passport: a history of American filibustering in the Mexican revolution, Baton Rouge (Lousiana), Louisiana State University Press, 1943, 286 p.



    Notas

    [ 1 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 3-8. Lucas Alamán, Historia de M é xico, 5 v., México, Jus, 1942, v. 1, p. 14-19.

    [ 2 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 14-15; Pierre Chaunu, Historia de América Latina, trad. de la 21a. ed. actualizada, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1964, 132-[4] p., p. 46-54. Hubo alrededor de sesenta distintos tipos de impuestos al terminar la dominación española.

    [ 3 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 16; Pierre Chaunu, Historia de América Latina, trad. de la 21a. ed. actualizada, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1964, 132-[4] p., p. 55-56. Hubo alrededor de sesenta distintos tipos de impuestos al terminar la dominación española.

    [ 4 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 90-91.

    [ 5 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 42-45.

    [ 6 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 40-42.

    [ 7 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 51. José Bravo Ugarte, Historia de México, 3 t. en 4 v., México, Jus, 1957-1959, III-1 25.

    [ 8 ] William Bowles to Lord Grenville, enero 13, 1791, en Frederick J. Turner (ed.), "English policy toward America 1790-1791"", The American Historical Review, v. VII, p. 728-733, en John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 242-269.

    [ 9 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 274-287.

    [ 10 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 80.

    [ 11 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 82. apud William Coxe, Memoirs of the kings of Spain of the House of Bourbon (2a. ed., 5 v., London, 1815), v. V, p. 37.

    [ 12 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 93.

    [ 13 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 88. apud William Coxe, Memoirs of the kings of Spain of the House of Bourbon (2a. ed., 5 v., London, 1815), v. V, p. 37-38.

    [ 14 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 46.

    [ 15 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 206; apud McCaleb, The Burr conspiracy, p. 13.

    [ 16] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 21; apud Archivo Archivo General de la Nación, Historia, v. 334.

    [ 17 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 23-24.

    [ 18 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 16-17.

    [ 19 ] Victoriano Salado Álvarez, La conjura de Aaron Burr y las primeras tentativas de conquista de México por americanos del oeste, México, Talleres de Imprenta y Fotograbado del Museo Nacional, 1908, 64 p.; apud John C. Hamilton, Life of Alexander Hamilton, v. VII, p. 217. John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 163-177.

    [ 20 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 13; apud Thomas Jefferson, The writings of Thomas Jefferson, v. XIV, p. 21.

    [ 21 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 97-98.

    [ 22 ] Thomas Jefferson to Archibald Stewart, Paris, January 25, 1786, P. L. Ford (ed.), Works of Thomas Jefferson, 12 v., New York, 1904-1905, V-75 p., en John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 98.

    [ 23 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 75, apud Thomas Jefferson, The writings of Thomas Jefferson, v. XIV, p. 431-433.

    [ 24 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 43; apud Thomas Jefferson, The writings of Thomas Jefferson, v. IX, p. 35.

    [ 25 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 38.

    En 1812 el ministro español Luis de Onís informó sobre las ideas expansionistas de los Estados Unidos: "este gobierno no se ha propuesto nada menos que el de fijar sus límites en la embocadura del río Norte o Bravo, siguiendo su curso hasta el grado 31 y desde allí tirando una línea recta hasta el mar Pacífico, tomándose por consiguiente las provincias de Texas, Nuevo Santander, Coahuila, Nuevo México, y parte de la provincia de Nueva Vizcaya, y la Sonora. Parecerá un delirio este proyecto a toda persona sensata, pero no es menos seguro que el proyecto existe, y que se ha levantado un plan expresamente de estas provincias por orden del gobierno, incluyendo también en dichos límites la isla de Cuba, como una pertenencia natural de esta república". Luis de Onís al virrey de México, Venegas, Filadelfia, 1 de abril de 1812, en Lucas Alamán, Historia de México, 5 v., México, Jus, 1942, v. III, p. 407-409.

    [ 26 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 41.

    [ 27 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 178-190, 100-101, 295-305.

    [ 28 ] Victoriano Salado Álvarez, La conjura de Aaron Burr y las primeras tentativas de conquista de México por americanos del oeste, México, Talleres de Imprenta y Fotograbado del Museo Nacional, 1908, p. 17-18.

    [ 29 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 44-46; apud Letters and other writings of James Madison, fourth President of the Unites States, 1-454. Anexo a la carta de Madison.

    [ 30 ] T. Pickering to Rufus King, August 5, 1797, Rufus King ms., n. 116, Huntington Library, en John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 149-152.

    [ 31 ] T. Pickering to Rufus King, August 5, 1797, Rufus King ms., n. 116, Huntington Library, en John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 172; apud E. E. Hale, "The real Philip Nolan", Publications of the Mississippi Historical Society, p. 281-329 (1901).

    [ 32 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., apud Lodge (ed.), Works of Alexander Hamilton, v. VII, p. 149.

    [ 33 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 172-173.

    [ 34 ] Alberto María Carreño, México y los Estados Unidos de América: apuntaciones para la historia del acrecimiento territorial de los Estados Unidos a costa de México desde la época colonial hasta nuestros días, 21a. ed., pról. de don Francisco Sosa, México, Jus, 1962, 422 p. (Figuras y Episodios de la Historia de México, 105), p. 113, y "Concerning Philip Nolan", The Texas Historical Association Quarterly, v. VII, 1903-1904, p. 315.

    [ 35 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 41; apud Presidential Messages, I-376.

    [ 36 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 209-225.

    [ 37 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 41; apud Thomas Jefferson, The writings of Thomas Jefferson, v. XI, p. 347.

    [ 38 ] Alberto María Carreño, México y los Estados Unidos de América: apuntaciones para la historia del acrecimiento territorial de los Estados Unidos a costa de México desde la época colonial hasta nuestros días, 21a. ed., pról. de don Francisco Sosa, México, Jus, 1962, 422 p. (Figuras y Episodios de la Historia de México, 105), p. 19-20.

    [ 39 ] Alberto María Carreño, México y los Estados Unidos de América: apuntaciones para la historia del acrecimiento territorial de los Estados Unidos a costa de México desde la época colonial hasta nuestros días, 21a. ed., pról. de don Francisco Sosa, México, Jus, 1962, 422 p. (Figuras y Episodios de la Historia de México, 105), p. 33-34.

    [ 40 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 207-208; apud : I. J. Cox, The West Florida controversy, 1798-1813, Baltimore, 1913, p. 155, n. 26. Lucas Alamán, Historia de México, 5 v., México, Jus, 1942, v. II, p. 68.

    [ 41 ] Samuel Eliot Morrison y Henry Steele Commager, Historia de los Estados Unidos de Norteamérica, trad. por Odón Durán d'Ocón y Faustino Ballvé, revisada por Antonio Alatorre y Jorge Hernández Campos, México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1951, v. I, p. 399.

    [ 42 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 78; apud Presidential Messages and Papers, v. II, p. 470; Thomas A. Bailey, A diplomatic history of the American people, 74 ed., New York, Appleton-Century-Crofts, 1964, 973 p., p. 165-166.

    [ 43 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 96.

    [ 44 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 85-96. Samuel Eliot Morrison y Henry Steele Commager, Historia de los Estados Unidos de Norteamérica, trad. por Odón Durán d'Ocón y Faustino Ballvé, revisada por Antonio Alatorre y Jorge Hernández Campos, México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1951, v. I, p. 438-441.

