Revista FUERZA NUEVA, nº 479, 13-Mar-1976
PRIMEROS COMPASES
La frase alcanzó popularidad y era como una promesa –un alivio- para un momento crucial de la Historia: “Todo está atado y bien atado”. El hombre que la repetía configuraba la clave de nuestro tiempo. Era como una encina vigorosa, a cuya sombra se apiñaban treinta y cinco millones de seres humanos. El hombre murió.
Todo está atado y bien atado, pero no por unas Leyes institucionales cuya tutela se atribuye a las Fuerzas Armadas; otras ataduras –secretas y malévolas-, que echan sus primeros nudos en la noche del siglo XIX, aprisionan el porvenir de España mediante una formidable conspiración internacional cuyo primer objetivo se consumó, impunemente, el 20 de diciembre de 1973, en la calle de Claudio Coello de Madrid. Carrero Blanco fue asesinado. El eslabón quedó roto.
El objetivo presente de esa conspiración se llama “reforma”; término ambiguo en el que se arropa púdicamente, una enorme traición: sustituir una Constitución por otra; hacer mutables unos principios que eran inmutables y que fueron jurados por todos cuantos se aprestan a esa torva maniobra que tiene el epicentro de sus convulsiones a muchas leguas de España.
El perjurio, como se ve, no constituye ni un grave atentado a la Ley de Dios ni una erosión al honor individual o colectivo. La relación de perjuros empieza a ser tan abultada como el listín telefónico. La sinfonía de la desintegración nacional, bajo la batuta de los conjurados, ha iniciados sus primeros compases.
GARCILASO
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