265



Revista FUERZA NUEVA, nº 508, 2-Oct-1976

“CATEGORÍA” POLÍTICA

AL leer el discurso o declaración del señor presidente Suárez —y aunque el comentario venga a destiempo— me dejó perplejo una inefable frase, por lo visto ya pronunciada anteriormente: «vamos a elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal».

No entiendo nada de política, ni tengo idea de cómo se gobierna o se desgobierna, pero, desde luego, no puedo explicarme cómo se puede elevar a categoría política normal todo el «caos» político y moral que se ve, se oye y se lee en plena calle todos los días y a todas horas. Porque lo que ya es normal en la calle son los robos, que se dan a millares; los atracos a mano armada; la inseguridad de salir por la noche; la interrupción del tráfico porque unos ciudadanos se manifiestan con cualquier excusa, instigados por unos profesionales de la subversión, magníficamente pagados, o porque realizan una huelga —la de Correos, por ejemplo, de estos días—, muchas veces salvaje y manipulada.

También son normales los ataques de palabra y obra a los miembros de las Fuerzas del Orden y la quema de la bandera nacional, como consecuencia de un separatismo feroz e insensato que está alentado por una prensa encanallada —a la que se permite escribir titulares como: Estudiante asesinado por la Guardia Civil—, cuya única obsesión parece ser la de conseguir una España hundida en la miseria y dividida en mil pedazos.

Todo ello animado por una desafinada orquesta de partidos políticos, mal llamados de oposición al Gobierno, pues más bien parece que son ellos los que mandan y el Gobierno quien se opone débilmente a ellos. Y completando el panorama, el toque de colorido de unas sucias fachadas, con letreros soeces, antipatrióticos y subversivos.

***

En cuanto a la moral cívica y decencia pública, también es perfectamente normal ver exhibidas en los quioscos, a la vista de grandes y chicos, las revistas que antes se llamaban del corazón y que ahora se llaman «de cama y adulterio», en donde aparecen perfectamente desnudas las que no sabemos si llamar artistas prostitutas o prostitutas artistas, pues hojeando estas revistas podemos leer, entre «pompis y pompis», profundas declaraciones de este tenor: «me horroriza dormir sola»; «me gusta cambiar de pareja cada noche», y otras referentes al orgasmo, que no me parece correcto referir.

Entonces, ¿se va a dar categoría política a todo «eso»? ¿Cómo? Autorizando tal vez la creación de partidos políticos tales como «Unión de Atracadores Democráticos», «Junta de Acción contra la Guardia Civil», «Partido de Pobres Asesinos Encarcelados Injustamente por Medio de Leyes Fascistas», y, naturalmente, no podía faltar «Confederación Internacional de Prostitutas» y «Agrupación de Homosexuales Reprimidos», etc.

***

Yo, como español mondo y lirondo, que sólo desea que le dejen trabajar para sacar adelante a su familia y, ¡ay!, poder pagar las contribuciones, me permito pedir humildemente a quien corresponda si es posible que al mismo tiempo que se eleva a categoría política este maremágnum se puede establecer un horario, a fin de tener alguna hora libre de peligro para poder salir a la calle las personas decentes, que también las hay. (...)

F. BALSALOBRE