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Tema: Hay “otro” bicentenario

  1. #101
    Avatar de Ordóñez
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Quiera que no, aquí Alberto Buela habla del tema:

    "Disyuntivas de nuestro tiempo" libro de Alberto Buela - Fundación Gustavo Bueno - Madrid - YouTube


    Amrica hispnica. La larga marcha hacia la unidad (de 1810 al presente) - El Manifiesto

    ARNAUD IMATZ - ALBERTO BUELA

    1.-Arnaud Imatz : Hispanoamérica ha sido siempre objeto de ambiciones por parte de las grandes potencias. Uno de los primeros ejemplos de injerencia de vasta envergadura es el sitio de Cartagena de Indias en 1741, donde el almirante vasco Blas de Lezo rechaza los sucesivos asaltos durante tres meses de una armada anglo-norteamericana de 180 navíos y 24.000 hombres, comandado por el almirante Vermon ayudado por el medio hermano del futuro presidente de los Estados Unidos, Lawrence Washington. Entre 1806 y 1807 los habitantes de Buenos Aires sufren dos invasiones inglesas que son rechazadas. En 1833 los británicos ocupan por la fuerza las islas Malvinas. Así mismo los años 1820-1830 están marcados por el comienzo del expansionismo norteamericano. México por citar solo un caso, se ve obligado a ceder el 50% de su territorio entre 1836 y 1848...
    Luego de dos siglos de intervenciones anglosajonas, un buen número de historiadores hispanoamericanos comienzan a interrogarse sobre los orígenes de las naciones iberoamericanas y a cuestionar los análisis convencionales de las largas y sangrantes guerras de la independencia (1810-1825), engendradas por la ocupación francesa de España y por las olas revolucionarias europeas. ¿Comparte Ud. la interpretación clásica según la cual se trata antes que nada de « guerras de liberación nacional »? ¿O a la inversa, ve Ud. en ellas resistencias criollas y populares (a menudo, con el apoyo de la mayoría negra e india) contra la secesión hispanoamericana? ¿O en otros términos, guerras civiles intra-americanas financiadas por los ingleses que buscaban la destrucción del Imperio español en beneficio del Imperio británico y del mundo anglosajón?
    1. Alberto Buela: La guerra de la Independencia americana respecto de España fue una « guerra civil » alentada por los ingleses para quebrar el imperio español en América y así sacar provecho comercial de todo ello. Y así ocurrió y así sigue ocurriendo ¿o acaso los ingleses no siguen instalados cómodamente en territorios propios como Malvinas, Belice y Guyana, así como en todos nuestros gobiernos trabajando de asesores o formando grupos de presión?
    Afirmo que fue una guerra civil porque en ambos lados hubo españoles, criollos, negros e indios. Es más la población indígena estuvo mayoritariamente del lado español.
    Pensar la guerra de la Independencia americana como una guerra de liberación es una de las tantas falacias a las que nos han sometido « los productores de sentido » de las cosas que ocurren en este mundo.
    2.- AI: Antes de seguir con esta entrevista me parece importante aportar algunas precisiones semánticas. Para designar América central y del sur y a sus habitantes, los autores europeos tienen por costumbre utilizar los términos de América Latina y latinoamericanos, dejando reservado el término Americano para los estadounidenses. Ud. rechaza absolutamente estos conceptos y prefiere usar los de América hispana y hablar de hispanoamericanos, o bien de América ibérica y de iberoamericanos. ¿Po rqué?

    2.- AB: Primero, y antes que nada, porque propiamente hablando, latinos son solo los habitantes del Lacio en Italia. Segundo, porque el concepto de latinidad es una creación ideológica de Michel Chevallier, el economista, consejero de Napoleón III, para intervenir con legitimidad en la América española. Y tercero, porque lo latino no nos define a nosotros, que no somos « ni tan españoles ni tan indios » sino hispano-criollos. Producto de una cultura de síntesis o simbiosis entre dos cosmovisiones que se han imbricado produciendo al hombre americano actual. Nosotros, los criollos, como muy bien afirma el historiador chileno Pedro Godoy somos el hombre genuinamente originario de América.
    Nuestra deuda con Europa es grandísima (lengua, religión, instituciones) pero nuestra matriz, nuestro genius loci(clima, suelo y paisaje) es América. Y esto no debemos olvidar. Nosotros pensamos y vivimos desde América.
    3.-AI: En un artículo famoso sobre « Las intervenciones anglosajonas en Iberoamérica », Ud. afirma que desde comienzos del siglo XIX el número de intervenciones se eleva a 700 mayores y casi 4000 menores. La doctrina Monroe (1823), la ideología del Destina Manifiesto (1845), la política del Garrote de Theodoro Roosevelt (1901), la política de la Buena Vecindad de Franklin Roosevelt (1932), la teoría de la seguridad nacional de Truman (1947), el proyecto de zona libre para el comercio (Alca) de Bush y, en general, todas las aplicaciones históricas de los diferentes principios enunciados por la diplomacia estadounidense, se resumirían en última instancia, según Ud. en la modificación de lema de Monroe « América para los americanos ... del norte ». ¿América hispánica habrá sido ella alguna vez verdaderamente independiente?
    3.- AB: Hispanoamérica no ha sido en estos doscientos años de existencia republicana plenamente independiente, sino sólo esporádicamente a través de algunos gobernantes con criterio independiente que ha tenido. Así en el siglo XIX se destacan García Moreno (Ecuador), Rosas (Argentina) Balmaceda (Chile) Porfirio Díaz (México), Morazán (Centroamérica). Y en el siglo XX : Vargas (Brasil), Natalicio González (Paraguay), Herrera (Uruguay), Arévalo (Guatemala), Perón (Argentina), Ibañez del Campo (Chile), Paz Estensoro (Bolivia), Alfaro (Ecuador), Madero (México), Sandino (Nicaragua) y algunos otros.
    El asunto es que las fuentes de poder real no se encontraron ni se encuentran en el seno de nuestros países sino que, casi siempre, han sido externas. Nuestros gobiernos en su inmensa mayoría han sido « gobiernos vicarios ». Como el Papa respeto de Cristo, han gobernado en nombre y por mandato de otros.
    4.- AI : Los iberoamericanos denuncian de buen grado a las ONGs norteamericanas y a las iglesias evangélicas como « el caballo de Troya del imperialismo yanqui »¿Qué piensa de eso ?
    4.- AB: Esta intromisión de los Estados Unidos en Iberoamérica a través de las sectas evangélicas ha sido denunciada por infinidad de políticos, intelectuales y agentes sociales desde Chomsky hasta el asesinado obispo Romero. Hoy en Brasil el caso es escandaloso pues se han transformado, ante la inconsistencia de la conciencia religiosa brasilera, en una fuente de poder que determina los gobernantes a elegir. Funcionan como un grupo de presión extraordinario.
    Pero, seamos claros, estos son uno de los tantos mecanismo de dominación creados por el gobierno norteamericano pero, gran parte de la responsabilidad, la tienen nuestros gobiernos autóctonos y la Iglesia católica que ha entrado en una crisis terminal desde el Vaticano II y ha dejado, de facto,de evangelizar. Hoy la Iglesia iberoamericana se ha burocratizado de forma tal que se alejó de la comunidad, su lugar natural, para transformase es un aparato más del estado liberal-burgués, que es la forma institucional que nos gobierna.
    5.- AI: Ud. rechaza el concepto de multiculturalismo, ideología nacida en Norteamérica, y defiende, a la inversa, la interculturalidad. ¿Qué entiende Ud. por eso?
    5.- AB: La teoría del multiculturalismo, como Ud. Observa, es una creación del think tankestadounidense en donde bajo la mascarada de respetar a las minorías lo que se hace es « otorgar derecho a las minorías por el solo hecho de ser minorías y no por el valor intrínseco que ellas representen ».
    Es una falsa teoría, pues por un lado dice respetar la identidad del otro pero lo encierra en su particularismo y por otro es un engaño que despolitiza el debate político (niega pensar en términos de Estado-nación) y se limita a las cuestiones sociales, raciales, económicas y de género.
    Nosotros proponemos la teoría del interculturalismo que nos enseña que en los hispano-criollos habitan varias culturas que conforman un sujeto simbiótico, esta cultura de síntesis de la que hablamos, que somos nosotros mismos.
    6.- AI : Ud. es un especialista del nacionalismo continental iberoamericano. ¿Cuáles son los rasgos que lo definen: la lengua, la continuidad territorial, la religión, el adversario común? ¿Existe un heartland suramericano sin el cual « el gran espacio autocentrado » no podría ser pensado ni construido ?
    6.- AB: La ecúmene iberoamericana está constituida por todos estos rasgos que Ud. menciona: existe una lengua común que es el castellano hablado por la friolera de 460 millones de habitantes. A los que hay que sumar los 200 millones de luso parlantes para los cuales el castellano es una lengua fácil y cómodamente entendible. Este es un dato geopolítico insoslayable en cuanto a la conformación del un gran espacio iberoamericano. El otro es el tema de la continuidad territorial por la cual la comunicación vital (los grandes traslados se hacen por tierra) está asegurada. Así los millones de bolivianos, peruanos, chilenos y paraguayos que hay en Argentina no llegaron por barco o por avión (que bien pueden hacerlo) sino por tierra. Lo mismo que los miles de argentinos que viven hoy en Ecuador. Y esto mismo se da en Centroamérica. Mientras que en América del Norte esta continuidad territorial intenta ser impedida por los Estados Unidos con murallas kilométricas y alambrados electrificados.
    El rasgo común de la religión en Hispanoamérica es la del catolicismo asumido en forma heterodoxa, esto es, en su culto se mezclan hábitos y costumbres ancestrales como el culto a la Pachamama y cosas por el estilo sin que ello obstaculice el mensaje de Cristo.
    Es cierto, como advertimos antes, que la religión cristiana bajo su forma evangélica está siendo usada políticamente como elemento de dominación y extrañamiento de nosotros mismos, pero el ensamble profundo, producto de cinco siglos de inculturación del catolicismo en América, ha dejado de ser un dato simplemente religioso para transformarse en un nota distintiva antropocultural del hombre americano.
    Y finalmente, el enemigo común encarnado en « el inglés », bajo sus distintas acepciones, es el elemento que le pone cohesión a esta ecúmene.
    Nosotros hemos sostenido por boca de la CGT de Argentina en el II Foro Social Mundial de Porto Alegre (Brasil) la « teoría del rombo » como propuesta geoestratégica para la creación de un gran espacio suramericano.
    Esta teoría sostiene que el heartlandse puede constituir con la unión de los vértices Buenos Aires, Lima, Caracas, Brasilia, lo que forma la figura de un rombo. Este heartland tiene 50.000 kilómetros de vías navegables de gran calado, tiene reservas minerales inconmensurables así como tierra arable y cultivable. En una palabra, posee todos los elementos necesarios para constituirse en un « gran espacio autocentrado » dentro de esta diversidad que es el mundo.
    7.- AI: El Mercado común del sur (Mercosur), comunidad económica que desde 1991 agrupa a cinco países suramericanos (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, y en estos días se sumó Venezuela) ¿puede ser considerado como el embrión de una Gran espacio geopolítico, económica, cultural y políticamente soberano?
    7. - AB:Hasta ahora, y luego de veinte años de existencia, el Mercosur no ha sido otra cosa que un mercado entre las burguesías comerciales de Buenos Aires y Sao Paulo, el resto es cartón pintado. Paraguay vive medrando entre las tensiones que se generan entre Brasil y Argentina y Uruguay vive colgado del presupuesto y los dineros de los porteños (habitantes de Buenos Aires que allí veranean y giran sus ahorros). En cuanto a Venezuela que recién se incorporó este año, no podemos abrir juicio.
    De todas maneras a este embrión de gran espacio le falta mucho para constituirse. Y si bien se han venido creando a su lado diversas instituciones como « la comunidad suramericana de naciones », « el banco del sur », « la Unasur », el tema profundo es que: carecemos de una decisión profunda y autónoma de autoconstituirnos en gran espacio. Y esto lo sostengo apoyado en dos razones: a) Brasil, o mejor Itamaraty, su cancillería, no ha permitido nunca la intromisión en el Amazonas, corazón del gran espacio, desde las Repúblicas hispánicas. Y así no le permite el acceso por agua a Argentina, Uruguay y Paraguay por la vía Paraná-Paraguay. Y no le permite a Venezuela la construcción de un oleoducto transamazónico que alimente a los países del Cono sur de América. b) porque no existe un « arcano », un secreto profundo solo compartido por sus miembros, que es la conditio sine qua nonde la existencia de todo gran espacio. Pero esto último ya es metapolítica.

    8.-AI: La restauración de la unidad hispanoamericana bajo diferentes modelos es el sueño de muchos intelectuales y de algunos hombres políticos. ¿Nos puede Ud. presentar brevemente a los principales pensadores del gran espacio iberoamericano como fueron el venezolano Simón Bolívar (1783-1830), el argentino Manuel Baldomero Ugarte (1875-1951) y el mejicano José Vasconcelos (1882-1959)?
    8.-AB: Los principales pensadores de la unidad hispanoamericana se han fundado en la identidad de nuestros pueblos, en su pasado cultural común y en sus luchas nacionales ante un enemigo común: el imperialismo anglo-norteamericano. Los ha habido de carácter socialista como el mencionado Ugarte, de carácter nacionalista como Vasconcelos o el nicaragüense Ycaza Tigerino, demócratas cristianos como José Figueres el costaricense, marxistas como el peruano Mariátegui, pero cada uno de ellos entendió la unidad a partir de sus presupuestos ideológicos.
    9.-AI: Los movimientos nacionales de carácter continental de América ibérica tienen por característica el antimperialismo y el anticomunismo, y a menudo sostienen para sí una tercera posición apoyados en un populismo democrático cuyo principal objetivo es la restauración de la convivencia o de la sociabilidad compartida. Sus líderes históricos son particularmente el nicaragüense Augusto César Sandino, el peruano Víctor Haya de la Torre, el brasileño Getulio Vargas, el chileno Carlos Ibañez del Campo y el argentino Juan Perón. ¿Estos personajes históricos tienen todavía algún eco en la opinión pública iberoamericana?
    9.- AB: Sandino solo tiene una vigencia cultural en Nicaragua, donde el gobierno de Ortega se dice su sucesor, aunque no conserva ningún rasgo de aquél. Haya en Perú e Ibañez en Chile han prácticamente desaparecido de la escena política. El caso de Vargas en Brasil es distinto porque tanto el PT (partido de los trabajadores) que está en el poder desde los tiempos de Lula y la CUT (Central única de trabajadores) se reclaman sus sucesores.
    El caso Perón es algo digno de observar, pues a diferencia de los otros mencionados, tiene vigencia plena en Argentina, no porque haya sido bueno o malo, sino porque dejó una institución consolidada en la sociedad civil: el sindicato. Y mientras haya sindicatos en la Argentina habrá peronismo. Otra cosa distinta es saber qué es el peronismo. Acá cabe recordar al gran sociólogo italiano Gino Germani, que luego de vivir 15 años en Argentina se fue a Estados Unidos diciendo : « Me voy porque como sociólogo fracasé, pues no pude entender qué es el peronismo ».
    10.-AI: Regresemos a su país. Hay un famoso chiste que se atribuye a Perón: “En Argentina hay un 30% de socialistas, 30% de conservadores, 30% de liberales y un 10% de comunistas. Pero entonces ¿dónde están los peronistas? Ah no, peronistas son todos”. ¿Qué queda hoy del peronismo? ¿Tiene todavía un contenido ideológico? ¿O es solamente una cáscara vacía, un aparato político que permite ocupar puestos?
    10.-AB: Esta pregunta está íntimamente vinculada con la anterior y por ende su respuesta. Como tengo un largo ensayo titulado Notas sobre el peronismotambién editado como Teoría del peronismo voy a resumir en cuatro renglones mi tesis. El peronismo es un nacionalismo de Patria Grande, de carácter popular donde la mayoría tiene razón. Su contenido ideológico se resume en el postulado: justicia social, independencia económica y soberanía política. Privilegia las organizaciones comunitarias (OLP=organizaciones libres del pueblo) sobre las instituciones del Estado. Y así afirma: Constituimos un gobierno centralizado, un Estado descentralizado y un pueblo libremente organizado.
    En cuanto al partido peronista o justicialista, es como Ud. dice, una cáscara vacía y un instrumento político que permite a los dirigentes ocupar los lucrativos puestos del Estado y así enriquecerse y por una o dos generaciones vivir sin trabajar.
    11.-AI: En 2001/2002 la Argentina conoció la peor crisis de su historia económica. Después del fin de la paridad peso=dólar, la declaración de cesación de pagos a los organismos internacionales y el abandono de la medidas neoliberales, el país ha conocido una renovación de políticas de signo nacional, el intervencionismo del Estado, el crecimiento ... pero también la inflación. Desde el 2008, el país ha retornado a la hiperinflación. Parece que ha retornado al punto de partida. ¿Cuál es el balance que hace Ud. de los gobiernos de Néstor Kirchner y de su señora Cristina Fernández de Kirchner?
    11.- AB: Argentina salió de la tremenda crisis 2001-2002 gracias a la gestión de su ministro de economía, Roberto Lavagna, que adoptó y permitió adoptar a la provincias (no olvidemos que nosotros somos un Estado Federal) medidas económicas reñidas con las medidas propuestas por el Fondo Monetario Internacional y los organismo internacionales de crédito. La que recuerdo como más impactante en la vida cotidiana fue la creación de pseudo monedas con las que se podía comprar pero no ahorrar, pues perdía su valor día a día. Esto produjo la reactivación explosiva de la detenida, entonces, economía argentina. El consumo y la demanda se multiplicó exponencialmente lo que en un país con una capacidad económica instalada de 400 mil millones de dólares (hablamos del 2001-2002) multiplicó la riqueza de la nación un ciento por ciento.
    El primer gobierno del matrimonio Kirchner aprovechó esta reactivación y el « viento de cola » de la economía mundial que privilegió los commodities(carnes, granos y petróleo) y tuvo un gobierno relativamente exitoso. Este crecimiento se quiebra a partir del 2007 y se hace ostensible durante todo el largo gobierno (2007-2012) que lleva la señora de Kirchner. Hoy la economía argentina está parada, su crecimiento es próximo a cero y tenemos la mayor inflación de Iberoamérica con el 25% anual. Como política de gobierno se ha privilegiado la entrega de subsidios al no-trabajo y no la creación de puestos de trabajo. La inseguridad ciudadana y la inflación, como impuestos a los pobres, se han enseñoreado en la sociedad.
    12.- AI: Hoy día ¿cuál es el respectivo peso de las diferentes ideologías como son el socialismo marxista, la socialdemocracia, el nacionalismo y el populismo en la América ibérica? ¿Cuál es la influencia de la teología de la liberación tan extendida en los años 1970-1980?
    12.- AB: El conjunto de países iberoamericanos forma una masa de veinte Estados-nación donde existen hoy día dos formas de gobierno que se destacan: la socialdemocracia al estilo de los gobiernos de Zapatero ayer en España y Hollande hoy en Francia. Roussef (Brasil), Kirchner (Argentina), Correa (Ecuador), Mujica (Uruguay), Chávez (Venezuela), Morales (Bolivia). Muchos se extrañarán de ver a estos dos últimos en la lista, porque más allá de las rimbombantes declaraciones de ambos presidentes, sus gobiernos de hecho son típicamente social demócratas. Y en sus medidas y acciones no son marxistas. La otra es la liberal al estilo de los gobiernos de Rajoy, hoy en España y Sarkozy ayer en Francia. Entre otros: Piñera (Chile), Santos (Colombia), Franco (Paraguay), Peña (México), Humala (Perú). En cuanto a los gobiernos centroamericanos se dividen en partes iguales estas dos formas de gobierno.
    Si los quisiéramos clasificar con categorías como populismo, nacionalismo, izquierda, derecha, acá la clasificación varía pues casi todos ellos se declaran expresamente populistas, nacionalistas y de izquierda. Pero acá surge nuevamente la cuestión por el significado de estos tres conceptos.
    Lo que es interesante notar es que todos los gobiernos de carácter socialdemócrata se caracterizan por una desintonía entre lo que dicen, su discurso político, y lo que hacen. Así en Argentina se habla de luchar contra los grupos concentrados de la economía y se asocia la principal empresa estatal, YPF (Yacimientos petrolíferos fiscales) a la norteamericana Chevron. Y en Uruguay, Mujica el presidente, nos habla de liberación y pretende crear una empresa nacional para plantar y comercializar marihuana.
    Mientras que los gobiernos de carácter liberal se caracterizan por una mayor eficacia en la gestión administrativa de la cosa pública, aun cuando su discurso político sea de una pobreza ideológica lamentable.
    En cuanto a la teología de la liberación carece de vigencia en Nuestra América. No olvidemos que ella fue más un programa a realizar que una construcción concreta. Y hoy los pocos teólogos de este tipo que quedan son funcionarios de los gobiernos socialdemócratas como sucede con Frei Betto en Brasil y tantos otros.
    13.-AI : ¿Y el socialismo cubano tan a la moda en los años 1960/70 ?
    13.-AB : Sobre Cuba tengo una anécdota interesante. Yo había sido invitado por Chávez, con tres miembros del consejo directivo de la CGT argentina. Chávez deseaba entonces fundar una « CGT bolivariana » para hacer frente a la poderosa CTV (Confederación de trabajadores venezolanos) que estaba en su contra. En Caracas, en el hotel Hilton nos encontramos en medio de 2500 delegados hispanoamericanos casi todos con remera roja. Había miembros del Frente Farabundo Martí de liberación nacional del Salvador, sindicalistas brasileños y de la CUT colombiana, que son todos comunistas y sobre todo representantes de la CGT de Cuba. En nombre de la CGT de argentina hice una breve exposición diciendo: Sin querer cuestionar a Castro ni discutir con el petiso Correa (el secretario de la CGT de Cuba que estaba a mi lado en el estrado) afirmamos que en cuarenta años el movimiento obrero institución de Cuba nunca ha negociado una convención colectiva de trabajo y que por consecuencia no tiene ninguna legitimidad para representar a los trabajadores. Si Chávez adopta el modelo sindical cubano el efecto será como el abrazo del oso. Y continué enseguida: Geopolíticamente Cuba no significa nada para hispanoamérica ni para yanquilandia, mientras que Venezuela tiene mucha importancia en razón de su petróleo.
    Con esto quiero decir que la línea política de Cuba no afecta en nada la política y la geopolítica de Iberoamérica. Pero esto mismo Castro no lo ignora. Así, cuando estuvo en Argentina en el 2007, después de haber tomado conocimiento de la teoría del rombo presentada por la CGT, declara sin tapujos (y la prensa de la época lo testimonia) que estaba totalmente de acuerdo con ella, que no había nada más antiimperialista, pero que era necesario excluir a Cuba para no complicar de antemano la realización del proyecto.
    14.-AI: Hay hoy alrededor de 550 millones de hispanoparlantes en el mundo de los cuales 50 millones viven en los Estados Unidos. En este país la población hispanófona rebasará el 25% en 2050. Poco tiempo antes de su muerte, en un artículo resonante: El reto hispánico (Foreign Policy, 1/3/04), Samuel Huntington se inquieta por esta situación. Para él la inmigración hispánica, en particular la mejicana, es demasiado masiva. Y particularmente concentrada en ciertos Estados, ella no tendría nada que ver con la inmigración tradicional, cuyos orígenes son variados y sus destinos son mucho más dispersos. La división cultural vendría a reemplazar la división racial entre blancos y negros. La reconquista del sur de los EEUU por los inmigrantes mejicanos estaría en marcha. ¿La posibilidad que estos Estados del sur se junten con aquellos del norte de México para constituir una nueva republica del norte (MexAmérica) podría ser verosímil? ¿Las inquietudes de Huntington le parecen a Ud. fundadas?
    14.- AB: El trabajo de Huntington, que hemos estudiado detenidamente, es un agudo llamado de atención acerca de lo que puede ocurrir en USA con la masiva inmigración hispana. Pero hay algo que se escapa a su análisis por ser éste exclusivamente politológico, que es el aspecto económico. No tiene en cuenta la fuerza del mercado norteamericano, ciertamente el más poderoso del mundo, que cada vez demanda más trabajadores bilingües.
    En los años 40 y 50 los hispanos que viajaban a USA intentaban que sus hijos hablaran solo inglés por una especie de capitis diminutio,para incorporarlos rápidamente a la sociedad norteamericana, mientras que hoy se ha reinvertido la situación y los inmigrantes insisten en hablar las dos lenguas por un problema de mejor ubicación laboral. Esto afecta principalmente a la población negra que es monolingüe y pierde puestos de trabajo.
    Nosotros no creemos que exista un riesgo de ocupación hispana de los Estados Unidos porque, además, no existe un plan para ello. Lo que sí existe es el hecho cierto de la tendencia a una sociedad bilingüe en USA, que le va permitir a los yanquis, a contrario sensu, una mejor instalación mundial.
    Ellos están haciendo, a lo mejor sin proponérselo, lo que no están haciendo los franceses: aprovechar el desarrollo exponencial del castellano a nivel mundial, para un mejor posicionamiento internacional.
    Cabe destacar además que todo el progreso tecnológico (Internet, comunicación 2.0, tablets, etc.) colabora muchísimo en mantener un contacto fluido de los inmigrantes con sus raíces. El desarraigo no se vive hoy como se vivía hace cincuenta años atrás y el mantenimiento de los usos y costumbres es más profundo. Pruebas al canto: la mayor fiesta del día de la raza, de la hispanidad que es el 12 de octubre se realiza en Nueva York y Miami y no en Madrid.


    15.-AI: Ud. declaró recientemente a un diario madrileño: « Si el actual primer ministro español se equivoca en su política de ordenamiento económico, él arrastrará con España a una veintena de naciones americanas » ¿Por qué? ¿Cuál podría ser, según su opinión, una buena política exterior de España y más general, de la Unión Europea con respecto a América central y del sur?
    15.-AB: Los gobiernos españoles postfranquistas equivocaron su opción estratégica y optaron por la Unión Europea en lugar de la opción americana.
    Estos gobiernos tanto socialdemócratas como liberales han sido hijos del complejo español de que « Europa termina en los Pirineos ». Ninguno de ellos tomó el toro por las astas y se plantó diciendo: « España no tiene que demostrar lo que es de hecho, España tiene que realizar su vocación americana».Es en América donde España adquiere su sentido en la historia del mundo y no en Europa de la que es fundadora desde la Hispania romana, y no tiene que demostrar nada, como buen observa ese gran filósofo español que es don Gustavo Bueno.
    El español, sobre todo el español ilustrado, es un hombre muy acomplejado respecto sobre todo de Francia y todo lo francés, y ese complejo esa minus valoración de sí mismo, es lo que ha llevado al grave error de preferir a Europa y posponer a Hispanoamérica, quien le abre una potencialidad ilimitada su magro mercado económico y cultural.
    Todos los gobiernos post franquistas han renunciado expresamente a la capitalidad de una ecúmene a la que pertenecen y que les pertenece por derecho propio, en nombre de un europeísmo vacío que los terminó transformado en los mendigos de la UE.
    En cuanto a la Unión europea, ella se limita desde nuestro punto de vista, en primer lugar al entendimiento entre Alemania y Francia. Pero como Alemania ha tenido y tiene solo tres opciones geopolíticas: 1) su vinculación con Rusia. 2) su ligazón con los Estados Unidos o 3) su entendimiento con Francia (que es la actual). Por lo tanto, no tiene ninguna opción iberoamericana. Es una ecúmene que no le interesa prioritariamente a Alemania. De modo tal que la única vinculación seria y plausible de la UE respecto de Iberoamérica puede venir a través de Francia, que estafada y desengañada de invertir en África sin ningún resultado positivo, invite a invertir a sus socios europeos en América.
    (*) buela.alberto@gmail.com

  2. #102
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Perdón, el vídeo de Buela al que me refería era éste:

    http://www.youtube.com/watch?v=4kp73wEPiV8
    Última edición por Ordóñez; 04/05/2013 a las 04:13

  3. #103
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    http://blogs.elcomercio.es/antonioescalera/2010/04/28/bolivar-dictador-del-peru/


    BOLÍVAR, DICTADOR DEL PERÚ


    RSS | Antonio R. Escalera Busto | Miércoles, 28 de abril de 2010 | Sin comentarios | |

    El historiador peruano Ricardo Mariátegui Oliva lo expresó así de sucinto:

    Bolívar siempre actuó dubitativamente: proclamó libertad y procedió como absolutista; sostuvo la soberanía del pueblo y trató de destruirla; invocó justicia y la proscribió; dimitió tres veces una autoridad temporal y electiva, procurando, en cambio, una perpetua y hereditaria”


    El historiador, también peruano, Herbert Morote autor de un exitoso libro titulado “Bolívar, Libertador y enemigo Nº 1 del Perú” dice:


    “… tras independizarnos en solo 15 meses, los 21 siguientes en vez de libertad sufrimos una brutal represión y la amputación de la mitad de nuestro antiguo territorio. Ninguna nación latinoamericana ha pagado tanto por su independencia”

    ¿Que ocurrió en Perú para que estos historiadores emitan tal opinión de Bolívar? Si este es el dicterio de unos historiadores, podemos imaginar cual es la opinión que quedó en la gente del común. Hablando con unos y otros, en Perú, cada cual tiene su opinión histórica, pero en todos es coincidente el criterio de la trayectoria dictatorial, e incluso tiránica, de quien primero los había emancipado. El 20 de setiembre de 1822 se inaugura el Congreso Constituyente bajo la presidencia del cura Francisco Xavier Luna Pizarro. La mayor parte de los Congresistas eran abogados, 28, curas 26, médicos 8 y solamente 5 militares. El primer día se dedican a establecer la forma de gobierno, por un lado estaba la tesis de San Martín de una monarquía constitucional y por otro la de José Faustino Sánchez Carrión de una república constitucional. Al segundo día del Congreso los diputados se decidieron por la forma republicana compuesta por ciudadanos iguales todos ante la ley. Esta Constitución establece de que el Presidente de la República era elegido, por 4 años, por el Congreso (sin ser necesariamente congresista) a quien se sometía.
    Otro dato interesante de esta Constitución es sobre la participación de la sociedad. Las corrientes del pensamiento filosófico-político de la época, no eran partidarias del voto universal, como ya lo había hecho la Constitución de Cádiz de 1812 al eliminar a los pardos y a los indígenas del derecho al voto. Pero la Constitución peruana de 1823 otorga el voto a todos, indígenas incluidos, menos a las mujeres y a los menores de edad.
    El 2 de Setiembre de 1823 el Congreso Constituyente Peruano nombra a Bolívar “Suprema Autoridad” y el 11 de Noviembre, un día antes de proclamar la primera Constitución de la República Peruana, el Congreso Constituyente decreta la suspensión de todos los artículos de la Constitución que se opongan a los deseos de Bolívar. No podía tener la Constitución de 1823 menos vida propia, murió el día antes de nacer.
    Hasta Marzo de 1824 Bolívar se dedica a la formación del ejército patriota junto con Sucre, Córdoba y Lara, con La Mar al mando de las tropas peruanas. El 6 de Agosto, en Junín, son derrotadas por primera vez las tropas españolas, que serán definitivamente derrotadas en la Pampa de la Quínua, en Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. Un año y tres meses después de llegar Bolívar se termina el Virreinato del Perú.
    Aquí termina, junto con el Virreinato, el Bolívar militar y Libertador sin cuyo genio militar y estratégico la emancipación peruana se hubiese alargado por sabe Dios cuantos años más, si es que acaso hubiese llegado a conseguirse. Pero a la par que termina el Bolívar militar comienza el Bolívar dictador del Perú.



