Que la historia del surgimiento de nuestra Nación, como la conocemos, está plagada de mentiras, ya no es un secreto. Y si existen quienes quieren que perdure el secreto, habría que ahondar un poco más sobre cuáles son lo verdaderos intereses que mueven a estas personas.
Lo cierto también es que las mentiras no provienen directamente de los protagonistas de la historia nacional, sino de quienes se encargaron de imprimirla en los libros, tergiversando crónicas de época según la conveniencia de quienes detentaban el poder en su momento.
Rosa Guarú fue una indiecita que tuvo un niño al cual la familia San Martín adoptó, pero ella siguió en la casa cuidándolo, criándolo, hasta que se fueron a Buenos Aires. El niño tenía entonces unos tres años y le prometieron que iban a venir a llevarla a ella, pero no aparecieron más. Rosa Guarú se quedó esperando, y los esperó toda la vida.
Cuando en 1817, los portugueses en guerra contra Artigas, atacaron y quemaron Yapeyú, Rosita se fue a Brasil, estuvo mucho tiempo allá pero volvió. Levantó un ranchito en Aguapé y mantenía la esperanza de que volvieran por ella. Aunque tuvo otros hijos, nunca se casó. Le tenía un gran apego a aquella criatura. Supo que llegó a ser capitán y siempre preguntaba por él. José Fransisco, cuando era jefe de los granaderos, le regaló un retrato o medalla que ella conservó siempre, y al morir, ya muy viejita, la enterraron con ese recuerdo del que era inseparable.”
En la época de la guerra del Paraguay, Rosa Guarú preguntó por la suerte del general San Martín a uno de los oficiales que venía del frente. Cuando éste le informó que había muerto en Francia en 1850, las lágrimas corrieron por el rostro ajado de la anciana. Ella sobrevivió unos treinta años a su hijo y falleció en Aguapé, a dos leguas de Yapeyú, hacia el año 1880.
El historiador Hugo Chumbita y el escritor José Ignacio García Hamilton, aportaron pruebas concluyentes de que el general José de San Martín “libertador de Argentina, Chile y Perú”, no era el hijo de quienes figuraban como sus padres legítimos. Había nacido sí en Yapeyú en 1778, pero sus padres verdaderos fueron el capitán de fragata y general español Diego de Alvear, y la india guaraní Rosa Guarú. El niño mestizo -según los revisionistas- fue dado para su crianza al matrimonio del soldado de frontera Juan de San Martín y Gregoria Matorras, ambos originarios de Castilla la Vieja, y ya mayores para los cánones de la época; tenían más de 40 años. El papá estaba destinado al límite noreste de la Argentina, en Misiones, cerca de la frontera con Paraguay, Uruguay y Brasil.
El matrimonio San Martín - Matorras se trasladó a Buenos Aires y luego a Madrid, en 1783, cuando el futuro libertador recién había cumplido los cuatro años. Finalmente se establecieron en Málaga. La familia legal del general San Martín nunca regresaría a América, y él lo haría recién a los 34 años, a mediados de 1812. Inscrito como José Francisco de San Martín y Matorras, que fue siempre su nombre legal, el líder independentista inició sus estudios en Málaga.. A los 11 años se incorpora al Ejército español como cadete e inicia su carrera militar en el regimiento de Murcia donde combatirá en las dominaciones españolas de Melilla y Orán en África. Combatió contra los corsarios berberiscos y fue herido en 1791 en el sitio de Orán.
En 1793 es ascendido a subteniente segundo, primero en 1794 y segundo teniente en 1795, por su participación en las luchas contra los franceses en la Guerra de la Convención.
En su lucha en la Guerra de las Naranjas frente a Portugal, es ascendido a capitán de infantería; distinta suerte tuvo su regimiento en el combate naval contra la flota inglesa que un año después se ve en la necesidad de rendirse. Ascendido a Capitán de Segunda de infantería ligera continúa sus luchas en el sur de España, Gibraltar y Cádiz.
En el año 1808 el rey español Fernando VII es capturado por Napoleón Bonaparte que invade España y nombra a su hermano como rey del país peninsular. Los españoles estallan en rebelión contra el gobierno francés y se establece una Junta de Gobierno situada en Sevilla y luego en Cádiz.