    [ 45 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 118; apud Annual Report of the American Historical Association, 1896, 1, p. 932, v. 1, p. 967-971.

    [ 46 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 113-123.

    [ 47 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 193; apud Archivo General de Indias, Estado, Caracas, leg. 4.

    [ 48 ] Marcus Cunliffe, The nation takes shape 1789-1837, Chicago, University of Chicago Press, 1960, 223 p., p. 51-54.

    [ 49 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 197.

    [ 50 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 39; apud Presidential Messages and Papers, v. I, p. 320-322.

    [ 51 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 59; apud Chamizal Arbitration Counter Case of the USA, p. 123.

    [ 52 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 60; apud Thomas Jefferson, The writings of Thomas Jefferson, v. X, p. 408-409.

    [ 53 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p.; apud McCaleb, The Burr conspiracy, p. 14.

    [ 54 ] Samuel Eliot Morrison y Henry Steele Commager, Historia de los Estados Unidos de Norteamérica, trad. por Odón Durán d'Ocón y Faustino Ballvé, revisada por Antonio Alatorre y Jorge Hernández Campos, México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1951, v. I, p. 390.

    [ 55 ] Informe de M. Turreau de 9 de marzo de 1805, Archivo del Ministère des Affaires Étrangéres, Correspondence Politique. États-Unis, t. 58, p. 62-67, véase en Ernesto de la Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 50, n. 19.

    [ 56 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 4.

    [ 57 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 4-7, 45-46, n. 13.

    [ 58 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 7-8.

    [ 59 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 1; apud Aaron Burr, Memoria sobre la Louisiana, 1809. Archives Nationales, París, A. F., v. IV, 1681A.

    [ 60 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 208.

    [ 61 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 44.

    [ 62 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 211; apud Wilkinson, Memoirs II, appendix XXXIII.

    [ 63 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 213-214.

    [ 64 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 214; apud McCaleb, The Burr conspiracy, p. 63-64; Victoriano Salado Álvarez, La conjura de Aaron Burr y las primeras tentativas de conquista de México por americanos del oeste, México, Talleres de Imprenta y Fotograbado del Museo Nacional, 1908, p. 34.

    [ 65 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 52; apud Gilbert Chinard, Thomas Jefferson. El Apóstol del Americanismo, México, Letras, 1959, p. 340 y s.

    [ 66 ] John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p., p. 222; apud McCaleb, The Burr conspiracy, p. 168.

    [ 67 ] Samuel Eliot Morrison y Henry Steele Commager, Historia de los Estados Unidos de Norteamérica, trad. por Odón Durán d'Ocón y Faustino Ballvé, revisada por Antonio Alatorre y Jorge Hernández Campos, México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1951, v. I, p. 390.

    [ 68 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", en Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 46, n. 13; apud Jefferson Ms. John Rydjord, Foreign interest in the independence of New Spain: an introduction to the war for Independence, Durham (North Carolina), Duke University Press, 1935, XII-347 p.; apud P. L. Ford (ed.), Works of Thomas Jefferson, 12 v., New York, 1904-1905, v. X, p. 381-382.

    [ 69 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 46, n. 13.

    [ 70 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 44; apud Julius W. Muller (ed.), Presidential messages and State papers, v. II, p. 385.

    [ 71 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 45-46, n. 13.

    [ 72 ] Ernesto de la Torre Villar, "Dos proyectos para la Independencia de Hispanoamérica: James Workman y Aaron Burr", en Revista de Historia de América, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, n. 49, v. XX, junio de 1960, p. 1-83, p. 57; apud Cox, Isaac Joslin, "Hispanic American Phases...", p. 173, McCaleb, The Burr conspiracy, p. 369.

    [ 73 ] Lucas Alamán, Historia de México, 5 v., México, Jus, 1942, v. VII, p. 406-407, doc. 12.

    [ 74 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 107.

    [ 75 ] Lucas Alamán, Historia de México, 5 v., México, Jus, 1942, v. VII, p. 406-407, v. III, p. 410.

    [ 76 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 115; apud Archivo General de la Nación, Historia, v. 116.

    [ 77 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p.

    [ 78 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 119; apud "Índice general de los principales papeles cogidos a los rebeldes de este reino en varias acciones militares" ( c. 1814).

    [ 79 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 120; apud Carlos María de Bustamante, Cuadro histórico, v. III, p. 217.

    [ 80 ] Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos: 1789-1947, 21a. ed., 2 v., México, Jus, 1961 (Figuras y Episodios de la Historia de México, 96-97), v. I, p. 122; apud Carlos María de Bustamante, Cuadro histórico, v. III, p. 391.


    Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Ernesto de la Torre Villar (editor), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 4, 1972, p. 63-93.



    DR © 2006. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas






    Fuente:

    Ward, Robert J., Los Estados Unidos y sus intereses en las colonias españolas: la Nueva España [artículo]
    Última edición por Mexispano; 16/04/2014 a las 05:53 Razón: Faltó la fuente

  16. #236
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    Re: Hay “otro” bicentenario



    Antonio de Quintanilla y Santiago,
    brigadier y general del Real Ejército de Chiloé,
    último gobernador de la Isla.



    Antonio de Quintanilla.jpg


    Quintanilla al virrey del Perú Joaquin Pezuela sobre Chiloé :

    "cinco años hace señor que me hallo manteniendola y no pasan de 30 mil pesos en efectivo los que me han remitido en todo ese tiempo los virreyes de Lima. Bien veo que los apuros de la capital eran grandes, pero nunca bastantes para olvidar o más bien abandonar del todo a esta benemérita provincia"


    Tomado de, Delfina Fernandez: últimos reductos españoles. p. 162






    Fuente:

    https://www.facebook.com/14212391414...type=1&theater
    Última edición por Mexispano; 16/04/2014 a las 06:42

  17. #237
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    Re: Hay “otro” bicentenario


    Fotografía de la estatua de Simón Bolívar
    en la Belgrave Square, Londres.


    Estatua de Bolivar.jpg


    La inscripción reza:

    “Estoy convencido de que únicamente Inglaterra es capaz de proteger los preciados derechos del mundo, ya que es grande, gloriosa y sabia.”

    -Bolívar-







    Así opinaba el “Libertador” sobre Quito:

    “… hombres tan malvados e ingratos. Yo creo que le he dicho a Vd., antes de ahora, que los quiteños son los peores c...olombianos. El hecho es que siempre lo he pensado, y que se necesita un rigor triple que el que se emplearía en otra parte. Los venezolanos son unos santos en comparación de esos malvados. Los quiteños y los peruanos son la misma cosa: viciosos hasta la infamia y bajos hasta el extremo. Los blancos tienen el carácter de los indios, y los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio de moral que los guíe.”

    Bolívar a Santander, Pativilca, 7 de enero de 1824, en Vicente Lecuna, Cartas del Libertador, Tomo IV, págs. 12-14.




    Y sobre Guayaquil:

    “Renunciar a Guayaquil es imposible, porque será más útil renunciar al Departamento de Quito… El país de las fronteras con el Perú, es afeminado y nada militar…”.

    En carta a Francisco de Paula Santander, 21 de junio de 1822.




    Yo deseo continuar sirviendo a mi patria, para el bien general de la humanidad y el aumento del comercio británico”.

    Simón Bolívar, 19 de junio de 1815.