    Simón Bolívar y Palacios


    Una vez completada la independencia peruana, Bolívar convoca de nuevo al Congreso Constituyente el 10 de febrero de 1825, al cual asisten 56 de los 79 diputados, la mayoría suplentes, de los cuales 9 era colombianos. Este Congreso nombra a Bolívar “Padre y Salvador de la Patria” y ordena que se erija la estatua ecuestre en la plaza del Congreso, donde está actualmente, así como el pago, como una “pequeña demostración de reconocimiento” de una recompensa al Libertador de 1.000.000 de pesos, cantidad que representaba, más o menos, la tercera parte del presupuesto anual del Perú de la época. Para poder entender la magnitud de esta cifra, estimen que es equivalente al monto total de todas las expropiaciones de tierras, casas, minas y haciendas hechas a todos los españoles que se habían refugiado en el Real Felipe de El Callao. Y este dato proviene de una fuente tan confiable como la del Ministro de Hacienda de Bolívar en 1826. Además de la recompensa en efectivo, que rechazó con poco ánimo varias veces para al final aceptarla “a nombre de su familia” y que fue efectivamente cobrada por sus herederos, el Congreso también le regaló una espada de oro con 1.374 piedras preciosas, diamantes, esmeraldas y rubíes Un Congreso totalmente entregado a los encantos de Bolívar le otorga aún más poder que el militar que ya tenía. Logra para el ejército Grancolombiano, y para él mismo, recompensas desmesuradas, así como le otorga a Bolívar el poder decidir sobre la suerte del Alto Perú y, la casi exacción, de aportar el Perú 6.000 soldados peruanos al ejercito unido de la Gran Colombia.




    Espada regalada por la Municipalidad de Lima
    al Libertador Simón Bolívar
    Satisfechas todas las peticiones de Bolívar, el Congreso Constituyente da por terminadas sus sesiones y a partir de ese momento toda la autoridad de la República recaía en Bolívar. Bolívar gobernará el Perú por tres largos años en los que se le conocieron 11 diferentes gabinetes ministeriales aunque después optó por un solo Ministro o Secretario General de los Negocios de la República, puesto que ocupó en una oportunidad el angostureño Tomás de Heres quien había sido anteriormente expulsado del Perú por San Martín.


    Tomás de Heres (Angostura 1795-1842)

    El poder ejecutivo lo dejó en manos de un Consejo de Gobierno y le pidió al General La Mar que lo presidiese, pero este se negó causando el disgusto de Bolívar que quería a Sucre en el Alto Perú y a La Mar en el Perú.
    Las actuaciones en la sociedad peruana se consideran hoy totalmente equivocadas en algunas de ellas, tal vez por desconocimiento de la realidad social del Perú. La sociedad Peruana de comienzos del XIX era muy diferente de la de Venezuela, que Bolívar conocía tan bien. En esa época, la clase baja peruana tenía un componente indígena puro muchísimo más importante que en Venezuela donde la clase baja estaba conformada por pardos y esclavos. En Perú existía una grandísima población indígena, no totalmente integrada a la cultura e idiosincrasia hispana, y que mantenía mucha de su cultura ancestral, la quechua y la aymara. Este estamento social no era, ni bien comprendido, ni bien aceptado por Bolívar. El eminente historiador John Lynch en su biografía de Bolívar nos refiere:

    Los indígenas del Perú, a diferencia de los pardos y los negros, no ocupaban un lugar central en las preocupaciones de Bolívar “


    Sabemos que Bolívar, por sus correspondencias, emitía juicios racistas como este contenido en la carta que desde Pativilca le envía a Francisco de Paula Santander el 9 de enero de 1824:

    “Yo creo que he dicho a usted antes de ahora que los quiteños son los peores colombianos. El hecho es que siempre lo he pensado, y que se necesita un vigor triple allí que el que se emplearía en otra parte. Los Venezolanos son unos santos en comparación de esos malvados. Los quiteños y los peruanos son la misma cosa; viciosos hasta la infamia y bajos hasta el extremo. Los blancos tienen el carácter de los indios y los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio de moral que los guíe. Los Guayaquileños son mil veces mejores”


    Francisco de Paula Santander y Omaña
    (Cúcuta 1792 – Bogotá 1840)

    Este tipo de expresiones contrasta con el decreto de San Martin del 27 de agosto de 1821 en que se prohibía el uso de palabras como “aborigen”, “indio” o “natural” y ordenaba que, solamente, se usase para ellos el nombre de “peruanos”.
    En Abril de 1825, Bolívar, en uso de sus plenos poderes, dispone la anulación de la emancipación de los esclavos que había decretado San Martín y legisla un punitivo reglamento de trabajo y de castigos en las haciendas del Perú.
    No obstante, Bolívar, el 4 de julio de 1825 emite un decreto proclamando:
    1º Que la igualdad entre todos los ciudadanos es la base de la Constitución de la República.
    2º Que esa igualdad es incompatible con el servicio personal que se ha exigido por la fuerza a los naturales indígenas y con las exacciones y malos tratamientos que por su estado miserable han sufrido estos en todos tiempos por parte de los jefes civiles, curas, caciques y aún hacendados.

    Sin embargo, el 11 de agosto de 1826, Bolívar implanta de nuevo el tributo del indígena, que ya había sido eliminado por los españoles a raíz de la Constitución de 1812, aunque después recuperado por el Fernando VII absolutista y definitivamente derogado por San Martín el 27 de agosto de 1821.
    Algunos autores defienden el decreto de Bolívar por la justificación de proveer recursos a un Estado casi en estado de insolvencia. Que el Estado estaba casi en quiebra es cierto, pero no justifica que se recurriese a un tributo solo por la raza y no por la cuantía de la riqueza del ciudadano. Estos tributos indígenas llegaron a representar el 35% del presupuesto de la República.
    Curiosamente este tributo durará hasta el año 1852 cuando la República, en cuya presidencia estaba Ramón Castilla y Marquesado, se vio beneficiada por las nuevas exportaciones del guano. Por las mismas fechas es abolida definitivamente la esclavitud.

    Ramón Castilla y Marquesado
    Presidente del Perú
    (Tarapacá 1797 – Tiviliche 1867)
    A pesar de eso, el ejercito Grancolombiano se vio reforzado con gran número de indígenas del Ecuador y del Perú. Las primeras tropas peruanas para el ejército unido son aportadas después de la conferencia de Guayaquil. Después, un nuevo pedido de tropas al Libertador, por parte del primer Presidente de la República del Perú, tras la salida de San Martín, José de la Riva Agüero, ante el ataque de los realistas a Lima, Bolívar concede las tropas pero bajo la condición de que todas las bajas del ejército grancolombiano fuesen suplidas por peruanos.
    Esta condición de auxilio fue un gran fraude pues se le exigió al Perú que se supliesen les bajas del ejercito grancolombiano no solo por muerte en acciones de guerra, sino por cualquier otro motivo, enfermedad e incluso deserción. Y la mayor parte de las bajas fue por deserción ya que, en un solo mes, llegaron a contarse cerca de 3.000 deserciones, mientras que en batalla, entre las batallas de Junín y de Ayacucho, apenas se perdieron 345 muertos y 699 heridos.
    Se supone que entre 5.000 y 6.500 peruanos fueron desplazados hacia Colombia y Venezuela por causa de este tratado, y vagaron por el norte de Sudamérica hasta mediados del siglo XIX. Hoy se piensa que el traslado de estos reemplazos al norte era para la defensa de la Gran Colombia que ya enfrentaba sus primeros problemas internos.
    Podemos leer, en muchas correspondencias de Bolívar de 1825, las órdenes para llevar estos reemplazos peruanos a Panamá, Venezuela y Colombia y la discreción que pedía a sus jefes para que la tropa no supiese hacia donde iba por el temor de que desertasen. Muchos de estos soldados, procedentes de la sierra peruana se vieron desplazados a las cálidas tierras tropicales de Colombia y Venezuela donde padecieron todo tipo de penalidades. Todo esto era conocido en el alto gobierno peruano por lo que el Presidente, Jose Domingo La Mar Cortázar, inició reclamaciones para la repatriación de estas tropas, labor que no se lograría completa hasta tan tarde como 1857.


    José de la Mar Cortázar
    Primer Presidente del Perú
    (Cuenca, Ecuador, 1778 – Cartago, Costa Rica, 1830)
    Todas las campañas de guerra en el Perú fueron pagadas con tributos y con ventas de tierras del estado, en muchos de los casos hasta por un tercio de su verdadero valor, con lo que la primera gran reforma agraria devino en el acrecentamiento de nuevos latifundios. De este venta indiscriminada de tierras solo se salvaron las tierras confiscadas a los españoles y que estaban laboradas por indígenas “yanaconas” (yanaconas eran los esclavos de los incas y después los que ejercían la servidumbre a los españoles)
    En otro orden de ideas suele considerarse a Bolívar el propulsor de una Ley de Imprenta. Si bien la Ley contenía importantes logros en libertad de expresión, no es menos cierto que esta Ley nunca funcionó y que Bolívar fue un celoso defensor de su imagen que lo llevaba al irrespeto no disimulado de las formas, cuando no de los fondos, y que, al mejor entendimiento de lo que ocurre actualmente en estas tierras de su heredad, se permitía escribir cosas como esta que aparece en una carta de Bolívar a Tomás de Heres:


    “…bueno sería dar un artículo en la Gaceta de Gobierno combatiendo a “El Sol” a nombre de un colombiano, diciendo que los colombianos no quieren estar más tiempo sin mí; y que los señores argentinos se pueden componer como quieran sin mí, puesto que son tan ingratos, y que el Libertador no debe meterse en nada tocante a Río de la Plata. Haga Vd. que el general Salom dé el artículo para que lo firme un oficial como Alzuru….el artículo debe decir todo con moderación y gracia, a fin de que pueda entrar en la Gaceta como remitido por un colombiano”
    Y para más seguridad de que los comentarios fuesen siempre halagadores, Bolívar decide fundar un periódico, El Observador de Lima, eso si, con los dineros del estado. Parece que el ejemplo de Bolívar aún permanece en nuestros días.
    De la España Virreinal la República hereda las minas del Perú, que en el antiguo régimen eran propiedad del Rey quien las cedía en usufructo a españoles o criollos que diesen garantías de una explotación eficiente y de que se preservase el pago del quinto real. Para asegurarse de todo esto el Rey autorizaba el uso de las “mitas” (mita en quechua significa turno de trabajo) que era el trabajo obligatorio de los indígenas por una tercera parte del año.


    El Libertador en su gloria
    Bolívar, en vez de considerar que lo que está debajo de la tierra es de los peruanos y promover la explotación por parte de ellos, adopta la misma práctica española y ahora las minas son propiedad de la República, y en consecuencia, a disposición de quien mande en la República, a su bien parecer. Bolívar entrega las minas peruanas a los ingleses, haciendo valer los ofrecimientos que ya había hecho en la Carta de Jamaica:


    “Los montes de la Nueva Granada son de oro y plata, un corto número de mineralogistas explorarían más minas que las de Perú y Nueva España;
    ¡Que inmensas esperanzas presenta esta pequeña parte del Nuevo Mundo a la industria británica!”


    Las concesiones de estas minas estuvieron llenas de maniobras, ardides y corrupción en modos y maneras que nada desdice de las que aún siguen ocurriendo en nuestras repúblicas modernas. El propio Bolívar propició los proyectos de la compañía británica Cochrane, la misma compañía arrendataria de sus minas del Valle de Aroa y a quien en 1825 proponía la venta de Aroa, una propiedad de 260 mil hectáreas. Cuando esto trataba Bolívar, con John Dundas Cochrane, no sabía el pobre inglés que la propiedad de las minas de Aroa aún estaba en litigio con los señores Lazo y Estévez.
    Dentro del Perú comenzó la oposición a Bolívar encabezada por el arequipeño Francisco Xavier Luna Pizarro, quien había sido primer Presidente del Congreso Constituyente y quien apoyó a La Mar para Presidente de la República. Bolívar intenta por todos los medios que Luna Pizarro no esté en el Congreso y así escribe una carta al prefecto de Arequipa, general La Fuente:


    ” ¡Qué malditos diputados ha mandado Arequipa!
    …Si Vd. Ama a su patria debería empeñarse en que varíe esta maldita diputación. Luna Pizarro engañó a Rivera Agüero, Luna Pizarro echó a Monteagudo y a San Martín, Luna Pizarro perdió a la Junta de Gobierno, por culpa de Luna Pizarro entró Torre-Tagle, por Luna Pizarro se perdió el Perú eternamente y por Luna Pizarro se volverá a perder, pues tales son sus intenciones”

    Con diputados tan poco proclives a Bolívar, Bolívar consigue que el propio Congreso General, por él convocado, suspenda sus funciones y entre en receso.
    Arequipa no le era favorable al Libertador. En una carta que Bolívar le dirigió a Hipólito Unanue, eminente catedrático de anatomía de la Universidad San Marcos de Lima y Ministro de Hacienda en el gobierno de Bolívar, asevera:


    “Arequipa está llena de godos y de egoístas: aseguro a Vd. que con toda prevención favorable que les tenía, no me han gustado. Es el pueblo que menos ha sufrido por la patria y el que menos la quiere”

    Al no poder el gobierno eliminar a los diputados de oposición, entonces recurre a invalidar los poderes de los diputados de Cusco, Lima y Arequipa. De todos modos la mayoría bolivariana termina por anular el Congreso. Por esas mismas fechas el gobierno le retira a los municipios el derecho de elegir a sus autoridades centralizando el poder de decisión en el propio gobierno. Después de eso el gobierno decreta que los prefectos convoquen a los Colegios Electorales de las provincias y que aprueben directamente la Constitución Vitalicia y el nombramiento de Bolívar como Presidente Vitalicio
    En Lima crecía el descontento contra Bolívar y Bolívar veía conspiradores por todas partes, entre los supuestos conspiradores padecieron persecución el general Mariano Necochea, a pesar de haber luchado por la Independencia de Argentina, Chile y Perú. El no ser colombiano fue el gran baldón que hizo que fuese expulsado del Perú. Antes de irse devolvió las condecoraciones al gobierno de Bolívar pues del Perú solo quería llevarse “las heridas de guerra”.
    Otro perseguido fue el General Guisse, un militar con una larga tradición que lo lleva desde servir a las órdenes del almirante Nelson hasta servir a las órdenes de San Martín como contraalmirante de la escuadra peruana. Héroe de muchas batallas, participó en el sitio de El Callao. Con unas acusaciones falsas es detenido en Guayaquil. Bolívar ordena remitirlo, por tierra, a Lima para ser juzgado. Cuando iba a mitad de camino Bolívar ordena regresarlo a Cuenca, en Ecuador, así lo mantenía lejos de Lima y del contacto con el resto de los disidentes. 17 meses después de ser apresado comenzó su juicio bajo Consejo de Guerra. Este Consejo de Guerra, después de que Bolívar pierde el poder en Perú en 1827, lo declara inocente. Guisse moriría al año siguiente luchando en Guayaquil contra las fuerzas de Bolívar.
    Juan Félix de Berindoaga y Palomares, vizconde de San Donás, había sido ministro de Torre-Tagle a quien siguió al refugiarse en el Real Felipe de El Callao. Apresado cuando escapaba de las malas condiciones de vida existentes en el Real Felipe, es juzgado por haber negociado secretamente la entrega del Perú a los españoles mientras fue Ministro de Guerra, y condenado a muerte y ejecutado en la Plaza de Armas de Lima, a pesar de las solicitudes que se le hicieron a Bolívar de conmutación de la pena. Al día siguiente Bolívar organizó, en su residencia de la Magdalena, una gran fiesta con numerosos invitados. Bolívar le había cobrado, al parecer, que Berindoaga hubiese firmado, junto con otras personas de Lima, un escrito de rechazo a la dictadura del Libertador.
    Otros nombres se unirán a estos, cada uno con su historia de oposición o conspiración, nombres como Bernardo Monteagudo, Hipólito Unanue, Manuel Lorenzo de Vidaurre, Jose María Pando y Jose Faustino Sánchez Carrión.
    En Setiembre de 1826 Bolívar enfrenta problemas internos en la Gran Colombia, la delicada unión está por romperse en tantos pedazos como intereses hay en las naciones que la componen. El sueño de Bolívar está a punto de estallar y Bolívar se dirige hacia Colombia a bordo del bergantín “Congreso” mientras deja en el Perú un Consejo de Gobierno encargado de llevar adelante la imposición de la Constitución Vitalicia. Aquí comienza el principio del fin que acabará en la casa de un español en Santa Marta un triste día, el 17 de diciembre de 1830
    El último bastión inexpugnable, contra la Constitución Vitalicia, fue la Corte Suprema de Justicia donde se logró que los magistrados no aprobasen la Constitución Vitalicia. Ante este hecho Bolívar presiona al Cabildo de Lima para que declare la validez de las actas de los Colegios Electorales. Esta misma presión la ejerce el gobierno contra todas las autoridades Limeñas, civiles, militares e incluso eclesiásticas para que todos juren fidelidad a la Constitución y Presidente Vitalicio.


    Andrés Santa Cruz Calahumana
    Presidente del Perú
    (La Paz, Bolivia, 1795 – Versalles, Francia, 1865)
    Las tropas de Lima se sublevan el 26 de Enero de 1827, cae el Consejo de Gobierno dejado por Bolívar y ante el descontento general y de conformidad con la solicitud presentada por el pueblo de Lima, el Presidente del Consejo de Gobierno, Andrés Santa Cruz Villavicencio, convocó el 27 de enero de 1827, un Congreso Constituyente Extraordinario, desconociendo de facto la Constitución Vitalicia de Bolívar y se convocan unas nuevas elecciones para la presidencia de la República. La dictadura de Bolívar había concluido.

    Simón José Antonio Antonio
    de la Santísima Trinidad
    Bolívar y Palacios
    (Caracas 1783, Santa Marta 1830)
    El Tercio de Lima dio el Víctor.

  4. #104
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    Re: Hay “otro” bicentenario


  5. #105
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    .: EL PLAN MAITLAND. LA AVANZADA BRITANICA CON SUS AGENTES, PARA LA INDEPENDENCIA DE LA AMERICA ESPAÑOLA.

    EL PLAN MAITLAND
    (Una forma discreta de llorar en silencio)


