Revista FUERZA NUEVA, nº 490, 29-May-1976
CAMBIO CONSTITUCIONAL ¿POR QUÉ?
Nuestra ordenación jurídica vigente, decantada en años de fecunda y fina tarea, es hoy una de las más justas y nobles que pueda presentar el mundo. Hay numerosos trabajos científicos y actuales al respecto. Y medítese, por ejemplo, a la luz de la “Octogésima Adveniens” [Pablo VI, 1971].
Nuestra ordenación jurídica es moderna y de probada eficacia en toda línea de progreso real: económico, político y social. Y porque además nuestro Estado no vendió jamás hasta la fecha, a la sonrisa europea, ni un ápice de nuestra soberanía nacional.
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El “espíritu del 12 de febrero” [1974] y su pretendido reformismo en marcha es, todo él, exótico y advenedizo, carente de toda consistencia jurídica y doctrinal, plegado a bastardos intereses extranjeros. Se pretende sustituir gratuitamente nuestro Estado por las falsas y archifracasadas fórmulas decimonónicas de una Europa decadente y en plena descomposición. ¿Dónde están la fundamentación doctrinal, la lógica y la legitimidad para tal? ¿Estará acaso en ese concepto prosaico que llama Mercado Común, o en algún ilusorio repertorio de “progresos” que de ello nos pudiera derivar? Tremenda y vana ilusión.
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En la hora de hoy mismo, las internacionales marxistas, masónicas y capitalistas compiten afanosamente con nuestros oportunistas de turno, en nuestra pronta liquidación y esclavización. El Gobierno -¿o desgobierno?- se equivoca: nos lleva por caminos que conducen a la almoneda española, a la disgregación, al caos. Se comete una gran traición a la verdad y a España. El reformismo en marcha, en sus ya anunciados términos, es una suplantación de legitimidad, un fraude jurídico y un salto político sobre el vacío, que nos conduce al caos. La misma institución monárquica queda sobre un vacío de legitimidad y jurídico, en riesgo muy próximo de desaparecer. Todo esto lo trata científicamente Zafra Valverde en su escrito del 8 de mayo en “El Pensamiento Navarro”. Y todo esto, ¿para qué?
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La causa de España continúa siendo heroica: con el respaldo doctrinal más potente o fino que pueda conocer la Historia. Por eso es justa. Por eso no resulta sometible al subjetivismo incondicionado de las gentes o al sufragismo rousseauniano clásico.
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Acaso el pensar cabal no tenga más porvenir que las fieras. Morir sin prevaricar es su retribución correcta. El momento es extraordinariamente difícil. Sobran políticos e “intelectuales” del consabido pelaje convencional, sobrados de palabras y carentes de convicciones sólidas. Precisamos mucha inteligencia con muchísima firmeza: esa honrada y abnegada sólo en merecer algún honor. En la hora presente, la última esperanza española de ámbito humano se circunscribe en nuestro Ejército español. ¿Mantendrá entera la cabeza frente al enorme lavado de cerebro?
Juan Manuel LOMBERA RIVERO
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