Revista FUERZA NUEVA, nº 484, 17-Abr-1976
LA VENGANZA DE LOS ENANOS
…Esperan su hora y cuando llega se vengan de sus frustraciones con sus armas más terribles: la apostasía, el odio y el rencor, y pretenden convencer al mundo de que no hay grandes acontecimientos, hombres egregios ni héroes: que todo es igual a ellos: bajo, pequeñito y ruin…
Para ello atacan la fortaleza de los principios, las creencias y la moral de los hombres por medio de la explosión de bombas semánticas, gramaticales o conceptuales hasta que las palabras pierden su significado o sirven para expresar conceptos ajenos a su etimología. Otras veces, deliberadamente, dan a las palabras un valor multívoco…
Hay ocasiones en que expresando una cosa… su inocente apariencia encierra una agresión tan brutal a los principios del oyente, que… en reacción defensiva recuerda al enano lo que es; pero entonces empieza un coro de ayes lastimeros, esgrimiendo insólitos derechos que nadie sabía que estaban ahí, y para terminar pronto, llaman al osado “fascista”, y con eso ya está justificado todo. El “fascista” se reprime… y los enanos acaban ante la prudencia del adversario, por creer que tienen razón y, lo que es peor, por exigir que todo el mundo se considere enano.
Tal ocurre con “guerra civil” por CRUZADA DE LIBERACIÓN: “Ejército republicano” por hordas de asesinos y ladrones; “piquetes” por bandas de facinerosos a sueldo del extranjero para arruinar la economía y sumir a nuestra Patria en la miseria, la ignorancia y el analfabetismo del que fue librada por el Estado del 18 de Julio; “triunfalismo” por legítimo orgullo ante la obra bien hecha. Así podríamos seguir hasta el infinito, pies la capacidad inventiva de los enanos es ilimitada.
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Recientemente, los lectores se habrán divertido con los aspavientos, distingos y sutilezas de que han hecho gala los enanos ante las inoportunas declaraciones de SOLJENITSIN en TVE, declaraciones que les han sentado “como un tiro”. Pues las mismas deben servir para despertar al pueblo de ese sopor a que le tienen sometido y que se dé cuenta de que en el paraíso del proletariado la más mínima libertad es imposible.
Ahora se está poniendo de moda lo de GENERAL FRANCO. Los enanos conocen, como todos nosotros, la historia política de nuestra patria en los últimos años. Pues a pesar de ello insisten: GENERAL FRANCO.
La cosa no es tan inocente como parece. Con ello quieren designar a un soldado de fortuna que, en un descuido, se apoderó del Poder y esclavizó al pueblo hasta que, a su muerte, fuimos liberados por tanto mamarracho como presume ahora de demócrata, aliado con sus mentores europeos, el pluripartidismo y otras zarandajas por el estilo.
Bajo su apariencia de inocente denominación, se trata de una falsedad. No puede decirse que mientan, pero se oye el roe, roe de los enanos… Es cierto que el glorioso CAUDILLO DE ESPAÑA fue general. El más joven de Europa –y la espada más limpia, como dijo el mariscal Pétain-, pero también es cierto que en los últimos 40 años de su vida no fue sólo general. Su grado en el Ejército era el de capitán general; su empleo efectivo, Generalísimo de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire, y su título político y popular CAUDILLO DE ESPAÑA. Pero general Franco (¿por qué no coronel, comandante o teniente?) no le llamaba nadie aquí en el país. El pueblo siempre le llamó CAUDILLO o GENERALÍSIMO o, debido a las relaciones de afecto y confianza establecidas entre él y su pueblo: FRANCO. Llamarle ahora general Franco es tan incongruente e irrespetuoso como si a alguien se le ocurriera llamar a S. S. el Papa Pablo VI el seminarista Montini…
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Tal vez la epidemia procede de órdenes terminantes de las internacionales europeas, dadas a sus adeptos homologados, y que éstos tienen que obedecer, pues ya se sabe cómo se las gastan los tales demócratas (que se lo pregunten a Rudolf Hess). Es que a los enanos de todas las nacionalidades les molesta el ejemplo del que nunca se doblegó ni claudicó ante nada ni ante nadie. Interesando a todas las internacionales empequeñecer su memoria para que no les ponga en evidencia ante tanta indignidad como ellos han cometido. Es decir, han decretado (ya sabemos que el decreto-ley es su forma preferida de legislar) que todos seamos enanos…
PELAYO
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