    Aparece un Plan Estratégico que suena conocido
    En la acción táctica de cruzar la Cordillera de los Andes, como parte de la campaña que va de 1817 a 1821, el General José de San Martín puso en marcha, al llevarlo a la práctica, un plan estratégico que guarda sorprendentes analogías con otro que fuera concebido en Inglaterra, y presentado a consideración de Su Graciosa Majestad a principios de 1801. Aunque personalmente me inclino a pensar, por algunas evidencias, que el año exacto de su compendio, redacción y revisión pudo estar comprendido entre mediados de 1799 y febrero de 1801.
    Este Plan Estratégico inglés habría sido concebido y escrito por el Mayor General Sir Thomas Maitland (1759-1824), y entregado a Henry Dundas (desde 1804 Primer Lord del Almirantazgo como Lord Melville), que entonces se desempeñaba como Secretario de Guerra en el primer gobierno de William Pitt (hasta 1801), llamado El Joven (1759 – 1806), durante el reinado de Jorge III (de 1760 a 1820), Rey de Gran Bretaña e Irlanda. Con anterioridad había sido secretario de su padre, Pitt (1708-1778), El Viejo (Lord Chatham), quien fuera Primer Ministro de los reyes Jorge II y Jorge III.
    El hallazgo del Plan Maitland como documento
    “Yo tuve la suerte –dice el doctor Rodolfo H. Terragno-, de encontrar una copia original del Plan Maitland en Edimburgo, a principios de 1981, mientras realizaba una investigación en archivos escoceses. El objetivo de esa investigación era obtener datos sobre James Duff, Cuarto Conde de Fife, y otros posibles contactos de San Martín” (R. H. Terragno, Las fuentes secretas del Plan Libertador de San Martín, publicado en la Revista Todo es Historia, Nro. 231, Buenos Aires, agosto de 1986).
    El hallazgo de Terragno consistió en 47 hojas manuscritas por el propio Maitland, sin fecha ni destino, así como ninguna indicación de que tal documento fuera presentado ante el gobierno británico. Algún empleado del museo, al organizar los papeles de Maitland, habría registrado el documento bajo el título de Plan para capturar Buenos Aires y Chile y luego emancipar Perú y Quito.
    Más adelante dice este historiador, que “en la traducción del Plan Maitland, escrito en inglés de hace casi dos siglos, he procurado ser lo más literal posible, absteniéndome de toda modernización o simplificación de estilo.” Pues bien: así lo haré también. Lo delicado de este asunto así lo exige, a fin de que nadie sospeche que detrás de mí hay una mala intención respecto de este benemérito de la Patria.
    “Muchos oficiales escoceses estuvieron envueltos durante el Siglo XIX –sigue Terragno en su exposición- en planes para atacar a España o ayudar a las colonias en sus luchas por la independencia.” Sin desmerecer ni criticar a nadie, creo firmemente que lo dicho por el doctor Terragno es el exoesqueleto de lo que dijeron querían hacer los ingleses y su pléyade de amigos con la América Española; y el endoesqueleto resultó ser que, en realidad, se la querían merendar (“dominación indirecta” como la llamó Castlereagh, Ministro de Guerra, en septiembre de 1807), tal cual ocurrió finalmente de 1826 (empréstito con la Baring Brothers del que se recibió 1/4 del total -1/8 en metálico y 1/8 en papeles negociables-, y se pagó cuatro veces en efectivo, finalizando en 1905), hasta el 2007 con el establecimiento del Nuevo Virreinato del Río de la Plata desde 1955, con Islas Malvinas incluidas (1833 y 1982) que, procezoica y deliberadamente, se perdieron, a mi leal entender, para siempre.
    Preocupado el entonces presidente de los EE. UU (de 1821 a 1825), James Monroe (1758-1831), por las rápidas acciones lanzadas por el Ministro de Asuntos Exteriores (1823) de Inglaterra, George Canning (1771-1827) sobre los despojos del antiguo Imperio Español, reconoció también a las jóvenes repúblicas americanas como habían hecho los ingleses, y proclamó la famosa Doctrina Monroe (1823), que en extrema síntesis dice: América (del Norte) e Hispanoamérica (Africa Blanca) para los Americanos (los EE.UU.); y Europa y África (Negra) para Inglaterra. Es decir: pide subrepticiamente que se respete lo acordado y proclamado después de la derrota de Napoleón en Waterloo (1815) y el fin del Imperio de los Cien Días. Monroe no practicaba el arte declamatorio; era un viejo expansionista: en 1803 fue el motor de la compra de Luisiana y poco después de la compra de la Florida (1818).
    Y así, por decreto, sin que suene un tiro, incorporó hasta la fecha a Hispanoamérica (Africa Blanca) al patrimonio de la Gran Nación de Norte. Tampoco por esto hubo rebuzno alguno. No por allende ni por aquende los mares y tierras. Menos aquí, que teníamos la inconmensurable suerte de contar con Rivadavia al frente de los directoriales y una buena caterva de adictos, que son los que fusilarían al Coronel Borrego cuando les descubrió este chanchullo y el que habían armado con el Banco de la Provincia.
    El lugar de donde todos salen y a donde todos vuelven
    Respecto a los oficiales escoceses, puedo decir que muchos fueron amistades de San Martín en España primero y en Inglaterra después. No es una casualidad que, cuando el prócer elige el camino del ostracismo voluntario, volviese a Londres de donde había salido 12 años atrás, cumpliendo así la ley que dice que todo libertador que se precie de tal debe salir de Inglaterra y luego regresar a ella. Desde Carlos Marx hasta Gandhi y el Ayatollah Komeini cumplieron con esta premisa; sin contar al General Pinochet y a su supuesta antítesis progre Michelle Bachelet (la casaron con un comunista alemán residente en Londres y la mandaron a Berlín del Este, váyase a saber con qué misión), los que, cuando las papas quemaban, también regresaron a Londres donde fueron recibidos y cobijados maternalmente (por las mamás Elisabeth II y doña Margaret Thatcher).
    Y hablando de papas quemantes, Su Santidad, el Papa Juan Pablo II, antes de venir a consolarnos por la guerra de Malvinas, primero pasó por la Patronal, Inglaterra. Dicen que ésta fue una visita programada con mucha anterioridad y por ello inevitable. Se intentaba hacer un acercamiento con la Iglesia Anglicana. No sé. Porque las visitas, ante tal o cual eventualidad, se pueden suspender o posponer, y más a esos niveles estratosféricos de las relaciones pastorales, ¿o no? Es que el Banco Ambrosiano (el Banco de los Curas), Roberto Calvi (il Cavalieri) que apareció colgado por el cuello debajo del puente londinense de Los Hermanos Negros el 18 de junio de 1892 (dejándole al Ambrosiano un agujero de 8.300 millones de dólares), la Propaganda Due (cuyo tesorero era Calvi y Licio Gelli su Gran Maestre), y otras cosillas tiran más que una yunta de bueyes con la mancera bien cinchada al cogote y cornamenta.
    Armado de mucha paciencia y tomado de la mano de los españoles Modesto Lafuente (Historia General de España, Tomo XLVI, Cap. XXIV, pp. 7222 en adelante, Ed. Correo Español, Bs. As. 1889), y de Carlos Mendoza (Las Batallas del Siglo XIX, Tomo I, Cap. VI, pp. 117 y ss.; y Cap. VIII, pp. 146 y ss., Ed. Artístico Literaria, Barcelona); y siguiendo a los argentinos Bartolomé Mitre y a Pacífico Otero, los mayores biógrafos sanmartinianos, he frecuentado las campañas militares en las que participó San Martín en la Guerra de la Independencia española (de mayo de 1808 a fines de 1814). Aunque sabemos que la última acción de San Martín en España fue en el segundo sitio a Badajoz, a órdenes de William Carr Beresford, retirándose inmediatamente el 14 de septiembre de 1811 en un buque de guerra inglés, por la vía Cádiz-Gibraltar-Lisboa-Londres.
    De este estudio minucioso, detenido, surge que, necesariamente San Martín debió conocer en España al siguiente personal militar inglés que había participado en las invasiones de Buenos Aires: Brigadires Generales Auchmuty, Lumley y Cortty; Generales Acheson, Baird, Crawford y Beresford; Mayores Generales Lewisson Gower, Duckworth y Fergusson; Almirante Murray; Contra Almirante Sterling; Coroneles Bourke, Browne, Mahon, Munay, Trent, Nightingale y Lloyd; Tenientes Coroneles Pack, Dilkes, Deane, Gill, Guard, Paget, Poham, Boutler, Torrents, Backhouse, Bradford y Kington; Mayores Campbell, Guardner, Whittingham,Turner, Trotter, Nugent, Miller, Fucker, Gardner, Travers y Forbes; Capitanes Stirling, Howker, Jackson, Watsson, Dickson,Carmichael, Wilgress, Donell, Pallmer, Donnelly, Fraser, Douglas, Patrik, Clinton, Campbell, Broke, Brown y Arburthnot; Tenientes Mahon, McDonald, L’Estrange y Evans. Lógicamente en España estos fueron ascendiendo por antigüedad o méritos de guerra, como Pack, el perjuro, a General. Otros se murieron. Desde luego que tampoco son todos. Este puñado hombres son los que cumplen la doble condición de haber estado en Buenos Aires y en España, con diferencia de 1 ó 2 años entre un punto y el otro, y necesariamente debieron frecuentar a San Martín.
    En cuanto a las unidades militares que pasaron completas del Río de la Plata a España (vía Bahía de Mondego, Portugal) al mando del General Arthur Wellesley, después Duque de Wellington (1769-1852) fueron: el RI 71°; R 9° de Tenientes Dragones; Brigada de Artillería; RI 36°; RI 38°; RI 47°; RI 54°; R 20° de Dragones; RI 88°; RI 89°; RI 95°; RI 40°; RI 87°; R 17° de Dragones; RI 5°; RI 36°; RI 45°; R 6° y R 21° de Dragones R 6° de Guardias Dragones, sin contar 3 Compañías de Artillería; una Compañía de Carabineros; 4 compañías de Granaderos, un Batallón Ligero; 3 Compañías del Cuerpo de Carabineros; el Cuerpo de Santa Elena; 4 compañías de Artillería y un Cuerpo de Reclutas para los relevos. Todas ellas debieron ser unidades conocidas por San Martín en diferentes momentos, aunque no sabemos si revistó en alguna de ellas, lo que me parece improbable. También estas unidades cumplen la doble condición a la que me referí en el párrafo anterior.
    Sir Thomas Maitland y sus conexiones políticas
    Maitland fue un oficial naval, escocés como la gran mayoría de sus vinculaciones, miembro del Parlamento y compañero de George Canning en aquella Cámara. Así como él también, integrante de la Junta de Contralor (poderoso organismo del ente paraestatal llamado Compañía de las Indias Orientales. Digamos una organización que, por una parte fueron los herederos legítimos de filibusteros a lo Cook, Cavendish o Morgan; y por la otra, revestidos con rasgos más o menos civilizados al uso de un Cuartel General o de un Estado Mayor; como herramienta para todos aquellos que planeaban nuevas conquistas, no sólo en la India, sino también en el Caribe y en Sudamérica).
    Maitlan junto con Canning fueron Consejeros Privados de la Corona (a partir del 8 de abril de 1807). A Canning se le decía entonces “el heredero de Dundas”, ¿cómo lo llamarían a Maitland? Posteriormente Canning fue Canciller entre 1807 y 1809 por recomendación de Wellesley (hermano del que entonces ya estaba en Portugal).
    En 1783 William Pitt, segundo hijo de quien fuera Jefe de Gabinete de los reyes Jorge II y Jorge III, es nombrado Primer Ministro y Ministro de Finanzas. Su gobierno, que duraría 17 años, se iniciaba cuando el no tenía 25. Once años después, en 1794, desdobla un ministerio, colocando al Duque de Pórtland como Secretario de Estado de Interior, y lo separa de los negocios de la guerra que conserva Henry Dundas, Secretario de Guerra desde la asunción de Pitt. En este contexto del poder aparece Maitland vinculado a Dundas, “el más firme promotor de acciones británicas en Hispanoamérica”, y gracias a él tiene acceso directo a Pitt. Porque Dundas, un escocés muy hábil políticamente, fue la sombra de Pitt y viceversa.
    Maitland también estaba vinculado, a través de Dundas, a Sir John Coxe Hippisley, otro miembro del Parlamento y oficial del ejército de la Compañía de Indias Orientales. Hippisley era un buen conocedor de todos los temas sobre una posible acción militar en Hispanoamérica, porque había participado de las reuniones celebradas por Dundas con este motivo. Y ha participado en ellas en calidad de asesor, porque había reunido abundante información de fuentes insospechadas.
    Hippisley vivió muchos años en Roma donde hacía tareas de espionaje para el gobierno británico, y fue allí donde obtuvo “información sobre los modos de atacar las colonias españolas”, todo lo cual paso a referir y analizar a continuación.
    Los Jesuitas: una fuente de información insospechada
    El ministro portugués Sebastián José Carvalho y Mello (1699-1782), Marqués de Pombal, hombre tenebroso, ampliamente vinculado a la masonería, a los iluminados y por ellos a los ingleses (desde el Tratado de Methuen, 1703, Portugal había pasado a ser una colonia inglesa, so pretexto de un tratado económico), durante el reinado de José I, expulsó a los Padres Jesuitas de los dominios lusitanos en América en 1758, y un año después lo fueron de Portugal con la expropiación de todos sus bienes. Reinando Luis XV fueron expulsados de Francia en 1764 como resultado de las presiones de Choiseul, los jansenistas, los “filósofos” y los “iluminados” (todos ellos con decidido apoyo real: Luis XV es el sembrador de lo que cosecharán los franceses con su Revolución). Lo mismo haría España con la Pragmática de Carlos III de fecha 27 de febrero de 1767, culpándolos del Motín de Esquilache y de otros actos panfletarios y subversivos que, hasta el día de la fecha, siguen siendo imposibles de verificar. Meses después lo fueron de Nápoles y en 1768 se reproduciría este caso en Parma.
    Sin embargo los países citados no quedaron conformes con estas medidas, y pidieron a Clemente XIII (Carlos Rezzonico, Papa de 1758 a 1769), la disolución de Compañía de Jesús del Santo Iñigo de Loyola. Pero la obtuvieron de Clemente XIV (Juan Antonio Vicente Canganelli, Papa de 1769 a 1774), quien promulgó el breve Dominus et Redemptor (1773), que en sí constituye una rareza: nunca fue publicado, pero se llevó a cabo puntualmente.
    No comentaré el golpe terrible que el Borbón Carlos III y su Ministro Aranda le asestaron a nuestra patria con el injusto extrañamiento de los Padres Jesuitas. La expulsión de los Jesuitas significó, andando el tiempo, la pérdida de todo el actual Río Grande del Sur por el fallo de un presidente norteamericano (Memoria de Gonzalo de Doblas y Relación Geográfica de don Diego de Alvear). No le alcanzó a España con desatar las Guerras Guaraníticas de las que también culpó a los religiosos de la Compañía. Como no le había alcanzado el mantenernos por cientos de años en la condición de arrabal orillero del Imperio Español, agravado luego con el mote borbónico de Colonias. Con ellos y por ellos dejamos de ser parte de España como fuimos con los Austria, y pasábamos a ser una dependencia de servicio.
    La dureza de aquella expulsión, es la que no se vio por parte de la Corona Española con los prisioneros ingleses en 1806 y 1807, ni con los contrabandistas, usureros y portugueses que sacaban la plata del Potosí para enviarla a Inglaterra. Y tan violenta fue, que hubo casos en que no los dejaron tomar sus pertenencias ni sus medicinas. Entre los expulsos había muchos Padres que eran ancianos y otros enfermos: la mayoría de estos moriría en alta mar. Para septiembre de 1767 se los despachó, desde la islita que hace actualmente el Riachuelo en la Vuelta de Rocha, una versión antigua de un campo de concentración, con rumbo a Cádiz, y llegaron los sobrevivientes a esta ciudad (ya constituida en un verdadero lupanar) a principios de 1768. Pero allí habrían de enterarse de una nueva y, enseguida, se produciría un milagro.
    El confesionario
    La nueva fue que el clemente Papa Clemente XIV no los quería en Roma. Advertidos los demás puertos del Mediterráneo de esta piadosa decisión del Sumo Pontífice, ellos también se negaron a recibir a los sacerdotes. De manera que las embarcaciones salidas de Cádiz, no pudieron hacer arribada en la costa italiana ni en sus adyacentes, por lo que quedaron boyando a la deriva. Allí murió más de la mitad de los embarcados de hambre, sed y pestilencias que se desataron por el hacinamiento. Pero estos ya no eran viejos o enfermos. Eran hombres sanos con meses de martirio sobre sus espaldas. No conozco que la Iglesia haya hecho santo a alguno de ellos por este martirio propinado por los propios cristianos.
    El milagro fue que, a pesar de la prohibición existente en Cádiz de no dejar desembarcar a los sacerdotes y de que nadie tomase contacto con ellos como infectocontagiosos en cuarentena, más de la mitad de los expatriados desaparecieron mezclados con las brumas matinales de la marina. Fueron los ingleses instalados en Gibraltar los que se llevaron, con chalupas y bateles por el agua, a esta preciosa carga humana. No sería extraño que también lo hayan hecho por tierra con la ayuda española. De allí los cargaron a barcos de guerra y mercantes transportándolos a Londres en el mayor secreto. De esta manera Su Graciosa Majestad y el Almirantazgo se juntó con centenares de informantes de primera categoría. Hombres que habían estado en la América Española entre 10 y 40 años, sirviendo a la Fe y al Rey, contra quienes ahora tenían un gran resentimiento por haberlos hecho víctimas de una injusticia.
    Los Jesuitas eran conocedores del clima Hispanoamericano; estudiosos de su flora, su fauna e hidrografía; de los idiomas que hablaban los naturales de aquellas regiones y de sus idiosincrasias; de su historia, cosmogonía y teogonía; de caminos, pasos, sendas, montes, llanos, quebradas y sierras; muchos de ellos eran astrónomos y cartógrafos. Inglaterra sin ningún esfuerzo se juntó con este regalo de España que en aquel momento fue invalorable. Para evitar los siempre pesados e inoportunos interrogatorios que predisponen mal al expositor, seguramente los británicos les pidieron a los Padres que redactasen un informe con toda libertad, recluyéndolos en monasterios, abadías y casas de campo. Pienso que de allí debieron salir Descripción de la Patagonía del Padre Tomás Falkner (que además era británico nacido en Manchester, según nos contaba don José Luis Molinari; la obra se encuentra incorporada a la Colección de don Pedro de Angelis y fue publicada en Buenos Aires en 1835), y Hacia allá y para acá del Padre Florián Paucke (que era de Silesia, cuando ésta formaba parte de la Prusia de Federico II; obra que fue traducida y comentada íntegramente por el abnegado Edmundo Wernicke, y editada por la Universidad Nacional de Tucumán en cuatro tomos).
    Pero sin duda la obra que nos orienta sobre lo que debieron haber sido aquellos testimonios de los deportados, es la de Falkner, que fue traducida al castellano por Manuel Machón, un oficial español destinado en Londres. La imbecilidad de los Borbones prohibió la circulación de esta obra en España, lo que carece de sentido porque, si bien se tenían recelos de la divulgación de las noticias sobre los puntos vulnerables de las colonias, de nada servía el ocultarlas en la península, mientras que circulaban libremente por el resto del mundo. Un mundo que, justamente quería arrebatarle las colonias a España.
    Decía don Diego Luis Molinari (Orígenes de las fronteras) “que la versión (de Falkner) dada a conocer en 1774, era la fuente de inspiración para numerosos aventureros al servicio de la corona inglesa”. Y don Andrés M. Carretero agrega (Colección de Obras y Documentos) “que las alusiones referentes a las posibilidades de ocupación no escaparon a la percepción de los primeros ministros ni de los estrategas de la política exterior británica pues numerosos planes de expansión tenían como objetivo secundario o principal la ocupación de la Patagonia en su totalidad o en alguna parcialidad.”
    En cambio don Pedro de Angelis en el prólogo de la edición de 1835 es muy duro con Falkner: “Sean cuales fueron los motivos de disgusto que tenga un extranjero (de Angelis también lo era) contra el país que le acoge –dice-, nunca debe conspirar contra él, ni proporcionar armas a los que aspiran a invadirlo o usurparlo; y tal fue el objeto que se propuso Falkner al emprender la descripción de la Patagonia.” Y sinceramente creo que don Pedro, el publicista de don Juan Manuel, en esto tenía razón: si se toma la obra de Falkner y las invasiones inglesas de 1806 y 1807, se verá con sorpresa, que los invasores siguieron los caminos descriptos por él. De manera que el odio a España, a la que había servido 40 años, se tradujo en un odio hacia nosotros que no teníamos nada que ver. Más aún: contra un pueblo que lloró la partida de los Padres Jesuitas y que él sabía porque los vio llorar.
    Los Padres Jesuitas se desparraman y los ingleses se aprovechan
    Conjeturo que por 1780, o quizá un poco antes, la mayoría de aquellos Padres Jesuitas cobijado por los ingleses se habían repatriado. Al parecer el conjunto optó por regresar, cada uno, a su tierra natal (por ejemplo: Falkner murió en Worcester desempeñándose como capellán y algo parecido ocurrió con Paucke en su pueblo de la Silesia, el Slansk de los polacos). En 1774 había muerto el Papa Clemente XIV y asumió Pío VI (Juan Angel Braschi, Papa de 1774 a 1799), pero en estos 25 años de papado murieron Luis XV en 1774; Pombal en 1782; Choiseul 1785; Carlos III en 1788; etc. Es decir: todos los acérrimos enemigos de los Jesuitas fueron desapareciendo secados por la Parca inclemente, y ello permitió que, indulgente, el Papa Pío VI, permitiese el regreso subrepticio de algunos Jesuitas a Roma y, en otros casos, el mismo Papa, sabiéndolos hombres sabios y valiosos, los mandó a llamar para integrarlos a su elenco de notables.
    Como ya he dicho Sir John Coxe Hippisley vivió muchos años en Roma haciendo tareas de espionaje. Allí obtuvo información proporcionada por los jesuitas expulsados de España y otras posesiones de ultramar y regresados o confinados en territorio Vaticano. Entre estos sacerdotes exiliados, los más conspicuos conspiradores contra España (posiblemente pasados previamente por Londres), eran Juan José Godoy y Juan Pablo Viscardo. Pero Godoy era mendocino, junto con los jesuitas Miguel, Javier y Bernardo Allende.
    Hippisley “debió recibir de ellos información muy precisa –apunta Terragno-, acerca de Cuyo, incluyendo detalles sobre los pasos cordilleranos que unían Mendoza con Chile”. Tal vez sea esto lo que influyo decisivamente sobre Maitland para que considerara a Mendoza como “la indudablemente indicada”.
    En 1800 Hippisley escribió un memorial para Dundas sugiriéndole una rápida acción sobre las colonias españolas. Pero, antes de ello, extendió una copia del memorial a Maitland, ya embebido éste de todo aquel fárrago de documentación disponible, y enfrascado en la confección de un plan militar.
    Maitland, que seguramente ya tendría algunos borradores sobre este asunto, confeccionó un Plan Tentativo o Esquemático, agregando la información provista por Hippisley. Lo que no se ha dicho es si, con estas informaciones a la mano, Maitland, un andariego incansable, no vino hasta la Rivière de la Plate, como él llama en su Plan al Río de la Plata o Buenos Aires, para constatar en el terreno la posibilidad cierta de ejecutar la maniobra estratégica. Aunque también pudo entrar por Chile o el Perú. O bien trabajar con los espías de Inglaterra diseminados, como ahora, por todo el Virreinato, sacando luego la información vía de algún puerto brasilero. Esto no está escrito en ningún lado y es imposible de verificar.
    Y digo esto, porque me cuesta creer que Maitland, teniendo tan valiosa documentación de primera mano, estuviera 20 años sin mover el asunto (de 1780 a 1800 aproximadamente). Además observe el lector que Hippisley, antes de entregar su memorial a Dundas, le extendió una copia primero a Maitland, de donde éste viene a resultar a ojos legos como los míos, como la espina dorsal sobre la que se movía o descansaba todo este expediente.
    Con este Plan Tentativo, Maitland fue a ver a Dundas (llamado por los escoceses El Rey sin Corona). Pero éste prefirió discutirlo más tranquilo con su autor, porque estaba de acuerdo en la importancia de “asegurar nuevos y extensos mercados para las manufacturas inglesas”, pero, “con la independencia de un beneficio parcial”, quería adoptar “una visión general de la cuestión” y considerar un plan para tomar “toda Hispanoamérica”.
    En líneas muy generales el Plan Tentativo (o esquemático) de Maitland consistía en: la toma de Buenos Aires; marchar luego hacia la costa occidental y de allí, con una flota de la Compañía de Indias Orientales que comandaría Sir Richard Husey Bickerton, saltar al Perú. Con la costa occidental de Sudamérica en manos inglesas la derrota de España estaría asegurada. Hubo más discusiones con Dundas porque deberían existir, simultáneamente, acciones secundarias que coadyuven a la principal. Finalmente se decidió que esas acciones de distracción se llevarían a cabo sincrónicamente desde Caracas y Santiago de Chile; “pero todas ellas convergentes sobre Lima, Perú”, pedía Maitland.
    Sin embargo el centro de gravedad del Plan siguió siendo, inmutable, el eje Buenos Aires, Mendoza, Chile, Perú, a pesar de que a una mirada mundana parecería que se hubiesen abierto tres frentes. Digamos que un velo y engaño para que el enemigo (España) no supiese cuál era el centro de gravedad y dónde se buscaría la decisión. Fue entonces, y de esta manera, que Maitland concibió su Plan definitivo que lleva su nombre, que es el encontró el doctor Terragno en Edimburgo en 1981, escrito de su puño y letra.
    El Plan con su redacción definitiva, finalmente fue aprobado y se sabe que fue presentado Su Majestad. Sin embargo no hay constancia de su aprobación, desaprobación, ni pedido de enmienda. Nada. Tampoco se le puede seguir el rastro porque el gobierno de Pitt cayó enseguida: febrero de 1801.
    Las proposiciones de Maitland en su Plan de Operaciones
    A diferencia de planes ofrecidos por el venezolano Miranda o el del inglés Vansittrat (aprobado, y cancelado de no muy buena gana en febrero de 1797), que resulta el más parecido al Plan Tentativo que estamos examinando, Maitland, de 42 años entonces, creía que un ataque sobre Buenos Aires o Caracas, por exitoso que fuese, no quebraría el dominio español sobre América. El sostenía que “una Expedición a Caracas desde las Indias occidentales, y una fuerza enviada a Buenos Aires podrían en verdad tender la emancipación de los Colonos Españoles en las posesiones orientales, pero el efecto de tal emancipación, aunque considerable, no podría jamás ser tenido por seguro en las más ricas posesiones hacia el occidente, y es menester observar que la única utilidad y principio por el cual los Españoles han asignado consecuencia a sus posesiones orientales es que, reteniéndolas, ellas actúan como una defensa para sus más valiosas posesiones en occidente.”
    Con la finalidad de tomar esas “valiosas posesiones”, Maitland propuso:
    1.Ganar el control de Buenos Aires. “Debería realizarse un ataque sobre Buenos Aires”. Para eso, Maitland consideró que harían falta 4.000 soldados de infantería; unos 1.500 de caballería; “con una proporción de artillería”.
    2.Tomar posiciones en Mendoza. “Subsecuentemente a la captura de Buenos Aires el objeto debería ser enviar a un cuerpo a tomar posiciones al pie de la ladera oriental de los Andes, propósito para el que la ciudad de Mendoza es indudablemente la más indicada.”
    3.Coordinar acciones con un ejército de Chili (así llama a Chile). Este otro ejército debería consistir en 3.000 soldados de infantería y 400 de caballería “con una proporción de artillería”. La mitad de la infantería debería “proceder de Inglaterra al Cabo de Buena Esperanza en barcos destinados últimamente a (…) Sudamérica”. La otra mitad debería ser “dotada por India, y proceder, cuando esté lista, directamente a la Bahía Botany”, en Australia, a los efectos de navegar luego a Sudamérica. El objetivo de tal ejército debería ser “indudablemente el Reino de Chili”. Debía atacar Valparaíso o Santiago o, “si encontrara que los Españoles se hallen en fuerza tal como para hacer que un inmediato ataque sobre Valparese o St. Iago sea imposible en el primer momento, actuar sobre el Río Biobío y fortificarse mediante una inmediata conexión con los indios.”
    4.Cruzar los Andes. “El cruce de los Andes desde Mendoza a las partes bajas de Chili es una operación de cierta dificultad (…) Aún en verano el frío es intenso; pero con tropas de cada lado cuesta suponer que nuestros soldados no pudieran seguir una ruta que ha sido adoptada desde hace mucho como el más deseable canal para importar negros al Reino de Chili.”
    5.Derrotar a los españoles y controlar Chile. El objetivo de esta etapa era “aniquilar el gobierno (español) del Reino de Chili” y convertir a ese pueblo en “un punto desde el cual podríamos dirigir nuestros esfuerzos contra las povincias más ricas”. Esta era la tarea a cumplir por las fuerzas unificadas del ejército que debía cruzar los Andes y el que llegara por mar.
    6.Proceder por mar a Perú. “Si este Plan tuviese éxito en toda su extensión, la Provincia del Perú debería quedar pronto expuesta a una captura segura.” y “últimamente nosotros podríamos extender el sistema colonial, usando la fuerza si fuere necesario.” Lo indicado era para evitar toda violencia innecesaria. “Un coup de main (en francés en el original) sobre el puerto del Calao y de la ciudad de Lima podría en verdad probablemente ser exitoso y mucha riqueza sería ganada por los captores, pero este mero éxito, a menos que fuera asistido por nuestra capacidad de mantenernos en el Reino de Perú, podría terminar últimamente excitando la aversión de los habitantes contra cualquier futura conexión, de cualquier clase, con Gran Bretaña.”
    7.Emancipar Perú. “El fin de nuestra empresa debía ser indudablemente la emancipación de Perú y Quito.”
    FIN DE ESTA PARTE
    God save the Queen!