    “Yo he vendido aquí (Bolivia) las minas por dos millones y medio de pesos y aún creo sacar mucho más de otros arbitrios, y he indicado al gobierno del Perú que venda en la Inglaterra todas sus minas, todas sus tierras y propiedades y todos los demás arbitrios del gobierno, por su deuda nacional, que no baja de veinte millones… Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar…”.

    Simón Bolívar, 21 de octubre de 1825.



    Fuente:

    https://es-la.facebook.com/pages/El-...type=1&theater













    Simón Bolívar y la traición a Francisco de Miranda


    Última edición por Mexispano; 16/04/2014 a las 06:41

  18. #238
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Por Luis Ozden


    Lunes, 23 de diciembre de 2013


    EL CURA JOSÉ MARÍA MORELOS Y PAVÓN







    LA REVOLUCIÓN DE 1811 A 1819

    Mi intención al relatar estos datos sobre la revolución de Independencia es hacer un esbozo de los personajes que el Partido Liberal Mexicano presenta como héroes nacionales.

    Después del ajusticiamiento del cura Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y José Mariano Jiménez en la ciudad de Chihuahua, entre junio y julio de 1811, siguieron sus relevos en la Revolución liberal que buscaba la independencia del antiguo Virreinato de la Nueva España, separándolo por medios violentos de la Corona Española. Dos jefes revolucionarios fueron los principales relevos; el cura José Ma. Morelos y Pavón, y Francisco Javier Mina.

    El también sacerdote (cura) José Ma. Morelos y Pavón, nacido en la ciudad de Valladolid, Michoacán el 30 de septiembre de 1765, de padres buenos católicos, ingresó en 1790 al Colegio de San Nicolás del que era rector el cura Hidalgo, permaneciendo allí cinco años para merecer su nombramiento de bachiller en la ciudad de México; en 1797 era ya presbítero. Como muchos otros curas del Virreinato se entusiasmó por las ideas liberales que circulaban entre los criollos ignorantes del fondo y origen que contenían. Así que en 1810 resolvió buscar a Hidalgo quien ya iniciaba su obra de destrucción del Orden Cristiano.El hecho es que en el pueblo michoacano de Charo, después de una larga entrevista, a fines de octubre de ese año, Hidalgo le extendió un nombramiento que registra la Historia:

    “Por la presente comisiono en toda forma a mi lugarteniente el Br. José María Morelos, cura de Carácuaro, para que en la costa del sur levante tropas, procediendo con arreglo a las instrucciones que le he comunicado”. (1)

    Pero Hidalgo había concedido igual jefatura a otros tres individuos: Ignacio López Rayón y su hermano José Ma. Para hacerse cargo de las tropas que aquel había dejado en Saltillo, un segundo grupo a los hermanos Villagrán, arrieros ignorantes y crueles, para operar en el Bajio y comarcas aledañas del centro del país, y el tercero, a Javier Osorno ladrón de caminos, comisionado en la región del norte de Veracruz, quienes se repartirían los territorios de Nueva España para revolucionarlos.

    José Ma. Morelos era otro de los cientos de sacerdotes del Virreinato, cuya vocación religiosa era superficial y equívoca, porque en el fondo había rebeldía a toda disciplina, especialmente para imitar a Jesucristo, guiando espiritualmente a las ovejas del Maestro. Las ideas de la Ilustración habían llenado su mente poco profunda, del deseo romántico de Libertad, Igualdad y Fraternidad universales, si bien en cura Morelos era de inteligencia viva, su cultura general era menos que mediocre; debiendo valerse de otros para suplir esa deficiencia. Sin embargo, tenía las cualidades humanas de la actividad física y la estrategia en el combate, las que le darían ventajas militares en poco tiempo.



    Primera campaña:

    Antes de finalizar el año de 1810, el cura Morelos, ya contaba con más de tres mil seguidores entre ellos, los hermanos Hermenegildo, José Antonio y Juan José Galeana, así como sus sobrinos Pablo y Luis Galeana. Junto con éstos, estaba un oscuro peón que con el tiempo llegaría hasta la presidencia de la república; Vicente Guerrero Saldaña. También se unió a Morelos otro cura como él; Mariano Matamoros y Orive, de la ciudad de México, ordenado sacerdote en 1796 a sus 26 años de edad, quien por sus ideas revolucionarias era perseguido, así que formando parte de las tropas de Morelos, salvaría momentáneamente su vida. Además, el cura Matamoros tenía dotes para el combate por lo que recibió el grado de coronel quedando custodio del pueblo de Izucar. (2)

    En un solo combate, Morelos cumpliría su primera campaña revolucionaria, es decir; de pillaje, de destrucción del orden y la riqueza establecidos en la parte sur de la provincia de México. ¿Conservaría algún resto de mansedumbre sacerdotal y vería minorar toda inútil efusión de sangre y destrucción de la Riqueza pública? (3)

    El historiador don Lucas Alamán en su “Historia de México” escribe refiriéndose al cura Morelos: “Por desgracia, entre las cualidades de Morelos, no se contaba la generosidad para con los vencidos. Su rostro torvo y ceñudo era la expresión de aquella crueldad calculada con que fríamente volvió sangre por sangre, y cobró a sus enemigos, centuplicados, los males que de ellos recibió”.(4)

    Para finales del año 1811, Morelos había derrotado a tres jefes realistas y ocupado casi todo el territorio del actual estado de Guerrero, con ayuda los hermanos Nicolás y Miguel Bravo.

    Entonces se acercaron a él los intelectuales de la Revolución, el cura volteriano Dr. José Ma. Cos Pérez y el impío Lic. Carlos Ma. Bustamante, para escribir a Morelos, sus discursos y redactar las actas del Congreso itinerante. Se acercaron, también, otros asesores yanquis que nunca le faltaron, para enardecer su anti españolismo, todos estos eran los agentes de aquellos que la dirigían la Revolución y que obedecían los lineamientos de la Logia de Charleston, al fin y al cabo la directora de la revolución en Nueva España.



    Segunda campaña:

    Si su antecesor Miguel Hidalgo, había mandado asesinar a los españoles que no eran masones y destruir cuanta riqueza se le atravesaba; Morelos lo superó en toda clase de crímenes.

    El historiador don Antonio Gibaja y Patrón escribe lo siguiente:

    “Me refiero a la penuria y a las calamidades que pesaron sobre los mexicanos sitiados y sitiadores y a la población, que sufrieron horriblemente en Cuautla”:

    “Morelos se aproximó de victoria en victoria a la villa de Cuautla en donde fue sitiado por las fuerzas del general Félix Ma. Calleja del Rey, fue un sitio de 60 días que sitiados y sitiadores no descansaron ni un solo momento. ¿Para qué? Estos dos ejércitos en guerra por más de cien años, ambos de mexicanos, la contemplaremos muchas veces en la historia de México. Todo para humillar a esta nación, porque el judaísmo y los gobiernos de los Estados Unidos la han uncido a infame jugo para esclavizar a sus hijos, para hacerles arrostrar la fama más degradada con que esos gobiernos y su pueblo llaman a los mexicanos; ladrones y bandidos

    Varios soldados de Morelos abandonaron sus filas y se presentaron en el campamento realista, informando a Calleja del miserable estado que guardaban los sitiados. Morelos declinó acogerse al indulto que le ofrecía el Virrey, mientras Hermenegildo Galeana, a las dos de la madrugada, rompía el sitio por el lado norte en el cauce del río para proteger la huida del comandante Morelos, quien por fin salió, pero a costa de dejar más de ochocientos muertos de sus soldados que lo protegieron.

