Totalmente de acuerdo con esto que comenta Donoso. Los sentimientos no son una "prueba política" de nada, de hecho ni siquiera sirven como argumento político. Sirve la historia, la constitución jurídico-política de las regiones a lo largo de ella, las manifestaciones culturales y etnográficas, etc. Por medio de ello sí se definen las regiones (y puede defenderse una constitución tradicional de las Españas).
Como reseña de un montañés patriota y defensor de Castilla, os dejo la siguiente:
Asociación Socio-Cultural Castilla (ASCCAS) - José del Río Sainz y el castellanismo en Cantabria (1920-1936)
De donde pongo aquí un comunicado oficial de la Diputación Provincial de Santander en los años 20 del pasado siglo:
"La Diputación de Santander estima que, si se llegara a la división del territorio nacional en regiones con competencias políticas, la provincia de Santander, castellana por su origen, por su lengua y por los intereses económicos que siempre la hermanaron con las otras provincias castellanas, desea su agrupación con las provincias castellanas a ella unidas geográficamente, sin olvidar que el puerto de Santander debe ser el nexo para todo el "hinterland" de Castilla."
Ante ello, creo que poco más resta decir. Nadie habla de sustraer a nadie su identidad "cántabra" (empleado este término con todas las salvedades históricas que corresponde), sino simplemente de hacer honor a la verdad: que los montañeses formaron parte del pueblo castellano desde su mismo origen, y en Cantabria y el norte de Burgos está la brújula espiritual de Castilla, su más profunda matriz geográfica.
Por cierto, la unidad de Castilla no tiene por qué menoscabar la autonomía administrativa de los montañeses, antes bien, puede (y debe) servir para volver a convertir al Puerto de San Emeterio en el Puerto de Castilla económicamente hablando. En 1900 era el 6º puerto de España, hoy está en el puesto 17º y cayendo. Para los montañeses hay dos vías: o bien la restauración de la tradición montañesa en la unidad castellana, la recuperación del puesto que le corresponde en Castilla y en España; o bien en encierro sobre sí mismos, la pequeñez autonómica, el tribalismo y el aislamiento.
Es mi opinión, personalísima y por supuesto criticable, pero creo que siempre es mejor sumar que restar; y cuando la tradición lo avala, es obligado.
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