La Junta, teniendo en cuenta el desempeño de José de San Martín en la lucha de los Pirineos contra los franceses, lo nombran Ayudante de Primera del Regimiento de Voluntarios de Campo Mayor. El 19 de julio de 1808 los galos son derrotados en la batalla de Baylén; en virtud del valor demostrado en acción en la mencionada batalla, es ascendido a Capitán del Regimiento de Borbón. El desempeño de José de San Martín también le valen la medalla de oro y un nuevo ascenso al grado de Teniente Coronel.
El otro lado de la historia “oficial”
Quien tenga la predisposición para animarse a una visión más amplia de los acontecimientos que forjaron nuestro destino como Nación, podrá darse cuenta de que en vez de producirse la gran unión latinoamericana en tiempos de San Martín, se dividió todo el continente para que los ingleses pudieran recuperar bastante de lo que habían perdido con la revolución norteamericana. Es decir, proveedores de materias primas, mercados para sus manufacturas y territorios en los cuales promover guerras que eran fuente de importantes ganancias mediante la provisión de pertrechos a los revolucionarios.
Parece ser que a nadie nunca le llamó la atención que los ingleses no vuelvan a intentar las invasiones después de 1806 y 1807. Es que acaso San Martín vino a completar el trabajo?
Desmitificando a San Martín, y sus relaciones con los ingleses
Por Tomás Bril Mascarenhas
"La liberación de Hispanoamérica debe ser alcanzada a través del deseo y los esfuerzos de sus habitantes, pero el cambio sólo podrá operarse bajo la protección y con el apoyo de una fuerza auxiliar británica". Esto lo dijo Lord Casterlagh cuando era Ministro de Relaciones exteriores de la Corona inglesa. Después de los fallidos intentos de capturar el Río de la Plata (en 1806 y 1807, al mando de Beresford y Withelocke respectivamente), los británicos se dieron cuenta de que el Nuevo Mundo tendría que ser emancipado por otras vías y no por medio de un ataque armado a Buenos Aires, por ese entonces, la capital del Virreynato,
El interés inglés por estas tierras se registra con anterioridad al 1800 y no era otro que crear una entrada libre para sus manufacturas. En los comienzos del siglo XIX Inglaterra había perdido parte de su imperio con la independencia de una de sus colonias favoritas, los Estados Unidos; y a su vez, estaba bloqueada en Europa por Napoleón. Necesitaban comerciar sus productos elaborados y abastecerse de materia prima. Las llamadas Invasiones Inglesas no habían sido fructíferas para el gobierno de Su Majestad. Fue allí cuando resurgió la idea de llevar a cabo un plan con base en las ideas de Maitland. Este escocés era miembro del parlamento y consejero de guerra de la Corona, la que entre 1800 y 1803 le pidió que confeccionara un plan para tomar e independizar al Nuevo Mundo. Maitland propuso procedimientos innovadores como cruzar la Cordillera de los Andes, y se dio cuenta, como buen estratega que era, que el objetivo no sería alcanzado si no se tomaban simultáneamente las costas del Atlántico y del Pacífico, y principalmente la ciudad de Lima "centro" de las colonias españolas.
San Martín siguió casi al pie de la letra la estrategia confeccionada en Inglaterra. No se sabe si el llamado "padre de la Patria" conoció el Plan Maitland, pero es un hecho que San Martín compartió parte de su vida con funcionarios ingleses y miembros de logias masónicas.
Durante su estadía en España, San Martín luchó junto a los ingleses contra Napoleón. Sorpresivamente en 1811 renuncia al ejército al que había pertenecido gran parte de su vida. Se embarca, con ayuda de funcionarios ingleses (James Duff entre ellos, luego Lord Fife), hacia Londres. Permanece en esta capital por cuatro meses donde tiene reuniones secretas con miembros del Parlamento y masones de la Gran Reunión Americana. Llega a Buenos Aires en marzo de 1812 junto a Alvear, Zapiola y otros criollos e inmediatamente crea la Logia Lautaro, instaurando en ésta un régimen de funcionamiento al estilo de las logias inglesas. Solo siete meses después de su llegada encabeza el primer golpe de estado de la historia de nuestro territorio y destituye al Primer Triunvirato, formando el Segundo, en el cuál hay dos masones: Álvarez Jonte y Rodriguez Peña. En 1814 le ordenan avanzar por tierra al Alto Perú, pero esto va en contra de "sus" planes particulares y renuncia al Ejército del Norte argumentando que tiene problemas de salud. Llega, tiempo después, a ser Gobernador de Cuyo y se instala en Mendoza, territorio calificado por Maitland como el lugar "indudablemente indicado" para iniciar la campaña a Chile. Allí, con mucho esfuerzo personal y ayuda del Director Supremo Puyrredón, prepara un ejército escaso en armamento y hombres. Pide deliberadamente al Congreso de Tucumán que se declare la independencia. Cruza los Andes y vence a los españoles en Chacabuco y Maipú. En 1818 declara la indepencia de Chile y con la ayuda de los ingleses sigue su expedición marítima al Perú. Sí, “marítima” en barcos ingleses antes utilizados en la Companía de las Indias Orientales. Logra la independencia peruana y rechaza los cargos que le ofrecen para volver definitivamente a Europa.