    EL ORIGEN DE LAS DIFERENCIAS ENTRE LO EJECUTADO Y EL PLAN MAITLAND ORIGINAL


    Las necesarias diferencias entre lo planificado y lo ejecutado
    Si se comparan las instancias del Plan de Maitland para la dominación de Sudamérica con los ejecutados trece años después por el General San Martín en el Río de la Plata, se verifica que lo único que se mantiene incólume es el Concepto de la Operación que involucra a los objetivos estratégicos. El resto, lo que comprende a las operaciones tácticas, o sea el cómo, varía sustancialmente. Esto es normal en toda planificación: que una cosa es el trabajo abstracto de gabinete y otra la realidad del terreno, los hombres, las circunstancias que van saliendo como conejos tras las matas y, en este acaso, además, el tiempo transcurrido que excede a la década.
    En estas disimilitudes encontramos, por ejemplo: la composición de las fuerzas que, en lugar de ser inglesas e hindúes en lucha contra españoles peninsulares, serían nativas de ambos bandos, por lo que he llamado a la, para nosotros Guerra de la Independencia, la Primera Guerra Civil Española que se libraría en América para que se consolidara el dominio inglés. De manera que lo que se llamaría enemigo, no eran más que otros hispanoamericanos pero monárquicos, es decir pensaba distinto de los del otro bando, que llamaría, de puro audaz, republicano. Es cierto que entre los realistas había españoles peninsulares, pero por lo que se vio como resumen en la primera línea de combate, éstos siempre fue una minoría casi inexistente.
    Los nuestros seguían la bandera, símbolo de la Patria, puesta al frente de los batallones en busca del merecido ideal de Independencia para que nos dejaran construirla. Los otros, mantendrían la bandera del Rey. Pero el Rey, en aquel entonces, era una síntesis: la Bandera, la Patria, la Religión, las Instituciones coloniales y la Justicia. En pocas palabras y descarnadamente: nos matábamos entre nosotros, para que otro se alzase con el rédito.
    Nuestro drama singular es el drama de España amplificado: mientras los ingleses del Mayflower tardaron 200 años en penetrar 200 kilómetros de la costa estadounidense, la España de los Austria, en treinta años, recorrieron 24 millones de kilómetros en tierra americana, a fuerza de estoicismo, sacrificios y miles de muertes, para que los Borbones, perennes filobritánicos, recién llegados como herederos, le entregaran a la corona inglesa toda la heredad Hispanoamericana y, no conformes con esto, cuando ya no les quedaba nada por entregar ni destruir, comenzaron a hacerlo con la misma España. La última aventura borbónica (1936-1938) dejó el luctuoso saldo de un millón de muertos. Pero ellos no figuran en ningún lado como responsables de estos y otros desastres y de las miles de muertes que causaron.
    Lo mismo que terminaría ocurriendo con los efectivos militares en aquel plan, sucedería con el tren logístico para el abastecimiento y mantenimiento de las fuerzas a empeñar, el que debió ser sufragado, según la propuesta de Maitland, por el reino inglés y sus financistas de la City, y que lo terminó pagando el harapiento erario público de las incipientes Repúblicas Americanas, hasta dejarlos en estado de caquexia. Lo que a su vez sirvió de pretexto para que América Española (de Méjico a Buenos Aires), fuese obligada a tomar préstamos colosales de la City londinense: en 1829 toda la hidalga Hispanoamérica (ya en tránsito de ser África Blanca) estaba hipotecada y en cesación de pagos ante Su Graciosa Majestad. Este fue uno de los argumentos que se esgrimió para la ocupación de Malvinas: el incumplimiento de pago de las obligaciones con la casa Baring Brothers. Una mentira más: porque Inglaterra se quedaría, al final, con las Malvinas y con la cantidad nominal del dinero que nunca giró.
    Lo planificado inicialmente desde Londres por Dundas y sus secuaces era sumamente costoso, pero era posible entonces para ellos, por ser época de las vacas gordas en la isla, dado que fluía a chorros el saqueo proveniente de la India que hacía unos años había comenzado (según Digby, citado por Paul A. Barán “el tesoro extraído por los británicos de la India entre las batallas de Plassey y Waterloo, oscila entre 500 mil millones y un billón de libras esterlinas”).
    Pero finalmente la ejecución de Plan Maitland resultó sumamente económico para la corona inglesa: no aparecieron compromisos diplomáticos a nivel internacional para Gran Bretaña por sus injerencias en asuntos extranjeros, porque estaba aliada a España contra Napoleón en ese momento; no se empeñó la vida de un solo soldado, o se obligó a alma alguna que disparase un tiro; ni buque en riesgo, estragado o perdido, ni un chelín suelto fuera de la alcancía de la City a orillas del Támesis, para lograr, al cierre de las operaciones, el mismo objetivo.
    Por lo que se me ocurre decir que el Plan Maitland y el ejecutado por San Martín no son distintos: son iguales pero no congruentes; y el sanmartiniano es más económico que el de Maitland y Dundas para la conquista del mismo objetivo estratégico (para no decir que fue un regalo). Esta es la única ventaja (para Inglaterra desde luego) que visualizo, más que una diferencia.
    Que, desde luego digo, no es poca cosa, sobre todo para una Inglaterra que en 1812 ya mostraba síntomas de una economía exhausta por el bloqueo continental, con la gangrena de los hermanitos Roschild (Nathan en Londres, James en París, Salomón en Viena y Kart en Nápoles) que ellos mismo prohijaron y que con Cromwell en adelante supieron conseguir.
    Algunos por qué de las diferencias
    Otros factores influyeron para que este Plan fuese tomando el giro y dirección que finalmente adoptó al ser llevado a la práctica. Es conveniente tratarlos a ellos, aunque más no sea someramente, para que el lector tenga un panorama completo de lo que, a mi entender, realmente pasó en aquellos tiempos. Veámoslos seguidamente.
    Desde la presentación que hiciera el Mayor General Sir Thomas Maitland de su Plan Esquemático o Tentativo (al decirle esquemático o tentativo a un Plan Militar, significa que pesa sobre él cierta rigidez, y es insoportable a la dinámica de la guerra), ante el Rey Jorge III en febrero de 1801, hasta el 9 de marzo de 1812, la llegada de San Martín a las Balizas de su Majestad Británica en el Río de la Plata, habían transcurrido, sin mucho margen de error, unos 11 años y alrededor de 9 días. Tiempo que en la vida de un hombre común puede ser tenido como la intrascendencia de un suspiro, pero para las naciones en aquella Europa de principios del Siglo XIX, no. Que emulando a San Pedro me animaría decir que hubo años que parecieron un siglo. Se logra tildar a la década que va de 1801 a 1811 de dramática sin caer en ninguna exageración.
    Para sistematizar el estudio lo he separado en los siguientes acápites:
    -Situación en Gran Bretaña
    -Situación en Francia
    -Situación en el Río de la Plata e Hispanoamérica
    Pero antes de comenzar coloco como frontispicio la leyenda que dice: Se puede asegurar, en extrema síntesis, que la política europea de esta década estuvo signada por los disturbios emergentes de la llamada por el vulgo revolución francesa.
    En Gran Bretaña
    En Gran Bretaña, a poco de haber presentado Maitland su Plan bajo patrocinio de Dundas, se produce la renuncia de Pitt (1801). Aparentemente el Plan Maitland fue al archivo (que no quiere decir al olvido), porque el General Moreau había aniquilado al ejército de Austria, aliada de Inglaterra, en Hohenlinden (diciembre de 1800). Es decir a poco menos de un mes de que Maitland presentara su Plan. Como consecuencia de esta derrota se firma la Paz de Steyer y la de Luneville, que no es otra que la propuesta ampliada de la que le hiciera en 1897 Napoleón a Inglaterra y Austria en Campo Formio (en Venecia, Italia) y que fuera rechazada airosamente por los ingleses.
    Pero la verdadera derrotada en Hohenlinden fue Inglaterra, que en los años anteriores se había apoderado de Ceylán (1796), de la Colonia del Cabo, de Menorca y Malta en el Mediterráneo, de las Antillas Francesas, de la Isla de Trinidad y de gran parte de la Guyana en América. Para frenar el avance inglés se formó una coalición de neutrales, que se disolvió de la noche a la mañana después del bombardeo del Almirante Nelson a Copenhague, seguido del misterioso asesinato del Zar de Rusia, Pablo I, el inspirador de la coalición que terminó en desbandada.
    Por la Paz de Amiens (27 de marzo de 1802), firmada entre Inglaterra y Francia, se establecía que los británicos devolverían sus conquistas coloniales, excepto Ceylán y la Isla Trinidad, además de reconocer la República Francesa. Y Francia se comprometía a devolver las ciudades napolitanas y reconocía la independencia de las islas Jónicas. También renunciaba a Egipto, es decir, lo único de todo esto que realmente le interesaba a Inglaterra por ser este el camino elegido por Napoleón para la India, a la que, justamente, los ingleses la estaban saqueando sin piedad. A causa de esta prolija depredación británica en 1770 el hambre asoló a Bengala matando a un tercio de su población (Jawaharlal Nehru, El descubrimiento de la India, Bs. As. 1949).
    En reemplazo de Pitt se nombra a Addington (“tan mediocre como vanidoso”, lo describe Jaques Chastenet en su obra William Pitt), quien había sido nombrado speaker de los Comunes por el propio Pitt. De esta manera Pitt, sin estar en el gobierno, seguía haciendo sentir su influencia en los asuntos de Estado. Y esta puede ser la causa por la que no se suspendieron los estudios para capturar la América Española o parte de ella.
    En efecto, durante la permanencia de Addington encontramos dos planes que estuvieron a punto de ejecutarse (Coronel José Luis Speroni, La real dimensión de una agresión, pp. 34 y 50 y Anexo 3 en pág. 116). El presentado a fines de 1801 por Miranda, Vansittart, Sir Evan Nepean, Lord Hobert, Lord Saint Vicent y el Coronel Fullarton, con destino a ocupar Buenos Aires; operación que estaría a cargo de de Sir Charles Stewar y el Almirante Sydney Smith: la maniobra fue suspendida. Y el propuesto a mediados de 1803 como proyecto, por Vansittart, Miranda, el propio Addington, Davidson y Sir Home Popham, con destino a invadir Venezuela y cuyo ejecutor sería Miranda con el grado de General Inglés.
    Todos los involucrados que se citan en las dos ocasiones, fueron hombres profundamente conocedores de los planes ingleses sobre Hispanoamérica. Habían participado en ellos, los discutieron, reunieron y procesaron información, y habían presentado, a su vez, juntos y separadamente distintos planes, siempre guiados por iguales propósito.
    Pienso que esta última acción no pasó de proyecto, porque justamente en 1803, Francia reanuda su guerra contra Gran Bretaña, intentando los ingleses una conspiración para restablecer en el trono francés a los Borbón, sus aliados incondicionales como los Braganza en Portugal. En ella participarían varios generales de Napoleón (Pichegrú, Cadoudal y Moreau, el vencedor de Hohenlinden, fueron deportados a los Estados Unidos). Al año siguiente, el 10 de mayo de 1804, Pitt regresa a su cargo de Primer Ministro. Comienzan a correr los Cien Días del Primer Ministro.
    En esta instancia conviene anexar a lo explicitado el caso de Portugal. La independencia portuguesa en 1668, nace con la proclamación del Duque de Braganza como Juan IV, pero se consolida por la ayuda prestada por Inglaterra. Esta Casa de Braganza, de antepecho portugués y de trastienda inglesa, reinó en la vieja Lusitania hasta 1855, continuada desde allí por la rama Sajonia-Coburgo-Braganza hasta 1926. En Brasil los Braganza permanecieron de 1822 a 1889.
    En 1661, el rey inglés Carlos II, se compromete a ayudar a los portugueses, y al casarse con la Infanta Catalina, Portugal se convierte en un protectorado inglés. A partir del tratado de Methuen (1702) pasa a ser una colonia económica.
    Es ampliamente conocida la hostilidad de Portugal contra las posesiones del Virreinato del Río de la Plata. Agresiones que fueron continuadas e incrementadas luego de la declaración de nuestra independencia. Es decir: al revés de lo que debía esperarse. Todas ellas respondieron a los intereses ingleses en la región. Tanto es así que la primera invasión inglesa a territorios del Río de la Plata, llevada a cabo en 1762 al mando del Almirante MacNamara, fue anglo-portuguesa, detenida y desmantelada por don Pedro de Ceballos en la Colonia del Sacramento.
    De manera que el lector podrá ver que en toda acción portuguesa sobre el Río de la Plata, asoma la rubicunda nariz británica. Un ejemplo, rápido, sencillo y elocuente: Caseros.
    En la Francia Napoleónica
    En el continente europeo, destruida la Primera Coalición contra Francia, el Directorio tenía un solo rival de importancia: Inglaterra. Ella se resistía invariablemente a toda acción que estuviese dirigida a romper la estabilidad europea determinada en Utrecht, simplemente porque Inglaterra fue la principal recipiendaria de aquel tratado humillante para España, y primer escalón de los Borbón en la demolición del formidable Imperio que fuera la admiración del Mundo. Pero Francia, por su lado, insistía en el viejo asunto de sus fronteras naturales, porque ya era una causa nacional: las intervenciones en Suiza y los Estados Pontificios es una prueba de ello.
    En las campañas de 1789 los franceses tomaron Malta y tras vencer corridamente a los Mamelucos ocuparon Egipto. El ingreso de Turquía a la contienda por la presión británica, detiene este avance. Y formada la Segunda Coalición; Napoleón se ve obligado a replegarse, firmando poco después la Capitulación de Alejandría.
    En la política doméstica francesa, Napoleón obtiene el Consulado Vitalicio, después de un plebiscito convocado por el Consejo de Estado (1802). Se acentúa la centralización del poder al eliminarse la influencia de la Asamblea Legislativa y del Tribunado. En adelante el Cónsul Vitalicio, el Consejo de Estado y el Senado serían los cuerpos básicos de la República Francesa. Sin embargo es el período donde Napoleón llevó a cabo su enorme obra legislativa y de gobierno (Código Civil, Banco de Francia, Universidad, etc.).
    Al año siguiente, ante una nueva guerra con Inglaterra, las convulsiones internas, el poder que va adquiriendo el Cónsul Vitalicio, y convocado el pueblo francés a otra consulta, Napoleón es elegido en forma plebiscitaria como Emperador. El 18 de mayo el Senado confirmó la dignidad imperial con el nombre de Napoleón I. Fue consagrado como tal el 2 de diciembre de 1804 por Pío VII (Gregorio Bernabé Luis Chiaramonti, Papa de 1800 a 1823) en París. El Emperador pasó a centralizar todos los poderes al modo de los reyes del antiguo estado, depuesto en 1789.
    El progreso económico y la estabilidad lograda por el nuevo régimen francés, comienza a hacerse sentir en toda Europa, particularmente en España que le había cedido (1803) la Lousiana. Por esto Inglaterra ve complicados sus asuntos y busca una alianza con Rusia, que culmina con el acuerdo militar de San Petersburgo el 2 de abril de 1805. En verdad Rusia es el camino más corto a la India donde tiene puesto los ojos Napoleón para poner a Inglaterra de rodillas (porque le cortaba la fuente de financiamiento proveniente del saqueo que estaban realizando en la India).
    Con este acuerdo con los rusos, Inglaterra le cierra el paso a los franceses. “Napoleón –dice E. Tarlé- no cesó jamás de pensar en la India, desde la campaña de Egipto”, y “en 1789 esta idea se unía a Egipto; en 1801 a la repentina amistad (de Napoleón) con el zar (Pablo I).”
    La guerra se desarrollaría en dos Teatros de Operaciones: uno marítimo, donde la flota inglesa al mando de Nelson derrota a la flota franco española en Trafalgar el 21 de octubre de 1805. El otro es terrestre, que resulta favorable a Napoleón, quien arrasa con los integrantes de la Coalición en Austerlitz el 2 de diciembre de 1805. La noticia derrumba el ánimo y la salud de Pitt: acosado por la gota y debilitado por la continua e intolerable tensión, se suicida degollándose el 22 de enero de 1806 en su habitación.
    El 25 se firma la Paz de Presburgo y se restablece la hegemonía francesa en la Centro Europa. Ahora el dominio del continente europeo es completo y el añorado equilibrio de poder imaginado por los ingleses, que tanto los favorecía, se desmorona. Pero Inglaterra más que nunca es la dueña absoluta de los mares, una invencible talasocracia. Y Francia es, más que nunca, una tremenda potencia continental que tiene a Europa en un puño.
    Ha llegado la hora de la tercera estrategia: el bloqueo continental (decreto de Berlín del 21 de noviembre de 1806), que pone a Inglaterra con el agua al cuello. En el primer semestre de 1808 las exportaciones británicas habían descendido un 60% (Jacques Godechot, Europa y América en la época napoleónica). La industria sufrió una contracción letal. Se colmaron los depósitos de mercaderías sin salida y muchos empresarios vendían a pérdida. Creció vertiginosamente el desempleo, absorbido parcialmente por la guerra con los EE. UU. de 1812: un invento sin duda alguna (una versión antigua del New Deal de Roosevelt). Porque Inglaterra, dueña de todos los mares del Planeta, pretendía que toda nave que transitara por los piélagos debía tocar un puerto inglés y pagar un impuesto. Las tensiones sociales en Gran Bretaña, derivadas del bloqueo, entraron en peligrosa ebullición.
    En el Río de la Plata y en Hispanoamérca
    En el Río de la Plata
    No cansaré al lector repitiendo las gloriosas jornadas de Buenos Aires en 1806 y 1807, por considerarlas suficientemente conocidas. Sólo me limitaré a extraer las enseñanzas que de ellas se pudieron obtener y que afectaron seriamente al Plan Mitland tal cual lo concibió su autor.
    Después de las victorias de Jena y Auerstädt (14 de octubre de 1806) quedó probado que, por ahora, Napoleón era invencible en el continente. Y “una cosa por fin parecía cierta –dice William W. Kaufmann-. El gobierno inglés había decidido abandonar el continente, de modo de dedicar sus energías a las empresas coloniales” (La política británica y la independencia de América Latina).
    Por eso y pesando en contra de su decisión los dos fracasos en Buenos Aires (en realidad fue uno solo llevado a cabo en dos fases), los británicos montaron una tercera expedición que pusieron a cargo de Sir Arthur Wellesley (futuro Duque de Wellington), con 10.000 hombres estacionados en Cork, al sur de Irlanda, que deberían unirse a otros 5.000 acantonados en Cádiz al mando del General Brent Spencer, para juntos marchar sobre Méjico, mientras una fracción tomaría Buenos Aires. Esta expedición había sido ideada por Lord Castlereagh (ex Presidente de la Junta de Contralor), con la ayuda del ya Lord Melville (Dundas). La idea era promover en toda Hispanoamérica la constitución de gobiernos independientes “bajo nuestra protección y en conexión con nosotros”.
    Los sucesos acaecidos el 2 de mayo en Madrid, inicio de sublevación española contra Napoleón, hacen que Wellesley pida que envíen esas tropas a Gibraltar para ayudar a la insurrección y, luego de esto, seguir con rumbo a Sudamérica. Pero el 1° de julio, Wellesley envía un segundo memorando en donde propone llevar adelante dos proyectos alternativos en caso de que rebelión tuviese éxito: encaminar la tropa a las Antillas para desde allí accionar sobre Méjico, y luego dividir los efectivos enviando 10.077 hombres a Buenos Aires y el resto hacia las Antillas como refuerzo y ante la posibilidad de accionar sobre Venezuela. Sin embargo las situaciones en Portugal y España evolucionaron desfavorablemente a los ojos de la conducción inglesa, por lo que se decide postergar el envío de tropas a América.
    Finalmente las intenciones británicas tomarían el giro que comienza a hacerse visible a partir del 1° de mayo de 1807, en donde se concibe un nuevo enfoque sobre la cuestión Sudamericana, que es la resultante de tomar conocimiento de la derrota en el Plata. Esta tendencia se patentiza aún más a partir de septiembre de 1807: de la acción directa para la dominación parcial (los puertos y sus hinterland), se piensa en la acción indirecta para la dominación total. Este concepto, que entonces no se llamaba imperialismo, es el que predominó por muchos años, reportando pingüe beneficio a Inglaterra. Para Ferns (Gran Bretaña y Argentina en el Siglo XIX), el memorial se septiembre es la base de una centuria y media de política británica en Sudamérica.
    “Yo estoy fuertemente persuadido –dice Clastlereagh- de que la política que ahora estamos desarrollando (la acción directa) no nos va a producir beneficios comerciales ni políticos, ni aún con la intervención de los grandes recursos militares enviados a Buenos Aires”. “La causa del fracaso de Beresford en 1806 –sigue diciendo- fue política y no militar, por no haber incitado a una independencia que nos diera los beneficios comerciales. Las tentativas militares de Inglaterra sólo consiguieron que el pueblo de todas las clases sociales se ponga contra nosotros.” “Por eso –aconsejaba Castleraegh- debemos actuar de manera acorde con los sentimientos del pueblo sudamericano (…) acerquémonos a ellos como comerciantes (…) dar energía a sus impulsos localistas para conseguir derogar las prohibiciones contra nuestro comercio.” (José M. Rosa, Cisneros se fue, los ingleses se quedaron para siempre, suelto aparecido en el diario Mayoría).
    En Hispanoamérica
    Revisamos los diversos pronunciamientos revolucionarios en la América Española: Charcas, 25 de mayo de 1809; La Paz, 16 de julio de 1809; Quito, 10 de agosto de 1809; Caracas, 19 de abril de 1810; Buenos Aires, 25 de mayo de 1810; Bogotá, 10 de julio de 1810; Santiago de Chile, 18 de septiembre de 1810; Dolores, 10 de septiembre de 1810; Grito de Asencio, 18 de febrero de 1811 y Asunción, 14 de mayo de 1811.
    Resumiendo: 5 insurgencias en el Río de la Plata; 2 en Colombia; 1 en Chile; 1 en Venezuela y 1 en Méjico. Todas ellas a su vez, y actuando bajo el paraguas de la “Libertad y la Independencia” eran, en el fondo, secesionistas, por lo que la balcanización de Hispanoamérica estuvo signada desde el primer día tras el primer grito. No podía ser de otra manera porque era la idea de Castleraegh (y de Wellesley también): “un continente dividido en varias naciones formalmente independientes e incorporadas a una economía mundial, dirigida desde Inglaterra.” Es decir: más o menos como estamos ahora. Así que a no asombrarse.
    Cuando hablaba de aquellas rebeliones, quería decir que, en 1 año, 11 meses y 19 días se produjeron en América española la mayoría de los movimientos independentistas, algunos exitosos, otros signados por el fracaso. Pero, en general, todos son 8 meses y 9 días posteriores al desembarco de Wellington en Mondego, Portugal. No hay ninguno anterior, con excepción del alzamiento de José Gabriel Tupac Amarú (con ayuda británica también, La Rebelión de José G. Tupac Amarú, Colección de Obras y Documentos, Tomo VII, de Pedro de Angelis), que no puede ser tenido en cuenta en este segmento de tiempo y por ello resulta extemporáneo. ¿Solamente una coincidencia? No sé. Pero es como si el desembarco inglés en la Península Ibérica hubiese desatado un enorme paquete que se tenía guardado por aquí y preparado de tiempo atrás.
    Sin embargo, para aventar la idea de una casualidad en el lector desprevenido, le pido que observe lo siguiente: el 12 de julio de 1808 Wellesley (luego Duque de Wellington, entonces el Teniente General más joven del escalafón inglés), parte de Cork (sur de Irlanda) con una fuerza expedicionaria de 10.000 hombres, configurando posteriormente, una de las líneas de la invasión inglesa sobre España y Portugal en manos de Napoleón. Simultáneamente otro cuerpo de 5.000 hombres a las órdenes de los Generales Anstruther y Acland, salió a reunirse con el anterior, embarcándose respectivamente en Ramsgate y Harwich.
    El General Spencer había traído 5.000 hombres estacionados hasta entonces en Egipto y Sicilia, y desde allí a Gibraltar. Había Spencer ofrecido a la Junta de Cádiz sus servicios, pero, no siendo aceptada su proposición, recibió órdenes de Wellesley de que fuese a incorporársele, desembarcando también en la Bahía de Mondego.
    Entre el 15 y 25 de julio Wellesley se adelanta a la escuadra y celebra una entrevista con la Junta Suprema de Galicia para que apoye su desembarco en el Ferrol. La Junta gallega se niega y le aconseja que lo haga en algún puerto de Portugal por la animadversión que mostraba el pueblo hacia los ingleses. El 1° de agosto hecha pie a tierra en Mondego (bahía próxima a Porto Figueira), y configura la cabecera de desembarco. Entre el 1° y el 8 de agosto le alcanzan las noticias del triunfo de Bailén. Entonces el 9 marcha sobre Lisboa acompañado de Spencer y llega a Leira (en la carretera a Oporto), etc.
    Si se comparan los progresos de Wellesley en la Península se verá cómo progresaron sincronizadamente los movimientos libertadores en Hispanoamérica. Más aún: el 18 de junio de 1815 Napoleón era derrotado por Wellesley en Waterloo; el 22 firmaba su segunda abdicación; el 2 de agosto los aliados firmaban su destierro y el 9 partía para Santa Elena para no regresar nunca más. La Humanidad marchaba hacia un Nuevo Orden Mundial que desembocaría en la Pax Británica (1815-1915) y el Old Colonial Sistem.
    En Buenos Aires se conocería esta noticia a fines de octubre o principios de noviembre de 1815. Cuatro meses después, el 24 de marzo de 1816, comenzaba a sesionar el Congreso de Tucumán y el 9 de julio de 1816 declaraba nuestra Independencia bajo la férula del Secretario Francisco Narciso de Laprida, antiguo masón de la logia lautarina Ejército de los Andes (sanmartiniana), junto con Rudecindo Alvarado, Toribio de Luzuriaga, Jerónimo Espejo y otras docenas de individuos. Además San Martín, residente en Mendoza, era Gobernador de Cuyo y había mandado como representante al hermano Godoy Cruz, que decían era sacerdote católico, quien lo mantenía al tanto de todas las intrigas (las tejidas por los otros y las que tejía él con su Gobernador Intendente).
    Por otra parte está probado que todas las logias masónicas desde Dolores (Méjico) hasta el Río de la Plata (instaladas como consecuencia del Tratado de Utrecht de 1717 en adelante), tenían sus matrices en Irlanda, Inglaterra y los EE. UU. y respondían a las directivas de aquellos Orientes.
    Conclusión
    Por todo lo expuesto precedentemente, resulta impensable que el Plan Meitland, redactado entre fines de 1799 y buena parte de 1800, fuera aplicable textualmente a una situación existente en 1811, cuando aún faltaban cuatro años para Waterloo. En consecuencia el banco de cerebros al servicio del ente para estatal Compañía de Indias Orientales, y la corona británica propiamente dicha, debieron seguir adecuando este Plan a las contingencias de la situación, pero sin olvidar ni desechar los objetivos estratégicos fijados por el autor.
    Por otra parte vemos, en los planes posteriores al de Maitland, ciertas similitudes al de él que me hacen pensar que el Plan Maitland no debió ser tan secreto como es de imaginarse. Por lo menos para aquellos hombres puestos en este trabajo de arrebatar lo ajeno. Además en 1811 el General Maitland estaba vivo y le faltaban 13 años para morirse; de servicio en Ceyland desde hacía cinco años, y casi con seguridad debió ser un elemento de consulta permanente por vía correo. Desconozco si existe un epistolario de Maitland. Pero si existiese, su contenido sería muy valioso para ver cómo fue evolucionando su Plan con el tiempo y todos estos acontecimientos.
    La llegada de San Martín a Londres es contingente con la llegada de Maitland de Ceylan. ¿Acaso es esta otra casualidad? El doctor Terragno, por ejemplo, cree que sí. Lo que me hace dudar, porque arriban al mismo puerto el autor del Plan con el que creo fue su ejecutor y que partiría en días más. No podía haber dilaciones, porque la situación de la Revolución de Mayo en el Noroeste se estaba tornando insostenible y por ello a punto de fracasar. Si esto ocurría, habría que barajar y dar de nuevo. Las acciones de los jacobinos Castelli y Monteagudo habían hecho caer a la causa en el más completo descrédito. El pueblo no los acompañaba.
    Al llegar a Londres una junta de notables lo habría impuesto de la situación,
    le darían a conocer el Plan en detalle, le asignarían su misión y le tomarían
    juramento de muerte. Los detalles que seguramente surgirían debieron
    ser tratados en forma particular con Maitland y debatidos con la junta.
    Todo este trámite demandó cuatro meses.
    LAS AMISTADES INGLESAS
    EN EL ANALISIS DEL PLAN
    (¿Una rosca fenomenal, asociación ilícita o banda delictiva?)


