Revista FUERZA NUEVA, nº 488, 15-May-1976
LA VICTORIA SIN ALAS
Se ha dicho estos días, de una manera muy discreta, sigilosa, como vergonzosamente, que el Día de la Victoria o el Desfile de la Victoria, puesto que desde hace muchos años cambió de fecha, va a ser sustituido por el Día o Desfile de las Fuerzas Armadas. Ni más ni menos.
La cosa parece inocua pero no lo es. Y no quisiera que nuestro Ejército cayera en la asechanza, porque es realmente una trampa política… Se va directamente, aunque con simulaciones y halagos a las Fuerzas Armadas, a hurtar el triunfo del 1 de abril de 1939. La más grande victoria del siglo, la gloria de una Cruzada. Olvidando la frase de Publio Sirio de que “vence mal el que se arrepiente de haber vencido”, se quiere escamotear la celebración de una fecha gloriosa… algunos políticos actuales pretenden convertir nuestra Victoria con alas… en la Victoria de Samotracia, deteriorada, mutilada, decapitada por la incuria o el afán destructor, accidental o deliberado, a fin de reducirla a una ruina del pasado…
La suplantación de la Victoria y su desfile conmemorativo no es sólo expresión de un deseo de acabar con el significado y recuerdo de una Guerra de Liberación o Cruzada, sino que va directamente contra el Ejército, contra la misma naturaleza castrense, como acto inmerso en esa campaña subversiva antimilitar. Porque saben que el Ejército es la Historia hecha permanencia. Se quiere borrar todo lo que la milicia puede alentar en una institución o una efemérides, como se ha hecho en la liturgia al sustituir “Dios de los Ejércitos” por “Dios del Universo”. Y para cavar con el prestigio de un Ejército hay que empezar por irle hurtando sus victorias, desfigurándolas, falseándolas o subvirtiéndolas, cuando no borrarlas, absolutamente. Esa es la intención.
EL DIRECTOR
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