Revista FUERZA NUEVA, nº 505, 11-Sept-1976
A la noticia del día
Cuando escribo la noticia primera que difunden las radios, las televisiones y demás medios de mentalización, digo de información, es la misa de monseñor Lefebvre. Había, según las informaciones, quien estaba con él y quien no estaba con él. Personalmente y sin implicar a nadie, lo que sí puedo decir es que yo con lo que no puedo estar es con un tinglado eclesiástico que coloca obispos catalanes en Cataluña y vascos en Vascongadas, pero coloca catalanes [mons. Buxarrais] primero en Zamora y luego en Málaga. Discriminación intolerable.
Yo no puedo estar con un tinglado taranconiano que da lecciones políticas al propio Rey de España en la misa que debía ser de Espíritu Santo y fue de "espíritu" taranconiano y democrático.
Yo no puedo estar con un tinglado que retiene tranquilamente en su seno a un tipo como monseñor Proaño, que se cisca en Roma (1972, comienzo de “Tiempo de Responder”). Yo no puedo estar con un tinglado donde los curas visten jerseys rojos o verdes sin permiso de nadie, y nadie dice nada.
Yo no puedo estar con un tinglado donde se mete a la “Marxa de la Llibertat” en un templo de Tarrasa y en los que convenga.
Yo no puedo estar con un tinglado donde monseñor Jubany tolera tranquilamente las aberraciones de Santa Coloma, las de San Ramón de Collblanch, con tocata de campanas por la muerte de Picasso, multimillonario comunista, con hijos ilegítimos corriendo por el mundo, mientras prohíbe una misa en Atarazanas por todos los caídos por uno y otro bando.
Yo no puedo estar con un tinglado eclesiástico que traiciona vilmente y con alevosía al Régimen que le dio la posibilidad de sobrevivir, tras la masacre total de obispos y sacerdotes de la zona roja, amén de los asesinados puramente por ser católicos, como un vecino de mi propia calle. No puedo, señor ministro de Información y Turismo, olvidar “guerra civil”. No me he vuelto amnésico.
Yo no puedo estar con un arzobispado que tolera mítines de las CC.OO. comunistas en Hospitalet en la tarde del Corpus, con “Internacional” y puños en alto, sin mandar al cuerno al párroco y a todos los curas de tan extraña parroquia.
Yo no puedo; es cuestión de fe, de conciencia y de modales, simplemente (...)
Ramón Castells Soler
|
Marcadores