Veo que haces mucho énfasis en el factor raza ¿Podría un negro ser culturalmente sueco? En mi opinión sí es posible, aunque esta afirmación parezca toda una aberración. No creo que la cultura se lleve en los genes y que necesariamente un individuo perteneciente a una raza deba tener una cultura específica asignada. El problema que entraña el enfatizar el color de la piel es que se cierra las puertas a individuos no pertenecientes a una raza específica a un proceso de integración cultural. La mujer que describes es una mujer que ha pasado la mayor parte de su vida en suelo sueco y bajo la crianza de personas suecas, que me imagino la cultura que le han podido transmitir es la propia, haciéndose imposible la familiarización de la mujer en cuestión con otras culturas; no obstante, en virtud de la pigmentación de su piel se le impide equipararse a un sueco, se le niega su estatus de sueca, sigue siendo una extranjera. Si los nórdicos no estuviesen tan obsesionados por la raza, probablemente esta persona se integraría completamente en su sociedad y no tendría que ser vista como amenaza a la cultura sueca, pues esta última sería algo que dicha persona haría suya. De ser así, no habría necesidad de ser xenófobo, pues ya no estarías ante un extranjero que vendría a desintegrar la cultura nacional. Es por ello que el racismo es sumamente peligroso, pues ve como amenaza a alguien que podría ser integrado culturalmente y formar parte de esa sociedad. Eso es lo que sucede cuando se está muy interesado en la pureza de raza que, dicho sea de paso, no sé si realmente existe.
Me es más preferible la postura que los latinos hemos tenido históricamente, desde los romanos. La poca importancia que se puso en la raza hizo posible que el Imperio Romano tuviera tanto éxito, en tanto que logró romanizar a todos los pueblos dominados. Lo mismo hizo España en América que reconoció los matrimonios entre españoles e indios como legítimos, siendo los hijos que resultaban de dichas uniones también legítimos. La raza no fue un obstáculo para la hispanización de América y esto tuvo consecuencias sumamente positivas que hasta James Bryce en su obra "South America" ha reconocido. El mencionado autor sostiene que la carencia de racismo en portugueses y españoles hizo posible que problemas de segregación racional no se dieran en Hispanoamérica, problemas que fueron superados en Estados Unidos hasta la segunda mitad del siglo XX.
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