    El escudo de Gran Bretaña flanqueado por la bandera idolatrada.
    El estudio sobre las amistades inglesas
    Para hacer más claro y didáctico este estudio sobre las amistades sanmartinianas en Inglaterra, antes y después de su llegada al Río de la Plata, lo he dividido en tres partes, a saber:
    - Los enlaces Peninsulares
    - Los vínculos londinenses
    - Las relaciones británicas en Sudamérica
    - Los lazos masónicos
    Dejo de lado en esta oportunidad lo que ya hiciera, a modo de adelanto en el primero de estos artículos, donde he citado una puñado de Oficiales Superiores, Jefes, Oficiales, Unidades y Subunidades que tomaron parte en las invasiones inglesas a Buenos Aires en 1806 y 1807 y que, con razonable certeza, al pasar a la Península, debieron ser conocidos por San Martín durante la llamada por los españoles Guerra de la Independencia. Me aboco entonces al estudio (como elementos de consulta el lector puede ampliar estos acápites en Juan Bautista Sesean, San Martín y la tercera invasión inglesa, Cap. IX, pp. 103 y ss., y en el doctor Rodolfo H. Terragno Op. cit.).
    Los enlaces peninsulares
    James Duff (más tarde cuarto Conde de Fife)
    Este escocés (y masón, como casi todos los que formaron los elencos gubernativos que hemos visto, incluidos el rey Jorge III y su hijo Jorge IV), jugó un papel relevante en dos direcciones: la primera, que conjeturo no debió ser muy difícil: el convencer a San Martín para que formase parte como ejecutor del Plan ya completamente remozado por los acontecimientos sucedidos en la década 1801-1811; y, la segunda, que se me ocurre mucho más difícil: convencer al Príncipe Regente, y luego al Primer Ministro inglés y a sus allegados imbuidos de la idea, por cuanto habían trabajado en ella por años, que el hombre, el elegido para ejecutar el Plan dormido desde 1801 a una distancia de 12.000 Km, debía ser San Martín y no otro. En extrema síntesis: sería pensar que el Plan Maitland se llevaría a la práctica por un español americano, o como muchos autores lo han dicho lisa y llanamente, un español, que es más lo adecuado, por cuanto el nacimiento de San Martín en América fue completamente accidental, y él mismo se encargó de demostrar que así era y no de otra forma. No me diga el lector que esta maquinación, a simple vista y siendo un lego, no tiene el viso de ser cabalmente descabellada. Sin embargo todo indica que las cosas ocurrieron así.
    En consecuencia no está de más señalar ya dos cosas: el alto peso específico que debió tener Duff en Londres para que se aceptase su propuesta (aunque desconozco con cuántos reparos, que evidentemente después se disiparon, por serles el sujeto antepuesto completamente desconocido, aunque sus referentes, incluido Wellington operando en España, gozasen de excelentes conceptos en el Parlamento y la Corte), y cuáles fueron las dotes que este ducho británico vio en San Martín para que resultase el candidato elegido, dado que su foja de servicios lo hace un militar del más completo término medio.
    Muchos biógrafos de San Martín fueron militares contemporáneos nuestros. Gente ilustrada, honesta y bien intencionada. Sin embargo ninguno, siendo de la profesión, ha reparado en este detalle significativo. San Martín llegó al Río de la Plata llevando en la mochila lo que se llamaba la Escuela de Regimiento. No se conocen sus estudios superiores en el arte de la guerra, o de haber revistado por cierto tiempo en algún Estado Mayor donde, aunque más no sea a los golpes, pudo aprender algo sobre su funcionamiento. Que no es nada del otro mundo, pero que tiene sus bemoles, como es el caso concreto del funcionamiento de la logística.
    Pero la Escuela de Regimiento era la que manejaba la Táctica Inferior. No digo la Táctica Superior que ya tiene cierta complejidad y le da algún vuelo, aunque de perdiz, al individuo. ¿Acaso escogieron a un hombre, entre cientos que habría de igual medianía, que nunca pudo pasar de lo más rudimentario de la milicia: ser un ejecutor, para que maneje un Plan Estratégico en un Subcontinente? Sin desmerecer a nadie digo, que es como pensar que un enfermero pasó, por arte de birlibirloque, a Director de un Hospital; que un mecánico por adacadabra se transformó en Ingeniero Jefe; o que un albañil devino en Arquitecto que construirá una torre de 60 pisos. No. Evidentemente en este asunto hay cosas que no encajan, si no se explican a través de la masonería, la única capaz de hacer en aquellos tiempos, y hoy mismo, travesuras como estas.
    “Una explicación para este asombroso abandono de lealtad de parte de un soldado que había jurado fidelidad a España –dice sorprendido el historiador inglés J. C. Metford-, es que San Martín fue impulsado al movimiento independentista hispanoamericano por simpatizantes británicos, y que fue reclutado merced a James Duff.” Como se ve no soy en único que se pasma por este entresijo.
    De cualquier forma es un hecho que Duff, un británico que estaba al servicio de España de antes de la iniciación de la guerra peninsular (1808), y que seguramente haría tareas de espionaje, fue quien ayudó a San Martín para salir de España vía Gibraltar, con un pasaporte a Londres y un lugar en un buque de guerra surto en la rada para su rápido traslado. Fue también Duff quien le dio las cartas de presentación y letras de crédito que, según los historiadores, el prócer no habría usado.
    Años más tarde, cuando San Martín regresó a Inglaterra (1824), fue este Duff quien lo recibió, lo alojó por unos días en Duff House, ciudad de Banff (unos 50 Km al norte de Aberdeen), al norte de Escocia, e hizo que se lo nombrase ciudadano honorable de Banff. Título que en realidad no nos dice nada, si es que no sabemos que a este título se lo otorgaron a personalidades como Canning unos doce años antes.
    Duff tenía estrecha relación desde su infancia con el Príncipe Regente, Jorge IV (el padre de éste, Jorge III, había sido declarado demente en 1810 y moriría así 10 años después). En España Duff había trabado buenas relaciones con el General Wellesley (enseguida Lord Wellington) quien fuera “consultado en diversas oportunidades por los ministros de Su Majestad –dice el doctor Terragno-, sobre todo por Lord Castlereagh, acerca de los modos de atacar las posesiones coloniales de España. Hay más de un memorial de Wellesley sobre la materia”, a partir de 1806, agrego de puro metido. Con un ejemplo se verá mejor la injerencia de este individuo en la materia: el 12 de noviembre de 1806 parte Craufurd de Cork. Al embarcarse el Regimiento 88°, componente de la última expedición, lo despide el Comandante de la Región, el recientemente ascendido General Wellesley, con una arenga que concluía diciendo: “Pluguiera a Dios que también fuera yo con ustedes” (Carlos Roberts, Las invasiones inglesas del Río de la Plata (18-06-1807), pág. 188).
    Por otro lado Duff estaba vinculado a Jefes y Oficiales británicos que habían participado activamente en los planes para separar Hispanoamérica de España. Sin ir muy lejos, su hermano, el general Sir Alexander Duff, había comandado el Regimiento 88° durante la ocupación a Buenos Aires en 1806. Otro amigo de Duff desde la niñez, Sir Samuel Ford Whittingham, había tomado parte del segundo intento de tomar Buenos Aires (1807).
    Samuel Ford Whittingham (después Sir)
    Participó en la Batalla de Bailén junto con San Martín (derrota del General Dupont, el 20 de julio de 1808 y capitulación el 23; la fuerza expedicionaria inglesa aún no había desembarcado en la Península; lo haría recién el 1° de agosto en la Bahía de Mondego, cerca de Puerto Figheira, Portugal a la espera del General Spencer que venía de Cádiz). Veinte días después, el 11 de agosto, la Junta de Sevilla, por intermedio de su presidente, don Francisco de Saavedra puso en conocimiento de ambos que habían sido ascendidos al grado inmediato superior: Whittingham a Coronel y San Martín a Teniente Coronel (José P. Otero Y Mitre no especifican el arma; Terragno dice que de Caballería). Un poco más adelante, en el mes de septiembre, estando estos dos Jefes en Madrid, se les otorgó la medalla que se mandó a acuñar para premiar a los vencedores.
    Por estos dos hechos, el ascenso y la medalla, el General Marqués de Coupigny le hizo llegar una esquela a San Martín felicitándolo (Archivo de San Martín, Tomo I, pág. 111). De su lectura surge, y al parecer, que tanto los ascensos y la medalla que recibieron, no fueron entregados a estos dos por una acción personal y heroica, brillante o decisiva ocurrida en la acción de Bailén, sino que fue concedida como premio a todos los que participaron en ella, de General a soldado, hecho que se condice más con el júbilo por el triunfo que exuda la Gaceta Ministerial de Sevilla de fecha 23 de julio. Además quede claro que una medalla no es una condecoración. Es como una constancia de que en tal o cual hecho de armas estuvo presente. Pues bien: San Martín, por Bailén solamente recibió (no obtuvo que es distinto) una medalla de la Junta sevillana.
    Dicen los historiadores que Bailén reviste una importancia tal que sin ella Wellesley nunca hubiese llegado a ser el Duque de Wellington. Es posible, porque Wellington se movería desde Mondego y en el resto de la campaña, con una lentitud tal que resulta sumamente sospechosa, si es que nos atenemos a su personalidad. Nadie, como siempre, ha explicado esto.
    Dice Mitre que San Martín como Capitán revistaba en el Regimiento de Voluntarios de Campo Mayor y como tal combatió en Bailén. Pero el español Carlos Mendoza (Las Batallas del Siglo XIX, Tomo I, pág. 176) asegura que el R. Voluntarios de Campo Mayor pertenecía a la reserva del Orden de Batalla del General en Jefe Francisco Javier Castaños (enseguida Conde de Bailén), juntamente con el R. Valencia, Tiradores de África, Granaderos de la Guardia Real, Provinciales de Zaragoza, Burgos y Cantabria; Caballería del Príncipe, Pavía y Sagunto, un Escuadrón de Carmona, Carabineros del Reino, 150 suizos, zapadores y una pieza de artillería. En esta acción no fue necesaria la intervención de la reserva, por lo que se puede decir que el R. de Infantería Ligera Voluntarios de Campo Mayor no combatió. Digo entonces, y en consecuencia, que San Martín tampoco. Estuvieron, nada más, bajo el solazo andaluz de julio que casi los mata.
    Sin embargo, José Pacífico Otero (Historia del Libertador don José de San Martín, Tomo I, Cap. VII, pp. 134 a 136), dice que Mitre estaba equivocado (y de hecho el español Mendoza también), porque San Martín habría combatido con el grado de Capitán en el Regimiento de Caballería de Borbón, de destacada actuación en la batalla, y perteneciente a la División del General Coupigny. Acto seguido agrega Otero que esto “está sobradamente fundado”, pero no dice una palabra de dónde lo sacó para cimentarse, así como que San Martín fue “actor de primera fila en este hecho de armas” (la toma de las Alturas de Bailén). Pero esto último ya es de propia cosecha: porque no se anima a decir que “está sobradamente probado”, como en el caso anterior, ni mucho menos de dónde lo obtuvo. Y si el maestro Jauretche decía que Julio Jorge Nelson era la viuda de Gardel, yo digo que José Pacífico Otero era la viuda de San Martín. Única forma de explicar las cosas que dice y los pensamientos que tiene. Otero es el hombre que pensaba demasiado.
    Como sobre esto se pueden escribir una media docena más de versiones, solamente me atrevo a decir, siempre muy humildemente ante tanta enjundia, que no alcanzo a comprender cómo un Capitán antiguo de la Infantería (en la copia de su Legajo Personal -Archivo Militar de Segovia-, figura hasta el 31 de diciembre de 1804 como Capitán Segundo recién ascendido, con 15 años, 9 meses y 10 días de antigüedad en esa arma), de la noche a la mañana aparece como Capitán de Caballería manejando un escuadrón en primera línea. Sin embargo soy de los que cree en los milagros. Aquí tiene uno para que se entretenga el lector matando el tedio con los amigos con una garnacha dominguera. Pero como puedo quedarme corto, para que no se aburran les mando un nuevo prodigio: a fines de 1804 era Capitán recién ascendido en España; en agosto de 1808, Teniente Coronel y, al llegar al Río de la Plata (1812), en meses Coronel y trascartón General. Un verdadero meteorito militar. En España no había podido pasar de Teniente Coronel.
    Whittingham, que casi lo he olvidado, integró la fuerza comandada por Craufurd que llegó a Montevideo en junio de 1807, ciudad que había sido capturada por su tocayo, Samuel Auchmuty. En la tentativa por recuperar Buenos Aires fue ayudante del General Whitelocke. Tras este fracaso volvió a Inglaterra. De allí pasó a España para encontrarse a fines de julio en Bailén. ¿Cómo habrá hecho este pie ligero? Es que Bailén está muy cerca de Cádiz; y Cádiz se encuentra, paredón de por medio, unida a Gibraltar; Gibraltar es inglesa; y Whittingham era inglés.
    William Carr Beresford (después elevado a la dignidad de Lord)
    Fue prisionero de los criollos después de la Reconquista de Buenos Aires. Se escapó con la ayuda de Saturnino Rodríguez Peña y del Altoperuano (antes se les decía así a los bolivianos) Aniceto Padilla. Fuga que, por la cantidad de evadidos de Luján (no piense el lector que fue el escape de cuatro o cinco malhechores; no, fueron cientos), nunca fue debidamente explicada y creo firmemente que la lista de implicados debió ser tan grande como la de los evadidos.
    El hermano de Saturnino, Nicolás Rodríguez Peña, se convertiría en el amigo de San Martín en el Plata (San Martín en su primer testamento lo nombra como “el señor Peña”). Por esta causa don Saturnino, masón desde sus mocedades (iniciado en Cuba, antro formidable de la masonería española y americana desde los tiempos de Washington -junto con el venezolano Francisco de Miranda y el francés Lafayette- en Saratoga y, por supuesto al servicio de Su Majestad Británica), recibiría una asignación del General Whitelocke y una pensión perpetua de Su Majestad Británica. Inglaterra jamás olvida a los cachorritos que con su lengua le lustran los zapatos. Y en estas playas Inglaterra ha tenido jaurías de cachorritos y otro tanto de cachorrazos, capaces de matar a la madre enferma de artritis y en el día del cumpleaños.
    El 16 de mayo de 1811, tanto San Martín como Duff tomarían parte de la batalla de Albuera a las órdenes de Beresford. Un mes más tarde, Beresford condujo el segundo sitio de Badajoz, y otra vez la casualidad los encontró juntos a los tres. Pero esta fue la última acción en que participó San Martín en la guerra peninsular: se retiró inmediatamente el sábado 14 de septiembre de 1811, embarcándose en el buque inglés que lo llevaría a Londres.
    Cuando San Martín abandona España se habían cumplido cuatro años de guerra y su situación era de entera desolación. “Devorábanse –dice Lafuente-, y aún se disputaban los tronchos de berza y aun las yerbas que en los tiempos comunes ni si quiera se daban a los animales. Hormigueaban los pobres por las calles, plazas y caminos, y eran pobres hasta los que ocupaban puestos decentes y empleados regulares del Estado. La miseria se veía retratada en los rostros; en el interior de las familias antes acomodadas pasaban escenas dolorosas que partían las entrañas; en las calles se veían andar como ahilados y a veces caer desfallecidos niños, mujeres, hombres. La capital misma presentaba un aspecto acaso más horrible que cualquiera otra población, y un escritor afirma haber sido tal la mortandad, que desde septiembre de 1811 (la fecha que estamos tratando) hasta julio de 1812 (San Martín ya de novio en Buenos Aires bailando el Minué en la Casa de los Escalada y con la Lautaro caminando), se enterraron en Madrid unos 20.000 cadáveres. Secuelas inevitables de las guerras son estas plagas: el hambre, la peste, sin que pueda decirse que los progresos de los tiempos hayan hecho imposible su reparación, antes bien, dada la centralización de los capitales, de la industria y el comercio, han de resentirse todavía más fácilmente los pueblos que cuando estaban mejor repartidas dichas profesiones y maneras de vivir.” Para completar el cuadro dantesco que ofrecía España en ese momento véanse las Memorias de un setentón, de don Mesoneros Romanos.
    En estas condiciones deja San Martín a la España paralítica que le había dado todo lo que en ese momento él era. En este ambiente de catástrofe deja San Martín a doña Gregoria Matorras, su madre, también paralítica y postrada por la enfermedad, la que le había dado la vida, con la única compañía de su hermana Helena (su segunda madre) completamente desvalida. Ni siquiera se despidió de ellas o les dejó algunas letras de las que le había dado Duff para que sobrenaden en aquella desgracia. Nada. Prefirió devolverlas en Londres. Al poco tiempo moriría doña Gregoria. ¿Le habrá interesado la muerte de su madre? No sé. Porque la muerte de España le interesó bien poco y es posible que haya rezado para que ocurra. Nunca más volvería a España. Como jamás volvería a pisar la tierra donde se meció su cuna: el Río de la Plata.
    Este hombre, “el Templario de la Masonería” como lo llama Jean Lombard (La cara oculta de la historia moderna), ¿acaso alguna vez habrá amado a alguien o querido algo? No digo una persona. No. Pero tal vez un perro, quizá un gato, a lo mejor un osito de peluche o un par de alpargatas. Porque mujeres no. Eso si que no. En 70 años, estuvo casado 12; de los 12 permaneció con su mujer 2 años y medio, y Remedios se murió en la quinta de San Isidro sin verlo ni llamarlo. Don Arturo Capdevila, siempre indulgente decía que había un epistolario entre estos esposos cursado en esos últimos días. Nunca lo mostraron arguyendo que son papeles privados de familia. Y digo: mejor así, que no lo muestren. Cuente el lector los años que mencioné antes si tiene dudas: es un trabajo interesante ¿Y el resto? Porque mire el lector que es largo el tirón para andarlo al tranco y descalzo. ¿Cómo habrá hecho? Como a esto no lo entiendo no digo ni agrego nada más. Aunque ganas no me faltan y piolín para este barrilete tengo de sobra. Pero no. Mi abuela decía que debía ser juicioso y me daba a leer la vida de los santos. Y me hermano, que es peronacho del ’45, siempre me lo recuerda. Les voy a hacer caso en esta ocasión.
    Robert Craufurd
    Este Craufurd fue colega de Maitland en el Parlamento. Peleó en España desde 1809 hasta 1812. Antes había participado en la invasión de Buenos Aires.
    Sir David Baird
    Luchó en la India en el mismo tiempo que Maitland. Participó en la primera invasión de Buenos Aires al mando de una brigada. Luego formó parte del ejército inglés que enfrentó a Napoleón en España.
    Sir Charles Stuart
    Diplomático británico amigo personal de Duff que prestaba servicios en España. Fue quien le otorgó el pasaporte a San Martín en 1811. Era, junto con Beresford, miembro de la regencia portuguesa.
    Los vínculos londinenses
    George Canning
    Como se recordará se lo llamaba “El heredero de Dundas”. El había jugado un papel protagónico en todo el proyecto oficial relativo a Hispanoamérica. Duff estaba vinculado a él. Recordamos que este personaje recibió en 1812 (poco después de la partida al Río de la Plata en la fragata que, precisamente, se llamaba George Canning), el título de ciudadano honorario de Banff, la pequeña ciudad del norte escocés que, en realidad era, un feudo de los Duff. Es decir, el mismo título que recibiría 12 años más tarde San Martín al regresar a Gran Bretaña.
    En el año que nos ocupa, 1811, Canning era miembro del Parlamento desde 1794 y consejero privado de la Corona junto con Maitland. Once años antes, cuando Maitland escribió su Plan, Canning, amigo personal de Dundas, era miembro de la Junta de Contralor. Canning fue uno de los más fervorosos partidarios de la independencia de Hispanoamérica (considerada por él esencial para el interés británico). Finalmente Canning fue Canciller entre 1807 y 1809 por recomendación de Wellesley.
    Lord Castlereagh
    Fue presidente de la Junta de Contralos (1802-1806) y secretario de Estado de Guerra y Colonias (1807-1809). Castlereagh coincidía con Dundas acerca del modo de llevar a cabo un ataque sobre Sudamérica. En una carta al propio Dundas (entonces Primer Lord del Almirantazgo con el nombre de Melville), Castlereagh le confesaba en 1808: “la cuestión de separar a las Provincias Hispanoamericanas de España, que por tanto tiempo ha ocupado vuestra mente (…) nunca ha cesado de ser el objeto de mi más ferviente atención.” En otra ocasión, Castlereagh había escrito: “La liberación de Hispanoamérica debe ser alcanzada a través del deseo y los esfuerzos de sus habitantes, pero el cambio sólo podrá operarse bajo la protección y con el apoyo de una fuerza auxiliadora británica.”
    Robert Saunders Dundas
    Segundo Vizconde de Melville. Dundas (su padre), murió el 28 de mayo de 1811, pocos meses antes de la llegada de San Martín a Londres. Su único hijo, Robert Saunders, había sido secretario privado de su padre entre 1749 y 1801, incluyendo el período cuando Maitland le presentó su Plan a Dundas. Por otra parte, en ese mismo período Robert Saunders había sido colega de su padre y del propio Maitland en el Parlamento. Los tres eran escoceses. Robert fue masón como Duff. En 1811, Robert Saunders Dundas era presidente de la Junta de Contralor: un puesto para el cual había sido nombrado el 6 de abril de 1807 y, otra vez, el 13 de noviembre de 1809.
    Sir Home Riggs Popham
    Popham y Beresford –superior de San Martín en la Península- habían lanzado el ataque sobre el Río de la Plata en 1806. Popham estaba en Londres en 1811 y había asesorado al gobierno británico más estrechamente vinculado a Miranda.
    Thomas A. Cochrane (más adelante Conde de Dundoland)
    En 1806 ayudó a Miranda en las Indias Occidentales, cuando el venezolano (perpetuo consultor del gobierno británico) planeaba su fallido desembarco en Venezuela. Como Maitland, Cochrane era escocés, marino, miembro del Parlamento (desde 1806) y hombre interesado en la expansión de Inglaterra. Un pariente de Maitland, sir Frederick Lewis Maitland, fue enviado en 1809 en auxilio de Cochrane que libraba una batalla decisiva contra la flota napoleónica en Aix. El mismo Maitland había servido anteriormente bajo las órdenes de George Duff, pariente del amigo de San Martín.
    En 1817, después de que San Martín tomara el control sobre Chile, envió a José Álvarez Condarco a Londres, a fin de contratar un jefe para la flota que debía llevar al ejército libertador a Perú. Álvarez Condarco contrató a Cochane.
    Sir John Coxe Hippisley
    El hombre que le pidió a Maitland que elaborase un plan para tomar Sudamérica. En 1811 Hippisley era miembro del Parlamento.
    Sir Thomas Maitland
    Cuando San Martín llega a Londres en calidad de “desertor-autorizado-fugitivo-acreditado” (en verdad no sé cómo llamar a la situación de don José Francisco), Maitland lo hace tras cinco años de servicios como Teniente General y Comandante en Jefe de Ceyland. Digo: una feliz coincidencia, que la suerte (Su Graciosa Majestad o Satanás) haya podido reunir en el mismo lugar a dos hombres tan singulares en esta historia. ¡Pero, qué casualidad! Maitland retenía el cargo de Consejero Privado de la Corona para el cual había sido designado el 8 de abril de 1807, es decir, poco antes de partir para Ceyland (hoy República de Sri Lanka, isla al SE de la India).
    Las relacionesd británicas en Sudamérica
    Aún después de dejar Inglaterra, pero antes de iniciar su campaña continental, es probable que San Martín haya recibido y expedido información relativa a la actualización de los planes británicos sobre Hispanoamércica. En Tucumán, tenía por médico al doctor William Colisberry, natural de Filadelfia, en el estado de Pensinvania, Estados Unidos de América (Damián Hudson, Revista de Buenos Aires, Tomo IX, pág. 189), que lo acompañó a Córdoba donde fue a dar por su misteriosa dolencia aparecida sorpresivamente en el invierno de 1814 (J. M. Paz, Memorias), y de allí siguió al prócer a Mendoza donde se radicó hasta 1838. En Córdoba San Martín conoció a otro inglés, James Paroissien, quien sería su Ayudante de Campo y a quien haría General peruano.
    Ya en el Ejército de los Andes, el Libertador contó además con los servicios del General William Miller, un masón de fuste que intervino en las invasiones inglesas y que luego había peleado en la Península Ibérica bajo el mando directo de Wellington hasta por lo menos 1814, año en que abandonó España para reaparecer en Chile nueve años después. Este Miller, después biógrafo de San Martín en Inglaterra, fue el comandante de la Infantería de Marina que actuó a las órdenes de Cochrane.
    Hablando de Cochrane, recuerdo que todos los comandantes de la escuadra sanmartiniana fueron súbditos ingleses: Willinson, que había estado prestando servicios en el ejército de la Compañía de Indias Orientales, era el Capitán del navío San Martín. Igualmente el Capitán Robert Foster tenía a cargo el Independencia. El Capitán Guise comandaba el Valdivia; el Subteniente J. Topoker mandaba en el Galvarino; el Subteniente T. Sackeville Crosbie era responsable del O’Higgins; Casey dirigía el Chacabuco; el Subteniente Carter disponía en el Araucano; Young gobernaba el Montezuma; Cobbet encaminaba el Potrillo; el Subteniente James Esconde estaba a cargo del Valdivia. El Comisario y Juez de la flota era el Sobregargo Henry Dean.
    Hago dos aclaraciones antes de seguir; la primera: todos estos buques pertenecían a la Compañía de Indias Orientales y fueron rebautizados con estos nombres al llegar a Santiago de Chile, y la segunda: todos los oficiales que he citado también pertenecían al ejército de este fabuloso ente paraestatal. Es decir que esta fase del Plan Maitland, el traslado hasta el Perú, se cumplió tal cual lo había previsto su creador en aquel lejano año de 1801.
    En Buenos Aires, San Martín so pretexto de una visita a su familia, se mantuvo en contacto con el Comodoro William Bowles, Comandante en Jefe de la Estación Sudamericana de la Armada Real, a quien el Libertador confió sus planes y problemas. En una de estas conversaciones San Martín sugirió a Bowles que Gran Bretaña enviase buques de guerra a la costa peruana, a fin de ejercer una oportuna intimidación, al tiempo que el Ejército Libertador avanzaba por tierra, con la promesa de la apertura de los puertos peruanos al comercio inglés.
    En 1818, San Martín gestionó a través de Bowlws la mediación de Gran Bretaña en la lucha de las antiguas colonias contra España. Fue así que convenció a O’Higgins para dirigir, en su condición de Jefe del Estado Chileno, una carta con este motivo al Príncipe Regente (después Jorge IV de Inglaterra). El propio Libertador dirigió una carta de similar tenor a Castlereagh (12 de enero de 1818). Por lo demás, San Martín informó a Bowles que el agente del gobierno chileno en Londres, Antonio José de Irisarri, estaba facultado para ofrecer a Gran Bretaña la cesión de la isla Chiloé y el Puerto de Valdivia, así como una sustancial reducción de derechos para todos los buques británicos durante 30 años, a cambio de la asistencia militar. San Martín agregó que un Príncipe de la familia real británica sería bienvenido como monarca sudamericano, a condición de que la monarquía a establecer fuere de orden constitucional.
    San Martín también mantuvo contactos con John Parish Robertson, un escocés llegado “por casualidad” durante las invasiones inglesas y que después se supo era agente secreto del Foreing Office. San Martín invitó a este inglés a que presenciara el combate de San Lorenzo (3 de febrero de 1813); la descripción que hace J. P. Otero sobre este hecho es altamente patética (op. cit. Tomo I, Cap. XI, pp. 219 y ss.), sin embargo nadie a reparado en ello. Más adelante y por disposición del prócer Parish Robertson sería el representante del Perú en Londres, para la gestión de un préstamo en el que intervino San Martín -1824 (ya residente en la isla en su “ostracismo”), mientras Rivadavia (según los historiadores enemigo acérrimo del prócer), hacía lo mismo pero para el Río de la Plata; ante la Casa Baring Brothers, una filial junto con la Hullet Brothers de la Banca Rothschild. De manera que tenemos por aquí: a San Martín y su mortal enemigo Rivadavia, juntos en la empresa de endeudar a las nacientes repúblicas sudamericanas. Un dato más: por este préstamo el Perú fue la primera de todas las naciones endeudadas que entró en cesación de pagos (hoy los lacayos del imperialismo lo llamarían “default” y al pago leonino de la usura “compromisos impostergables de la nación”). En plena guerra contra el Imperio del Brasil, Argentina debió vender (1826) sus dos mejores buques de guerra para pagar una de las cuotas contraídas “por el más grande hombre –según Mitre- de la tierra de los argentinos”, que naturalmente era Rivadavia.
    Años después de la Gesta Libertadora, el Libertador le confió a su hermano Justo (entonces Coronel del Ejército Español, de una trayectoria muy parecida a la de nuestro prócer al lado de los ingleses, pero muy cerca de Wellington) que “de no haber sido por los esfuerzos del gobierno británico él no habría podido hacer lo que hizo en Sudamérica.”
    Me quedan pendientes Los lazos masónicos.Pero la verdad es que llegando hasta aquí me cansé. Por lo que suplico me aguanten hasta la próxima.


    LAS AMISTADES INGLESAS
    EN EL ANALISIS DEL PLAN
    (¿Una rosca fenomenal, asociación ilícita o banda delictiva?)