    El primero en entrar fue el coronel Etchegaray quien envió al Comandante Calleja del Rey un parte con la descripción más cruda de lo que vio. “El pueblo presentaba la vista más horrorosa con cientos de muertos tirados en la calles y los quejidos de los enfermos y heridos salían de las casas abiertas, la peste había hecho presa de todos que estaban vivos….”

    El general Calleja ordenó al cura de Yautepec José Mariano Rus Calado para que organizara el abastecimiento de víveres y aguapara los sobrevivientes, mientras el sargento Juan Gamboa hacía que los indios rebeldes prisioneros cavaran las tumbas y enterraran a los muertos….

    Etchegaray escribió a Calleja: “Aquellas mismas gentes que solo esperaban ser pasadas a cuchillo por el ejército realista vencedor, según se lo anunciaron los cabecillas del ejército de Morelos, al observar que poníamos en sus manos el alimento que tanto necesitaban…….levantaban las manos para dar gracias a Dios, y ver su gusto y alegría, arrancó de nuestros ojos el llanto que tanto satisface a las almas que nunca se olvidan de sus semejantes, a quienes, por un precepto de su Fe deben amar como así mismos”

    El sitio de Cuautla ha sido cantado por los liberales oficiales como un hecho glorioso para el cura José Ma. Morelos, más, siguiendo los lineamientos de sus asesores nunca se mostró clemente y patriota con los mexicanos, él fue la causa de tanto sufrimiento y mortandad de personas inocentes y engañadas.



    Tercera campaña de Morelos:

    Después de la pérdida de Cuautla, Morelos se estacionó en Oaxaca no sin antes vencer y fusilar a los jefes españoles Régules, Bonavía y Aristi. Desde ahí, dirigió varias operaciones comendadas por Matamoros y los hermanos Bravo.

    Su siguiente objetivo sería apoderarse del puerto de Acapulco. Salió de Oaxaca el 7 de febrero y después de varias acciones de pillaje y destrucción por el camino, llegó al Puerto el 6 de abril con muy pocas armas y unos 1500 revolucionarios. Tomó los cerros circundantes, bombardeando por seis días la población, cuyas principales familias se refugiaron en el fuerte de San Diego. Morelos mandó tomar la isla Roqueta, rodear el Castillo y tomarlo el 20 de agosto asesinando a los refugiados con el comandante Pedro Vélez. (5)

    Estando Morelos en Acapulco llegó uno de los buques de la flota que venía desde Manila, capital de las Islas Filipinas ni tardo ni perezoso se hizo con su cargamento, e interrumpiendo con esto, el tráfico de más de doscientos años de relación comerciales entre Nueva España y Asia.

    Después de la toma de Acapulco, José Ma. Morelos se presentó en Chilpancingo para el establecimiento y la jura del primer Congreso revolucionario que llamó: “El Supremo Congreso de la América Septentrional Mexicana”, otros nombres: “Congreso Nacional Constituyente”, “Congreso de Anáhuac”, etc. todo fue aprobado, aunque se opuso Ignacio López Rayón. Fue formado en el Palacio de Chilpancingo a seis de noviembre de 1813. El presidente naturalmente era Morelos, el Vicepresidente Andrés Quintana Roo, Los diputados: Rayón, Herrera, Bustamante, Verduzco, Liceaga y Ortiz de Zárate.

    Su proclama: “El pueblo declara su Independencia de cualquiera otra nación”. Una enorme falsedad porque toda esa farsa era obra del Pbro. Don José María Morelos y Pavón, con sus diputados nombrados por él mismo.

    El historiador don Antonio Gibaja escribe muy acertadamente que:

    “La Revolución no era una guerra justa, sino una rebelión al orden establecido, y en cuanto al caso de la Independencia, no fue hecha por la sociedad mexicana, fueron algunos mexicanos afiliados a un partido cosmopolita, como lo es el Partido Liberal; la tal guerra fue una rebelión contra la autoridad….. o el Congreso contra la autoridad de las leyes de la guerra o de la ordenanza militar” (5A)

    Este Congreso dio a su creador el título de: “Alteza Serenísima”, esta era la segunda Alteza pues Hidalgo, en Guadalajara, había sido el primero en recibir este título, México habría de padecer a una tercera Alteza Serenísima por muchos años; Antonio López de Santana.

    Morelos tuvo un rasgo de humildad, declinando el título de Alteza y cambiándolo por el de “Siervo de la Nación”, que algunos presidentes de México del siglo XX adoptaron también por “humildad”…..



    Cuarta campaña:

    Ante tan exitosas campañas, Morelos se dirigió nada menos que a su ciudad natal Valladolid para uncir, ésta, a los revolucionarios. Creyendo que con los seis mil seguidores podría tomarla. Llevaba tres divisiones al mando de Mariano Matamoros, Nicolás Bravo y Hermenegildo Galeana, junto con las partidas de Muñiz, Arias, Ortiz, Vargas y el Padre Navarrete.

    La ciudad estaba al mando del mayor general José Calderón y entre los jefes oficiales se encontraba el coronel Agustín Iturbide; entre todos había menos de dos mil efectivos. Morelos dirigió al comandante Landázuri una carta escrita por su secretario Rosains llena de soberbia y fanfarronería que comenzaba así:

    “Aquellas armas a cuyo estruendo se rinden las ciudades y abaten las fortalezas……… No quedará cabeza sobre los hombros, las calles y las plazas serán regadas con negra sangre de cuantos temerarios se opongan a su impulso. Esta hermosa ciudad será teatro del horror………… Dios guarde V. muchos años. Campo de Valladolid, diciembre 23 de 1813 a la una del día. José Ma. Morelos, Señor comandante de las armas de Valladolid.”

    Al día siguiente 24 de diciembre de 1813, Morelos ordenó el ataque a la ciudad, pero Galeana y Bravo fracasaron replegándose al campamento. Ya en horas de la noche Iturbide al mando de 190 hombres de a caballo con infantes a la drupa atacó el campamento. La oscuridad y la confusión hicieron que las tropas revolucionarios se atacaran entre sí. Los sobrevivientes desobedecieron a sus jefes y huyeron. Morelos reunió algunas tropas y se refugió en la hacienda de Santa Lucía, dejando el mando a Matamoros. El 5 de enero de 1814 los insurgentes fueron nuevamente derrotados y Matamoros aprehendido. (6)

    La estrella del “Servidor de la Nación” comenzaba a declinar con la derrota que sufrieron sus tropas y el ajusticiamiento de Mariano Matamoros, brazo derecho de Morelos, éste, huyó a Acapulco por la sierra, pero fue seguido por el comandante Gabriel de Armijo a tan corta distancia, que si no hubiera sido por la muerte heroica de Ramírez, uno de los coroneles del Cura Morelos, ahí hubiera caído preso. Dejando en la Hacienda de las Animas donde se habían ocultado, todo su equipaje, documentos y sellos de su Congreso itinerante y hasta un retrato al óleo de Morelos con banda de generalísimo, que fueron remitidos a España bajo inventario.