Como vemos, San Martín tenía las "ideas claras" ya que en poco más de 10 años logró llevar a cabo una empresa que le había sido difícil incluso a los ingleses. Mucho se ha dicho y escrito acerca del patriotismo del prócer, y, contrariamente a esta postura, hoy día mucha gente que piensa que San Martín fue un agente inglés. Estos son dos extremos opuestos: el Libertador no fue tan "grande" como lo quiso mostrar Mitre pero a su vez tenía y luchaba por sus ideales personales, o sea no hacía todo lo que los ingleses querían.
¿Por qué San Martín volvió a América después de tantos años de lucha al frente del ejército español? Algunos dicen que su sentimiento patriota lo llevó a hacerlo. Esto es imposible ya que sólo había vivido en lo que más tarde sería la Argentina 3 o 4 años y además en la época en la que él se fue, este territorio era un "anexo" de España.
José de San Martín vino a estas tierras por varias razones: sus ideales liberales, los incentivos (algunos, económicos) recibidos de ingleses como Duff, su "odio" a la actitud española de sometimiento y a instituciones como la Santa Inquisición. San Martín tenía ideales e ideas particulares que lo impulsaron a llevar a cabo tan importante empresa. En su época él no estaba solo, había en Europa y América ciertas organizaciones que creían, como él, que España debía dejar de ejercer su poder en estas tierras, abriendo paso al comercio con otros países extranjeros. Es decir, había que dejar atrás viejos conceptos y fomentar la “modernidad” comercial y económica para toda esta región del mundo.
José Francisco de San Martín y Matorras no estuvo totalmente subordinado a los ingleses, tampoco estuvo siempre al servicio de su España, como siempre se ha dicho, y mucho menos de América. Entonces, ¿para quién trabajaba?.
San Martín estaba al servicio de un plan o una misión (dirigida o no por los británicos) que debía llevarse a cabo. Cómo debemos entender que, cuando la unidad nacional estaba en peligro (ante el inminente ataque de los federales al Directorio), el Santo de la Espada decidió seguir su misión y no cumplir con los pedidos a gritos de Buenos Aires para que abandone el cruce de los Andes y acuda en su ayuda (hecho conocido como la desobediencia de San Martín).
Otro tema importante de esta singular campaña y que demuestra que el Libertador tuvo relaciones con los británicos antes, durante y después de su paso por América, es cómo San Martín actuó de la manera que lo hizo sin conocer estas tierras. ¿No es extraño que haya tomado el poder meses después de su llegada y que luego haya tenido tan claro que el lugar adecuado para organizar un ejército y cruzar los Andes era Mendoza?. Esto explicaría que hubo gente (inglesa) que lo puso al tanto acerca de las características del territorio a independizar y de su forma de gobierno.
Sobre este tema se ha dicho que San Martín llegó a Buenos Aires sin saber cómo iba a independizar estos territorios, y que debido a su grandeza como estratega y militar ideó el cruce de los Andes. Es bueno aclarar que José Francisco llegó al Río de la Plata con conocimiento proporcionado por los británicos y por los masones americanos, acerca de cómo se debía actuar para lograr el objetivo del Plan Continental.
¿Cuáles fueron las diferencias entre las invasiones inglesas y el Plan Continental? Como dijo Casterlagh para emancipar las tierras americanas era necesaria la ayuda de una fuerza externa que actuara como "incentivo" de los criollos, que ya de por sí estaban buscando una identidad nacional propia. Los ingleses fallaron en creer que entrando y tomando Buenos Aires por la fuerza se adueñarían del poder colonial (actitud tomada en las invasiones inglesas). El camino a seguir era entrar "pacíficamente" e ir ganado, de a poco, partidarios con ideas independentistas. San Martín jugó ese papel, no entró por las armas ya que era criollo. Instaló una logia que reunió a la gente con sus ideas y después, sí, dio el golpe de estado y se adueño del poder "tomando Buenos Aires" como decía el Plan Maitland. San Martín logró lo que los ingleses no pudieron, aunque después, como está comprobado requirió de su ayuda. Luego de este primer paso, el Libertador siguió la estrategia trazada 16 años antes por los británicos, con algunas diferencias principalmente de recursos, pero con un objetivo en común: derrotar a los realistas en el centro de poder de su vasto imperio, Lima.
