Revista FUERZA NUEVA, nº 481, 27-Mar-1976
Socialistas históricos
Parece que a algunos socialistas, llamados “históricos” por su vinculación a una historia del Partido Socialista que en ocasiones protagonizaron, les molesta que les recuerden la actuación de un partido con la que se identifican al asumirla. Se moleste quien se moleste, desde el asesinato bestial, salvaje, infrahumano, de cuatro guardias civiles en Castilblanco [1931], hasta el asesinato del diputado y jefe de la oposición en las Cortes, señor Calvo Sotelo [1936], realizado con vileza y cobardía inigualables también por socialistas, existe toda una teoría de crímenes socialistas en la época legal de la segunda República, culminada en la barbarie de la revolución de Asturias de 1934, obra esencialmente socialista, que no hay forma de borrar.
De poco vale enfadarse porque se recuerden y califiquen tales hechos. Si la historia no gusta, lo mejor sería no haberla hecho. Y si uno no se siente responsable de ella, ni obligado a asumirla, hay que tener el valor de proclamarlo. Pero ser histórico sin historia es bastante difícil.
Socialistas y Régimen de Franco
… Dos partidos autotitulados socialdemócratas [PSOE y PSP] se han reunido para ver de unirse… pero aunque no dé los nombres puedo decir que si el abogado Felipe González representa la flor y nata de los obreros españoles, los apellidos de los congregados en la reunión socialdemócrata parecen sacados del Gotha de la aristocracia de la época franquista: apellidos de ministros, de altos cargos de empresas públicas, de miembros destacados de diversas ramas de la Administración se entremezclan, unas veces por medio de los hijos de papá y otras por los propios protagonistas, alguna de cuyas carreras se inició disciplinadamente con camisa azul, hasta que, de mano de un ministro, fue puesto en órbita para acabar en la elegante socialdemocracia de los niños privilegiados del Régimen.
El secretario general del Partido Socialista homologado es Felipe González. Un abogado, naturalmente, que para eso el Partido Socialista se llama “obrero”. Lo que ha dado lugar a que se pueda decir con un poco de cachondeo: “En el Partido Socialista Obrero Español todos somos abogados e hijos de abogados”. En el fondo, que todos los obreros sean abogados es el mayor elogio que puede hacerse de 40 años de franquismo. Siempre que la constitución social del PSOE refleje una realidad social y no sea una ficción…
Juan Nuevo
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