    ¡Shhh! Si la Espada y el Puñal están cruzados sobre el Delta y la Biblia (versión hereje de Douay), indican que el Supremo Consejo está sesionando. La fotografía pertenece a la que nuestra prensa venal llaman “prestigiosa” Revista Life de febrero de 1957.
    LOS ENLACES MASÓNICOS
    “No olvidar nunca que cuando es preciso unir estrechamente, mejor dicho, regimentar elementos populares que no pueden subordinarse a un régimen enteramente militar, por tratarse de personas que por su condición civil no pertenecen a ninguna fuerza armada, donde la disciplina es la base principal, no hay ni puede existir una organización más perfecta que la ofrecida por la Masonería.”
    Antonio R. Zúñiga, La Logia Lautaro, Instrucciones de Francisco de Miranda a la Lautaro, Cap. X, pág. 151, Ed. Strach, Bs. As. 1922.
    Advertencia al lector
    Recuerdo al lector que esta parte, con el subtitulado Los enlaces masónicos, había quedado pendiente al final del Plan Maitland III que les enviara no hace mucho. Y advertido que fue esto, me aboco al tema sin más exordio, antes de que se vayan las ganas mías y las del lector también.
    La masonería operativa y la masonería filosófica
    No creo necesario comenzar esto de los enlaces masónicos historiando a la Masonería como lo han hecho unos cuantos autores. Soy un convencido de que la mayoría de los lectores tienen una idea más o menos formada sobre la secta satánica. Podrá haber, no lo niego, quienes inocentemente no sepan de qué se trata. Pues bien, a ellos los aliento diciéndoles que, a nivel mundial, se han escrito alrededor de 12.000 libros sobre este tema escabroso. De ellos, no menos del 70% hablan y comentan fundamentadamente en su contra, otros no tanto; y alrededor de un 30% de aquel conjunto los defiende, al hacerlos parecer inofensivos gatitos de talla, como aquel de Corrientes 3411, segundo piso ascensor, no hay portero ni vecinos (el lugar era un cotorro) hecho de porcelana para que le maúlle al amor, según el viejo tango de meta y ponga.
    A partir del 24 de junio (equinoccio –iguales noches- de invierno en el hemisferio sur y de verano en el Boreal, hoy celebrado como Día de la Masonería Universal), de 1717 se produce una escisión en la Masonería. Mejor dicho: desaparecería una y nacería otra, o bien que de las dos hicieron una que es lo más probable. Recuerdo que por aquel entonces habían sido vencidos definitivamente los Estuardos
    La que lentamente se esfumaría en los vapores matinales de principios del Siglo XVIII, es la masonería llamada operativa, constructiva o corporativa, formada por los gremios de operarios, talladores, canteros y auténticos constructores, que sufrieron infiltraciones póstumas de los que se llamaron masones aceptados. Y tal nombre les viene porque no eran albañiles o picapedreros, sino médicos, abogados, militares, maestros, jueces, burgueses enriquecidos, sibaritas feminoides devenidos en intelectuales, sujetos provenientes de la nobleza, etc.
    La que nacería en aquella fecha, bajo la protección del rey Jorge II de Inglaterra y la presidencia del médico calvinista y refugiado francés Teófilo Désaguliers (predicador de la corte), es la masonería invocada como doctrinaria, filosófica o especulativa: que es la que hoy en día no existe rincón del Planeta que no la padezca. Francisco de Miranda al organizar sus logias llamaba a esta masonería como política. De cualquier manera el origen de la secta es incierto y muy difícil de probar (Diccionario Enciclopédico de la Masonería, Bs. As. 1947).
    Dice Juan Caprile (en Revista Civilita Católica, 1957 y 1958) que “ambas masonerías son, por lo tanto, dos organismos diversos, nada afines con sus objetos, si bien análogos en sus reglamentos y en su organización.”
    Aunque en verdad parecería ser que la fecha de su aparición formal fue en 1723, cuando el Pastor Presbiteriano Jaime Anderson redactó su primera Constitución (Book of constitutions), ampliada y reformada en 1738 y 1746. Pero por otro lado el Diccionario Enciclopédico Abreviado de la Masonería, afirma que “la reforma radical de la masonería moderna se operó en 1641. En tal fecha deja su objetivo material y primitivo y toma el carácter teórico y científico en lugar del manual y práctico, recibiendo a los masones aceptados. El alquimista (astrólogo y anticuario) Elías Ashmole es uno de ellos, admitido en 1646 en la Logia Warrington de Edimburgo.”
    Anterior a esta Constitución el rey calvinista Guillermo III había modificado los estatutos, y luego en 1720 se destruyeron todos los documentos de la masonería estuardista, con el fin de eliminar todo rastro de catolicismo y todo vestigio de romanismo, que hasta entonces había sido lo preponderante en la secta. Fue así como, fusionando todas las logias inglesas (cuatro en total) se fundó la Gran Logia de Inglaterra con asiento en Londres en tiempos de Jorge IV.
    En el año 1650, Elías Ashmole era quien manejaba las logias rosacrucianas organizadas en Londres, y sus adeptos se reunían en los mismos locales que los masones. Su objetivo principal era “construir el Templo de Slomón, templo ideal de las ciencias”. Estos conventículos estaban, a su vez, fuertemente emparentados con los Hermanos Bohemios. Y dicen que fue Ashmole quien ideó las ceremonias de los grados iniciáticos (en 1641, 1648 y 1649), que son los tres primeros grados masónicos modernos (la llamada Craft Masonery o Masonería Azul); y fue quien escribió los rituales de ellos que son, con pequeñas diferencias, los utilizados en la actualidad.
    Rosacruces fueron Martín Lutero y René Descartes, por ejemplo: así lo atestiguan los anillos de sello que ellos usaban con todos los símbolos de los Rosacruz. Así que Lutero, aparte del problema con la monjita Catalina Bora (muy rica en oro la religiosa; buen ojo el de don Martín), que después solucionó casándose con ella para dejarse de andar siempre más turbado que el día anterior, también por las noches golpeaba la vela y usaba el mandil en el tabernáculo inventado por los ingleses. Lo que se dice una bellecita. Pero de allí a decir que luterano tiene una parte de lútero y otra del ano, no. Eso no me consta. Más aún: me parece una grosería de un mal educado como decía mi tía Clarisa que me daba clases de castellano.
    En la Inglaterra de nuestros días, la Masonería esta amparada por una ley especial del Parlamento, como Sociedad Secreta, y no sólo es patrocinada por los nobles del reino y la cáfila de turiferarios que la sirven desde adentro y desde afuera del reino, sino que hasta la soberana es patrona de la Institución Real Masónica para Niños. El heredero al trono, el Príncipe de Gales es, a su vez, Gran Maestre de la Gran Logia de Inglaterra y Gran Patrono de la Orden.
    La dispersión de las filiales por Europa
    Sea como fuere, lo cierto es que, por lo que después se vio, la masonería inglesa comenzó a moverse por el resto de los países de Europa a partir de las fechas que van de 1717 a 1723. Felipe, duque de Wharton de sexo dudoso, célebre por su impiedad y libertinaje, fue elegido Gran Maestre de la Logia de Inglaterra en 1722. Bajos sus auspicios actuaron Anderson y Désaguliers. En 1720 eran 25 las logias fundadas; en 1725 ya llevaban 50, y en 1737 el Príncipe de Gales pertenecía a la Orden (digamos que como ahora). Al mismo tiempo la Gran Logia de Inglaterra creó sus filiales en forma casi simultáneas en: Irlanda, España, Portugal, Bélgica, Alemania, Holanda, Suiza, Dinamarca, Suecia, Rusia, Polonia, Italia, Estados Unidos, India y Africa.
    Observe el lector que, en los países donde la Gran Logia creó sus filiales, fueron colonias descubiertas y saquedas sin conmiseración (caso de Irlanda, la India y África, por ejemplo), o encubiertas (caso de Portugal y España) de Inglaterra; aliados (el caso de Rusia, Polonia, Suecia e Italia) para la guerra; o naciones que tuvieron que ver con el famoso equilibrio europeo que inventaron los británicos para justificar sus agresiones; o bien que su posición geopolítica las hacía indispensables a los fines de la dominación inglesa en el continente (casos de Bélgica, Holanda y Dinamarca). Porque geopolíticamente hablando los Países Bajos son a Europa lo que Israel es a la Media Luna de las Tierras Fértiles. Quien tenga estos puntos, maneja el resto con solo mover un dedo. Funcionan en la tierra como los estrechos en el mar. Por eso el Señor de Israel, que de geopolítica sabía un montón, le dio a sus preferidos esas tierras y no el Líbano, Siria o el Irán, por ejemplo.
    De manera que los primeros pasos que dio la masonería fuera de Inglaterra fue como poderosa herramienta de dominación disfrazada de filantrópica y otras mojigangas. De forma tal que la Gran Logia de Inglaterra y la Tercera Orden de la Iglesia Anglicana vinieron a ser, y antes que todos, la columna vertebral del Imperio Británico. Y las dos organizaciones fueron y son manejadas por Su Majestad, para que nadie se equivoque. Hoy por doña Isabel II, casi momificada la pobre y martirizada por artritis reumatoidea, que aparentemente la usan para los desfiles, el protocolo y las estampillas. Mire don lector: en la Mancomunidad Británica no hay un solo cabello que se caiga de alguna cabeza, ni brizna de pasto que se corte, que no esté autorizado por ella. Es muy sencillo esto.
    Aparece la voz de los Papas
    A veinte años de haber sido fundada oficialmente la secta masónica en Londres, el Papa Clemente XII, en su encíclica In eminenti del 28 de abril de 1738, condenó y prohibió para siempre a las sociedades masónicas, como “perniciosas para la seguridad de los estados y la salvación de las almas”; fulminando contra ellas la excomunión mayor, y ordenando a los obispos que procediesen contra sus adeptos como si se tratase de verdaderos herejes, “enemigos de la seguridad pública”, pues “corrompen los corazones de los hombres sencillos y los traspasan con dardos envenenados (…) Después de haber reflexionado con madurez y de haber adquirido en este punto una completa certeza –agrega el Papa-, hemos decidido, por justos y razonables motivos, condenar y prohibir las dichas sociedades, reuniones y asociaciones constituidas con el nombre de francmasonería o con cualquier otra denominación.”
    Bajo las afectadas apariencias de una natural probidad que se exige a los masones y con la cual se contentan –dice inclemente Clemente XII-, han establecido ciertas leyes y estatutos que atan mutuamente; pero como el crimen se descubre por sí mismo, estas reuniones se han hecho sospechosas para los fieles. Y si todo hombre honrado considera el hecho de estar afiliado a ellas, como un signo inequívoco de perversión (…) Si sus principios fuesen puros no buscarían con tanto cuidado la sombra y el misterio.”
    En verdad, lo que hizo Clemente XII, fue asociarse al clamor de los reinos y de sus pueblos. En efecto: antes que él, la masonería había sido prohibida y perseguida en Holanda (1735, un año después de su establecimiento en aquel reino), en Hamburgo, Suecia y Ginebra, también en 1735. Las logias de Zurich, Berna, España, Portugal, Italia y Polonia fueron clausuradas después de aparecida la bula pontificia. A las que se asociaron poco después Baviera, Rusia, Austria y Turquía. Benedicto XIV también la condenó en 1748, es decir 13 años después.
    Aparecen las 24 condenas papales por falta de una
    En 1935 la prohibió el IIIer. Reich en Alemania; en 1936, Mussolini en Italia, y en 1939 Francisco Franco en España (emitiendo uno de los mejores documentos que existen contra los satanistas). Cabe destacar que las prohibiciones en Alemania e Italia fueron seguidas de violentos allanamientos donde se encontró valiosa información, como por ejemplo planes futuros que la masonería estaba resuelta desatar en distintas naciones (concretamente el caso España de 1936 a 1938), también se explicaban muchos hechos del pasado. El fruto de estos allanamientos fue publicado en millones de ejemplares en versiones en alemán y en italiano. Dicen que hubo ejemplares en castellano traducidos en España. Sin embargo no ha sobrevivido ninguno ni como copia, lo que ya prueba dos cosas: que evidentemente decían la verdad y que los hermanos fueron muy prolijos para hacerlos desaparecer.
    Los Pontífices que condenaron a la masonería fueron: Gregorio XVI (1832), Pío IX (en 1846, 1849, 1854, 1859, 1862, 1864, dos veces en 1865, 1869, 1873, 1875 y 1876), León XIII (una serie de documentos que van de 1878 a 1903, 1884, San Pío X (1911); la Congregación del Santo Oficio (1884); el Concilio Plenario Americano (1889); el Código de Derecho Canónico (Canones 684 y 2335 de 1918); Pío XI (1931 y 1932), etc.
    De toda esta cascada de condenas por más de 197 años, no cabe duda que el documento más claro y que pinta a la masonería tal cual es, ha sido la encíclica Humanum Genus del Papa León XIII, del 20 de abril de 1884. Nadie, absolutamente nadie puede decir, a partir de la Humanum Genus, que fue engañado por la masonería o que no sabía de qué se trataba. Y hoy en día tiene tanta vigencia como hace 113 años. El dolor de los hermanos tripuntes es que la Humanum Genus es, sencillamente irrebatible. Prometo hacer, pronto, un comentario de ella.
    Para terminar con este acápite debo agregar, obligadamente, la íntima conexión entre el comunismo (desaparecido sólo formalmente) condenado por Pío XI, el socialismo marxista y el comunismo (en su versiones leninista, trotskista y enseguida estalinista: todos judíos y todos masones, incluido el Patriarca Marx que era rabino además), condenados por Pío IX y León XIII, que hicieron su irrupción en la historia en 1846 y que se hallan estrechamente vinculados, como lo anunció León XIII y lo confirmó Pío XI, con el filosofismo, el liberalismo económico (obra cumbre del racionalismo Iluminista, con sus dos brazos; uno ejecutor: el capitalismo, y el otro dominador: el imperialismo), y la masonería del Siglo XVIII.
    La masonería es una verdadera antigualla
    Este dicho es un caballito de batalla que anda suelto con el apero bien cinchado, sin bozal ni nada que lo sujete. Como no me voy a poner a rebatir aquí semejante sandez, reproduciré lo que sigue, que nunca fue desmentido ni rebatido hasta el día de hoy: “Nada se ha modificado en la legislación de la Iglesia con respecto a la masonería. Los cánones 684 y 2335 se hallan en pleno vigor hoy como ayer. Su bandera de aconfesionalidad, neutralidad y concordia universal, conduce naturalmente a la indiferencia religiosa, es una bandera anticatólica y niega el primado absoluto que se debe dar a la verdad en todos los dominios, especialmente en religión. Los binomios “católico-masón” (traducido a nuestra jerga actual sería funcionario) “católico-comunista” (que debe leerse como progre) son una burla para nosotros que no queremos contaminaciones y que sabemos que no haya nada en el mundo que sea más grande que un cristiano verdadero, sin adjetivos sin aditamentos (cuidado católicos carismáticos, por ejemplo). La Iglesia posee un contenido doctrinal divino que es la revelación de Dios. Sobre tales elementos no pueden existir componendas de ninguna clase (precaución iglesia clandestina de Quilmes) sino tan solo una fidelidad absoluta, una noble y gloriosa intransigencia sobre lo que es verdad divina y conformidad de vida en la revelación (Bergagoglio me parece que te están llamando). Sólo la verdad nos hará libres, no los compromisos ni los hibridismos que deshonran a la razón y que son, además, una ofensa para nuestra fe” (Monseñor Mariano Cordovani, Maestro del Sacro Palacio, en L’Osservatore Romano del 19 de marzo de 1950).
    La Masonería Inglesa: una herramienta fenomenal
    Cuando Inglaterra desembarca en la Península Ibérica ocupada por Napoleón, quedó atada de pies y manos, respecto de sus ambiciosos planes para separar a España de sus posesiones ultramarinas. Simplemente porque como aliada de España no podía aparecer ante la comunidad europea, aunque en un segundo plano, alentando, favoreciendo o provocando la independencia Hispanoamericana. Si lo hubiese hecho tal vez perdería a todos sus aliados en la lucha contra el Gran Corso y el bloqueo continental se prolongaría indefinidamente. Por otra parte la situación social en la isla, que se acarreaba desde 1790, estaba en 1808 en su punto más álgido (expectativas de vida de un pobre: 25 años; de un rico 50), al extremo de que algunos autores sostienen que se estuvo muy cerca de producirse en Londres una segunda Revolución Francesa. Entonces, ¿qué hacer? ¿Acaso estudiar lo que se venía delineado desde 1780 y llevado a la práctica en 1805, 1806 y 1807? Evidentemente no.
    La otra alternativa era dejar en el congelador los planes e ideas pergeñadas hasta que soplasen mejores vientos, entre ellos el Plan Maitland. Sin embargo la guerra, iniciada en Portugal primero y en España después por la invasión napoleónica, amenazaba con ser muy larga, como efectivamente se verificó, por lo que esperar su finalización era otro desatino. A este cuadro siniestro habría de sumársele la presión ejercida sobre la corona por los financistas (usureros) de la City londinense y de los sectores asociados a ellos: los de la producción (entonces deudores morosos de la usura) imposibilitados de vender sus manufacturas (fabricadas a destajo por el maquinismo), se encontraban en situación de quebranto económico ¿Entonces Inglaterra se vio en un callejón si salida? Así hubiese ocurrido de no contar Inglaterra con la más formidable herramienta jamás inventada: la masonería.A ella se le encomendó esta tarea. Tan silenciosa como eficiente.
    La masonería, amparada como hoy mismo, en inofensivas ideas de libertad, igualdad y fraternidad, portadora de ideas supranacionales, disfrazado su matiz extra nacional con mil caras, derramada a los cuatro vientos, sin fronteras que la sujeten, censuren o frenen, enemiga acérrima de las ideas de patria y de la religión, luchadora incansable contra las tradiciones de los pueblos, dirigida por cien cabezas (pero que respondían a una sola), y amparada por el más estricto secreto, era el instrumento ideal para prestar asistencia indirecta a los revolucionarios hispanoamericanos. Esto no debió pasar inadvertido a los masones británicos, entre los cuales figuraba a la cabeza, el Príncipe Jorge (Regente por la locura de su padre desde 1810 hasta 1820 y después rey hasta 1830), quien fue el primero, a pesar de ser un tarambana, en manifestar su desacuerdo sobre que Gran Bretaña diese su apoyo formal a las insurrecciones en América Española.
    Este Príncipe, el primogénito de Jorge III, luego rey Jorge IV hasta 1830 como acabo de decir, había sido iniciado en la secta satánica en 1787 en la Logia Príncipe de Gales cuando tenía 25 añitos de edad. En 1811 era Gran Maestre de la Moderna Masonería Constitucional Inglesa. Su juventud fue borrascosa y a pesar de llevar una vida prostibularia y de lobizón por las noches, se casó en secreto con una viuda más vieja que la achicoria y a pesar de ser católica: Fitz-Herbert, con la condición de que le pagase todas las deudas que tenía colgadas en las gancheras de las tabernas, bodegones y casas de lenocinio. En 1795, mejorando la puntería, se casó con su joven prima Carolina de Brunswik, que tenía más dinero que la añeja primera esposa, la que también hubo de saldar las deudas del calabacín trotacalles.
    Por su parte Duff (solterón de sexo dudoso como todos los que rodearon a San Martín, incluido Wellington que hizo con Catalina Pakenham -1806 en Londres- lo mismo que hiciera el Libertador con Remedios-1812 en Buenos Aires-), el íntimo amigo de San Martín en España y luego en Escocia, fue iniciado en la secta en 1802. A su regreso a la isla fue nombrado Maestro de Culto y en 1814 recibió el cargo de Gran Maestre Encargado de la Gran Logia de Escocia, domiciliada en Edimburgo, cuyo Gran Maestre era, precisamente el Príncipe Regente.
    La Masonería Mirandista
    Para obtener los objetivos independentistas, de apariencia libertaria (exotérica) y de fondo británicos (esotérico), que se había propuesto Francisco de Miranda (1750-1816), venezolano por nacimiento y General inglés por convencimiento, ninguno de los ritos masónicos existentes, podía ofrecerle mayores ventajas que el llamado entonces Rito Moderno Francés al cual se hallaba afiliado desde 1796, presentado por María José Marqués de La Fayette (1757-1834) el mejor discípulo en Francia del fundador del Iluminismo, Adam Weishaupt (1743-1830), los cuales tres, como se ve fueron, prácticamente, contemporáneos.
    Dicho rito masónico consta de cinco grados: tres son simbólicos, aprendiz, compañero y maestro; y dos grados superiores o dogmáticos, Rosa Cruz y Caballero Kadosch.
    Miranda instituyó en la casona de Graften Street, Fitzroy Square, número 26, de Londres, una logia de este tipo a la que denominó Lautaro. Poco tiempo después instituyó otras dos que se denominaron Caballeros Racionales y Gran Reunión Americana. Muchos autores masones y no masones, han considerado a estos tres conventículos como uno sólo, armando un embrollo fenomenal. Pero no fue así. Los tres nombres o títulos se correspondían con tres talleres bien diferenciados, que fue el trípode sobre el que se asentó la Gran Logia Regional Americana, que era todo un Gran Oriente, dependiente de la Gran Logia de Inglaterra.

    La Fayette, Washington y Miranda. Tres hombres aparentemente diferentes y un solo corazón: Falta Adam Weishaupt que lamentablemente no aparece retratado.

    En ocasión de la fundación de la Lautaro, Miranda contó con la decidida colaboración de: Saturnino Rodríguez Peña, del sacerdote Servando Teresa Mier, Santiago Mariño, Benito Lizárraga, Olavide, Pozo, Sucre, Lord Mellville (Henry Dundas), Duff, conde de Fiffe, Sir Home Popham, Sir David Bair y otros ingleses que pertenecían de antaño a la masonería británica. Como se puede observar la logia quedaba automáticamente enlazada con los masones del gobierno de Pitt (que también lo era, como su padre que sirvió a los reyes Jorge II y III, ambos de larga trayectoria masónica), y con la virulenta masonería escocesa a través de Duff, el gran amigo de San Martín en España y luego al iniciar su ostracismo voluntario en la isla.
    La Lautaro hace que aparezca la pata de la sota
    Respecto origen del nombre Lautaro los autores de los más diversos pelajes, incluidos los masones siempre traviesos, se han echado a volar con su imaginación peregrina. Pero casi todos convergen, con pequeñas diferencias, en que se dio este nombre en memoria del cacique araucano Lautaro inmolado en 1553, tiempos de la Conquista del Reino de Chile por Valdivia, y que fuera inmortalizado en la bella poesía romancera por don Alonso de Ercilia y Zúñiga. Recordamos de paso que este indígena había sido paje de Valdivia hasta la batalla de Tucapel en que es muerto el jefe castellano, y fue entonces cuando Lautaro se pasó al bando contrario donde, entre otros, militaba el célebre Caupolicán, que también es de leyenda.
    Sin embargo el historiador don Vicente F. López (masón como su padre), al referirse a la Lautaro afirmó que “el nombre de Lautaro no fue un título ocasional sacado al acaso de la leyenda araucana (…) sino una palabra intencionadamente masónica y simbólica, cuyo significado específico no era Guerra a España sino Expedición por Chile, secreto que sólo se revelaba a los iniciados al tiempo de jurar el compromiso de adherirse y consagrarse a ese fin” (Historia Argentina, Tomo IV, pág. 270).
    Pero el Director de la Biblioteca de la Masonería en Buenos Aires, don Antonio R. Zúñiga, hace con estas palabras de López una deducción acertada para su tiempo: “Hay en tal afirmación un error –dice Zúñiga, masón irredento-. San Martín tomó el nombre de Lautaro de la logia fundada por Miranda, como O’Higgins lo hizo a su vez de la logia de Buenos Aires; y siendo ello así, mal podía entonces el general Miranda saber, en 1806, que San Martín llevaría a cabo, años más tarde, la expedición a Chile” (La logia Lautaro y la Independencia de América, Cap. II, pág. 37, Bs. As. 1922).
    Bien: ¿qué tenemos por aquí? Primeramente que O’Higgins conocía el nombre Lautaro desde Londres, donde vio fundar la logia a Miranda y sabemos que fue una de sus manos derechas. Seguidamente que en 1922, Zúñiga no sabía lo del Plan Maitland que descubriría el doctor Terragno en 1981. Pero, evidentemente algo conocía don Vicente F. López que llegó a ser Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo Grado 33 del Escocismo (título que compartió con personajes como Sarmiento, Leandro N. Alem, general Agustín P. Justo, generales Julio Argentino y Rudecindo Roca, Joaquín V. González y unos 35 más que tengo contados hasta ahora). Pero Zúñiga, que evidentemente no comía vidrio, dice que “le ha llamado la atención” este hecho (lo que dice López) y más adelante agrega, completamente extrañado, que Lautaro “constituía una palabra registrada en el ritual del primer grado”, donde comienza a sospechar, para finalizar diciendo: “puede muy bien haber tenido asimismo (la palabra Lautaro), otras aplicaciones que nosotros no conocemos” ¿Qué me dice lector que se ha quedado callado? ¿Acaso no es sorprendente que ni los mismos masones puedan desentrañar a los masones?
    En la página siguiente vemos el local donde funcionaba el Templo de la Logia Lautaro de Buenos Aires. Se encontraba ubicada en calle de la Barranca (hoy Balcarce antes de llegar a Venezuela). Hubo serios intentos de conservarla como Patrimonio Histórico Nacional. Digamos a nivel de la Casa de Tucumán o del Cabildo porteño. Una fría mañana la sorprendió reducida a cascotes por la pica inclemente y el martillo pilón. Los fascistas seguramente. Fue una gran pena.
    Entonces, ¿qué significaba la palabra Lautaro? Evidentemente del indígena, los masones, anglófilos de la primera hora, deslumbrados como los bichos por la luces de Londres, ni se acordaron. Entonces, ¿cómo sería este puchero? Si en lugar de Lautaro leemos L:A:U:T:A:R:O, como un anagrama, se pueden formar hasta 20 epígrafes, que justamente los tengo a mano, pero no los transcribiré, porque la mayoría carece de sentido. Solamente 6 de ellos me convencieron y uno sólo por sobre ellos y que es como sigue: Logia Aceptada y Unida en Talleres para la América Regenerada en la O (recuerdo de paso que esta figura O, no es la letra “o” sino un círculo –el mundo, el universalismo- es el emblema masónico por excelencia; los lautarinos firmaban en la parte posterior de su correspondencia –O-; -OO- y –OOO-, que da los grados de confidencialidad y urgencia en la comunicación de hermano a hermano o entre talleres). Puede ser, sin embargo, que Lautaro fuese ya dos cosas: un anagrama y que además revelara el PlanMaitland: el camino es por Chile, como lo dice don Vicente Fidel López, que de esto sabía más que todos los masones juntos. Por este motivo se agregó la palabra en el juramento del PrimerGrado, como queriendo decir que viniendo la orden desde Inglaterra (sede de la matriz lautarina), todo el mundo masónico se debería poner a trabajar por el objetivo trasandino sin dilaciones.
    Entre Cádiz y Buenos Aires
    Como ya lo he dicho, en 1807 reinaba en Inglaterra Jorge III, medio loco pero rey al fin; lo acompañaba su Ministerio de los Talentos, integrado por: Lord Grenville como Primer Ministro; Charles James Fox a cargo del Foreing Office; William Windham (discípulo de Edmund Burke y funcionario del primer gobierno de Pitt) en la cartera de Guerra; Lord Howick (más conocido como Earl Grey) un admirador de Fox; Lord Sidmouth (cuyo nombre era Henry Addington, responsable de la Paz de Amiens); Tom Grenville, hermano del Primer Ministro y Lord Holland, sobrino de Fox. Era esta una ensalada de whig (liberales) y tories (conservadores), hasta ayer irreconciliable y entonces unido por las maravillas que hace la masonería.
    En ese año de 1807, Miranda, mandado por estos Talentos ingleses que eran los que le pagaban, como en los tiempos de Pitt (y el libertador venezolano se quedaba con los vueltos), desembarcó en Gibraltar. De allí pasó el paredón que hace de frontera y entró en Cádiz (ciudad muy vinculada con las invasiones inglesas a Buenos Aires de 1806 y 1807, pero que nunca se la nombra), para establecer una logia en ese puerto español (aparte de las fundadas por Cagliostro unos años antes). Un autor masónico ha dicho que “para pertenecer a la Lautaro se debía ser masón necesariamente”. Y mire don lector: todo indica que debió ser así; yo no me voy a desgañitar explicando lo contrario.
    Dice Mitre que a principios del Siglo XIX la Sociedad de Lautaro tenía ramificaciones (talleres) por toda España, que estaban afiliadas a la Gran Reunión Americana, establecida por Miranda en Londres (sospecho que Mitre quiso decir Gran Logia Regional Americana). Y fue justamente en Cádiz donde San Martín se embarca en 1811 con rumbo a Inglaterra.


    Interior del Templo de la Logia Lautaro. El antro está alumbrado con velas. Listo
    para la tenida. En el dosel del fondo se destaca la estrella pentada. Sí, la misma
    que tiene la bandera de los EE. UU., la de la Rusia Comunista, la China de Mao,
    la cubana del Cuco, la chilena de Allende, la que luce el Che Guevara en su
    boina y la que hoy se ve en Plaza de Mayo. Si. Es la misma. ¿Por qué será?
    La mayoría de los autores masones y no masones están contestes en que San Martín fue iniciado al año siguiente, es decir 1808, en una de las logias que Miranda había fundado en Cádiz con cartas constitutivas de la Gran Logia de Inglaterra, llamada Legalidad, donde se le habría asignado el nombre de Hermano Inaco (Inaco es un héroe mitológico nativo de Argos o de la Argólida, ciudad de la Morea en el Peloponeso; era hijo del Océano y de Tetis; rey de Caria y primer rey legendario de Argos; etc.). También estos autores, masivamente, han aceptado que San Martín salió de Inglaterra a fines de 1811 con el Grado 5°. Claro está que ninguno dice de qué Rito que, en definitiva, es lo más importante. Pero como sabemos que todas las logias mirandistas fueron del Rito Francés o de La Fayette, el Grado 5° es el último, y se corresponde con el de Caballero Kadosch.
    Esta deducción tan simple y que hoy no admite discusión, me ha llevado a pensar que el masonismo de San Martín debió ser muy viejo. Es impensable suponer que San Martín pasó en tres años de lobatón a Caballero Kadosck. No. Tenga la seguridad el lector que en la Masonería estas cosas no pasan. En el Rito Escocés de Antiguos y Aceptados Masones (REAAM) donde de los 5 grados se han hecho 33, por méritos se puede saltear uno, dos y tal vez tres grados. Pero en el constreñido Rito de Lafayette no. Allí se debe permanecer y dar testimonio en cada grado.
    El masón arrepentido Luis Blanc (Historia de la Revolución, Tomo II, pp. 80 y 82), dice que “Kadosch” (en hebreo: El Santo; ¿acaso le vendrá de allí lo del Santo de la Espada que le endilgó a San Martín don Ricardo Rojas que era masón y de esto sabía más que nosotros?), “es el Hombre Regenerado, santuario tenebroso cuyas puertas no se abrían al adepto sino después de una larga serie de pruebas (algunas humillantes, agrego yo, como la sodomía, repetida dolorosamente o con gusto en varios grados, ¿será por esto que dicen se le abrían las puertas?), contestadas de manera que comprobaran los progresos de su educación revolucionaria, la constancia de su fe (masónica) y la fortaleza de su corazón (dormido en Inglaterra).”
    Por el otro lado no hay ninguna constancia de que Maitland fuese masón. El único indicio es que era parroquiano de la Taberna de los Masones, punto de reunión de los Amigos del Pueblo, formado por un grupo de parlamentarios del cual el propio Maitland era un miembro prominente. De este cuchitril misógino se abastecía el rey para formar sus gabinetes, como el de los Talentos, por ejemplo. Funcionaba como un banco de cerebros al cual se acudía en busca de personajes hábiles para la corona. De manera tal que cualquiera que de allí se tomase, se tenía la razonable certeza de que era masón y que había estado bajo la lupa por varios años. No había posibilidad de yerro: era canalla confirmado. El líder de este grupo era James Mackintosh, un famoso masón y abogado perpetuo de la independencia Sudamericana. De manera que cuando don Jorge III necesitaba un hombre de tales y cuales características se lo pedía a Mackimtosh y este se lo remitía con franqueo pago. Este Mackintosh era amigo desde su niñez de Cochrane y consecuentemente de Maitland.
    Dentro de la masonería el caso Maitland es como el caso de San Martín (y el de Lonardi sin ir muy lejos): todos los círculos que frecuentó y las amistades que tuvo hasta su muerte fueron masónicas, pero se duda si él lo fue o no. Entonces le pregunto al lector: ¿usted, cuántos amigos masones tiene?, o, ¿cuántas veces fue invitado a un templo masónico a presenciar una tenida blanca? Luego dígame como hacían estos para vivir entre masones sin serlo, y qué veían los masones en él que lo aceptaban sin más trámite. Pero no negaré que esto pudo ser posible, porque estos hombres eran maravillosos, ¿o no?
    Sin embargo las confirmaciones de las vinculaciones de San Martín con la masonería parecen emerger de sus actos posteriores a su visita de cuatro meses a Inglaterra. La logia masónica erigida por Silva Cordeiro en el Barrio de Las Catalinas en la calle de la Santísima Trinidad, entre Santo Tomás y Santa María (hoy San Martín, entre Paraguay y Charcas) con el exequatur acordado por la Gran Logia de Pensilvania (EE. UU.), que le daba el carácter de legal, había desaparecido en 1804, pero abatió sus columnas en 1810. Después vinieron, junto con el invasor, las logias inglesas que en total fueron tres. Pero al llegar don José a las Balizas de su Majestad en el Río de la Plata, la única organización que se encontraba en pie era la Sociedad Patriótica. Según el masón Zúñiga (op. cit., Cap. X, pág. 152), al pisar la ribera de Buenos Aires, venía San Martín con un estudio detallado de cuanto acontecía masónicamente en la ciudad y el nombre de dos referentes principales: Manuel de Escalada (un bastardo de la familia Escalada, reconocido posteriormente en España; después su suegro) y el tucumano Bernardo de Monteagudo.
    Junto con Carlos María de Alvear y Matías Zapiola (ambos iniciados en Cádiz) fundó lo que en términos masónicos se denomina un triángulo (un taller o logia), compuesto de tres luces (autoridades superiores de una logia), que serían: Venerable, Secretario y Orador. Esto, en la jerga masónica se denomina logia legal o logia perfecta. Establecido el triángulo se adquirió, a principios de mayo de 1812, un caserón cuya fotografía y domicilio ya he expuesto. En breve plazo ingresaron al taller y en el siguiente orden: Cornelio Saavedra, Manuel Belgrano, Bernardo de Monteagudo, Manuel S. de Anchorena, Julián Álvarez, Alejandro Murgiondo, Teniente Coronel Manuel Pintos, doctor Antonio Sáenz, Bernardo Vélez y Tomás Guido.
    Recibió esta logia el nombre de Lautaro y su matriz se encontraba en Gran Bretaña. Ahora bien: esta logia se componía de dos cámaras o secciones: la simbólica o azul (el azul cardo de los ingleses que ellos llaman tiestle, el de la Orden de la Jarretera) que consta de los tres primeros grados (la craft masonery o fuerza de choque de la masonería); y la superior o roja compuesta de los grados 4° (Rosa Cruz) y 5° (Kadosch). A esta cámara San Martín la denominó Gran Logia de Buenos Aires. Esta fue la que actuó políticamente con prescindencia de la Lautaro. Los miembros de la Lautaro jamás participaron de las deliberaciones. Es decir, lo que los historiadores tratan como un organismo, en realidad y efectivamente, fueron dos. Que entre ellos existiría cierta correspondencia o relación, no lo dudo, pero siempre las aguas separadas.
    En la página siguiente, vemos la banda masónica usada en la Lautaro. Cuando se incendió el Colegio del Salvador en 1875 la encontró Enrique B. Moreno, que era Jefe de Policía, luego embajador, Senador Nacional, Comandante General de Marina y masón. Sobre ella hago una sola pregunta: ¿qué hacía esta banda en un Colegio Confesional como el del Salvador?¿Y los curas la tenían como reliquia o la tenían porque la usaban?

  6. #106
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    "San Martín & Maitland", el libro de Rodolfo Terragno:
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Historia de Castillo del Romeral: FRANCISCO MORALES, DE SALINERO EN CASTILLO DEL ROMERAL A CAPITÁN GENERAL DE VENEZUELA Y CANARIAS.

    FRANCISCO MORALES, DE SALINERO EN CASTILLO DEL ROMERAL A CAPITÁN GENERAL DE VENEZUELA Y CANARIAS.

    PABLO GUEDES GONZÁLEZ.

    En este artículo tratamos la figura del General Francisco Tomás Morales (1781-1844), que habiendo sido salinero en la Casa Fuerte de Santa Cruz del Romeral, donde con seguridad también recibió formación de armas y participación en combates, emigra a Venezuela en 1801 sin dominar las primeras letras y allí desarrolla una fulgurante carrera militar favorecida por la Guerra de Independencia, llegando a alcanzar el grado de mariscal de campo, siendo el último Capitán General de la América continental.




    Morales, que emigró como tantos isleños de humilde cuna a Venezuela a labrarse un porvenir,
    es uno de los primeros ejemplos en España, de personajes de clases bajas que asciende al más alto escalafón del Ejercito, reservado en aquellos tiempos a personajes pertenecientes a la nobleza o la alta sociedad.


    SU VIDA EN CANARIAS.


    La fecha de su nacimiento es el 27 de diciembre de 1781, en Carrizal. Los padres fueron Francisco Javier Morales Guedes y Mariana Alfonso Guedes y su madrina Tomasa Afonso, de la que recoge su segundo nombre.


    En un principio pensamos que Francisco Tomás Morales, era familiar directo de Blas Antonio Guedes, el primer Guedes establecido en la Casa Fuerte, mayordomo de Las Salinas y Condestable (comandante) de la Casa Fuerte a principios del s. XIX, ascendiente de los Guedes de Castillo del Romeral. Al investigar la genealogía vimos que el primer antepasado común era el padre del tatarabuelo de Blas Guedes, Baltasar Hernández Guedes (Las Palmas, 1612) que contrae matrimonio en 1631 en Agüimes, con Isabel Alfaro, donde se establece y tiene 12 hijos. A su vez Baltasar era padre del tatarabuelo del General Morales.


    Observamos que Morales desciende del capitán Juan Guedes (nieto de Baltasar Hernández Guedes), del que proceden tanto su padre como su madre. En algunos documentos, el apellido termina en “s” y en otros en “z”, pero en definitiva son el mismo apellido.


    Hay un hecho en el que hay una contradicción y es el lugar del nacimiento que oficialmente tuvo lugar en El Carrizal de Ingenio, pero según Bethencourt Massieu (La Revista del Regimiento de Telde) fue en las Salinas del Romeral. En la documentación que hemos consultado figuran partida de nacimiento y testimonios de información de parentesco y limpieza de sangre practicadas a favor de don Francisco Xavier Morales Guedez, el padre del general. Se encuentran árbol genealógico y copia de partidas de bautismo. En toda esta documentación figura que el general y todos sus ascendientes son naturales del Carrizal, e incluso aparece un dibujo de la casa donde nació.

