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… Revista FUERZA NUEVA, nº 498, 24-Jul-1976
Manifestaciones
Escribe “Arriba” sobre las manifestaciones que en la primera mitad de julio se realizaron, autorizadas unas, a la brava otras, sobre el tema de la amnistía, y plantea la cuestión de esta manera: “Se trata, por lo demás, de un derecho reconocido en todo el mundo libre, al que, para su ejercicio en España –con un pueblo que nos hemos hartado de calificar como mayor de edad-, no se pueden oponer ni grandes ni pequeños argumentos: ha de poderse ejercitar siempre que su fin no sea la violencia”.
Sin embargo, en el mes de mayo se pidió autorización para realizar en Madrid una manifestación en homenaje a Franco Revista ‘Fuerza Nueva’: de la muerte de Franco a la Constitución (1975-78) , con ocasión de los seis meses de su fallecimiento, y fue denegada. Entonces no vimos que ciertos periódicos, que ahora con tanto énfasis defienden el derecho a manifestarse por la amnistía, reclamaran igual derecho para quienes querían hacer patente su fe en los ideales del 18 de Julio que Franco representa. La distinta reacción de tales periódicos puede condensarse en la siguiente fórmula:
Manifestación de amnistía, sí.
Manifestación de Franco, no.
Si, como nos enseñaron cuando estudiábamos matemáticas, tachamos los términos comunes, el resultado es el siguiente:
AMNISTÍA, SÍ.
FRANCO, NO.
Cualquier día lo veremos coreado en una de esas manifestaciones que, según opina “Arriba”, son un derecho, siempre que “su fin no sea la violencia”.
Puede que la violencia venga luego. Pero esa es otra historia.
El dinero de la huelga
Unas señoras, esposas de detenidos por los sucesos de Vitoria, manifestaron en Madrid que era falso que sus maridos hubieran recibido dinero del extranjero para sostener la huelga. En cambio, señalaron, según declaraciones que recogieron los periódicos, que habían contribuido a las “cajas de resistencia”: el Obispado, con 90.000 ptas.; la Diputación Foral, con 100.000; el Ayuntamiento, con 15.000, y las Cajas de Ahorro, con 50.000.
La declaración resultó tan escandalosa, que en seguida se produjo una rectificación o, mejor, una aclaración. Según Cáritas Diocesana de Vitoria (ya está Cáritas otra vez en danza), las cantidades que organismos oficiales de Álava y Vizcaya ofrecieron durante las jornadas de huelga no estuvieron destinadas a las “cajas de resistencia” de la misma, sino a una cuestación organizada por Cáritas Diocesana para atender a situaciones dramáticas originadas por la huelga. “Con aquel dinero –se dice- quedaron resueltos problemas de simple subsistencia de muchas familias de parados”.
Resulta, según esta aclaración, que ni Cáritas ni los organismos que le dieron dinero ayudaron a las “cajas de resistencia” de la huelga. Pero la distinción parece más de forma que de fondo. Porque, ¿cuál fue la finalidad de la cuestación de Cáritas? Resolver los problemas de subsistencia de muchas familias de huelguistas. ¿Cuál es la finalidad de las “cajas de resistencia” de la huelga? La misma. Si los resultados son iguales, poco importa que la vía del dinero haya sido, orgánicamente, distinta.
Partido Comunista (P.C.); Juan Rejano (P. C.) …
Antiguamente los jesuitas unían siempre a su nombre las siglas S. J. (“Societatis Jesu”), que marcaban su pertenencia a la Compañía de Jesús. Ahora, a muchos jesuitas no se les distingue ni por la firma (de la que han suprimido las iniciales) ni por el hábito, que del “clergyman” ha pasado al “paisano” más vulgar, ni siquiera por el “estilo”, del que, entre otras cosas, la obediencia ignaciana, característica de la Orden, ha pasado a mejor vida.
Pero no es de los jesuitas de quienes vamos a hablar, por mucho que el cariño que tenemos a la Orden que fundó San Ignacio nos incline a hacerlo, sino de la conveniencia de que, como hacían antes todos los jesuitas, junto al nombre de los comunistas se pusiera las siglas P. C., para identificarlos.
Hace unos días ha muerto en Méjico Juan Rejano. En España prácticamente nadie le conocía, pero atentos comentaristas se han encargado de decirnos que se trataba de “uno de los grandes poetas españoles lanzados por la guerra a la diáspora del exilio”. Sin embargo, nadie se ha preocupado de añadir que era comunista y había sido miembro del Comité Central del Partido Comunista. Podrá alegarse que ello nada tiene que ver con su actividad poética, si no fuera porque el totalitarismo comunista obliga a sus militantes a poner al servicio del Partido todas sus actividades, sin que las artísticas queden liberadas de la obligación. No es, por tanto, ajeno al conocimiento de la personalidad de un poeta el dato de su militancia en el P. C., sino fundamental para entenderla, salvo que se crea que la afiliación perjudica la aceptación de la mercancía.
En evitación de dudas, y para el mejor servicio de los españoles, que tienen derecho a saber quién es quién en la vida nacional y lo que cada uno significa, igual en literatura que en arte, que en los sindicatos, que en la prensa, que en la política, sugerimos que junto al nombre de cada miembro del Partido se añadan las siglas P. C.
La identificación sería fácil y muchas cosas que parecen oscuras comenzarían a entenderse. Y ellos, si son comunistas sinceros, tan orgullosos.
Juan Nuevo
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