Revista FUERZA NUEVA, nº 503, 28-Ago-1976
EL REGRESO DE LOS CADÁVERES
España es una nación de espectros, de esperpento (…)
Los cadáveres, los muertos vivientes cuyo retorno se nos hace soportar, son aquellos que para los españoles permanecieron por más de siete lustros sepultados en el olvido (…)
Madariaga, Abad de Santillán, Sánchez Albornoz, Llopis, López Raimundo, Gil-Robles, Carrillo, La Pasionaria, Tarradellas… Los que han vuelto a la España que un día, por su culpa, fue tan sólo un país desolado, los que ya estaban y los que pronto volverán, mientras se remueven en sus tumbas los asesinados de todos los Paracuellos, de todas las innumerables checas y cunetas; ésos son los capitanes de una legión de sombras regresadas del más allá, que de nuevo agita amenazadoramente sus puños, evocando impunemente las matanzas de ayer y presagiando las de mañana. (…)
Fue preciso que se diera una época ruin y cobarde para que la juventud, y los valores por ella encarnados, se viera arrinconada: el mundo subhumano del siglo XVIII, con sus ideas dogmáticas y decadentes, encarnadas por el racionalismo y el liberalismo, que produjeron el tipo del político profesional, sin alma, inepto para la acción, senil y cobarde. Y, después, el siglo XIX, con la aparición del marxismo, que representa la mayor subversión ética y moral contra los valores juveniles de la cultura; que es la rebelión de los frustrados y los impotentes contra la fuerza y el valor (…)
El siglo XX ha debido reunir todas sus fuerzas para luchar contra las revoluciones materialistas de los siglos XVIII y XIX, “La gran revolución del siglo XX está hecha”, ha escrito Leon Degrelle. Por el camino del sacrificio, miles y miles de jóvenes europeos –entre quienes se encontraba Degrelle- hicieron esa gran revolución del siglo XX, primero en la lucha política y luego en el combate, demostrando que, ante el heroísmo derramado en las orillas del Ebro, las estepas de Rusia, (…) nada valen los seniles dogmas liberales y la estúpida dialéctica marxista.
Todos los dirigentes de los movimientos nacional-revolucionarios de Europa y la inmensa mayoría de sus militantes fueron jóvenes apasionados, héroes que se oponían a la decrepitud, a la senilidad y a la decadencia del hombre y del sistema: José Antonio, Ledesma, Codreanu, Degrelle, Mosley, Szalasy… Hitler conquistó el poder a los cuarenta y tres años y Mussolini a los treinta y nueve.
El hombre que hizo posible en España la derrota de estas momias del pasado que hoy vienen a cobrar la factura de su odio, su resentimiento y su venganza, fue el General más joven y valeroso de Europa desde Napoleón. Él les derrotó limpiamente, pero ellos han aguardado agazapados, escondidos, durante treinta y seis años para que él librara, y perdiera heroicamente, su última batalla.
Pero no importa. Con Franco murió un hombre, pero nació un símbolo de la capitanía joven y heroica. Por eso él es el ejemplo válido para todos los jóvenes que luchamos por una nación joven y combativa. Por eso él sigue vivo para siempre en nuestros corazones, mientras que estos esperpentos que ahora asoman sus arrugas sin edad para arrebatarnos nuestro porvenir, no son –aunque todavía respiren- más que muertos vivientes que acabaremos por devolver a su auténtico lugar: las sombras del pasado.
Juan MASSANA
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