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Revista FUERZA NUEVA, nº 507, 25-Sept-1976

Los sepultureros

(...) Abriendo cualquier revista de bazofia entre desnudo y desnudo se intercalan declaraciones asombrosas de políticos para el futuro, que todo lo que son se lo deben en exclusiva a Franco. Esta desfachatez se ha puesto de moda y no hay quien la pare. (...)

Entonces hay que preguntarse con el mayor de los asombros qué les lleva a convertirse en los sepultureros del régimen que les dio medios para llegar a instalarse en una muelle y fulgurante posición. La actualidad más palpitante nos presenta el espectáculo bochornoso de un ministro de Relaciones Sindicales en amoroso contubernio con los dirigentes de CC.OO. y USO, uno de cuyos especímenes más grotescos, Marcelino Camacho, acaba de regresar de la URSS después de haber pasado por el visto bueno de Carrillo y La Pasionaria (...)

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Pero lo indignante es que el ministro don Enrique de la Mata Gorostizaga no tiene motivos ni despechos que saldar vengándose del régimen en el que lleva varios años en candelero a pesar de su juventud. Si mi memoria no me es infiel, ha ido escalando puestos de la mayor confianza, solvencia, prestigio y responsabilidad. Que recordemos, fue director general de la Cruz Roja, cargo en el que le dio posesión don Camilo Alonso Vega. Luego, ocupó un alto cargo en la Dirección General de Sanidad. Saltó después a director general de la Seguridad Social (...) amén de secretario del Consejo del Reino durante varios años, cargo en el que cesó para ser posteriormente ministro. (...)

Una se pregunta, atónita cómo es posible que sea él, precisamente, quien se disponga a dar el tiro de gracia, a enterrar definitivamente, a esa impresionante Organización Sindical que acabó con la lacra de la lucha de clases, la gran rémora que sufrió España en el siglo XIX y el primer tercio del XX.

Hemos leído con el mayor de los estupores que ha ido, domicilio a domicilio, a calmar resquemores, a disipar dudas. En prenda de paz y amor os entregamos el cadáver de la Organización Sindical, ha dicho, con otras palabras, a los sicarios de Moscú. Sólo les ha pedido una tregua de cuatro o cinco meses para ultimar los funerales y el entierro. Que no sabemos si la concederán, porque no hay nada que confiera más insolencia y fortaleza que la debilidad de los que gobiernan. La oposición se crece y lanza bravatas, cuando no amenazas. Es lógico. Ellos mismos, USO y CC. OO. han confirmado el crimen: “La Confederación Nacional de Sindicatos está muerta”. Y no por los enemigos. La han asesinado aquéllos que un día juraron defenderla, defendiendo los principios del Movimiento y las leyes Fundamentales del Reino, que aún, que yo sepa, continúan vigentes (1976). ¿Por cuánto tiempo?

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Esta es la historia, descrita en pocas palabras, de una de las más grandes vergüenzas que estamos viviendo. Ya lo dijo Alfonso Osorio en el Club Siglo XXI, su plataforma, su Hyde Park particular, allá por el mes de junio pasado, apenas hace dos meses y medio: “Creo que la estrategia para que la paz política sea posible comienza conjugando el verbo transigir”. Lo que no aclaró es que transigir, en su especial concepto, fuera pasarse con todas las armas, al enemigo.

Herminia C. DE VILLENA