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Revista FUERZA NUEVA, nº 490, 29-May-1976

Aula de Fuerza Nueva

Fernández de la Cigoña (“La hora de los seglares”)

El pasado miércoles 19 de mayo, Francisco José Fernández de la Cigoña habló en el Aula de FUERZA NUEVA sobre “La hora de los seglares” …

Presentó Luis Fernández Villamea, que glosó la figura del conferenciante y recordó su condición de secretario de la Unión Seglar de Madrid Nuestra Señora de la Almudena, y las múltiples conferencias y escritos que en toda España y en diversas publicaciones avalaban el nombre del invitado.

Comenzó hablando de la figura de los seglares que “siempre tuvieron un papel en la Iglesia”, y recordó nombres que, sin haber vestido hábitos, habían dejado una huella profunda. Hoy se ven las cosas de distinta manera: “llamar a esta liquidación por derribo un nuevo Pentecostés es, además de una mentira, una blasfemia contra la Tercera persona de la Santísima Trinidad”. “Hoy se advierte por doquier que es verdaderamente una grave crisis de la Iglesia y no la aurora de unos días mejores que no se adivinan por ninguna parte”, afirmó.

Y el sentido religioso del seglar se llevó hasta la misma guerra: “así fueron nuestras últimas guerras verdaderas cruzadas religiosas”. Refiriéndose en concreto a nuestra Cruzada, dijo: “Digan lo que digan los prestidigitadores de la historia, el Alzamiento de 1936 no fue una guerra de la oligarquía militar capitalista contra el pueblo (…) era la lucha de la España con fe contra la España sin Dios lo que se dilucidaba”. Y añadió: “Si aquello no fue un martirio, es que nunca ha habido mártires en el mundo”, frase que obtuvo un fuerte aplauso de todos los asistentes.

Francisco José Fernández de la Cigoña indicó que si había recordado guerras y tantos hechos pasados era porque hoy “hay que volver la vista a los héroes y los santos para no contagiarnos de la inmundicia ambiente y para saber dónde está el norte que ha de guiar nuestros pasos” …

El conferenciante citó, en el curso de su exposición, a diversos poetas en relación con el asunto de que iba hablando, recordando también algunos textos de Menéndez Pelayo: “España, evangelizadora de la mitad del orbe España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vectores o de los reyes de taifas”.

Hablando de la reconciliación, mencionó a la Asamblea Conjunta y acabó diciendo que “es inexplicable que, así como se venera a los innumerables mártires de Zaragoza, no podamos hacer todavía lo mismo con los que, moleste a quien moleste, son en toda justicia, y algún día lo serán oficialmente, los innumerables mártires de la España de 1936”.

¿De qué tiene hambre y sed nuestra España?, se preguntó Fernández de la Cigoña. “Hoy la sed y el hambre son sobre todo del alma prisionera del materialismo, ahogada por el aire irrespirable del pecado y la desesperación”…

Un fuerte aplauso cerró el acto que presidía, como siempre, Blas Piñar.

J. B.