La Logia Lautaro no era masónica sino que estaba controlada por masones. Su presidente era Carlos de Alvear, el vicepresidente, José de San Martín y el secretario Zapiola. Luego se plegaron Castelli, Monteagudo, Agrelo, Anchoris y otros pertenecientes al partido morenista.
Si bien la cabeza de la Logia estaba en Londres, sus ejecutores tanto políticos como militares, tendrían que ser americanos, y su función, secreta. La cara, el pecho y la sangre debían ser americanos, pero el cerebro, las armas y todo el equipamiento militar, ingleses.
Al implementar el cambio de táctica, los ingleses utilizaron las palabras “libertad” e “independencia”. Además el plan establecía que debían desmembrarse las colonias españolas para poder gobernarlas independientemente unas de otras y, para que las “Provincias Unidas del Río de la Plata” ya no tengan salida al Pacífico se le daría la “libertad e independencia” a Chile.
Para semejante emprendimiento los ingleses supieron elegir al candidato. Tenía que tener gran experiencia militar, coraje, juventud, disciplina, subordinación incondicional, determinación a la hora de organizar, carácter firme y... ser americano. San Martín era, sin dudas, el hombre indicado.
San Martín no tuvo inconvenientes, de acuerdo a su capacidad, para armar un ejército partiendo de nativos y criollos inexpertos, pero para armar una escuadra naval, los ingleses debieron recurrir a sus propios hombres.
El primer buque español apresado se llamaba “Aguila” y fue rebautizado “Pueyrredón” y comandado por un capitán irlandés de nombre Raymond Morris.
La fragata comprada a la Compañía de las Indias Orientales se llamaba “Windham” y la renombraron “Lautaro”, siendo capitaneada por George O’Brien junto al teniente Joe Argent Turner como segundo al mando.
La Infantería de Marina que apoyaba la campaña del “libertador Santo de la Espada” estaba a cargo del capitán William Miller.
En Inglaterra, Álvarez Condarco compra dos buques: el “Cumberland” y el “Columbus”. El primero, al mando de william wilkinson y el segundo capitaneado por el norteamericano Charles Wooster.
Álvarez Condarco y Álvarez Jonte eran agentes de Chile y de San Martín en Londres. Ellos fueron los que contrataron al almirante Thomas Alexander Cochrane quien, bajo las órdenes directas de la Corona Inglesa, debía incendiar las naves españolas en El Callao y luego transportar al ejército de San Martín desde Chile a Perú teniendo como recompensa por estos servicios, además de la paga pactada, el derecho de apropiarse de todo el botín que cayera en sus manos. Tal cual como lo hacían los “piratas”.
En Enero y Febrero de 1815, Alvear, que era Director Supremo, pretendió desplazar a San Martín de la gobernación de Cuyo, enviando al coronel Gregorio Pedriel, pero San Martín jamás podría abandonar la misión comandada desde Inglaterra. Arma entonces un simulacro de revuelta popular en Cuyo, parodiando una licencia por mala salud. El Cabildo de Cuyo, que era hasta ese momento presidido por él, lo instó a continuar en el gobierno y, en medio de grandes aclamaciones, firmó el acta. No solamente fue afirmado en su puesto como gobernador de Cuyo y continuó con el plan de emancipación, sino que envió a Pedriel de vuelta a Buenos Aires, donde su suegro, Don Manuel Antonio Escalada, que por entonces presidía el Cabildo, destituye a Alvear y coloca en su lugar a Rondeau, que no puede asumir por estar al frente del Ejército del Norte, y asume en su lugar Álvarez Thomas.
En 1819 El General San Martín tenía listo su ejército para ir a Perú con la escuadra naval de Cochrane. Así estaban las cosas cuando España decide enviar 20.000 hombres a Buenos Aires y San Martín es llamado para traer su ejército. Él obedece la orden pero la Logia se la revoca. A partir de esta desobediencia, San Martín entregó a la deliberación de sus subordinados su autoridad militar y la prosecución de sus designios. Como todos estaban contentos con él, la totalidad de los oficiales le brindaron su aval y esto quedó asentado en el Acta de Rancagua que se firmó entre Marzo y Abril de 1820. De esta manera San Martín se convirtió en el general de un ejército sin patria, compuesto por argentinos que actuaban en otros países llevando adelante un plan de “liberación” planificado, organizado y sustentado por la Corona Inglesa.
