Buenos días compañero.
Cuando digo que una Castilla unida intimida, me estoy refiriendo, básicamente, a los secesionistas, que pretenden ningunear, empequeñecer y cuestionar Castilla porque así se ven más libres para cometer sus abyectas acciones. Sin ir más lejos, observo que algún que otro forero es adepto de las teorías de Anselmo Carretero; se cuenta que este personaje y su padre adoptaron sus teorías territoriales durante su exilio en méxico, donde entablaron contacto con separatistas catalanes y vascos que les influyeron para defender una Castilla menor a la histórica. Vamos que no me refería a usted en concreto.
Menciona ud. la territorialidad de la Corona de Castilla, formada por varios reinos -León, Galicia, Castilla, Sevilla, Córdoba, etc.-, y sí, en teoría, entre estos reinos, se hallaba el reino de Toledo, cuya territorialidad aproximada coincidía con la del Arzobispado de Toledo y el Obispado de Cuenca; a grandes rasgos, lo que hemos llamado Castilla la Nueva hasta el desastre de las autonomías. Bien; este supuesto reino era el único de todos los reinos de la Corona de Castilla que jamás contó con instituciones propias, mientras el resto de reinos contaba con su propio Adelantamiento Mayor. El reino de Toledo estaba supeditado al Adelantamiento Mayor de Castilla, y de hecho conocida es la disputa entre Toledo y Burgos por su primacía en las Cortes Castellanas, resuelta por el Rey Sabio, haciendo honor a su apelativo. El reino de Toledo no es más que una titulación nominal, idéntica a la del portugués reino de Los Algarves. Era un título que daba categoría, dada la importancia de la ciudad de Toledo en la Hispania Visigoda y el ideal de Restauratio Hispaniae que mueve la Reconquista. Toledo y su reino -Castilla la Nueva- no son otra cosa que Castilla. Ya en el siglo XII se menciona a Toledo como ciudad castellana; no es casualidad tampoco que el más antiguo vestigio heráldico de Castilla se halle en Toledo también. Llegados a este punto, pretender que Castilla la Nueva es a Castilla la Vieja lo mismo que Murcia es un tanto atrevido.El Reino de Toledo o simplemente Toledo (Castilla-La Mancha), tiene una cultura muy arraigada a Castilla, sin duda tiene muchas raíces de ésta, como se pueden ver en las tradiciones locales y por ejemplo en la simbología como en los pendones y escudos en las ferias y en semana santa. Conformaba las provincias de Toledo, Madrid, La Mancha, Cuenca y Guadalajara. Pero Toledo tiene una importancia muy grande para España y desde siempre (desde su creación hasta el Siglo XIX, más de 500 años) fue una realidad. Lo mismo se puede decir de Andalucía (Reino de Sevilla, Reino de Córdoba y Reino de Jaén), Reino de Granada (actuales provincias de Málaga, Granada y Almería) y Murcia, pero son regiones propias aunque dentro de la Corona de Castilla.
La idea de Extremadura aplicada, más o menos, al actual territorio que conocemos con ese nombre data del siglo XIV, aunque sólo como denominación geográfica. No es hasta mediados del siglo XVII que surge Extremadura como provincia del Antiguo Régimen, con fines meramente administrativos, ya que hasta ese entonces dependían de la provincia de Salamanca. Conozco bien la Extremadura oriental -tierras de Plasencia, Trujillo, Medellín y la Siberia- y si halla usted diferencias entre un abulense del Bajo Alberche y un verato le doy un premio. De la misma manera que no hay diferencia apreciable entre alguien de la Siberia y alguien de los Montes de Toledo -la Siberia fue parte de los Montes de Toledo, y con ello del alfoz de Toledo, hasta mediado el siglo XV-. Y con el occidente puedo decir lo mismo. Las tradiciones, el habla, la música tradicional y tantas otras cosas, no hallan fronteras entre Salamanca y Las Hurdes o la Sierra de Gata.Desconozco los motivos de la creación de Extremadura, pero nunca llevó título de Reino. Efectivamente, Extremadura se creó como resultado de las tierras conquistadas por León y Castilla durante la reconquista. Por lo visto si tienen una cultura propia y tradiciones locales y algunos abarcan hasta al norte de la provincia de Córdoba en Andalucía. Yo estoy a favor de Extremadura como hubo desde siempre.
Yo por mi parte no tengo nada en contra con que Extremadura, en el seno común de nuestra amada España, siga teniendo su lugar, pero dadas las circunstancias, si el día de mañana los extremeños de uno u otro lado de la Vía de la Plata desean retornar con León y Castilla, y ambas partes queremos, pues por qué no.
Del mismo modo tampoco hallo problema en la existencia de una Castilla la Vieja y una Castilla la Nueva, tal y como existen hoy Vascongadas y Navarra, que a pesar de ser una sola unidad histórico-cultural son dos regiones separadas; pero siempre manteniendo entre nosotros esos lazos históricos, culturales y afectivos que nos identifican como castellanos tanto a los de la Vieja como a los de la Nueva.
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