Revista FUERZA NUEVA, nº 498, 24-Jul-1976
Declaración programática
Con la colaboración tácita o expresa, con la anuencia concreta o la pasividad permisiva de personas y estamentos que jamás pudiéramos haber pensado lo harían el Gobierno Suárez, con su declaración programática, acaba de dar el cerrojazo final al Régimen del 18 de Julio, al Estado nacido del Alzamiento Nacional. Se acaba de poner punto final, al menos desde el Poder, a más de cuarenta años de dignidad y defensa de la unidad entre los hombres, las clases y las tierras de la Patria, que todo esto significaba el Movimiento Nacional.
Y se ha hecho –dicen oficialmente- atendiendo “a los deseos reiteradamente expresados por las fuerzas políticas y sociales”, que, para el Gobierno, deben ser en exclusiva aquellas fuerzas que hasta ahora han sido enemigas del Estado y que han actuado dentro y fuera de nuestras fronteras en permanente ataque a las instituciones y a la legalidad constitucional. Deben ser las fuerzas que han propiciado el terrorismo, las que piden la desmembración de la nación, las que en momentos graves para España han actuado en el exterior en contra de ella, con acción y presiones claramente antipatrióticas al margen de cualquier intencionalidad política honorable. Deben ser los grupos minoritarios que sólo tienen como base el poder de las multinacionales o aquellos grupos marxistas que arrastran tras de sí una larga historia de delitos de sangre, desunión y caos, aún frescos en la memoria del pueblo español.
Nada debe contar, por tanto, el sacrificio de una generación salvadora, con miles y miles de caídos, que hicieron posible la Victoria del 1 de abril de 1939, que impidió el suicidio de España y su entrega al internacionalismo marxista o capitalista. Nada debe significar para el Gobierno la voluntad de una mayoría de españoles fieles a los ideales del 18 de Julio a quienes se les ignora ya por completo, aun cuando los que hoy mandan hayan hecho su carrera política dentro de unas supuestas fidelidades al Movimiento Nacional…
En cuanto al texto en sí de la declaración gubernamental, nos parece la más clara entrega a la oposición, la expresión de una voluntad de dar el Poder a quienes hasta hoy se han declarado abiertamente enemigos del Estado. Es el manifiesto público de una decisión tomada de legalizar el internacionalismo marxista y sus aliados, con el riesgo de una acción futura de conquista del Poder, que, ¡ténganlo bien presente quienes ahora, asépticamente, no han tomado partido impidiendo todo esto!, podría llevar a la gobernación del país, en días no lejanos, tal vez a Santiago Carrillo, como presidente…
Se nos dirá que hacemos demagogia, que somos una manifestación “bunqueriana” y que solo se ha dado el paso libre a la democratización del país, en donde todos podemos jugar políticamente de acuerdo con nuestra probada madurez política y en donde el futuro está asegurado en la línea de la reconciliación nacional y la concordia, ya que queda desterrado el odio, la revancha y el rencor por parte de los ilegales hasta hoy. Que. A excepción de los “fascistas”, todos los españoles somos buenos, altruistas y benéficos.
Creemos que esto nadie, de verdad, se lo cree; pero si desde las más altas cumbres del Poder se acepta esta versión engañosa, sólo basta conocer los informes de los servicios de información, las realidades (no hechas públicas) de las tenidas de los grupos marxistas, de las decisiones adoptadas, “cuando llegue el triunfo”, de los distintos grupos hasta ahora de la oposición al sistema. Todo ello de fácil comprobación e innegable autenticidad, sin contar con algo bien importante en la vida y gobernación de los pueblos: las lecciones de la Historia.
Ramón de Tolosa
|
Marcadores