    Entre el botín que traían los revolucionarios estaba el pectoral del Obispo de Puebla, vasos de oro y plata del tesoro de la catedral poblana. Muchas alhajas y monedas de oro por un total de 12 481 pesos y 14 reales todo inventariado, después por el virrey Calleja, y repartido entre los oficiales según el reglamento.(7)

    Ya en Acapulco, que seguía bajo el poder de los revolucionarios, estaban presos dentro del Castillo de San Diego 200 españoles que se habían refugiado ante el acoso de los revolucionarios, Morelos propuso el canje de ellos por Matamoros al Virrey quien no recibió su propuesta a tiempo, sin embargo los 200 españoles fueron degollados un mes después de muerto Matamoros.(8)

    Estando Morelos en el puerto de Acapulco supo que el coronel realista José Gabriel de Armijo con más tropas iba ganado las poblaciones una a una con la firme determinación de reconquistar el puerto. La toma de Chilpancingo, anterior sede del Congreso Americano, por las tropas de Armijo, determinó a Morelos salir por el sur para internarse en la sierra dominada por Vicente Guerreo. Pero antes de salir mandó quemar todas las casas de puerto utilizando paquetes de cacao traído desde Guayaquil, sacados de los enormes almacenes de la familia De Icaza.

    Orden al coronel insurgente Montes de Oca:

    “Despache dos que ballan á atisar solo las casas de Acapulco, pero que no se entretengan en pepenar nada, sino que atisen bien, que no quede nada que no quemen, pues que todo ade quedar redusido a cenizas. Que los que ballan sean de empeño. Pie de la Cuesta Abril 9 1814”. - Morelos – Sr. Teniente coronel Don Isidoro Montes de Oca. (9)

    Cuando el cura Morelos escribía por sí solo, sin ayuda de sus asesores, revelaba su ignorancia del idioma castellano y su pobre educación, a pesar de los años de Seminario.

    Las órdenes del impío Cura Morelos no se concretaron a quemar, sino a asesinar sin misericordia a los ricos del puerto y a los oficiales realistas prisioneros. Cuando el coronel Armijo recorrió la costa encontró en el sitio de la Quebrada los cadáveres todavía sangrando de 21 prisioneros de los batallones de Asturias y Fernando VII, y 34 más en una barranca inmediata.

    Entre los manglares de Coyuca encontró a varios religiosos y familias que ahí se habían refugiado para salvar sus vidas, entre ellos el Padre Francisco Patiño. (10)

    Morelos siguió su huida hacia Zacatula continuando sus asesinatos con una saña increíble en alguien que era cura, sobre todo con sus hermanos en Cristo, matando por medio de uno de los Galeana, a todo aquel que no quisiera abrazar la Revolución.



    Muerte de Hermenegildo Galeana:

    Sin embargo hay que hacer notar, que cuando los realistas iban persiguiendo a Morelos, en uno de los pueblos de la costa se acercaron al coronel Armijo; Fermín y Juana Galeana hermanos de Hermenegildo para donar setecientos pesos y Fray José Terán mil pesos a la causa realista.

    Armijo siguió a Galeana por la Costa Grande, pero se retiró a Tixtla para reorganizar sus fuerzas, dejando al capitán Avilés para seguir a Galeana que se escabullía, pero cuando lo perseguía el capitán Juan de Olivar muy de cerca, éste vio como Hermenegildo se golpeaba la cabeza con la rama de un árbol, cayendo a tierra, Galeana logró subirse de nueva cuenta a su caballo para seguir la huida, entonces el soldado de escuadrón Joaquín de León le dio un tiro matándolo. Los realistas entraron triunfantes a Coyuca con la cabeza de Hermenegildo Galeana, donde el comandante Avilés mandó colgarla de arco del atrio de la iglesia con un letrero que decía “Esta es la cabeza de un valiente”, quien traía tras de sí, cientos de asesinatos a mansalva. Era el 27 de junio de 1814. Cuando el cura Morelos se enteró, dicen que levantó las manos diciendo: “Acabaron mis dos brazos ahora ya no soy nada” Lucas Alamán tomo IV, capítulo II.

    Poco antes de la muerte de Hermenegildo Galeana, le había llegado la noticia a Ignacio López Rayón, de que el 19 de junio, en Nautla, había desembarcado un tal Mr. Humbert, enviado del gobierno de los Estados Unidos a los revolucionarios, con un importante refuerzo de armas y los “importantísimos pliegos de confederación con unas provincias que son la envidia de las naciones”· “nuestros generosos vecinos del Norte, altamente convencidos de la justicia de nuestra lucha… no quieren paz con la Europa hasta alcanzar la independencia de nuestro dilatado continente…” (6B)

    Así celebraba López Rayón en una carta dirigida a Rosains, su “Capitán general de los Ejércitos Nacionales y Ministro de las Cuatro Causas”

    Después se comprobó que solamente había sido un intento de algunos yanquis para enterarse directamente de la situación. Entonces Rayón por medio de su segundo Rosains ordenó que el llamado mariscal Juan Anaya fuera a los Estados Unidos a entrevistarse con el presidente Madison para pedirle ayuda, así como lo habían hecho Pascasio Ortiz de Letona y Bernardo Gutiérrez de Lara enviados por Hidalgo con el mismo fin.(6C)

    Anaya en compañía del Padre Pedroza llegó a Nueva Orleans para organizar una expedición de aventureros yanquis, Con esto se demuestra que cada jefe revolucionario pretendía establecer relaciones con el Presidente de los Estados Unidos, porque había, sin duda algún motivo para esa fraternidad.

    Sin embargo esta falta de patriotismo de los revolucionarios los ha llevado a una falsa creencia; ellos creían, como muchos aún lo siguen creyendo actualmente, “que el gobierno de los Estados Unidos hace compromisos directos con los revolucionarios. Esto es un error, porque no conocen el juego que sigue aquel gobierno. Al contrario, los llama bárbaros, ladrones y bandidos. Esto es a la faz del mundo, y ocultamente por medio de las sociedades secretas”.
    Antonio Gibaja, “Revoluciones Sociales de México”

    Mientras tanto, Morelos se había hecho fuerte en una región michoacana elevada, de buen clima alejada de los batallones realistas. Lugar ya conocido por él, donde existían minas abandonadas, socavones usados como cárceles para los eclesiásticos españoles o que habían resistido a la Revolución. El capellán de Morelos, Padre José Morales encontró a tres sacerdotes en tales condiciones, que quedó horrorizado. Eran los infelices, el Padre agustino Ramírez capellán de Acapulco, el Padre Alegre y el Padre franciscano Gotor. Esto se supo por relación del P. Morales en la causa a Morelos. (6D)

    Durante los primeros seis meses de 1814 las tropas del virrey Calleja, había recuperado toda la Costa del Sur con su centro el importante puerto de Acapulco. Los insurgentes perdieron lo que habían ganado en los primeros años de las campañas del Cura Morelos, mientras éste, quedo escondido en las montañas, el turno a ser perseguido era Ignacio López Rayón presidente de la Junta Revolucionaria, quien estaba en Tehuacán. Ante el acoso de los realistas, Rayón subió hacia Zacatlán donde se estableció una pequeña corte alrededor de su persona.