    Tabla elaboración própia a partir de los datos del documento del Museo Canario.


    La documentación con la limpieza de sangre del General y el dato de que era salinero en Las Salinas del Romeral, lo hemos obtenido en el Museo Canario, en unos apuntes mecanografiados pertenecientes a una copia de una documentación sobre el General, cuyo original se encuentra en el Archivo de Acialcázar (Legajo nº3: General Morales), donde se expone que Morales trabajó como salinero en la explotación de Santa Cruz del Romeral, propiedad de la familia Rocha. Se dice que al llegar a Las Palmas G.C. la noche que embarcó para América solicitó autorización a los Rocha para dormir en el zaguán de su casa en la calle Malteses. Cuando regresó a Canarias, y con ocasión de devolverle la visita a Don Antonio de La Rocha, al acompañarle hasta el zaguán, Morales le señaló el rincón donde había dormido.


    Con toda seguridad en los años que se establece en la Casa Fuerte, Morales podría haber tenido formación en armas y experiencia en combates. En esas fechas de finales del siglo XVIII, tiene lugar otra de las múltiples guerras de España, esta vez con Inglaterra y muchos barcos vienen a refugiarse de las naves enemigas al abrigo del Castillo tal como relata Santiago Cazorla (Los Tirajanas de Gran Canaria) que dice contar con oficios de una serie de barcos que se refugiaron durante los años 1797 y 1798, época en la que se produce también el famosos ataque de Nelson a Santa Cruz.


    Nosotros tenemos documentados varios ataques ingleses al sur de la Isla, en el que destacamos el de mayo de 1798. que nos describe Suárez Grimón (Diario cronológico histórico de los sucesos elementales, políticos e históricos de esta isla de Gran Canaria.1780-1814):


    En este mismo mes quemaron los yngleses en el puerto de las Salinas del señor conde de la Bega Grande, un barco de costa nuevo, propio de Pedro Navarro, platero, y del zapatero José Candelaria. Y las tripulasiones de dos corsarios yngleses tomaron tierra en el Ganiguín y talaron y quemaron las mieses y casas que tenía allí dicho señor conde, y pasaron tropas y artillería a aquel parage pero inmediatamente se enbarcaron dichos yngleses”.


    El mismo autor nos relata la acción en otra publicación (Construcción naval y tráfico marítimo en Gran Canaria en la segunda mitad del siglo XVIII):


    Los ingleses capturan el pesquero Ntra. Sra. de la Soledad en la costa de Juan Grande, que tan solo había realizado un viaje a Berbería. En su segundo viaje y cuando iba a buscar sal “fue apresado por los ingleses y, sin embargo, de que estos le dieron fuego en las mares a la vista de Juan Grande, la gente de su tripulación pasó a su bordo y pudieron evitar el que se prendiese en el todo de dicho barco”. Posteriormente fue reparado con la quilla de otro barco y continuo el tráfico de pesquería.


    Esa posible experiencia serviría a Morales para su fulgurante carrera en América.


    EMIGRACIÓN A VENEZUELA.
    Francisco Tomás Morales
    Ilustración realizada por
    Francisco Maduro.

    http://www.venezuelatuya.com/biografias/morales.htm

    Morales llega a Venezuela el 25 de febrero de 1801, estableciéndose y dedicándose al comercio en Nueva Barcelona. Comenzó a trabajar en una pulpería, tienda donde se venden diferentes tipos de géneros para el abasto. Allí aprendió a leer y a escribir y consiguió progresar, haciéndose con un capital propio y navegando y comerciando por las Antillas.


    Ingresa en la milicia, donde realiza una carrera fulgurante, pasando de soldado a Capitán General de Venezuela en 20 años, a consecuencia de la guerra de independencia que se desarrolla contra el general Bolívar. En 1823 Venezuela consigue la independencia y Morales regresa a Canarias donde es nombrado Capitán General.


    Según Domingo Déniz Grek (Resumen histórico descriptivo de las Islas Canarias. 1840-53). Morales, en un principio tenía intención de ir a La Habana en Cuba, pero su barco llega en primer lugar a Tierra Firme (Venezuela), donde decide no proseguir el viaje, hecho afortunado, pues el barco cuando continúa hacia Cuba tiene la desgracia de naufragar.


    Siguiendo a Déniz Grek, en 1804 entra en la milicia de artillería (funciones que había desempeñando con la artillería de la Casa Fuerte) como soldado voluntario, siendo su primera batalla en 1806, cuando los ingleses atacan el Morro de Nueva Barcelona.


    En 1809 se casó en Nueva Barcelona con doña Josefa Bermúdez, de la que tuvo a una hija llamada Marianna, al igual que muchas de sus ascendientes y que con el tiempo se casó con el General Ruperto Delgado.


    A partir de 1806 actúa de soldado, y asciende a cabo, sargento, subteniente, teniente y ayudante, capitán, teniente coronel y coronel. De 1816 a 1821 es brigadier, en 1821 asciende a mariscal de campo y en 1822 asciende a capitán general de la provincia de Venezuela y general en jefe del ejército de Tierra Firme, región que comprende las actuales Venezuela, Itsmo de Panamá y parte de los territorios de Colombia (Nueva Granada). Recibía ese nombre, Tierra Firme, al ser el primer punto de tierra firme al que llegaron los españoles en América continental, concretamente en Venezuela.


    En el siguiente enlace de la Wikipedia, se encuentra la biografía completa con los hechos de armas más importantes en los que participó el general: Biografía de Francisco Morales.

    En resumen, en 20 años pasa de soldado a capitán general, en una rápida y brillante carrera militar, que se explica por la guerra civil que le tocó vivir, y en la cual libra más de medio centenar de encuentros. Luchó primero contra los británicos en 1806. Al estallar la rebelión venezolana se pronuncia por el Rey y combate contra los rebeldes, junto al canario Domingo de Monteverde (1811-1813); luego con Tomás Boves, cuya táctica al lado de los famosos llaneros aprende y de quien será su segundo (1813-1814). Fue herido en cuatro ocasiones y vencido en nueve batallas, llegando a enfrentarse con su ejercito con los principales jefes rebeldes, destacando con Simón Bolívar, con el que se enfrentó en 8 batallas, ganando Bolívar únicamente la batalla de Carabobo (1821). Como jefe superior, mantiene el precario dominio de España en Venezuela de 1822 a 1823, hasta que, falto de auxilios y vencida la flota hispana en la batalla de Lago Maracaibo, tiene que capitular el 4 de agosto de 1823, salvando los restos del ejército español, refugiándose con ellos en la isla de Cuba.


    El ascenso y fulgurante carrera se comprende por su reputación de audacia, valor, arrojo e inteligencia que le llevó a ser por méritos de guerra, el último general español que salió de tierra continental americana. A su vez tenía fama de cruel y no tener escrúpulos, comprensible en su época y en la guerra que le toco vivir, donde no dudaba en degollar a sus enemigos y freír sus cabezas. De hecho hay escritos de Simón Bolívar donde se menciona a Morales y se le enjuicia muchas veces.


    En la guerra, le quemaron su casa en Piritú y secuestraron a su esposa e hija, reteniéndolas en la Isla Margarita, estando a punto su esposa de ser fusilada, siendo salvada por el gobernador inglés de la Isla de Trinidad, que sabiendo su situación mandó una fragata de guerra y salvó su vida.


    LA GUERRA DE INDEPENDENCIA DE VENEZUELA.


    Para explicar el ascenso de Morales y comprender aquel mundo tan convulso, aportamos algunos datos que nos presenta el artículo de la revista Bienmesabe, “Los Canarios en la Independencia de Venezuela”


    El Canario es desde los orígenes de la Venezuela colonial sinónimo de isleño, un conglomerado étnico diferenciado de español y del europeo. Para los naturales americanos, los canarios eran tomados por un igual porque consideraban que eran diferentes de los españoles peninsulares, eran tratados como criollos (blancos nacidos en América), pertenecían a una provincia que separada de la Península por el mar al igual que ellos, además de separarse y disgregarse del conjunto de los españoles que llegaban a Venezuela. El número de Canarios era muy superior al del resto de españoles y en aquellos tiempos eran muchos los canarios que emigraban buscando un mejor futuro y oportunidades en la tierra americana.

    Llaneros en la Batalla de Las Queseras del Medio. Efemérides de hoy: Venezuela: Páez y Las Queseras del Medio | ENcontrARTE

    La goleta San Rafael, del capitán grancanario Salvador Almeida, testimonia la migración grancanaria. Fletada en Las Palmas en 1802 para La Guaira, desembarcó sus pasajeros en Barcelona. Los trasladados procedían de Telde, Agüimes, Teror y San Lorenzo.


    Los canarios que llegan, al igual que Morales, en su mayoría son pertenecientes a las clases bajas, y muy pobres. Se buscan el porvenir, normalmente en pequeños negocios y comercios y son considerados como “rústicos, pulperos y bodegueros” tanto para la oligarquía venezolana, impulsora y defensora de la independencia como para los españoles del ejercito realista. Se les trata como a clases bajas y así vemos como a Morales se le describe peyorativamente por los generales venezolanos de la siguiente manera: "El canario Morales, rastrero y bajo desde los principios, había comenzado por soldado y asistente del teniente coronel español don Gaspar de Cagigal… era antiguo vendedor de pescado frito en Píritu y llamado a terrible notoriedad en los años siguientes".


    La República de Venezuela que se proclama en 1813 es impulsada por las clases poderosas y oligarcas que pretenden la independencia de España para luchar contra el monopolio comercial español. Es por ello que los canarios apoyaron en un principio los cambios políticos promovidos por la élite. Todos los sectores sociales de origen canario coincidían con la oligarquía criolla en su oposición a los españoles.


    Pero el nuevo gobierno, es para los pequeños comerciantes canarios, peor que el anterior pues temen por sus bienes “amenazados de onerosas derramas, y empiezan a desear el restablecimiento del gobierno antiguo”. Es significativo que, mientras que los canarios de origen inferior apoyarían a partir de entonces la contrarrevolución, los integrados en la oligarquía siguieron optando por la independencia.


    Un hecho va a decantar que muchos canarios se pasen al bando realista. Pocos días después de la proclamación de la República, acontece la llamada “Insurrección de los isleños”, en las inmediaciones de Caracas: “sesenta individuos naturales de las islas Canarias se reunieron en los Teques montados en sus mulas, armados de trabucos, cubiertos sus pechos con hojas de lata y gritando ¡Viva el Rey y mueran los traidores!”
    Mapa de "Tierra Firme" en la época de la Guerra de Independencia.

    Era la confirmación de que las deserciones comenzaban a crecer entre los isleños de las clases bajas, que la decepción y el desánimo cundía. La rebelión fue pronto sofocada por haber sido delatada por uno de sus organizadores. Sus cabecillas detenidos y conducidos a las cárceles. Juzgados en tres días, fueron fusilados 16 de ellos y colgados en la horca. Francisco Javier Yanes reconoce que sus "cadáveres fueron destrozados, a usanza española, y puestos sus despojos en varios puntos de la ciudad. "


    Esta sería la constante en un guerra civil cruenta e incrementada por la tensión y el odio étnico-social. Con ella una intensa escala de muertos en la que sería la guerra más sangrienta de las que se desarrollaron por esas fechas en la América española. Se calcula en un tercio de la población las pérdidas demográficas deparadas.


    Según la Wikipedia, el Decreto de Guerra a Muerte fue una declaración hecha por Simón Bolívar en 1813 que estuvo en vigor hasta 1820 en que se firma un tratado de armisticio. Según Bolivar fue creada como respuesta a varios crímenes y masacres realizados por soldados españoles tras la caída de la Primera República, contra miles de republicanos. El objetivo del documento era cambiar la opinión pública sobre la guerra venezolana de liberación, para que en vez de ser vista como una mera guerra civil en una de las colonias de España, fuera vista como una guerra internacional entre dos países, Venezuela y España.


    Este decreto significaba que los españoles y canarios que no participasen activamente en favor de la independencia se les daría muerte, y que todos los americanos serían perdonados, incluso si cooperaban con las autoridades españolas. Además, añadía el objetivo de comprometer de forma irreversible a los individuos con la revolución. Sin embargoLa Guerra a Muerte fue practicada por ambos bandos.


    Durante la Campaña Admirable por cada lugar "todos los europeos y canarios casi sin excepción fueron fusilados" por las armas patriotas a su paso. En febrero de 1814, al concluir la campaña, Juan Bautista Arismendi, por órdenes de Bolívar, mando a fusilar a 886 prisioneros españoles en Caracas. Para engrosar su número añadió inclusive los enfermos en el hospital de La Guaira, cerca de 500 a 1000 entre los días 13 al 16 del mismo mes.


    Como veníamos comentando los canarios pasaron a convertirse en la columna vertebral del nuevo orden. La restauración realista no podía entregar el poder a la antigua élite que en su gran mayoría había apoyado la causa republicana. Y es aquí donde se explica el progreso de Morales en un ejercito compuesto en su mayoría de llaneros que debido al odio racial y el afán de recompensas, continuaron fieles a la causa realista.


    Los españoles arrebatan las tierras a la oligarquia independentista y liberan a sus esclavos. Prometen tierras ganados y recompensas a llaneros e isleños lo que los lleva a luchar contra sus antiguos amos con un odio racial.


    La barbarie, la violencia era desenfrenada por ambas partes. Se fusilaba sin piedad al enemigo en un simbolismo despiadado en el que se descuartizaban los restos. El insurgente Briceño pedía la muerte de todos los españoles y canarios y llegó a pedir dinero por sus cabezas. El odio étnico se hace patente cuando se cantaban canciones como ésta cuando los canarios iban conducidos a los patíbulos:


    Bárbaros isleños,
    brutos criminales,
    haced testamento
    de vuestros caudales.

    Una de las acusaciones que se efectuaba contra los jefes realistas era que no tenían nada que ver con un ejército convencional. La subordinación y la jerarquía militares, tal y como era entendida en el ejército, no existía en la realidad. Los ejércitos sólo obedecían a su caudillo y la élite de este ejercito la constituían los llaneros con su principal lider Boves y su segundo al mando Morales.



    De hecho a Morales se le acusa de crueldad pues de hecho había mandado fusilar, según Heredia, a 7 capitanes de su ejército por considerar que no le eran fieles. "Envió las 7 cabezas al Gobernador militar de Caracas para que las fijase en parajes públicos". Cajigal reafirma que la insubordinación, la no aceptación de la jerarquía, el no sometimiento a los superiores es una constante en Morales. Yanes dice de él que sus atrocidades llevaron a extremos deleznables, como el que aconteció con el canario Tomás Losada en Cariaco. Partidario de la independencia había huido de Caracas y se había refugiado en esa localidad: "mandó matarlos a todos y que le llevasen el dinero y efectos que encontrasen en su posada".
    En esta situación las cosas comienzan a cambiar cuando llega un contingente de 10.000 españoles a Venezuela a reforzar el ejercito realista. La tropa peninsular, bien vestida y equipada "con aquel garbo que es peculiar a los españoles de raza pura" contrastaba con los pobreza de los del país, descalzos y con trajes rotos. El capitán general al mando, Morillo, comete la imprudencia de "considerar a los criollos sólo por su mezquino aspecto", sin atender a su mayor mérito para una guerra en tierra para la que los españoles no estaban preparados. La marginación y la altanería con que los militares profesionales miraban a los criollos hizo que "en poco tiempo se vio que estos hombres despreciados, afiliados después en las filas patriotas (de los independentistas) supieron y pudieron ir destrozando a los ufanos e indiscretos soldados del General Morillo, al paso que radicando el odio contra los incorregibles españoles".


    El propio Morales en una carta dirigida a Morillo dejó constancia de esa postergación, que a la postre fué la responsable de la derrota, a diferencia de los actuado por Boves y por él:


    “Los jefes españoles que podían tomar o tenían en la mano las riendas del Gobierno, o no tenían el conocimiento necesario de la localidad, de los pueblos e índole de sus habitantes, o queriendo hacer la guerra por lo que han leído en los libros, se veían envueltos y enredados por la astucia y viveza de las tropas, sin poder dar un paso con feliz éxito, a menos que fuese seguido de los mismos naturales.

    Tuvo la fortuna D. José Tomás Boves de penetrar los sentimientos de éstos y adquirir un predominio sobre ellos por aquella simpatía, o como suele decirse, por un no sé qué suele sobresalir en las acciones de un hombre y hacerle dueño de sus semejantes. El difunto Boves dominaba con imperio a los llaneros, gente belicosa y tal que es preciso saberla manejar para aprovecharse de su número y de su destreza. (...) Comía con ellos, dormía entre ellos y ellos eran toda su diversión y entretenimiento, sabiendo que sólo así podría tenerlos a su devoción y contar con sus brazos para los combates, reluciendo más estas verdades con el contraste de los ejércitos o divisiones mandadas por los jefes de la provincia con nombramiento o patente de la soberanía (...) .

    Verdad es que las tropas disciplinadas saben hacer la guerra por principios, pero es contra otras tropas que operan por la misma táctica, y están arregladas a unas costumbres militares, pero venga un jefe, cualquiera que sea, y entre en combate sin contar con los modales y genios de sus soldados, hallará seguramente su destrucción y su ruina. Diecinueve mil hombres mandaba Boves y tenía reunidos para acciones hasta 12.000. ¿Y podrá algún otro hacerlo en el día? Usted lo sabe y nadie lo ignora”


    REGRESO A CANARIAS.


    Siguiendo la documentación sobre Morales a la que que pudimos acceder en el Museo Canario, Fernando VII perdidas ya todas las posesiones americanas, solo podía premiar a Morales con la Capitanía General de Canarias, cargo que en aquella época era la principal autoridad civil, política y militar de Canarias, además de presidente de la Real Audiencia. Fue el segundo canario nombrado Capitán General, y entre las distinciones que obtuvo destacan la de Caballero de la Real y Militar Orden de San Fernando, y de la americana de Isabel la católica, de la de San Hermenegildo, condecorado con la de Fidelidad Militar de primera clase y por varías distinciones por acciones de guerra


    En 1827 llegó a Santa Cruz, sede de la Capitanía General, y poco después llega a Gran Canaria donde se le tributa un caluroso recibimiento, que con el tiempo se enfría debido a su autoritarismo, nepotismo y arbitrariedades. En su cargo abasteció de agua a la población y al puerto de Santa Cruz y reprimió algunas asonadas liberales.


    En 1828 solicitó un título condal (Andrés Lorenzo Cáceres: El General Morales solicita un título).

    Imagen del norte de Gran Canaria, en los que vemos los restos de la Selva de Doramas.
    http://agenciabk.net/cronicas_selvadoramas.htm
    En 1834 cesa como Capitán General y pasa a Gran Canaria, obteniendo del Estado, como premio a sus servicios en tierras americanas, la hacienda San Fernando en la Montaña de Doramas, donde se retira, el nombre de la hacienda es dado en honor al Rey Fernando VII, al igual que su yerno dá el nombre de Santa Cristina a la finca con que le premió la reina consorte Maria Cristina. Al jubilarse es acusado de cometer excesos durante su mandato y de estar talando el bosque de Doramas. El mariscal de campo José Marrón, con cargo de general y gobernador civil se hizo eco de las quejas, y sin duda celoso de la ascendencia de Morales, arremetió contra él y contra su yerno Ruperto Delgado, a quién había nombrado Gobernador Militar de Las Palmas. Suponía que ellos eran los instigadores de una campaña de difamación en su contra. A ambos se les deporta a la Península, pasando allí dos años.


    Francisco Morales falleció el 5 de octubre de 1844, y está enterrado en una capilla de la finca San Fernando en la Montaña de Doramas.


    La hija de Morales, María Ana Morales Bermudez, casó en 1833 con el brigadier Ruperto Delgado, cuando la joven tenía solo 14 años y el brigadier 44, de cuyo matrimonio nacieron cinco hijos: Francisco Tomás, Josefa, Fernando (alcalde de Las Palmas en 1899 cuando se inauguró la primera compañía eléctrica) Manuel y Tomás.


    Según Morales Padrón, el general "fue un audaz militar sin escrúpulos, cruel y zafio; un hacendado oportunista, voraz y arbitrario, que actuaba en el campo civil como si todavía estuviera en los campos bélicos de América donde todo estaba permitido, incluso el degollar a unos enemigos y freír sus cabezas."


    En su testamento figura un extenso patrimonio logrado a lo largo de su carrera. La hacienda “Santa Rosa” en el pueblo de la Victoria, Venezuela, de 49 leguas cuadradas, un solar en Piritú, cuatro esclavos en el pueblo de Cagura, deudas varias que le debían por 18.000 pesos comerciantes en Venezuela y La Habana, varios pedazos de tierra de secano y regadío heredadas de su padre y otros que adquirió posteriormente, una casa de dos pisos frente a la calle de los canónigos, un almacén en la costa de Lairaga, una hacienda en Tenerife de 100 fanegadas, una casa de dos pisos en Santa Cruz, vales, créditos y sueldos que se le adeudaban y la famosa hacienda “San Fernando” de 955 fanegadas en la Montaña de Doramas.
    Capilla en la Hacienda San Fernando.



    En la época de la desamortización, el coronel Ruperto Delgado, yerno del general, remató en El Doctoral, 16 fanegadas, 9 celemines y 12 brazas con dos días de agua por 18.600 reales de vellón. Dichas tierras pertenecían a la Cofradía del Rosario de Agüimes.


    Finalmento los restos del General, juntos con los de su esposa, su hija y su yerno descansan en la pequeña capilla de su hacienda de San Fernando en Moya, hacienda que hoy pertenece a la familia Bitini Delgado.


    BIBLIOGRAFÍA.


    BETHENCOURT MASSIEU, A. (2001): La Revista del Regimiento de Telde (1999). Revista Vegueta nº 4. Pags. 173.


    DARIAS Y PADRÓN, Dacio V.: El mariscal de campo Francisco Tomás Morales. Madrid S.A.


    DÉNIZ GREK, Domingo: Resumen histórico descriptivo de las Islas Canarias. (1840-53). Manuscrito dactilográfico conservado en la Biblioteca del Museo Canario, 3 tomos. T II, pág. 799-800


    General Morales. Apuntes mecanografiados en el Museo Canario pertenecientes a una copia de una documentación sobre el General, cuyo original se encuentra en el Archivo de Acialcázar (Legajo nº3: General Morales).


    GONZALEZ SOSA, PEDRO: El Brigadier Ruperto Delgado González (II) en www.guiadegrancanaria.org .


    MORALES PADRÓN, en MILLARES TORRES: Historia general de las Islas Canarias. 1977 Pág. 304


    MORALES PADRÓN, Francisco: “El último capitán general de Venezuela: el canario Francisco Tomás Morales”. III Coloquio Canarias-América. LPGC, 1978. Pág. 87-94 y “Documentos sobre Francisco Tomás Morales Afonso”, Sevilla 1978. Dossier de documentación variada sobre este tema en el Museo Canario. A su vez Francisco Morales Padrón aporta otras fuentes de documentación que son:


    BORGES, Ana Lola: Francisco Tomás Morales, General en Jefe del ejército realista en Costa Firme (1820-23). “Anuario de Estudios Americanos”, 1965. Madrid- Las Palma, nº 11, pp. 11-102.
    Archivo de Acialcázar ( Legajo nº 3: General Morales).
    MORALES PADRÓN, Francisco: “El último capitán general de Venezuela: el canario Francisco Tomás Morales”. Anuario de Estudios Americanos. Vol XXXIII, Sevilla 1976. Pág. 641- 712.
    MORALES PADRÓN. EN EL LIBRO DE MILLARES TORRES. Pág. 304. y
    MORALES PADRÓN, Francisco: “El último capitán general de Venezuela: el canario Francisco Tomás Morales”. III Coloquio Canarias-América. LPGC, 1978. Pág. 87-94 y “Documentos sobre Francisco Tomás Morales Afonso”, Sevilla 1978. Dossier de documentación variada sobre este tema en el Museo Canario. A su vez Francisco Morales Padrón aporta otras fuentes de documentación que son:
    DARIAS Y PADRÓN, Dacio V.: El mariscal de campo Francisco Tomás Morales. Madrid S.A.
    BORGES, Ana Lola: Francisco Tomás Morales, General en Jefe del ejército realista en Costa Firme (1820-23). “Anuario de Estudios Americanos”, 1965. Madrid- Las Palma, nº 11, pp. 11-102.
    Archivo de Acialcázar ( Legajo nº 3: General Morales).
    MORALES PADRÓN, Francisco: “El último capitán general de Venezuela: el canario Francisco Tomás Morales”. Anuario de Estudios Americanos. Vol XXXIII, Sevilla 1976. Pág. 641- 712.

    Los Canarios en la independencia de Venezuela. Revista Bienmesabe.
    http://www.bienmesabe.org/noticia/2009/Junio/los-canarios-en-la-independencia-de-venezuela-y-vi


    SUÁREZ GRIMÓN, V.: Diario cronológico histórico de los sucesos elementales, políticos e históricos de esta isla de Gran Canaria (1780-1814. [2002]. T. II. Pág. 63.


    SUAREZ GRIMÓN, Vicente: “Construcción naval y tráfico marítimo en Gran Canaria en la segunda mitad del siglo XVIII”. IV Coloquio Canarias-America. LPGC, 1980. Pág. 859.

    TARAJANO PÉREZ, Francisco: Memorias de Agüimes III. 2001. Ayuntamiento de Agüimes. Pág. 89.

  8. #108
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    C. L. A. M. O. R.: El mito de la bandera y la Virgen de Luján

    En sus intentos por crearse una "revolución católica y tradicionalista", los nacionalistas y revisionistas llegan a propagar mitos descabellados.

    Uno de ellos es el que dice que el traidor y perjuro Manuel Belgrano se inspiró en el manto de la imagen de la Virgen de Luján.

    El problema es que el manto celeste y blanco... es de 1904. Sí, al que sorprendentemente se le agregó el gorro frigio, el saludo de manos masónico y el sol del 'Gran Arquitecto'.

    Anteriormente, el manto era azul con estrellas doradas y la túnica de la Virgen en rosado.

    Imagen original de la Virgen de Luján antes de que se la rodeara de una campana de plata y se la vistiera de celeste y blanco


    Cualquiera que haya visitado el Museo de Luján lo sabría. Pero los nacionalistas hacen política, no historia.
    El Tercio de Lima dio el Víctor.

  9. #109
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    El otro día tuve entre mis manos un libro de texto peruano donde se decía que a los criollos les era prohibido ejercer funciones administrativas. Desde el Inca Garcilaso, soldado de Juan de Austria enterrado con todos los honores en Córdoba, a Olavide, ministro de Carlos III, Enrile jefe de la flota o el duque de San Carlos, ministro de Fernando VII, o el mismo Nariño, quien fue enjuiciado por ladrón (Tan ladrón como Miranda), los ejemplos contundentes son hasta repetitivos. Sin embargo, los nacionalistas de toda clase siguen repitiendo el mismo mantra, negando hasta lo que los mismos próceres dijeron y refabricando una mitología que ya no se sostiene más. Es demencial. En España, hasta Menéndez Pelayo llegó a caer en algo de mitología bolivariana, por ejemplo. No digamos ya el esperpéntico caso de Unamuno.

