No es muy largo, tan sólo 4 páginas, ocupando la cuarta la cita anteriormente reproducida. Por ende, ni los vocablos, ni la exposición en general serán del agrado de algunos foristas, aunque posiblemente sí del suyo.
Pero ese trabajo consiste en un comentario a algunos puntos de la llamada "Ley de Principios", pero no se toca el asunto que estábamos debatiendo: si ésta podía o no modificarse o derogarse al igual que el resto de las llamadas "Leyes Fundamentales".

Yo, por mi parte, sí que estaría totalmente de acuerdo, por ejemplo, con la afirmación que expresó, sobre este tema, el Profesor falangista Adolfo Muñoz Alonso, en una conferencia que realizó en Mayo de 1974, poco antes de su fallecimiento, y que fue reproducida por la Prensa del Movimiento:

Los Principios del Movimiento Nacional, mientras no se sometan a refrendo nacional con resultado negativo, es claro que son permanentes e inalterables. Por eso, cualquier ironía de teóricos del derecho político, o de liturgistas políticos del derecho divino, es fruncimiento ridículo, ya que la inalterabilidad que se declara es la propia de la política, sin que se politice el contenido trascendente de algunas de las verdades que expresan, ni se canonice el valor transeúnte de otros enunciados. Sencillamente, no se dejan al arbitrio de la Monarquía y su Gobierno, sino a la voluntad de los españoles.

Mediterráneo, 28 de Mayo de 1974, página 14 (Conferencia de Adolfo Muñoz Alonso (Mediterráneo, 28.05.1974).pdf).

Algo que yo escuché personalmente y sobre lo que puede usted preguntar directamente a quien fue el autor de la pregunta, el Sr. D. Jaime Alonso, hoy activo miembro de la FNFF y entonces Secretario General de FNT.
Yo no tengo ningún problema con Jaime Alonso, a quien tuve el placer de saludar en alguna de mis varias excursiones a la Fundación Nacional Francisco Franco para la consulta de su archivo digitalizado.

Ya dije que estoy completamente de acuerdo con la tesis principal sostenida por la FNFF acerca de los hechos (que no su valoración) aceptados y reconocidos en relación a Franco y su dictadura, y que el propio Jaime Alonso recordó, por ejemplo, en este artículo (en su primer párrafo, sobre todo).