    En septiembre de 1814 las tropas realistas desde varios puntos habían rodeado a Zacatlán y casi prenden a Rayón durante la noche del 24, pero un tiempo húmedo con densa niebla impidió el asedio del pueblo. Al medio día el coronel realista Llorente atacó la casa de Rayón, aunque este se escapó abandonando todos sus documentos y haberes. El historiador don Lucas Alamán relata en el cap. V del tomo IV de su obra, que esos papeles de Rayón y remitidos a la secretaría del Virreinato le fueron de mucha utilidad para escribir su historia de la Revolución. Con Rayón se fugaron Carlos Bustamante y su esposa. Quedaron prisioneros, el Presbítero diputado Crespo y Francisco Antonio Peredo que había ido en calidad de enviado a los Estados Unidos, a más de otros muchos oficiales. La pérdida de los revolucionarios quedó en 200 muertos y 50 prisioneros.
    Rayón y Bustamante se separaron para que éste se embarcara en Nautla rumbo a los Estados Unidos, con un tejo de oro de 14 marcos y dinero en monedas. Bustamante y su esposa en compañía del Padre Alarcón y algunos criados de éste cayeron en manos de insurgentes quienes le quitaron el tejo y el oro, a poco llegaron los del Dr. Couto quien a su vez se quedó con el tejo y el dinero. (Lucas Alamán, Tomo IV, cap. V)

    Mientras tanto el Cura Morelos se reunió con varios jefes del Congreso en la villa de Uruapan donde los diputados le dieron el mando militar y la misión de llevarlo hasta Tehuacán. Don Lucas Alamán apunta en su libro VII capítulo I, “La salida se efectuó el 29 de septiembre de 1814, los individuos del Congreso recibieron 600 pesos cada uno para los gastos del viaje, los equipajes de tantas personas, los archivos y papeles de las oficinas, los víveres y municiones formaban un convoy considerable. Todos en la marcha estaban sujetos a la disciplina militar, los diputados recibían igual ración que los soldados; caminaban en formación rigurosa, desde las siete de la mañana hasta la tarde, que acampaban al raso”

    Para capturar a Morelos y su Congreso, el virrey Calleja nombró al coronel Manuel de la Concha y todas las divisiones del centro del país se fueron concentrando en forma de pinza sobre los insurgentes. Mientras el Cura dispuso que los integrantes de Congreso se adelantasen, él quedaría protegiendo la retaguardia, pero, Morelos y sus revolucionarios ya no tenían salida, todo se reducía al ataque de los realistas y a defenderse los rebeldes.

    Los realistas al mando del coronel de la Concha dieron alcance a las tropas de Morelos atacándolas por tres frentes. La desbandada de éstos fue general y el teniente Matías Carranco dio alcance al Generalísimo; cuando se vieron frente a frente, éste reconoció a su antiguo subalterno diciéndole: “Sr. Carranco, parece que nos conocemos”. Era el 5 de noviembre de 1815.

    En el alcance se hicieron muchos prisioneros entre ellos el capellán del Congreso, Padre José Ma. Morales, sin embargo los diputados y demás integrantes pudieron alejarse, porque nadie los siguió.

    El botín que llevaba Morelos se partió conforme al reglamento militar, solo se separaron cinco barras de plata para el gobierno virreinal. El Cura Morelos y el capellán quedaron bajo la custodia del capellán realista Padre Salazar.



    Prisión, Proceso y Muerte del Cura José Ma. Morelos y Pavón

    Desde su captura el 5 de noviembre hasta su proceso en la ciudad de México pasaron diez y seis días. El coronel de la Concha y su tropa, captor de Morelos llegaron con los prisioneros a San Agustín de las Cuevas distante 4 leguas de la Capital del Reino, el 21 de noviembre. El virrey Calleja no quiso presentar al preso en público, por lo que dictaminó que lo llevaran durante la noche a las cárceles secretas de la Inquisición, lo que así se hizo. Y que se procediera a su causa inmediatamente, informando a Morelos que nombrase al defensor que quisiese; quedando terminada la confesión de cargos esa misma tarde.

    El Cura Morelos, lejos de atribuir a otros la parte que había tenido en la Revolución, descargando sobre ellos lo más odioso de sus actos, como lo habían hecho Hidalgo y Allende, contestó con dignidad y firmeza a todos los cargos que se le hicieron, que fueron 23.

    El principal cargo que le hizo el jurado fue de traición, faltando a la fidelidad al Rey, promoviendo la Independencia y haciendo que esta se declarase por un Congreso reunido en Chilpancingo.
    Respondió: “Que no habiendo Rey en España cuando se decidió por la independencia de estas provincias trabajando cuanto pudo por establecerla, no había contra quien se pudiese cometer ese delito, y que hallándose después, comprometido con la Revolución, concurrió con su voto a la declaración que se hizo en el Congreso de que nunca debía reconocerse al Sr. Don Fernando VII, ya porque no era de esperar que volviese, o porque si volvía había de ser contaminado.”

    “Pero que antes de votarlo, consultó con las personas más instruidas de ese partido y por varias razones le dijeron que era justo, la una, porque era culpa de S.M. haberse puesto en manos de Napoleón y entregándole la España como un rebaño de ovejas, y que aunque tuvo conocimiento de su regreso de Francia, nunca le dio crédito o juzgó que habría vuelto napoleónico”

    El último de los cargos que le hicieron fue por los cientos de asesinatos que se habían cometido en su campaña, destrucción de fortunas, ruina de familias y desolación del país, dijo:

    “Que estos eran los efectos necesarios a todas las revoluciones, pero que cuando entró en ella no pensó que se causasen, y que desengañado de que no era posible conseguir la independencia, así por la diversidad de dictámenes que no permitía tomar providencias acertadas, así como la falta de recursos y de tino; había pensado pasarse a la Nueva Orleans, a Caracas, o presentarse a la antigua España, para presentarse ante el Rey a pedirle perdón……¨

    Terminado el proceso civil, vino a continuación el proceso eclesiástico, del que presentaré algunas preguntas siguiendo la Historia de México de don Lucas Alamán:

    Una interesante pregunta, ¿si en el tiempo que había permanecido en la Revolución había celebrado Misa?, contestó:

    “Que se había abstenido de hacerlo, considerándose irregular, desde que en el territorio a su mando comenzó a haber derramamiento de sangre”

    Otras peguntas:

    ¿Si había recibido la Sagrada Comunión estando excomulgado?

    “Que consideraba inválidas las excomuniones.”

    ¿Si había rezado el Oficio Divino?

    “Que en el calabozo no había suficiente luz para hacerlo.”

    ¿Si su conducta había sido relajada?

    “Que si su conducta había sido relajada, que había procurado, por lo menos, que no fuese escandalosa, y que los hijos que tenía, no se sabía en el público que lo fuesen”. Sin embargo, era público y sabido entre los que le seguían, que Juan Nepomuceno Almonte era su hijo, el mismo que lo acompañó en la toma de Cuautla y el que mandó a Nueva Orleans para educarse.

    En fin que el Tribunal falló con lo pedido por el fiscal:

    “El presbítero D. José María Morelos es hereje formal negativo, fautor de herejes, perseguidor y perturbador de la jerarquía eclesiástica, profanador de los santos sacramentos, traidor a Dios, al Rey y al Papa. Irregular para siempre, depuesto de todo oficio y beneficio.”

    Fue condenado a asistir a su Auto en traje de penitente, con sotanilla corta y vela verde, a hacer confesión general y los Ejercicios de San Ignacio. Y para el caso inesperado y remotísimo de que se le perdonara la vida; a una reclusión para todo el resto de ella en África.

    Don Lucas Alamán relata detalladamente esta ceremonia de degradación de un sacerdote como antes, las habían tenido Hidalgo y Matamoros:

    “Luego de que se terminó la lectura de la Causa, inquisidor decano hizo que el reo abjurase sus errores e hiciese la protesta de Fe, procediendo a la Reconciliación con todo el ceremonial de la Iglesia, recibiendo de rodillas los azotes con varas. En seguida continuó la Misa rezada con asistencia del mismo reo”.