    Es curioso cómo este día, algunos pretendidos contrarrevolucionarios braman contra la Revolución Francesa pero apoyan la Hispanoamericana al servicio del imperio británico. Hablan de "no al españolismo centralista".... Sí, ya veo con su nacionalismo republicano de simbología masónica y contrario a un hispanismo constructivo, lo bien que ellos se refieren y tratan a las provincias. Y ya veo en sus "quejas criollas" cómo después somos tratados los españoles. Doble moral y en el fondo, un síntoma de débil y deformado "afrancesamiento", donde muchos buscan en un apellido exótico del abuelo el paraíso en la tierra. Porque todo lo que no sea España (o indígena, si me apuran) es bueno. Y claro, se es contrarrevolucionario por Francia, no por España. Y se crea una suerte de rivalidad hispano-italiana que en Europa no existe. Y se hacen chistes presentando a los gallegos como bobos cuando el gallego es todo lo contrario, parece que el imbécil que hizo eso lo hizo queriendo, porque lo hizo justo al revés. Y luego se nos vende que los españoles somos muy malos en España y allá nos reciben con los brazos abiertos. Pero cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

    En fin, lo único bueno de todo esto es que, a pesar de las traiciones reiteradas de la misma España, desde esa oficialidad liberal comandada por Morillo, Maroto y Espartero, ---"los hermanos en todas partes" según San Martín--- que fastidiaron el buen trabajo de los auténticos realistas; el mito es tan débil, pedante y contradictorio que desde Hispanoamérica ha comenzado a desmoronarse en serio. Tiempo al tiempo.
    Última edición por Ordóñez; 15/07/2013 a las 01:35
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  10. #110
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    *Uno de los esperpentos de Unamuno a los que me refería:


    La Conquista del Estado / Unamuno habla de Bolívar / 4 abril 1931

    La Conquista del Estado
    Madrid, 4 de abril de 1931
    número 4
    página 5

    Unamuno habla de Bolívar

    Después de varios y dilatados aplazamientos ha tenido lugar en el Ateneo la anunciada conferencia de D. Miguel Unamuno sobre el tema arriba trascrito –considerablemente corregido y aumentado– y que reproducimos, casi textualmente, en atención a su importancia y a la expectación que había provocado.
    El ilustre profesor empieza señalando el 16 de Diciembre de 1930 como fecha inicial de su conferencia, que ha sido retardada sucesivamente por incidencias ajenas a su voluntad. A tenor de esta manifestación, recuerda su llegada a Madrid en aquella ocasión y la bárbara carga de que fueron víctimas los estudiantes, motejados hoy día por ciertos elementos de «chiquillería pseudo-intelectual» y «mozalbetes». Que me apunten –comenta– de mozalbete honorario. Insiste en acusar la brutalidad de los medios de represión empleados únicamente en España, a los que, sin embargo, califica de naturales y humanos, «pues existe un alto personaje que no puede tolerar se le discuta en la calle».
    Tengo que hablar de sangre –continúa– porque de ella está llena la historia de todo el siglo pasado. Refiere que, con ocasión de los sucesos de Vera, cierto personaje se manifestó por la aplicación del garrote para los encartados, que consideraba más humanitario que el fusilamiento, porque no había efusión de sangre.
    Acto seguido se dedica a estudiar la personalidad de Bolívar, cuya labor de libertador de América se hubiera completado con la de España, para lo que era preciso derribar el obstáculo tradicional: la Monarquía. Bolívar, formado en los enciclopedistas franceses y en Plutarco, romántico y admirador de la gesta napoleónica, quiso infiltrar en Hispanoamérica el espíritu liberal, y por eso, la guerra de emancipación fue una guerra civil –nuestra guerra civil– análoga a la que hoy se desarrolla.
    El pueblo americano no sabía de Patria, y ellos se la dieron al alzarse contra el absolutismo y combatir por la República.
    En España, ese espíritu fue introducido por Bonaparte, y sirvió de ocasión para demostrar el instinto servil de Carlos IV y su primogénita. Se suceden después las Cortes de Cádiz y el alzamiento de Cabezas de San Juan y la carta magnífica de entusiasmo y de optimismo, dirigida por Bolívar a Fernando VII con el ofrecimiento de Colombia, nueva patria, libre de toda tiranía. Después sobreviene la invasión de los «cien mil hijos de San Luis» y el fusilamiento de Riego.
    Bolívar –recuerda el Sr. Unamuno– rehusó una corona sobreponiendo el título de libertador a la Corona real.
    Deseaba una Confederación de Hispanoamérica, y tildaba a los caudillos de «héroes jubilados».
    Hablando del desastre del 98, afirma que Cervera acudió a defender la dinastía únicamente. La sangre de Rizal está dando patria a Filipinas y otra sangre nos la dará a nosotros; pero la Patria no se asienta con sangre, sino con república.
    Compara a Bolívar con Don Quijote, derrotado en Barcelona por el bachiller de la Blanca Luna, y agrega: «No sé si ahora algún bachiller catalán de la «blanca peseta» ahogará el gesto bolivariano de la ciudadanía española; pero ya que ese bachiller nos habla de problemas abstractos y concretos, yo le diré que lo abstracto es el régimen y lo concreto el Rey.
    República, sí; pero no con un presidente vitalicio.
    Lee después unas cuartillas destinadas al Monarca, y que dicen: «Mañana, cabo de siglo de la muerte de Simón Bolívar, que libertó a la América española del dominio de la Monarquía de Fernando VII, acudirá Vuestra Majestad, biznieto de éste, a presidir los funerales en San Francisco el Grande.
    Los funerales del que pensó venir a España a libertarnos, aquel cuya ambición era ofrecer a los españoles una segunda patria, pero erguida, no abrumada de cadenas. Y piense D. Alfonso XIII que la obra de Simón Bolívar no se ha rematado, que a esos funerales protocolarios seguirán otros. Piense que no se pueden retener por la fuerza pueblos que desean emanciparse, que no bastan ejércitos pretorianos, ni contra colonias que quieren hacerse repúblicas autónomas, ni contra el pueblo que no tolera cosoberanías. Ha llegado el Ayacucho español, y es inevitable rendir el Cetro. La existencia de la República española es necesaria. Señor, al reposo de Vuestra Majestad y a la dicha de los españoles. Nos hace falta plantear libremente nuestros problemas.
    Volviendo a su discurso, dice que cuando fue requerido por una alta personalidad para procurar una concordia, contestó: «Dígale que va a caer envuelto en fango y en sangre inocente.»
    Hablando de los sucesos actuales, proclama el españolismo de los estudiantes y compara a Galán con Bolívar.
    Termina diciendo que el alto personaje que ha mencionado repetidamente, dijo en cierta ocasión que la República hay que ganarla en la calle, y a eso debe replicarse que, en la calle, donde él no va, será ganada. «Y ahora digo –son sus últimas palabras– como en los folletines de los periódicos: se continuará, porque yo pienso continuar.»
    El insigne orador fue calurosamente ovacionado.


  11. #111
    Avatar de juan vergara
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Lo apuntado Por CLAMOR, con relación al general Manuel Jose Joaquin del Corazón de Jesús Belgrano y los colores de nuestra Bandera debe ser aclarado.
    Antes de hablar de "mitos descabellados", injuriando a los nacionalistas católicos , hispánicos argentinos, debió saber que el manto con los colores azul y blanco de la "Limpia Concepción de la Virgen de Lujan" es muy anterior al de 1904, y generalmente dichos colores eran los que cubrían a la virgen desde los tiempos mas remotos.
    El de 1904 es el que le agrega el escudo nacional.
    Por otra parte el general Belgrano tuvo una manifiesta, profunda y particular devoción por la Inmaculada Concepción y puso el Consulado del cual fue Secretario bajo esa advocación, y dispuso en el escudo del consulado los colores azul y blanco de la Inmaculada.
    Su hermano Carlos -Comandante Militar de Lujan- sostuvo que los colores de la bandera, Belgrano los tomo del manto de la Virgen Inmaculada, lo mismo dice un cabildante de Lujan que conoció a Belgrano, precisamente cuando este con su tropa marchaba hacia el norte y quiso ponerse bajo la protección de la Virgen de Lujan.
    El padre Salvaire, quien fue párroco de Lujan y escribió una magnifica y documentada "Historia de la Virgen", en dos tomos, publicada en el año 1885, señala que no pocos ancianos que conocieron al general Belgrano le indicaron que los colores de la bandera estaban inspirados en el manto de la Virgen.
    También el general Belgrano fue congregante de la Orden de Carlos III que en honor de la Inmaculada tenia los mismos colores que después adoptara en nuestra bendita bandera, (ver la banda que usaron Carlos III, Carlos IV, y Fernando VII).
    Tanto en la Reconquista como en la defensa de Buenos Aires (en las que combatió el general Belgrano), el regimiento de Pueyrredón utilizaron cintas azules y blancas, de 38 cm. que era lo que media la Virgen de Lujan y se llamaron "medidas de la Virgen", que en su imagen tenía como pendones estos colores.
    Podríamos seguir con unos cuantos ejemplos que demuestran, lo que para CLAMOR, es un "mito descabellado", pero no he de agotar la paciencia de los foreros.
    Lo que no comprendo es la furia y el desmedido empeño -basado en un más que erróneo argumento- de CLAMOR, porque los colores de nuestra bandera provengan de los de la Inmaculada Concepción?
    A quien le hace el juego?
    Porque eso es lo que dicen a diario los tres puntos, los liberales, los racionalistas, iluministas, socialistas, positivistas, comunistas, materialistas, etc.
    Sabemos que ellos suelen tener un prejuicio e intención de destruir todo la Mariano.
    Pero pontificar que el manto azul y blanco de la Virgen de Lujan, es del año 1904, y que por eso no pudo ser tenido en cuanta por el general Belgrano... POR DIOS!!!
    Con esos "argumentos" se pretende dar lecciones de historia?
    Basureando a los que sostenemos -con una documentación de peso- que los colores de nuestra bandera se inspiraron en el manto de la Santísima Virgen Inmaculada?
    Realmente no lo entiendo...
    brua dio el Víctor.

  12. #112
    Avatar de Ramón de Bonifaz
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Cita Iniciado por Ordóñez Ver mensaje
    El otro día tuve entre mis manos un libro de texto peruano donde se decía que a los criollos les era prohibido ejercer funciones administrativas. Desde el Inca Garcilaso, soldado de Juan de Austria enterrado con todos los honores en Córdoba, a Olavide, ministro de Carlos III, Enrile jefe de la flota o el duque de San Carlos, ministro de Fernando VII, o el mismo Nariño, quien fue enjuiciado por ladrón (Tan ladrón como Miranda), los ejemplos contundentes son hasta repetitivos. Sin embargo, los nacionalistas de toda clase siguen repitiendo el mismo mantra, negando hasta lo que los mismos próceres dijeron y refabricando una mitología que ya no se sostiene más. Es demencial. En España, hasta Menéndez Pelayo llegó a caer en algo de mitología bolivariana, por ejemplo. No digamos ya el esperpéntico caso de Unamuno.
    Otro ejemplo a añadir a los ya mencionados por usted de criollos ejerciendo altos cargos funcionariales y políticos no ya en los Reinos de ultramar sino en instancias muy cercanas a la propia Corona es el de don Joaquín de Mosquera-Figueroa y Arboleda, oriundo de Popayán en el entonces Virreinato de la Nueva Granada. Gobernador de la ciudad de Cartagena de Indias en 1785, y a partir de entonces hasta el año 1809 Oidor de las Reales Audiencias de Santa Fe, Quito, México y Caracas. No obstante su papel político más destacado fue cuando en 1812 contó con el cargo de la Presidencia de la Regencia del Reino en ausencia de don Fernando VII. Aunque fuera precisamente este criollo finalmente quien sancionara, en virtud de ese cargo, la masónica (aunque utilice en falso el nombre de Dios) e ilegítima Constitución de 1812, cuando los diputados de aquellas Cortes se encargaron de procurar imponer a traición las mismas ideas y cosmovisión que el pueblo español, en nombre de Dios, Patria y Rey se combatió en aquella guerra (anteriormente en la Guerra Gran y posteriormente a lo largo del todo siglo XIX en varias contiendas) durante 6 años en los campos de batalla de toda la Península.
    Ordóñez dio el Víctor.

  13. #113
    Avatar de Ordóñez
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Muchas gracias estimado Bonifaz por el dato de "refresco", que de hecho, ayuda a desmontar la mitología secesionista, pues es uno de sus buques-insignia.

    Siguiendo con el tema, aun admitiendo la devoción mariana de Belgrano (Me imagino que a los que lo consideran hermano de logia no les hará mucha gracia, pero bueno), se mezclaría con el descarado gorro frigio, que algún que otro nacionalista quiere ver "diferente" porque mientras en Europa eso es símbolo revolucionario en América no lo es.... Desde luego, mayor desenfado no se ha visto nunca. Han logrado crear un San Martín que nada tiene que ver con el real, o sea, que existe un San Martín histórico y otro literario, algo así... Pero sin duda, aun admitiendo eso en Belgrano, la mezcolanza imposible ya denota el desorden de la revolución hispanoamericana, la cual fue hecha por la unión de los liberales de entrambos hemisferios (De Ayacucho a Vergara) y sus frutos todavía está recogiendo el imperio británico.

    Y con respecto a la sensibilidad ante las ¿injurias?, recuerdo que las críticas contra el carlismo de este sector vienen siendo tan brutales como ignorantes en los últimos tiempos, cuando antaño amistad hubo en la misma Argentina. Empezando porque ahora pretenden que hay una "versión carlista" de la Historia; y nada más lejos de la realidad. Hasta hace muy poco y a título personal es cuando algún carlista ha hablado del tema. Pero por seguir creando "mitos", que no quede.

    Definitivamente, el nacionalismo, amén de artificial, es un obstáculo, sea en España sea en América. Nunca haremos grandes cosas con esta pesada losa de por medio.
    Última edición por Ordóñez; 17/07/2013 a las 05:33
    Ramón de Bonifaz dio el Víctor.

  14. #114
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Estimado Ordoñez:
    Tendrías que hacerte una escapada por estos lares a fin de poder conversar sin pontificar de determinados temas que son imposibles de ver como blanco o negro, lo que torna la cuestión en una disputatio "ideológica", que se debe evitar.
    Por ejemplo te puede llamar la atención lo del gorro frigio y lo entiendo, pero tambien debes tratar de entender que aquí en nuestra patria, más allá, si esto se intento establecer por los tres puntos, lo cierto es que el 99 % o más de la población te diría que "deliras", no solo porque ignora los antecedentes del caso sino porque además fue usado nada menos que por los Mazorqueros del tirano Juan Manuel de Rosas.
    Entonces basta de repetir "refritos", cuantas cosas que se utilizaron de una manera y terminaron siendo un símbolo totalmente opuesto.
    Salvado las distancias hay cientos de ejemplos en el catolicismo sobre esta cuestión.
    Por otra parte que pretendes con eso, que todo el pueblo que lo desconoce termine creyendo que todos han sido masones y por tanto se vuelquen a la masonería?
    No es acaso mejor que digamos que es el gorro mazorquero, lo que es totalmente cierto?
    Y la Mazorca no toleraba ni el olor de la masonería, el liberalismo, etc.
    En lo tocante al Nacionalismo Católico e Hispánico Argentino, conoces algo del entrañable Ignaciano Anzoategui?, del Bebe Goyeneche? De Peco Ibarguren? del Padre Castellani? del Padre Meinvielle? de Paco Bernardez? del insigne poeta Leopoldo Marechal? de los escritos de "Ortodoxia"? de "Sol y Luna"? y un interminable etc?
    Te sugiero que leas alguito de eso.
    Te aclaro que tengo mis discusiones y entreveros con los nacionalistas pero de allí a tratarlos como enemigos o compararlos con cierto nacionalismo Español de la ETA, etc, hay un largo trecho.
    Poco o ningún favor le haces a España y la Argentina, con esa critica desmesurada, y en gran medida errada.
    A quien crees que estas sirviendo con esto?
    El Leviathan se restriega las manos.
    "Los hermanos sean unidos esa es la ley primera...".
    Hay que saber matizar y no hacer permanentes juicios maniqueos.
    Así por ejemplo te enfureciste y amenazaste con "romper el carnet" o algo así, cuando comente que S.A.R. era afiliado al Movimiento Nacional Justicialista, calma hombre, que no es pa¨ tanto la cosa...salvo para los gorilas empedernidos, que doy por descontado que no lo eres.
    A quien te refieres cuando hablas de a algún carlista que "sigue creando mitos que no puede", si es a mi, lo que parece evidente, pues dilo con nombre y apellido y no le esquives al bulto, que es bueno hablar de frente, o como decía mi tío el cura "dar la cara".
    El imperio británico lamentablemente esta recogiendo muchos frutos tanto de España como de la Argentina y esto de hace siglos.
    Pero atenti que ese imperio (que es muy astuto, tiene una genial "inteligencia" política, y en su actuar es el rey de los zorros), no vaya a ser que creyendo que lo atacamos lo estemos sirviendo.
    En fin Ordoñez que esta tertulia da para mucho e insisto que sería muy bueno poder verte por Buenos Aires, algún hospedaje tendrías en casa.
    A no enfadarse y cordiales saludos.
    Última edición por juan vergara; 17/07/2013 a las 07:04

  15. #115
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Sr. Vergara, ante la mentira que vuacé insiste en propagar, me veo en la obligación de contestarle a pesar de mis pocas ganas:

    -Jamás dije nada de tirar el carnet, cosa que por cierto, el carlismo sólo ha usado en casos "extremos", como el Requeté. Lo que quiero es que algún sixtino me confirme si eso es así, y de serlo, que se abstenga entonces de dar lecciones de pureza. Jamás dejaré de ser carlista y desde luego, mi opinión sobre S.A.R. no es mala.

    -Por lo demás, veo que sigue erre que erre. No obstante, esta vez le reconozco el mérito de la mazorca. Hacía tiempo que no me contaban un chiste tan bueno. Se lo robo.
    Última edición por Ordóñez; 18/07/2013 a las 00:12

  16. #116
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Cita Iniciado por Ordóñez Ver mensaje
    Sr. Vergara, ante la mentira que vuacé insiste en propagar, me veo en la obligación de contestarle a pesar de mis pocas ganas:

    -Jamás dije nada de tirar el carnet, cosa que por cierto, el carlismo sólo ha usado en casos "extremos", como el Requeté. Lo que quiero es que algún sixtino me confirme si eso es así, y de serlo, que se abstenga entonces de dar lecciones de pureza. Jamás dejaré de ser carlista y desde luego, mi opinión sobre S.A.R. no es mala.

    -Por lo demás, veo que sigue erre que erre. No obstante, esta vez le reconozco el mérito de la mazorca. Hacía tiempo que no me contaban un chiste tan bueno. Se lo robo.
    .
    Estimado Ordoñez:
    "Vuase" no ha mentido.
    En primer lugar si lees bien lo que he escrito antes de calumniarme como "mentiroso", (SIC) veraz, que dije "romper el carnet o algo así", porque realmente no recordaba con exactitud tu brulote.
    Me has obligado a releer lo que escribiste y es mucho más grave lo que dijiste, que lo que yo recordaba.
    Veamos lo que declaraste excatedra:
    "Espero que los sixtinos lo desmientan o bien entonces se abstengan de repartir carnet del carlismo".(sic!)
    Sin tener ninguna autoridad en el Carlismo, te irrogaste nada menos que la orden -tajante pontifical y definitiva-, como suele ser tu estilo, cuando la realidad no coincide con tu "ideología", o "voluntarismo".
    Quien eres tu, para disponer despoticamente, y hasta se podría decir ridículamente, de semejante disparate?
    Atención Carlistas el Sr. Ordoñez, ORDENA Y MANDA: Todo "SIXTINO" (sic) deberá "abstenerse"(sic!) de aquí en más de: "repartir carnet del carlismo"... "y que si eso es así, y de serlo que se abstengan de dar lecciones de pureza" (sic!), bajo pena de excomunión, degradación y garrote vil, y que a pesar de ello S.A.R. se quede tranquilo y no pierda el sueño pues la "opinion" (sic) que tiene el Sr Ordonez de S.A.R. "no es mala" (SIC!), sera regular?, más o menos?, "ni"?, tibia?, o talvez "erre que erre"?, en fin no se sabe, pero todos tranquilos que mala no es...
    Bromas aparte, lo cierto es que no he mentido, porque dije "o algo así", y porque en definitiva tus dichos eran mucho peores...
    Autorizo el "robo", por tanto puedes usarlo con conciencia tranquila. (aunque por lo visto no entiendes ni medio de lo que te quise decir, una pena, pero que le vamos a hacer).
    De todas formas y más allá de todo esto, que en mi caso, no lo llevo en absoluto a lo personal, ni mucho menos, queda en pie el ofrecimiento de hospedaje en casa si decides hacerte una escapada por estos lares.
    Con la sugerencia de siempre, matizar, desdramatizar, no enfadarse al cuete, y estar dispuesto a gustar de algunas tapas y un buen vino alrededor de una mesa para conversar sin encono, en fraternal ágape, pues en definitiva somos Hermanos en la Hispanidad.
    Haber si de una buena vez entiendes la sabiduría del Martin Fierro: "los hermanos sean unidos.." o acaso prefieres hacer el juego a los "demoledores", a los "divididores", "a los enfrentadores", en definitiva al Leviathan que es lo que quiere y promueve desde Caín a esta parte?
    Doy por descontado que obtaras por la hermandad.
    Cordiales saludos.
    Última edición por juan vergara; 18/07/2013 a las 03:41

  17. #117
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Además de mentir, manipula. Porque no me creo que sea incomprensión lectora o desconocimiento. Está bien claro lo que quiero decir con esa expresión y nadie, salvo vd., ha tenido mayor problema.

    Sigue adjudicando a mi triste figura justo lo que ustedes hacen: Declarando excatedra, como autoridad "pontifical", llevan las vacas sagradas del nacionalismo no sé cuánto tiempo, anatemizando a todo el que ose cuestionar su absurda idolatría. Y cuando por fin, tras casi dos siglos de mentiras y manipulaciones -veo que en ese juego su merced es experto-, se contesta con rigor a tantas tonterías sin sentido, empezando por lo que dijeron e hicieron los mismos "próceres" (No lo que vds. inventan o manipulan), vienen los nervios. Y encima yo le hago el juego al sistema, el mismo que ensalza a los masonazos traidores que ustedes idolatran... El mismo que financia estatuas por todo el mundo hispánico de ésos mismos.

    Pero siga, siga, está quedando la mar de bien.



    "NOSOTROS, LOS LIBERALES, SOMOS HERMANOS EN TODAS PARTES DEL MUNDO."

    JOSÉ DE SAN MARTÍN
    OFICIAL ESPAÑOL DURANTE MÁS DE VEINTE AÑOS, SERVIDOR DE CARLOS IV Y GODOY, LUEGO IDO A INGLATERRA, TRAIDOR A SU PATRIA Y SERVIDOR DE LOS INTERESES DEL IMPERIO BRITÁNICO, EL QUE SE CREÍA QUE LE IBA A AYUDAR A MONTAR SU MONARQUÍA CONSTITUCIONAL TAN RICAMENTE. PERO COMO DICEN EN EL PERÚ, "YUCA". MUERTO EN EL DESTIERRO SOLO Y PELEADO. TAN LIBERAL COMO MORILLO ,ESPARTERO, RIEGO Y COMPAÑÍA. ENTRE TODOS TERMINARON DE HACER LA REVOLUCIÓN QUE YA CARCOMÍA POR DENTRO A LAS ESPAÑAS.

    SALVANDO LAS DISTANCIAS, CARACTERÍSTICAS QUE SE DIERON EN LA MAYOR PARTE DE LOS PRÓCERES.

    Hasta ahora esta evidencia no se refuta. Y se recurre a peregrinas boludeces (aunque reconozco que la mazorquera es de mucho nivel, sobre todo entre tragos) para salvar los mitos, porque qué se haría sin ellos, y más en la Argentina.


    *Sobre el evidente masonismo afrancesado del escudo argentino, recuérdese:

    http://bicentenariodistinto.blogspot...-nacional.html
    Última edición por Ordóñez; 18/07/2013 a las 04:09
    El Tercio de Lima dio el Víctor.

  18. #118
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Caramba Ordoñez! que te extiendo la mano y me la muerdes.
    Te invito a una hermandad y sigues con tus escupitajos irreverentes e histericones.
    Te propongo un ágape sin enconos y defecas con avinagrado y bilioso talante.
    Te facilito alojamiento en mi casa si vienes por Buenos Aires, y como toda respuesta vuelves a cagar tinta, injuriandome nuevamente.
    He probado tu falsa acusación y difamación ante los foreros, diciendo que mentía sobre los carnets- y en lugar de pedir disculpas como corresponde a todo buen nacido, con -una mala leche de aquellas- insistes con desequilibrados e indignos insultos.
    Al menos podrías haber guardado un piadoso silencio... y santas pascuas.
    Yéndote del tema en debate, sin que tenga nada que ver, traes a colación a San Martin y hablas "de las vacas sagradas del nacionalismo" (sic!), raro que no menciones a los platos voladores, la cuadratura del circulo, o que eramos pocos y pario mi abuela...
    Sigues con tu incontenible diarrea verborragica, y me acusas de boludo, idolatra, adorador de vacas sagradas, manipulador, mentiroso y que se yo cuantas otras infamias y falacias.
    No ofende quien quiere sino quien puede y a ti no te da la altura.
    Esa es tu formas de historiar? de debatir? de intercambiar pareceres? de tratar al progimo?
    Bien Ordoñez (o como te llames realmente), aquí tienes mi otra mejilla, puedes pegar tranquilo, por ahora...
    Continuas sin entender aquello de los "hermanos sean unidos....porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera".
    Pues sigue entonces con tu estilo maniqueo.
    Aquí los "puros" es decir: yo Ordoñez I (o como te llames), y allí los "impuros", "los adoradores de vacas sagradas", "mentirosos", "boludos", "manipuladores", etc, etc, etc. el primero de todos de esos impuros, irrecuperables, sin retorno, perjuros, traidores, mal paridos: Juan Vergara.
    Hice todo lo posible con sincero corazón, y tu sigues optado por el descontrol, la bravuconada barata y chabacana, blandiendo tu irascible como un garrote.
    Pues que que quieres que te diga...
    Aya tu con tus rabietas, que te aproveche.
    En esa no te sigo, ni me prendo, no hago el juego a los que combaten a los afines.
    Hice el quinto voto que propuso Ramiro de Maeztu.

  19. #119
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Veo que no les interesó el libro de Terragno, a ver que les parece lo que dice este historiador oriental:

    "La historia se cuenta de la forma que se contó porque la otra manera de hacerlo sería reconocer que somos el resultado de una estafa"

    La polémica sobre Artigas y la invención del Uruguay

    El mejor reportaje que leí en los últimos tiempos.
    El Tercio de Lima dio el Víctor.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  20. #120
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    Re: Hay “otro” bicentenario

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Estimado Erasmus, en mi caso SI me intereso el libro de Terragneo, tanto el de "Maitland y San Martín", que leí hace años, como el más reciente, "Diario Intimo de San Martín".

    En lo tocante a Guillermo Vázquez Franco, siempre es un gusto leerlo, más allá si en algún tópico uno puede no coincidir.

    Si se debate "sin ira et cum studio", no hay inconvenientes en tratar, lo que se puede considerar como una dolorosa guerra civil.

    Lo de "Mayo", no puede ser examinado sin meritar sus antecedentes históricos, al igual que los que ocurrían contemporáneamente.
    Señalare los que me vienen a la mente.
    Aclarando que en modo alguno pretendo agotarlos, ni tomarlos rigurosamente, linealmente, ni negar que algunos han tenido mucho más peso que otros
    No estamos en algo científico, ni matemático, ni de "blanco o negro", "santos y perversos", (aunque los haya habido), ni de leyendas "rosas o negras".
    Tampoco desconozco las fluctuaciones, contradicciones y complejidades existente en todo esto.
    En definitiva mencionare, tal como me van viniendo a la cabeza,-es decir sin un orden preconcebido- algunos puntos referenciales que entiendo pueden ser de alguna utilidad.

    I) Las relaciones del poder Central con Hispanoamérica, que en algunos tópicos se fue tornando urticante, engorrosos en exceso, burocráticos en demacia, etc.
    II) La Revolución Francesa y todo lo que derivo de ella.
    III) La coronación como emperador de Napoleón Bonaparte, con las consecuencias que ello trajo a Europa e Hipanoamérica.
    IV) La independencia de los Estados Unidos (l776) y su influencia en las mentes de determinadas personalidades, a más de lo que no se termino concretando entre EEUU, Francia y España, y que terminaría por perjudicar a España.
    V) Las "nuevas ideas" que se fueron introduciendo en las Universidades, y escritos de la época, tanto de este lado como del otro. La formación de Belgrano San Martín etc se llevo a cabo en España, lo que se enseñaba en Chuquizaca, dejaba mucho que desear. La Constitución de Cadiz de 1812, etc.
    VI) La política Inglesa.
    VII) La expulsión de los Jesuitas por Carlos III, y la actuación que les cupo a algunos de ellos como "venganza".
    VIII) Las Invasiones Inglesas a nuestra patria en 1806 y 1807.
    IX) La Actuación de cierta parte del Clero a nivel formativo y político: A mero titulo ejemplificativo señalo que las ordenes religiosas con una sola excepción suscribieron un comunicado en apoyo de los invasores británicos en 1806!
    XI) Los enfrentamientos cada vez más marcados entre los comerciantes de la Península y los de aquí.
    XII) El absolutismo, etc. de nuestros monarcas.
    XIII) La desmembración de enormes territorios Hispanoamericanos decididos por los Monarcas, a pesar de estar expresamente prohibidos.
    Esto es de suma importancia, imagínense si de un día para otro los Sevillanos,o los Asturianos, dejaran de pertenecer a el Reino Español.
    Y otro día Cadiz dejara de ser Español.
    En el Rió de la Plata recuerdo lo ocurrido con Colonia del Sacramento cuando se decidió desde la Península que pasara a manos Lusitanas.
    XIV) Las influencias solapadas, de liberales que en determinados casos nos llegaban de la propia Península, también de cierto iluminismo, tres puntos, etc.
    XV) La invasión de Napoleón es decir del Imperio Francés a España, verdadera tragedia y error político incalculable.
    XVI) Lo ocurrido en Bayona que fue de vital significación para Mayo.
    XVII) La Alianza de España (o sea de todos nosotros), con El Imperio Británico.
    Entre otros a San Martín en España le toco pelear a las ordenes de William Carr Bereford, quien nos invadió en 1806 y gobernó Buenos Aires en nombre del rey Ingles Jorge III.
    XVIII) El Carlotismo.
    XIX) Los que sinceramente pensaron no en la independencia sino en la autonomía, y luego como la Península se negó optaron por la causa de la independencia
    XX) Los que basados en las disposiciones establecidas por Carlos V, consideraron que Ninguna Junta peninsular podía regirnos en ausencia de Fernando VII.
    Esto ocurrió en el propio territorio peninsular por ejemplo con la Junta del Principado de Asturias, entre otros, quienes no reconocieron soberanía a la Junta de Sevilla.
    XXI) No anticiparse a la rebelión de Tupac Amarú, habiendo accedido a algunas de sus peticiones que era justas.
    XXII) Y por supuesto que un sinfín de circunstancias facticas, hechos imponderables, y factores, que no se pesan, miden, o calculas, y que incluso tienen que ver con cuestiones emocionales, sociológicas, de ambición política, de gloria, de disputas por el poder, o por intereses económicos, psicológicos, patrióticos, etc, etc.

    En toda guerra civil, quienes están verdaderamente dispuestos a morir en combate, y no pelean por la paga, o porque "no les queda otra", o los mueve la venganza, la codicia o solo el odio, generalmente creen que lo hacen por un fin patriótico, precisamente esa es la tragedia de las guerras fratricidas.
    Última edición por juan vergara; 20/07/2013 a las 01:16


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