Revista FUERZA NUEVA, nº 508, 2-Oct-1976
LOS ESPAÑOLES NO SOMOS IDIOTAS, DE VERDAD
ANTE la avalancha de noticias confusas que el español medio recibe diariamente a la hora del desayuno o del telediario, su actitud no puede ser sino de alarma. Según una reciente encuesta, dos tercios de la población se muestran como apolíticos. Pero debe precisarse este concepto. Si más de la mitad de los españoles no militan ni piensan en un grupo concreto, ello no significa que todo les sea indiferente. Por el contrarío, a quienes nunca les interesó el tema, ahora les importa, pero como motivo de preocupación.
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El hombre de la calle no se priva de comentar, de enjuiciar y de criticar. Y un comentario destaca entre todos: desde la desaparición del almirante Carrero, la política española ha perdido seriedad, proceso agravado con la muerte del Generalísimo, «degradado» a general por los servicios informativos de Televisión Española o por quien sea responsable del guión en dichos programas. Esta última es una noticia particularmente sintomática. Si Franco fue Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, se convierte en “general” por obra y gracia de RTVE. Es comprensible que desde Prado del Rey intenten lavarnos el cerebro a todos los españoles, y así lograr que el futuro sólo sea a gusto de una minoría liberal, pero lo que no puede hacerse es pretender cambiar la historia. Más limpia me parece la trayectoria de «Le Monde», por ejemplo, que, habiéndose referido siempre a Franco como general, no va ahora a reconocerle una superior categoría, y sobre todo distinguiéndose ese diario por su invariable postura antirrégimen.
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Otra noticia alarmante para la población española es el desmantelamiento próximo de los Sindicatos. Tan alarmante es, que el propio ministro ha tenido que negarla diciendo que ni se venden ni se subastan. ¿Pero es que quienes hacen estas declaraciones creen acaso que los españoles somos idiotas? ¿Es que van a subsistir los Sindicatos actuales, únicos y no ligados a los partidos, cuando la propia autoridad conversa con representantes de los ilegales? La buena voluntad del español no significa su ceguera ni su falta de sentido común.
¿Y los grupos terroristas haciendo su presentación en Madrid, después de tantos crímenes y violencias? ¿Cómo se compagina todo esto con las declaraciones del señor ministro de la Gobernación en la Comisaría de Policía de Vitoria, según las cuales la calle no puede ser patrimonio de quienes desean la violencia?
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Hace algunos años, cuando sólo ciertas revistas para minorías hablaban de apertura y de partidos políticos —dichas publicaciones siguen siendo para minorías y lo serán siempre—, la política del Régimen podría ser más o menos desacertada, nadie lo duda. La actual, en sus medidas concretas, también podrá serlo. Mas lo que nunca se había visto es que cada mañana se produzca un sobresalto informativo, que aquí se diga una cosa y allí otra, que lo declarado un día se desmienta al siguiente. Ahora resulta que el proyecto de reforma política disgusta a los partidos marxistas. Pues nada, a elaborar otro a ver si hay suerte y le dan el visto bueno los señores Carrillo, Tierno y González, que, por cierto, hacen lo que les da la real gana. Los actos para el próximo 20 de noviembre disgustarán sin duda a la izquierda o Frente Popular y a la derecha liberal. Habrá que establecer un sistema de instancias dirigidas a la Secretaría de Coordinación Democrática cada vez que los españoles deseemos expresar algo. No debe olvidarse la correspondiente póliza de cinco pesetas a beneficio del Socorro Rojo Internacional.
Santiago MARTÍNEZ CAMPOS |
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