Revista FUERZA NUEVA, nº 484, 17-Abr-1976
OTRO INGENUO (sobre Ruiz-Giménez)
Cuando oigo llamar ingenua a otra persona, siento hacia ella cierto sentimiento de simpatía… Es lo que me pasa con el señor Ruiz Giménez. Según lo que dijo, hace exactamente dos meses, hay quien le llama “ingenuo”. No por haberse dejado canjear, cuando tan ricamente estaba en zona roja, donde, si hubiera querido, hubiera podido buscar al camarada Carrillo que andaba limpiando de fascistas calles y cárceles, y haber iniciado, con 40 años de anticipación la actual colaboración en la Junta de Convergencia o como se llame, si es que al camarada Carrillo no le daba por llevarle a su cementerio particular de Paracuellos del Jarama y pegarle un tiro en la nuca, con lo que tendríamos un nombre más en el glorioso martirologio cristiano de la persecución roja y un “ingenuo” menos repartiendo bendiciones por la política nacional.
Ruiz-Giménez no cometió, entonces, la ingenuidad de ponerse al alcance de la pistola de su distinguido amigo el señor Carrillo. Tampoco hay que considerarle “ingenuo” por haber sido después oficial del Ejército de Franco, puesto que, como él mismo nos ha dicho, no pegó un tiro en el frente (exactamente igual que lo que dice Líster de Carrillo, lo que nos pone en la pista de ciertas afinidades electivas, pues no todo van a ser tiros en la nuca, por un lado, y golpes de pecho, por otro).
Tampoco es motivo para considerar “ingenuo” a Ruiz-Giménez que se dejara nombrar embajador de España en el Vaticano en tiempos del Papa Pío XII, hoy llamado “ultra” por los progres que aplauden y apoyan al señor Ruiz-Giménez. Como no lo es que luego se dejara nombrar ministro, y delegado nacional en el Movimiento y hasta se pusiera camisa azul y levantara el brazo para cantar el “Cara al Sol”. No, nada de eso es prueba de ingenuidad. La ingenuidad, repetimos, hubiera sido que en zona roja, en vez de refugiarse en una Embajada, el señor Ruiz-Giménez hubiera salido a la calle con camisa azul o con un escapulario de la Milagrosa sobre la chaqueta, en busca de Carrillo, para proponerle un pacto con los cristiano-demócratas que le permitiera sustituir el régimen marxista por otro parlamentario de inspiración cristiana.
Si a Ruiz-Giménez le llaman “ingenuo” -nos lo ha dicho él mismo-, es por hacer ahora lo que no hizo entonces, “por dialogar con el Partido Comunista”. Dialogar y algo más, porque cuando se forma parte de un mismo organismo político hay derecho a pensar en una colaboración, además de un diálogo. Lástima que no intentara iniciarlo en zona roja… Pero no seamos malos.
Esta declaración de ingenuidad la hizo el señor Ruiz-Giménez en un acto celebrado en la Universidad Autónoma de Madrid, el 18 de febrero de 1976, en compañía del miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista de Carrillo, señor Sánchez Montero y del miembro del Partido Socialista llamado “obrero” (porque, como todo el mundo sabe, está dirigido por abogados), don Pablo Castellano…
Juan Nuevo
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