Asunto: Una carta abierta al pueblo australiano



Por M. Oliver Heydorn


“Lo que vimos en la sala principal de la Junta de Winton Shire el viernes, simplemente desafiaba toda descripción: una habitación llena con cientos de refugiados quebrantados y magullados de nuestro propio país.”

Dr. David Pascoe


Muy recientemente, el Dr. David Pascoe, un cirujano veterinario de Queensland, Australia, ha sido noticia después de escribir una carta pública al pueblo australiano y publicarla en internet a través de los medios de comunicación social. En esa carta, que ahora ya se ha hecho viral, el Dr. Pascoe reprende a los bancos privados por el horrible trato que ellos han impuesto a los granjeros afligidos por la sequía en la parte noroeste del Estado. Se puede leer completo aquí: News - BASTARD BANKS - The Pickering Post o en la propia página de Facebook del Dr. Pascoe: https://www.facebook.com/OVHRepro.

De forma resumida, la situación es como sigue: las condiciones de sequía han hecho depreciar el valor de las tierras de cultivo y ciertos bancos australianos han tomado ventaja de esta situación con el fin de ejecutar las hipotecas sobre los granjeros que ahora ellos consideran que son riesgos inviables… aún cuando algunos de estos granjeros, como Charlie Phillot de 87 años (véase foto superior), nunca hasta la fecha había fallado un pago de la hipoteca. Debido a la extendida falta de consciencia en relación a los asuntos financieros, no resulta sorprendente que Charlie crea que lo que le ha ocurrido es por su propia culpa, ni que su banco, el banco ANZ, se haya asegurado de reforzar dicha errónea creencia. Para hacer las cosas peor, Pascoe sospecha que los granjeros han sido removidos de sus tierras para que así los bancos puedan entonces vender esas tierras a compañías mineras extranjeras o inversores chinos. Él describe lo que ha estado ocurriendo en términos de terrorismo corporativo: australianos ordinarios están siendo intimidados, amenazados y abusados para hacer llano el camino para las macroempresas. Algunos granjeros han perdido la propiedad que había estado en sus familias durante generaciones; otros han sido conducidos al suicidio.

Gracias en gran medida a la atención pública que la carta del Dr. Pascoe ha recibido (los medios de comunicación principales habían estado ignorando el asunto), parece que los bancos en cuestión están ahora moviéndose en el sentido de aliviar la carga sobre los granjeros… algún tanto. El banco AZN, sin duda preocupado por su imagen pública, ha puesto una moratoria de 12 meses sobre las ejecuciones hipotecarias. Tales respuestas son, como el propio Pascoe reconoce, sólo un comienzo. No proporcionan una solución última a las dificultades financieras que afrontan los granjeros; dificultades que persisten incluso en tiempos económicos relativamente “buenos” o en condiciones climáticas favorables.

En verdad, este último incidente no es sino una manifestación de un problema mucho más profundo y extenso con el actual sistema financiero. Hace casi un siglo, el ingeniero angloescocés Clifford Hugh Douglas (1879-1952), puso su dedo en el corazón del problema: el sistema bancario es hecho funcionar como un monopolio privado. Ese monopolio toma ventaja de una brecha endémica en la economía entre los precios de los bienes de consumo y los ingresos del consumidor, con el fin de transferir progresivamente la riqueza, los privilegios, y el poder en cada vez menos y menos manos. La escasez o deficiencia crónica de poder adquisitivo del consumidor ocasiona la contratación de deudas adicionales con el sistema bancario (la única fuente que puede proporcionarlas) así como hace difícil (si no imposible) a la gente el devolverlas. Douglas subrayó además que la única verdadera solución a este problema consistía en una reforma radical del sistema monetario. La recurrente brecha macroeconómica debe ser cubierta con dinero nuevo, que sería creado libre de deuda y distribuido equitativamente a los ciudadanos individuales. La transformación de la sociedad en una gigante cooperativa de reparto de beneficios restauraría simultáneamente un equilibrio real o auto-liquidante al flujo circular. Las presiones financieras artificiales serían eliminadas y la gente podría respirar libremente otra vez.

Si los australianos como el buen Dr. Pascoe quieren resolver el problema de una vez por todas, no sólo para los granjeros, sino para todo el pueblo de Australia, necesitan traer a la mesa públicamente a los bancos privados y al gobierno y decirles en términos inequívocos que de ahora en adelante el sistema bancario en Australia debe operar a favor del bien común de cada ciudadano; es decir, debe operar en conformidad con los principios del Crédito Social (siendo el Crédito Social el nombre dado a las ideas económicas, políticas y culturales de C. H. Douglas).

Agradecidamente, los australianos no necesitan empezar desde el principio cuándo venir a organizarse en la lucha para el establecimiento de la Comunidad de Crédito Social. The Australian League of Rights, fundado por el gran Eric Butler, ya fallecido, ha sido incansable en su promoción del Crédito Social durante muchas décadas. Los esfuerzos educativos y el activismo de base han producido muchos frutos, pero todavía ha de librarse la batalla final. Al sitio web de la Liga, que contiene una gran cantidad de información altamente relevante acerca de la causa y la cura de la disfunción social, puede accederse aquí: www.alor.org

Una breve introducción al Crédito Social: A brief outline of Social Credit

Véase también la entrevista de David Pascoe con la Australian Broadcasting Corporation: Bank anger - ABC News (Australian Broadcasting Corporation).

Fuente: CLIFFORD HUGH DOUGLAS INSTITUTE