Cita Iniciado por mazadelizana Ver mensaje
¿Realmente importa la división que han hecho los progres de España?lo más útil aunque no los guste es el centralismo.Así se evitan nacionalismos que no tienen ni pies ni cabeza.
Suponer que los nacionalismos son consecuencia del “centralismo” no es correcto.
Si consideramos que el llamado “centralismo” comienza en España con Felipe V y los Borbones, nos encontramos que durante casi todo el siglo XVIII y casi todo el XIX (excepto su tramo final) no hay en España propiamente reivindicaciones forales, y mucho menos nacionalismos periféricos.
Es decir, durante el Antiguo Régimen desde 1710 hasta la Guerra de la Independencia, y dentro de la época liberal desde 1810 hasta sobrepasado 1870 (épocas de centralismo puro y duro) la reivindicación foral es mínima.

Más aun; suena a pitorreo decir que el centralismo fomenta el separatismo, cuando nunca ha habido más separatismo en España que desde la existencia de la Constitución de 1978, que ha descentralizado todas las competencias, no quedando hoy día del Estado español más que un simple esqueleto, con toda la carne transferida a 17 entes siniestros, la mitad de los cuales son ya entes pre-independentistas.... Pero ya ni eso les sirve; ahora tratan hasta de decir que España nunca existió; que ha sido un bluf, y un invento fascista y bla, bla.
Lógico; estamos ya en la fase terminal del cáncer.

Los nacionalismos son más bien consecuencia del movimiento romántico europeo que se difunde desde mediados del siglo XIX y que trastoca el mapa político tradicional, con desaparición de unas naciones europeas y surgimiento de otras, tomando como principio el sentimiento de comunidad de lengua y costumbres imaginadas producto de un antiquísimo ( e imaginario) pacto social entre los habitantes de esos pueblos de una misma lengua.
Pero ello es consecuencia de una nueva ideología política que concibe la voluntad de los pueblos como soberana y exclusiva fuente de legitimidad frente a derechos dinásticos y tradicionales vinculantes; y tal es el liberalismo.

A todo ello se añade la pérdida de los principios religiosos del Catolicismo como informadores de la Política, y la aparición del culto a una nueva religión artificial: la de la patria chica imaginada y soñada idealmente como un paraíso oprimido.
En el caso de España se añaden también la pérdida de los territorios americanos y la preponderancia económica que pasan a adquirir los territorios antiguamente forales (Cataluña y País Vasco).

Es decir, creo que habría habido igualmente nacionalismos en la España moderna aunque se hubiera mantenido el statu quo foral de la Corona de Aragón y de los territorios vascos: las razones que darían los nacionalistas serían las mismas que dan ahora.
El problema real de esos territorios es la falsa idea de España que se les inculca desde la infancia en las escuelas separatistas y laicas (que todos los españoles aceptaron implícitamente y para su desgracia en la Constitución de 1978) y la ignorancia de la verdadera Historia de España y su grandeza, principalmente en materia religiosa, artística y literaria, sin comparación posible con la exclusiva de esos territorios separatistas.