Revista FUERZA NUEVA, nº 500, 7-Ago-1976
Palabras al viento
Un ilustre y heroico militar, el ministro del Ejército, teniente general Álvarez Arenas, por quien tenemos toda nuestra admiración y respeto, acaba de decir en Toledo, en la entrega de despachos a la XXXII Promoción de oficiales de la Academia General, que “estamos viviendo una guerra sucia y rastrera, que nos repugna a todos los hombres de honor”, refiriéndose, como dijo, a la guerra subversiva, primera fase de la guerra revolucionaria, cuya “finalidad es el debilitamiento de la moral, la destrucción de los ideales patrios y del principio de autoridad, para preparar el asalto al Poder”. Verdades exactas de un proceso que los españoles estamos padeciendo, por lo que verdaderas son también sus siguientes palabras de que “contra todo ello tenemos que luchar para salvar a España”.
Honestas y atinadas frases, dichas, sin duda alguna, con fe y auténtico convencimiento y que encierran, aun cuando no lo dijese, una toma de conciencia de la gravedad del momento por el cual atraviesa nuestra Patria.
Sin embargo, mucho nos tememos que estas palabras de tan ilustre militar, como otras bien recientes de nuestras Fuerzas Armadas, no sean más que palabras al viento, pues de otro modo no entendemos cómo un Gobierno en el cual forman parte cuatro militares en representación de nuestros Ejércitos, “guardianes de lo permanente, columna vertebral de la Patria, escuela de honor y heroísmo y defensores también del orden institucional y de unos Principio cuya observancia ha sido jurada”, puede permanecer impávido, no actuar drásticamente, ante los ataques a las Instituciones, ante la corriente cada día más fuerte y totalmente tolerada del separatismo, de la acción de la antipatria que significa el marxismo ateo y materialista en todas sus formas, y que, por “pactos” o tolerancias, está conquistando la calle y pronto, tal vez, la nación.
No entendemos cómo, reconociendo lo que está ocurriendo, se permiten, por citar un solo ejemplo, que en una revista se ataque al Ejército nacional y se diga textualmente “después del glorioso día del 20 de noviembre de 1975”, frase denigratoria e intolerable para la memoria del Caudillo, ese mismo Generalísimo Franco que en recientes arengas militares ha sido justamente ensalzado y puesto ante los mismos oficiales como arquetipo del militar y español. No entendemos cómo nuestras Fuerzas Armadas, defensoras antes que nada de la unidad de la Patria, no exigen la destitución, por sólo citar un ejemplo, del alcalde de Vergara, quien en reciente acto separatista se ha permitido ensalzar a Euzkadi –no Euzkalerría- y glorificar como heroicos luchadores por la libertad y la patria vasca a los asesinos de ETA.
Y no entendemos tantas cosas, porque fuimos soldados combatientes y seguimos pensando que el soldado, por encima de cualquier otra condición, tiene que tener el amor a España y por ese amor, que es su supremo honor, sólo Dios por encima de él, luchar en todo momento y no plegarse a nada que ponga en entredicho el destino histórico y los valores permanentes de la Patria.
Ramón de Tolosa
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