Revista FUERZA NUEVA, nº 489, 22-May-1976
Puntualizaciones sobre Montejurra
Sin ánimo alguno de polemizar, con absoluta objetividad sobre los hechos, sin parcialismo político alguno, hemos de levantar nuestra indignada voz ante las demagogias y ante las parciales e inexactas informaciones que, sobre lo que allí desgraciadamente ocurrió, han sido publicadas en la mayoría de la prensa, radio y TVE.
En primer lugar, decir que si el señor ministro de la Gobernación [Fraga Iribarne] ha afirmado que él asumía todas las responsabilidades por lo que allí ocurrió”, es tanto como una confesión de parte de que efectivamente “algo ocurrió” de lo que el ministro puede responsabilizarse. Y creemos que efectivamente “sí” hay algo de lo que el Gobierno puede culparse.
En primer lugar, de dar órdenes, pues de otro modo no se entiende la pasividad de la Fuerza Pública, de que ésta no interviniese “pasase lo que pasase”, cuando todo el mundo sabía que “algo tendría que pasar” cuando se enfrentasen grupos tan antagónicos como los tradicionalistas que siguen fieles al lema de “Dios, Patria y Rey” y gritan “Viva España” y “Viva Cristo Rey” y que son fieles al Estado nacido del 18 de Julio y tienen por enseñas la bandera española y la blanca con las aspas de San Andrés… y sus enemigos, los llamados carlohuguistas socialistas, que han traicionado las puras esencias del tradicionalismo, son aliados del marxismo, odian al Movimiento Nacional, ofenden al rey Juan Carlos y portan en sus manifestaciones banderas antiespañolas y rojas.
Y decimos pasividad ordenada porque de otro modo no se comprende cómo la Fuerza Pública no intervino tajantemente cuando se vio que no se permitía entrar, mediante la agresión y la violencia, en el santuario de Irache a un grupo de tradicionalistas que llevaban al frente la bandera de España, por parte de una turba de gentes que portaban armas, estacas y piedras y enarbolaban, entre otras subversivas, la bandera de ETA, dando lugar al penoso incidente del disparo, que, sin entrar en otras consideraciones (que ahora competen a la Justicia), bien pudiera ser causa de una reacción lógica de legítima defensa ante el ataque de un grupo violento y armado de palos y piedras, cadenas de bicicleta y barras de hierro.
Como no entendemos que no se impidiese subir al Vía Crucis, después de lo ocurrido, a una masa de más de 1.500 personas que, a simple vista sólo tenía de carlista una ínfima minoría, pues estaba compuesta de gentes bien conocidas en toda alteración de orden público en estos últimos tiempos en Navarra, que en su mayoría ni siquiera llevaba la boina roja –ninguno de los dos muertos era carlista- y que portaban –al menos los que rodeaban a María Teresa e Irene de Borbón Parma-pistolas y diversos objetos agresivos y contundentes. De una masa que, perfectamente encuadrada llevaba banderas de ETA, del PNV, del Polisario, del Partido Comunista, de Cataluña, etc., pero ninguna “española”, mientras marchaban a los gritos de “Carlos Hugo, libertad”, “Carlos Hugo, amnistía”, “pueblo unido jamás será vencido”, a la par que insultaba soezmente a la memoria de Franco y al Rey Juan Carlos.
Todo ello, mientras al avanzar –dicha masa- hacia la cumbre, quemaba periódicos nacionales, agredía con palos y de palabra a quienes se encontraban al paso… que no tenían distintivos “democráticos”, y portaba pistolas, como ha demostrado “La Gaceta del Norte” con documentos gráficos.
De esto podemos dar fe. No de lo que pudo suceder en la cumbre, porque no estuvimos allí…
Creemos por tanto, que efectivamente, hay que aclarar muchas cosas y pedir responsabilidades, pero no sólo a los que por circunstancia anecdótica fueron protagonistas, sino más arriba, a la autoridad gubernativa, y, sobre todo, no salir con la fácil y cómoda frase, expresada por el ministro, señor Fraga, de que “no podemos consentir que personajillos extranjeros vengan a perturbar nuestra paz”, refiriéndose a Carlos Hugo y Sixto de Borbón Parma, cuando nada ha dicho, ni ninguna medida ha tomado ni toma, contra tantos extranjeros auténticamente indeseables que vienen a los congresos –el de la UGT es solo un ejemplo- o reuniones ilegales, pero “toleradas”, en donde se insulta a España, se fomenta el revanchismo, se ataca a nuestras Fuerzas Armadas y se anima a la acción de odio y venganza. Y así, hasta nombrar a “tribunales populares” y “responsabilidades criminales”, como futuro posible para aquellos españoles que han servido lealmente al Estado español nacido el 18 de Julio de 1936, cuyos fundamentos legales aún están vigentes a todos los efectos.
Ramón de Tolosa
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