Durante toda su campaña militar, San Martín es observado por un comerciante británico llamado Williams Parish Robertson, que oficiaba discretamente de espía para la Corona Inglesa, pasando un informe de todos los movimientos y sucesos militares.
San Martín junto a García del Río, Thomas Kinder (contratista para el empréstito peruano) y Manuel Hurtado (enviado de Colombia) deciden comprar con un préstamo que Inglaterra le hace a Perú dos barcos de guerra para ayudar a los patriotas peruanos.
Desde Santiago de Chile, San Martín envió a Álvarez Condarco a Inglaterra con 29.500 pesos para ser depositados en una cuenta conjunta que tenían con Bernardo O’Higgins, pero luego pierden este dinero en el juego de la bolsa y Perú se queda, por el momento, sin barcos.
El renunciamiento de José de San Martín en Perú ya estaba establecido por la Logia “Cadena de la Amistad” a la que San Martín obedecía. Según el plan, Él debería gobernar durante un año y luego establecer el poder en manos de los peruanos.
El comisario y juez de la flota inglesa que acompaño a San Martín en su campaña era el sobrecargo Henry Dean Wilkins Bowles, Comendante en Jefe de la Estación Sudamericana de la Armada Real. El 12 de Enero de 1818 éste le informó al general San Martín que el agente del gobierno chileno en Londres, Antonio José Yrisarri, estaba facultado para ofrecer a Gran Bretaña la cesión de las islas Chiloé y Valdivia, así como una reducción de canon para todos los buques británicos durante 30 años a cambio de asistencia militar y agregó que “un príncipe de la Familia Real Británica sería bien visto como monarca sudamericano a condición de que la monarquía a establecerse fuera de orden constitucional”.
La Logia Lautaro fue el envase hermético con etiqueta criolla que contenía la salsa inglesa que supimos digerir.
En 1824, cuando termina la campaña y llega a Inglaterra, es recibido como un héroe y le brindan una recepción en el castillo de Baniff James Mc Duff, Conde de Fife. El 19 de Agosto de ese mismo año, las corporaciones mercantiles lo declaran ciudadano libre y miembro de las Guildas del Real Burgo de Baniff, siendo uno de los firmantes Williams Parish Robertson, el comerciante espía que informó a la Corona sobre los movimientos de San Martín durante toda su campaña.
En el exilio, José Francisco de San Martín y Matorras no pasó jamás por ningún apremio económico. Su mansión en Boulogne Sur Mer lo atestigua. Además, constan decenas de visados en su pasaporte que demuestran que viajó por toda Europa entre 1824 y 1830. En Londres, su domicilio estaba establecido en el número 12 de New Road Park Place.
Perteneciendo a la Logia “La Perfecta Amistad” y a pedido de Inglaterra, se dispuso a independizar Bélgica, ya que la Corona Británica tenía allí grandes capitales e industrias de máquinas y minas de carbón. Existe en el Museo Mitre una medalla honorífica que San Martín recibió en su momento de la masonería belga por los servicios prestados.
La masonería estuvo relacionada con los movimientos revolucionarios durante el dominio español debido al pacto secreto que exigía a todos sus miembros.
Si bien en la actualidad existen ciertas libertades dentro de la Orden, en aquel entonces, ser un “Hermano Masón” requería un secreto tan celosamente guardado que ni sus familiares ni amistades más allegadas debieran vislumbrar su identidad como tal. Es por eso que Inglaterra, al querer apoderarse de las colonias españolas, no encontró mejor camino que introducir dentro de la Orden Masónica a todos aquellos que fueran a servir a su campaña.
En aquel momento, la Iglesia Católica y el Gobierno Español formaban un solo cuerpo y el “secreto de confesión” era el mejor camino por el cual los españoles se informaban sobre cualquier movimiento revolucionario al asistir, las mujeres en especial, a pedir a los sacerdotes que salvara las almas de los esposos, hermanos, hijos o de algún otro ser querido, del peligro en el cual se encontraban por querer conspirar contra la Corona Española.
Fuente consultada: “San Martín y la tercera invasión inglesa”
Juan Bautista Segeán (Editorial Biblos)
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