En Cantabria el término "Castilla" o el gentilicio "castellano" se entiende como algo ajeno, en la misma medida que es ajeno "Asturias" o "Euskalerría" o "País Vasco". Cantabria formó parte del Estado Castellano (Corona de Castilla) pero no del país castellano, esto es, de la tierra dónde habita un pueblo que se autodenomina castellano.
Cantabria queda al margen de Castilla por la simple razón de que Castilla, entendida cómo la patria de los castellanos, no afecta a Cantabria, pues sus moradores nunca se consideraron castellanos y siempre, desde tiempo inmemorial, se dijo "Castilla" para referirse a otro lugar, que en ningún caso incluía a Cantabria.
Es tan fácil de entender como que la tierra es redonda. Cantabria no es Castilla.
Aquí los gentilicios nativos que han existido, aparte de ser españoles, es el de cántabros y montañeses, jamás castellanos. En las actas de la Sociedad Cantábrica" que se pueden encontrar en Hispánica de la Biblioteca Nacional (finales del XVIII y principios del XIX) siempre aparece la palabra "Cantabria" para referirse a su tierra y "Cántabros" para calificarse. De vez en cuando, en menor medida, "la Montaña" y "montañeses". Con el nombre de "Cantabria" se levanta mi tierra ante Napoleón, y al grito de "Cántabros" se lanza la proclama del 27 de mayo de 1808. Cúando menos se ha usado el nombre de "Cantabria" fue durante el siglo XX, sobre todo en la época franquista. Con la muerte de Franco, vuelve con fuerza el nombre de Cantabria, por fin oficializado tras numerosos intentos en los últimos tres siglos.
Es imposible arrancar de esta tierra el nombre de Cantabria, nuestro blasón, y cántabro nuestro linaje.
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