    “Acabada esta, se siguió con la ceremonia de Degradación que estuvo a cargo del obispo de Oaxaca revestido de pontifical. En la sala del Tribunal se apretaban más de trescientas personas principales de la Capital. Morelos con los ojos bajos, aspecto decoroso y paso mesurado, se dirigió al altar: allí, después de leída la sentencia de la junta conciliar, se le revistió de todos los ornamentos de sacerdote y puesto de rodillas delante de Obispo, ejecutó este, la degradación por todos los órdenes según el ceremonial de la Iglesia. Todos los presentes estaban conmovidos, solamente Morelos no se inmutó.”

    Terminada la ceremonia se entregó al reo al brazo secular, entonces el coronel Manuel de la Concha se hizo cargo de Morelos conduciéndolo a la cárcel de la Ciudadela. Donde el coronel de la Concha, el 21 de diciembre intimó la sentencia al reo quien de rodillas según el uso de los Tribunales la escuchó.

    El coronel le hizo saber que en un lapso de tres días sería ejecutada la sentencia, fueron llamados el cura Guerra y otros sacerdotes para prepararlo a bien morir. El día 22 a las seis de la mañana de la Concha lo hizo subir a un coche con el Padre Salazar y un oficial; Concha y su división llevaron al reo hasta el santuario de Guadalupe. Morelos iba rezando diversas oraciones entre ellas el Misesere y De profundis aunque confiaba en la misericordia de Dios que sus pecados habían sido perdonados. En Guadalupe tomó un pequeño desayuno continuando hasta el llamado Palacio de San Cristóbal Ecatepec, ocupado por un destacamento militar.

    Se reconcilió con la Iglesia por medio del Padre Salazar y él mismo se vendó los ojos, los soldados le indicaron donde se debía poner de rodillas, el Padre Salazar le dijo: haga cuenta de que aquí murió Nuestro Salvador; se dio la voz de fuego, y el hombre más controvertido que había producido la Revolución en Nueva España, cayó atravesado por la espalda con cuatro balas, pero moviéndose todavía y quejándose lo remataron de otras cuatro. El Padre Salazar hizo vestir el cadáver y mandarlo enterrar a las cuatro de la tarde del 22 de diciembre de 1815 en la Parroquia del pueblo de Ecatepec, vivió exactamente 50 años. Sus restos se perdieron y nadie los ha encontrado hasta hoy.

    Morelos, había nacido el 30 de septiembre de 1765 como: José María Teclo Morelos y Pabon. Está a discusión de si el impío cura tuvo tres o cuatro hijos, pero es seguro que el Mariscal del Impero de Maximiliano, Don Juan Nepomuceno Almonte, hijo de Brígida Almonte era uno de ellos.


    REFLEXIONES

    Para que el lector tenga una base a su propia investigación.

    El movimiento revolucionario que intentó destruir el antiguo orden monárquico, aristocrático y católico del Virreinato de Nueva España, para sustituirlo por el sistema republicano, plebeyo, librepensador y masónico, propio de los Estados Unidos de Norteamérica, estaba dirigido por el recién fundado Partido Liberal Mexicano, que a su vez seguía las órdenes de la Gran Logia establecida desde 1802 en la ciudad de Charleston, Carolina del Sur, Estados unidos de América. Los jefes de la Masonería buscaban individuos ya corrompidos o proclives a ser corrompidos dentro del clero bajo de Nueva España, porque decían: “Estos arrastran al pueblo y nos sirven para la causa que necesitamos”, entre los más idóneos encontraron al cura José Ma. Morelos.Como habían encontrado al cura Miguel Hidalgo, al cura Mariano Matamoros, al cura Manuel Iturriaga, al cura José Ma. Cos, y tantos otros que participaron en la Revolución.

    La Causa que la Masonería de principios del siglo XIX necesitaba, era la entrega del Imperio Español a los Estados Unidos, a través de Inglaterra y la Francia napoleónica. Para sentar las bases de una potencia mundial que destruiría el Orden Católico.

    Ninguno de los principales jefes revolucionarios que hemos mencionado pudo ver consumada la independencia por la que luchaban, a pesar de la ayuda intelectual y logística proporcionada por la República Yanqui. Estos fracasos retrasaron los planes de la política angloamericana para apoderarse de la Nueva España, por lo que en 1816 comenzaron a preparar en Londres, Inglaterra, una expedición de aventureros para apoderarse por la fuerza del Virreinato.

    Después del ajusticiamiento del cura Morelos, vendría la fugaz revolución de Francisco Javier Mina preparada desde 1816 en los Estados Unidos. Mina, con su tropa de extranjeros entró al país el 15 de abril de 1817 pero el 27 de octubre de ese año Mina cayó ajusticiado.

    Entre ese año y la actuación de Agustín de Iturbide vendrían unos años de relativa paz para los habitantes de la Nueva España. Solamente habían quedado algunos grupos guerrilleros en las montañas del sur del país, el grupo más notorio fue el de Vicente Guerrero. Pues la mayoría de los revolucionarios se habían indultado.

    Los habitantes de la Nueva España y de todos los territorios del Imperio Español, acendrados católicos, no se doblegaban ante la Revolución armada; entonces él ataque de la Masonería Internacional sería por vía de las Leyes.

    Los liberales de la propia España levantaron de nueva cuenta en 1820, la Constitución masónica de 1812, conocida como la Constitución de Cádiz, que el rey Fernando VII había desconocido en 1814. Volvieron a la carga y obligaron al Rey a firmarla para que fuera proclamada en todo el Imperio. Esto provocó la deseada efervescencia social: la Jerarquía de la Iglesia y el pueblo católico no la querían porque destruía la estructura de la Iglesia y la Fe del pueblo católico; las autoridades, por obediencia debían proclamarla. En México, la capital del Virreinato, el virrey Juan Ruiz de Apodaca quien gobernaba desde el 20 de septiembre de 1816, tuvo que jurar la Constitución masónica para evitar los tumultos semejantes a los de Madrid en España. Con esto, las clases elevadas de Nueva España idearon un Plan para separar el Virreinato, del Imperio Español, pero manteniendo la figura del Rey como autoridad política.

    Es entonces, cuando se forman las Juntas de la Profesa y entra a la palestra Agustín de Iturbide, LA CONSUMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO con su Plan de las Tres Garantías, la unión de todos los habitantes de la Nueva España en un Imperio Católico Mexicano, independiente de cualquier otra nación. Lo cual se realizó entre el 19 de mayo de 1822 al 19 de marzo de 1823.

    Pero una nación vecina, independiente y fuerte no convenía a los intereses imperialistas de los Estados Unidos. Éstos maquinaron para que en 1823 cayera en único gobierno mexicano realmente independiente, utilizando para ello, al Partido Liberal Mexicano aliado suyo hasta hoy en día, año 2013.


    LUIS OZDEN

    Diciembre de 2013.

    NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA:

    (1) “Enciclopedia de México”, S.E.P. 1988, Ficha Morelos.
    (2) Ibid, Obra mencionada.
    (3) Historia de la Iglesia en México”, Padre Mariano Cuevas S.J
    (4) “Historia de México”. Lucas Alamán Escalada.
    (5) “Revoluciones Sociales de México” Antonio Gibaja, Tomo II cap, 9, Ed Tradición 1973.
    (6) “Enciclopedia de México” S.E.P. 1988 Ficha Morelos, pag. 5625. (6A) “Revoluciones Sociales de México”, Tomo II, cap. IX, Antonio Gibaja y Patrón, Ed. Tradición 1973. (6C) Ver letras O y G. “Enciclopedia de México”, Secretaría de Educación Pública, México, 1988.
    (7) “Historia de México” Tomo IV, cap. I, Lucas Alamán Escalada, Ed. Fasc., Instituto Helénico.
    (8) “Revoluciones Sociales de México”, Tomo II, cap. IX, Antonio Gibaja, Obra citada.
    (9) El cura Mariano Matamoros fue conducido a Valladolid y procesado. Después que Morelos había huido hasta Acapulco donde tenía 203 prisioneros españoles. Morelos propuso al virrey Calleja el canje de ellos por Matamoros. Pero el virrey recibió la propuesta cuando ya había sido fusilado el cura Matamoros. A saber esto, el cura Morelos mandó degollar a los 203 españoles en el fuerte de San Diego de Acapulco. “Revoluciones sociales de México”, Tomo II cap. 9, obra de don Antonio Gibaja y Patrón. Ed. Tradición 1973.
    (10)Lucas Alamán Escalada. Obra citada
    (11)Lucas Alamán Escalada. Obra citada, Lucas Alamán Escalada. Obra citada.

    Ediciones de Luis Ozden

    México





    Fuente:

    Verdadera Historia de México: EL CURA JOSÉ MARÍA MORELOS Y PAVÓN




    Mariano Matamoros

    Mariano Matamoros.jpg



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    Re: Hay “otro” bicentenario

    ELEGÍA CRIOLLA. UNA REINTERPRETACIÓN DE LAS GUERRAS HISPANOAMERICANAS


    Elegia Criolla Portada.jpg


    ¿Cual es la interpretación clásica de las guerras de independencia?

    La interpretación clásica de las guerras de independencia ha tenido básicamente dos vertientes; una que habían unas pre-existentes naciones americanas que se liberan de una pre-existente nación española; la otra que es una guerra en la que las clases subalternas se sublevan contra la opresión de los grupos hegemónicos. Esas serían digamos las dos interpretaciones. Ya con el tema del libro, y creo que lo demuestro, es que las dos interpretaciones son profundamente falsas.

    En el sentido, con respecto a la primera, esas naciones no existían, entre otras cosas porque la Monarquía Católica era una monarquía “a-nacional”. Quiero decir con esto que fundamentalmente lo que definía el contexto político de la Monarquía Católica era ser súbdito del monarca católico. Si nosotros a un novohispano del siglo XVIII le hubiésemos preguntado que era, desde luego que nunca nos hubiera dicho que era mexicano y que formaba parte de la nación mexicana; nos hubiese dicho cosas muy curiosas desde nuestra perspectiva y creencias, nos hubiese dicho que era católico y esa era la identidad fundamental, nos hubiese dicho que era súbdito del Rey, por eso el problema de la desaparición de Fernando VII, desde el hecho de que Fernando VII se haya ido preso a Francia que genera una espacio de colapso absoluto de la monarquía porque nadie sabe que hacer.

    El elemento de cohesión política era la existencia del monarca, y cuando Rey no está no se sabe que hacer, o sí se sabe que hacer, y de hecho lo que es sorprendente es que se hace lo mismo en todo el territorio de la monarquía -desde Manila hasta Madrid y desde México hasta Buenos Aires- que es recurrir a una vieja tradición castellana que es cuando el monarca no estaba, la soberanía recaía en los pueblos y no “el Pueblo” que el liberalismo nos ha enseñado a identificar, sino a los pueblos como el entorno de la plaza de un pueblo; la plaza de armas. Eso es un pueblo; el casco urbano y el territorio que le pertenece, y claro, esos son los pueblos que reclaman la soberanía.

    Pero no olvidemos una cosa, y ahí también hay una enorme falacia en esa celebración de 1810 como el momento de la independencia, lo que dicen todas las proclamas es que vuelva Fernando VII y que van a mantener el poder hasta que vuelva. Eso es así desde México hasta Buenos Aires y desde Dolores a Valencia (España). Yo cuento el ejemplo del caso del cura Hidalgo que grita “Viva Fernando VII, viva la Virgen de Guadalupe, que se mueran los gachupines”, ahí hay un elemento monárquico, un elemento religioso y un elemento xenófobo, pero eso se repite también en Valencia (España), porque en realidad los gachupines eran los afrancesados que apoyan la invasión. Si uno mira todos los panfletos que publican los insurgentes, lo que están diciendo es; estos pinches gachupines lo que quieren es darle el trono, darle el reino de la Nueva España a los franceses, no proteger a nuestro amado Fernando VIII… es decir, el problema es el Rey, el problema no es la nación.

    El problema no es la nación porque la nación no existe, la nación se construye a lo largo del proceso de las independencias. Y yo digo una frase que creo que lo resume perfectamente en el libro y que mantengo; “las naciones no fueron la causa de las guerras de la independencia, fueron la consecuencia de las guerras de independencia.” Esa sería la primera cuestión.

    La otra cuestión sería un enfrentamiento entre ricos y pobres, por decirlo de alguna forma, en todo caso de que fuera un enfrentamiento entre ricos y pobres uno en los documentos históricos no se lo encuentra en ningún lado, porque hubieron criollos ricos que formaron parte del lado de los insurgentes, y criollos ricos que formaron parte del lado de los realistas, y grupos indígenas que formaron parte del lado de los realistas, y grupos indígenas que participaron en la guerra del lado de los insurgentes.

    Por lo tanto, yo la conclusión a la que llego en el libro es que si esa guerra fue algo, fundamentalmente fue una guerra civil en la que se vieron involucrados todos los grupos sociales aunque con una participación –que eso hay que dejarlo claro- de las partes mayoritarias criollas que estuvieron de un lado y de otro; estuvieron del lado de los insurgentes y del lado de los realistas.



    Tomas Pérez Vejo. Autor de “Elegía criolla. Una reinterpretación de las Guerras de Independencia Hispanoamericanas”.




    Fuente:

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    Re: Hay “otro” bicentenario

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    Bandera del Batallon de Voluntarios del Castro de Chiloé

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    Bandera del Batallon de Voluntarios del Castro de Chiloé veteranos del ejercito realista habia sido formado en la isla de Chiloé para defender el virreinato del Perú. En Chiloé, con el pasaje jurídico de la Capitanía General de Chile al Virreinato Peruano, en 1766, se producen transformaciones muy profundas, tanto en lo económico, como en lo social y en lo político. En lo económico, en las últimas tres décadas del siglo XVIII, se hizo mucho más que en los dos siglos precedentes: se fundaron ciudades (San Carlos de Ancud), se edificaron fuertes, se construyeron caminos, se impulsaron los astilleros, se desarrolló el comercio. En lo social, se suprimió el régimen de la encomienda, otorgándoseles al veliche igualdad de derechos con la población hispánica y reconociéndoseles la propiedad de sus tierras ancestrales, se impulsó la educación y la salud pública, se dio sustentamiento a las clases sociales más desposeídas mejorándose sus condiciones de vida. En lo político, se acabó con el poder despótico de los encomenderos, permitiendo a una incipiente burguesía de tomar las riendas del Cabildo y por ende del poder civil de la Provincia. De allí que la monarquía hispánica retomó valoración y la gran mayoría de la población y, en modo particular, los componentes del Cabildo eran filo-peruanos y convencidos realistas. Solamente así se explica la constancia con que los chilotes combatieron durante tantos años una guerra sangrienta y cruel, aun cuando se volvieron concientes de que no tenían alguna posibilidad de victoria.





    Fuente:

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